Ronald Johnson fue un poeta poco conocido hasta el final de su vida. Su trabajo admirado por un pequeño núcleo de fieles lectores. El mantenerse apartado del mainstream literario le permitió perseguir su visión poética sin el estorbo de la fama literaria y las expectativas que esta acarrea. Por el contrario, vivió su vida haciendo lo que los poetas han hecho por siglos: leyendo, escribiendo, caminando, y mirando.