4 minute read

COOPERATIVISMO

“El cooperativismo tiene que quitarse el complejo de inferioridad”

ESTEBAN MOMBLÁN, GERENTE DE GRUPO INTERÓLEO

Advertisement

Interóleo Picual Jaén, S.A. nace en 2009 por la inquietud de un grupo de productores que entienden que participar en una empresa de mayor dimensión y volumen, así como utilizar economías de escala, les puede generar una gestión más eficaz y eficiente de todas sus actividades, que si lo hiciesen enfrentándose de manera individual a los mercados actuales. Esteban Momblán, gerente de esta empresa, nos responde a algunas preguntas sobre el cooperativismo.

¿De dónde viene el cooperativismo y hacia dónde va?

El mundo cooperativo agroalimentario ha tenido distintos momentos a lo largo de su historia que han estado marcados cada uno de ellos por el “foco” en el que se centraba los esfuerzos del sector cooperativo. En las primeras décadas de mitad del siglo pasado las cooperativas tiene como centro de su actividad la recolección, elaboración o proceso productivo de aquellos productos que se cultivaba en sus zonas limítrofes. Posteriormente el foco de las cooperativas pasa a ser la prestación de servicios y atención a sus socios que permitan facilitar su actividad agrícola y posteriormente para fidelizar su pertenencia a la cooperativa y evitar la competencia industrial.

Con el cambio de siglo muchas cooperativas se dan cuenta de que el foco debe ser el “mercado” entendiendo este como la gran distribución organizada, la cual adquiere nuestros productos. Esto supuso que las cooperativas adaptaran sus procesos productivos y modos de trabajo a los requerimientos de la distribución moderna pero esto fue a cambio de un estrechamiento de los márgenes y la rentabilidad. En los últimos años el foco ha cambiado hacia el “consumidor final”. Ya que realmente este es quien adquiere los productos que elaboramos, intentando adaptarnos a sus gustos, necesidades y nuevas tendencias. todas las etapas o momentos y otras que se han especializado en alguna de ellas. Las más evolucionarias y por tanto las más resistentes a los nuevos cambios son las que su “foco” está puesto en los cuatro vértices: proceso de elaboración, socio, mercado-distribución, consumidor final.

¿Qué perspectivas tiene el cooperativismo?

En cuanto a las perspectivas del cooperativismo, no me cabe duda que son excepcionales a poco que se hagan las cosas bien. La pandemia actual y en los peores momentos de 2020 la agricultura, el mundo cooperativo y los alimentos se declararon actividad esencial y eran los productos

Cooperativismo

más vendidos de las primeras semanas. Destacando aquellos de carácter saludable, de calidad y de cercanía, características endógenas del producto cooperativo. En el subconsciente del consumidor y ante momentos de incluso miedo colectivo, se demostró que el producto cooperativo cumple y satisface los deseos y necesidades del consumidor. Ahora tenemos que conseguir que esto aflore en el día a día de los hábitos de compra.

¿Qué falta en el sector? ¿Cuál es punto fuerte del mismo?

Si hay algo que caracteriza al sector cooperativo es la “resiliencia”. Es decir la capacidad de afrontar y superar situaciones difíciles y mantener su actividad hasta en los momentos más duros. Los grandes fondos de inversión entraron hace un par de décadas en el sector agro con mucha fuerza. Pero su actividad está marcada por la rentabilidad esperada en base a la inversión realizada. Y no les tiembla el pulso en cambiar de cultivo o abandonar la actividad si las rentabilidades no aparecen. Frente a ello la agricultura tradicional y su organización en forma de cooperativas tienen la capacidad de aguantar épocas de crisis y precios bajos y por tanto no rentables durante largos periodos sin por ello abandonar su actividad. Esa resiliencia debe ser la palanca para adaptarnos a los nuevos tiempos de forma exitosa para permitir que la agricultura tradicional, pegada al terruño, sea la forma digna de vivir del sur de Europa.

Próximos retos a afrontar

Una agricultura moderna tecnológicamente hablando, eficiente en el uso de recursos, sostenible con su entorno medio ambiental y social y sobre todo responsable en la forma de hacer las cosas con todos sus grupos de interés.

Adaptarnos a los cambios disruptivos que se están produciendo tanto en la sociedad en general como en el consumidor y sus hábitos de alimentarse y comprar en particular. Son unos retos tremendos, que además se están produciendo muy rápido y las cooperativas primero deben identificar y luego asignar los recursos y conocimientos suficientes para afrontarlos y adaptarse.

Una familia monoparental, que es vegana, que no cocina, que realiza la compra sin ir al supermercado, que no paga con dinero físico y que además se preocupa por lo que compra. Este es un nuevo consumidor que el mundo cooperativo debe conocer y saber llegar a él.

Pero sin duda, el gran reto será alimentar a un nuevo mundo. Según las Naciones Unidas se espera que la población mundial aumente 2 mil millones de personas en los próximos 30 años, pasando de 7.700 millones de personas actuales a 9.700 millones de personas en 2050. Por tanto, supone que tenemos que alimentar a un 30% más de población sin posibilidad de aumentar la tierra cultivable.

Claramente lo que falta o más bien sobra en el sector cooperativo es quitarse el “complejo de inferioridad” ante la industria, los mercados y las propias AA.PP y organismos internacionales. Es necesaria una estrategia común de todo el sector cooperativo para poder enfrentarse a los retos del futuro en las mismas condiciones que la industria. Son necesarias estructuras fuertes en recursos y habilidades directivas de tal forma que se cree un lobbie cooperativo lo suficientemente potente para poder influir en las decisiones globales (políticas arancelarias, políticas comerciales, .........) así como para poder acceder al consumidor y explicarle las bondades del producto cooperativo y de nuestra actividad económica totalmente sostenible y que no esquilma los recursos existentes. Ambos retos hace muchos años que lo entiendió la industria.

El carácter pedigüeño y subvencionado que a veces transmitimos a la sociedad debemos cambiarlo.

This article is from: