

Suiza en moto eléctrica
Diario de viaje de Alicia Sornosa
On the road, Valais, © Alicia Sornosa

Textos e imágenes:
Concepto & Producción: Suiza
Redacción: Alicia Sornosa y Suiza Turismo
© Alicia Sornosa y Suiza Turismo
Turismo 2021
18 días | 17 noches
Julio 2021
A Suiza en una moto eléctrica.
3.589 km
Principalmente por carreteras secundarias
Soy Alicia Sornosa, periodista, escritora y moto-viajera. En 2011 salí a dar la vuelta al mundo sobre dos ruedas y desde entonces no he podido dejar de viajar y sorprenderme con el planeta tierra. Me gusta seguir descubriendo el mundo con mi moto y contarlo en mis redes sociales y mi blog. Preparo rutas para otros viajeros por los lugares que más me han llamado la atención y disfruto tanto de la gastronomía local, de las charlas improvisadas con otras personas, como de los paisajes.
Con mi último libro «Toda Aventura comienza con un Sí» pretendo motivar y quitar miedos del viaje en moto. Mi otro libro es una novela basada en mi vuelta al mundo «360 Grados». Descubrir la Gran Ruta de Suiza subida a una moto eléctrica ha sido una experiencia única y aquí narro todo los detalles.
La Gran Ruta de Suiza es un recorrido de 1.600 km preparado para vehículos eléctricos. a MySwitzerland.com/ grandtour
Periodista | Escritora | Conferenciante
@aliciasornosa a aliciasornosa.com

Alicia Sornosa
La Gran Ruta de Suiza «silenciosa» sobre dos ruedas.

















Suiza es un pequeño país lleno de gigantes picos nevados, interminables lagos azules, ruidosas cascadas e infinitas vistas. El país de Heidi, lleno de curvas de asfalto impecable, con una infraestructura perfecta para los vehículos eléctricos que invita a rodar y rodar en perfecto silencio. ¿Pequeño he escrito? Suiza es en un país infinito.
A Suiza he viajado muchas veces, casi he rozado con las manos sus picos nevados desde el avión. He disfrutado en el invierno de las mejores estaciones de esquí, de una nieve perfecta para la práctica de mis deportes favoritos. He calentado el cuerpo con una fondue o un buen chocolate caliente en algún refugio de sus montañas y he respirado el aire más frío y puro de sus cumbres.

La Gran Ruta de Suiza cuenta con más de 320 puntos de carga para recorrerla sin contaminar y en el silencio que regalan los vehículos eléctricos.
Mapa al completo de la Gran Ruta de Suiza.
Pero Suiza también tiene verano, prados llenos de flores, vacas felices pastando, neveros, torrentes, lagos y cascadas. Suiza también es historia, con 12 lugares Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, 2 Reservas de la Biosfera, viñedos y una gastronomía diversa. Suiza es un país con diferentes gentes y culturas diferenciados en cantones, que se unieron en un momento de la historia, para comerciar entre las dos Europas. Suiza es infinita, pero puedes conocer este país gracias a su Gran Ruta por carreteras secundarias de 1.600 km.
Y si sigues leyendo estoy segura que este viaje en dos motos eléctricas te va a inspirar para sacar la tuya del garaje o alquilar un vehículo eléctrico y rodar por el país helvético, disfrutando

de sus curvas, un perfecto asfalto y unos paisajes que impactan a cualquier viajero.
¿Arrancamos?
Este es el tramo de la Gran Ruta que hemos hecho en moto eléctrica.

Una moto ZERO SR/S por el puerto de San Bernardino, © moppetfoto.de

La preparación: probando las Zero Motorcycles.
Todo empezó con una llamada desde la oficina de turismo de Suiza: queremos que conozcas nuestro país. Yo, ingenua, respondí que si lo hacía, tendría que ser en moto. Pero esta invitación aún iría
más allá, querían que lo hiciese en moto… ¡eléctrica!. La verdad que ya había rodado con este tipo de motos, pero nunca tantos kilómetros y menos para hacer un largo viaje. Mi respuesta fue afirmativa, ¡¡me pareció una gran reto!! Y acepté sin pensarlo.
Las dos motos que utilizaría para recorrer un total de 3.000 km entre España y Suiza fueron dos Zero Motorcycles, una SF/F y SR/S que estaban en la puerta del concesionario de Madrid esperándome. Una con carenado y otra nacked. Nos explicaron (a mi pareja, que se ofreció a acompañarme y a mi), el manejo básico de estas motos del futuro, no tienen palanca de cambio ni maneta de embrague, los frenos van como en una moto convencional.
Pudimos dar una vuelta por los alrededores de Madrid para comprobar in situ su manejo y las diferencias con una moto de combustión. No desprenden calor ni hacen ruido al arrancar. Parecía sencillo. Ofrecen cuatro modos de conducción predeterminados (Rain, Eco, Street y Sport), y además, puedes programar tus propios modos de conducción e incluso poner tu nombre en ellos. Estaba claro, no era complicado su manejo y aunque pesan
un poco más que una moto convencional del mismo tamaño, el centro de gravedad es tan bajo que casi se pueden quedar de pie sin la pata de cabra. Son muy fáciles de conducir.
Haces clic en el contacto y se enciende su pantalla digital. Un símbolo semicircular en el display te informa que la Zero está lista para avanzar. Al principio las sensaciones fueron diversas; me extrañó no escuchar el ruido del escape y sin embargo, poder escuchar el sonido que emiten las ruedas sobre el asfalto. En marcha por carretera un suave zumbido te sigue, como si fueses uno de los protagonistas de la película E-Tron. Giro, curva y suavidad, aceleración brutal si es lo que quieres, fácil de manejar.
Mirando de nuevo el panel digital te enteras fácilmente de cuánta carga de batería queda, cuántos kilómetros es capaz de recorrer a ese ritmo,cuánto gastas cada vez que aceleras o cuanta energía recuperas en las bajadas, el modo de conducción que estás utilizando, temperatura exterior… y alguna cosa más.


Una moto ZERO SR/S por el puerto de San Bernardino, © moppetfoto.de
Motos eléctricas Zero.
La Zero SR/F, junto a la SR/S, son los modelos tope de gama de la firma estadounidense. Diseño, tecnología y prestaciones se aúnan para hacer de la SR/F la referencia obligada de las motos eléctricas sin carenado. La ausencia de cambio de marchas y maneta de embrague facilita más todavía su conducción. En cifras, la SR/F puede llegar a ofrecer una autonomía máxima de 365 kilómetros mientras que la velocidad punta está limitada electrónicamente a 200 km/h. Y es que su motor, con una potencia equivalente a los 110 CV, le permite ofrecer unas prestaciones de vértigo pero siempre bajo control gracias a zeromotorcycles.com
a las ayudas a la conducción como el control de estabilidad.
La SR/F es una moto conectada ya que se puede enlazar con el teléfono inteligente de su propietario a través de una aplicación de la propia Zero que permite, entre otros, personalizar los parámetros de los modos de conducción como la entrega de potencia o el nivel de la carga regenerativa, o conocer el estado de la carga de la batería. En este sentido, la Zero SR/F es capaz de cargar la batería al 95% en solo una hora.

Suiza en moto eléctrica con Alicia Sornosa.
Motoristas por el tramo de la Gran Ruta entre Bellinzona y puerto de San Bernadino, © moppetfoto.de
1.600
kilómetros señalados

La Gran Ruta (Grand Tour) está señalizada a lo largo de todo el recorrido con aproximadamente 650 indicadores o señales, que podemos seguir siempre y cuando hagamos la ruta en el sentido de las agujas del reloj.
La Vignette
En Suiza no existen los peajes como en España o Francia. Para circular por las autopistas suizas es necesario disponer de la Vignette, una pegatina que se debe llevar en una parte de la moto que no sea desmontable y que se vea fácilmente. El precio de la viñeta es de CHF 40 y tiene validez de 14 meses. Se compra en la frontera, en gasolineras y en oficinas de correos.
El mapa oficial. Wifi & Roaming.

Este es el mapa oficial de la Gran Ruta y se puede pedir online o comprar en Suiza en cualquier gasolinera.
a comprar online
CHF 19.90 más gastos de envío
No todas las operadoras de móviles tienen roaming en Suiza. Una buena alternativa es organizar un router inalámbrico donde varios dispositivos pueden conectarse a la vez. A nosotros nos recomendaron Holafly con una tarjeta SIM.
a holafly.com/suiza

Puntos de recarga.
¿Sabías que la Gran Ruta de Suiza es la única ruta turística que puede recorrerse en su totalidad con un vehículo eléctrico? Más de 300 puntos de carga conectan toda la ruta.
a MySwitzerland.com/e-grandtour
La web de «A Better Routeplanner» te muestra los puntos de recarga en toda Europa y puedes además seleccionar el tipo de vehículo con el que viajas para que te muestre los cargadores indicados.
a abetterrouteplanner.com
Photo Spot.

A lo largo de la Gran Ruta se han dispuesto 48 Photo Spots, donde encontramos los miradores más bonitos para hacer nuestras fotos. Digamos que sería nuestra lista de puntos imprescindibles de la ruta. a MySwitzerland.com/fotospots
La maleta de Alicia.
Tras recoger las motos comenzamos con la tarea de montar nuestras bolsas estancas (maletas para la moto en las que no entra el agua), cincha aquí, otra allá, el ordenador en su propia bolsa y los cascos Bell, con los intercomunicadores montados.

Ropa y complementos outdoor
Esta marca suiza es conocida por sus diseños y su gran calidad. Para este viaje un cortavientos y buenas mochilas son la mejor elección.
a mammut.com

No te olvides llevar siempre encima una botella. Allá a donde vayas en Suiza siempre encontrarás una fuente o un grifo de agua potable, que además de gratis está riquísima y se ahorra en plásticos.
Mi ordenador portátil en la estupenda mochila de Mammut, una navaja multi herramienta que me envió Victorinox y el equipaje justo: unos vaqueros, zapatillas para poder caminar, un jersey, el bañador para disfrutar de los hoteles con spa y varias camisetas. Y un cortavientos de Mammut por si tocaba lluvia.
La auténtica navaja suiza Asar una salchicha, cortar queso o abrir una botella: el versátil utensilio de culto de Victorinox es un fiel compañero de viaje.
a victorinox.com

Suiza en moto eléctrica con Alicia Sornosa.
Los consejos de Alicia.

Utiliza los comercios locales para comprar fiambres, quesos, fruta y pan (deliciosos en los tres países) e intentar hacer algunos almuerzos durante los tiempos de carga de los vehículos.
Bájate varias aplicaciones de puntos de recarga y compáralas, algunos cargadores no están en todas. Yo he usado sobretodo «Electromaps».
Carga los vehículos durante la noche en los hoteles, pregunta antes si están disponibles y en funcionamiento, sobretodo en España y Francia, ya que pueden estar fuera de servicio o sin instalar.
Durante la ruta encontrarás cargadores de todo tipo, usa preferentemente los de más de 20 KW, la carga será más rápida.
Los cargadores fuera de Suiza están en lugares recónditos de pueblos o en su mayoría, dentro de los centros comerciales de las grandes ciudades, no te vuelvas loco, los encontrarás.
Las motos eléctricas se mueven mejor por carreteras viradas, subidas y bajadas, evita las autopistas y autovías, descargarás muy rápido su batería y te perderás los mejores paisajes.
En La Gran Ruta de Suiza: Para todo lo que quieras, siempre encontrarás paisajes impresionantes, pasea por las localidades, las
callejuelas y rincones llenos de mimo están por todas partes. Disfruta de los vinos locales (no son tan caros como parece) y de la gastronomía, varía en cada cantón.
Idiomas: en Suiza se habla el Francés, el Italiano y el Suizo-alemán, pero en todos puedes usar el inglés o el francés y te entenderán.
Educación Vial: los suizos son muy educados, te abrirán paso si vas en moto en los atascos y carreteras, adelanta con precaución y se agradecido. No te cueles en las autopistas. No uses el claxon, ellos no lo hacen. Las motos se aparcan entre las plazas «ad hoc» o entre los coches, nunca en las aceras.
Con un vehículo eléctrico no pagarás parking si el cargador está dentro del mismo.
En Suiza las autopistas son las del cartel verde y la carretera en azul, al revés que en nuestro país, ¡¡No te confundas!!
Disfruta, relájate, los momentos para cargar son ideales para descansar, dibujar o simplemente charlar sobre el recorrido, buscar hoteles donde dormir o buenos restaurantes para disfrutar al final del día.


En mi blog tenéis varios artículos de todo este viaje a aliciasornosa.com
Moto ZERO SR/F en el puerto de San Bernardino, © moppetfoto.de
Conviene saber.
Suiza cuenta con cuatro lenguas oficiales. Así se dice «hola» en cada una de ellas:
Alemán suizo (63,5 %)
Grüezi
Francés (22,5 %)
Salut
Italiano (8,1 %)
Ciao
Retorromano (0,5 %)
Allegra
Cruz Roja
En 1863 se fundó en Ginebra el Comité Internacional de la Cruz Roja.
COVID-19
Consulte antes de viajar indicaciones de la Oficina Federal de Salud Pública. a travelcheck.admin.ch
En el corazón de Europa
DNI
Suiza forma parte del espacio
Schengen, así que solo se necesita el DNI para entrar en el país. a eda.admin.ch
Salud
Para recibir asistencia sanitaria en Suiza recuerde solicitar en España la Tarjeta Sanitaria Europea de la Seguridad Social. El agua de la mayoría de las fuentes es potable.
Es muy sencillo situar este país. De hecho, está en el epicentro del viejo continente. Semanalmente, sus comodísimos aeropuertos internacionales reciben más de 220 vuelos desde las principales urbes españolas operados por compañías como SWISS, Vueling, Iberia, EasyJet y Air Europa.

Con este nuevo sello los diferentes sectores turísticos certifican su compromiso para garantizar la seguridad de sus clientes siguiendo todos los protocolos oficiales.
a MySwitzerland.com/clean-safe
Alojamiento
¿Un hotel boutique, un resort wellness, un iglú...?
En Suiza hay decenas de posibilidades para dormir que se pueden reservar sin complicaciones. a MySwitzerland.com/ hotel
La navaja
Esta herramienta multiusos se ha convertido en objeto de culto y se encuentra en cualquier bolsillo suizo.
Horarios de comida
Los horarios de las comidas en Suiza son muy diferentes a los de España. El almuerzo se sirve normalmente entre las 11.30 y las 13.30 horas. La cena se sirve generalmente de 18 a 22 horas.
4
Estaciones para disfrutar
Primavera
Marzo-mayo
La naturaleza florece y canta. De especial belleza para viajes urbanos.
Verano
Junio-agosto
Refrescarse en los lagos y las regiones de montaña.
Otoño
Septiembre-noviembre
Pasear entre los colores tan vivos de los árboles y disfrutar de la cosecha del verano.
Invierno
Diciembre-febrero
Diversión en la nieve y relajación al calor de la chimenea.
J K F
Transporte público
El transporte público lleva a los viajeros con puntualidad, comodidad y rapidez hasta los valles más remotos.
Con el Swiss Travel Pass se puede viajar casi en cualquier momento por toda la red de transporte público de Suiza. Atención: ¡los horarios se cumplen!
a MySwitzerland.com/ suizaentren
Lectura
Literatura universal surgida en Suiza:
Frankenstein
Mary Shelley
Sherlock Holmes
Arthur Conan Doyle
Guillermo Tell
Friedrich Schiller
Siddharta
Hermann Hesse
Clima
Suave con calor, frío y humedad moderados.
Junio-agosto de 18 a 28 °C
Máx. 42 °C, Grono GR
Enero-febrero
Temp. media: de 2 a 7 °C
Mín. − 41 °C, La Brévine JU
Escena de película
GoldenEye Goldfinger
La espía que me amó Star Wars
El lobo de Wall Street La brújula dorada
Dilwale Dulhania Le Jayenge
Trois couleurs: rouge
The Girl With the Dragon Tattoo
Heidi
Asesoramiento y reservas
Estaremos encantados de ayudarle a planificar sus vacaciones en Suiza de la mejor manera.
Llame gratuitamente al: 00800 100 200 30
Horarios de tiendas
Los horarios de apertura de tiendas están regulados en cada cantón y pueden variar mucho. Como regla general, las tiendas abren de lunes a viernes de 9.00 a 18.30 h sin interrupción. Los sábados suelen cerrar algo más temprano y los domingos la mayoría cierra.
V
CHF
La moneda oficial es el Franco Suizo (CHF) aunque en los lugares más turísticos también se puede pagar en euros. Además, está muy extendido el pago con tarjeta, aunque además de la tarjeta de crédito los suizos suelen pagar con la tarjeta de débito Maestro.
Confoederatio helvetica, nombre en latín de la Confederación Helvética. CH
Cuaderno de viaje.

Día 1 Empezamos a rodar con destino Zaragoza.
Día 2 Llegamos a Francia.
Día 3 Cruzando Francia.
Stories.

Día 4 Tramos de ensueño por la zona de Grandrieu en Francia.
Día 5 Llegando al país de Heidi por Chamonix.
Día 6 Serpenteando los puertos del Furka y del San Gotardo.
Día 7 Día de descanso en Lugano.
Día 8 En ruta hacia St. Moritz en la región de la Engadina.
Día 9 Subiendo a Chantarella-Coviglia y Piz Nair en St. Moritz.
Día 10 Rodando hacia la bonita Lucerna.
Día 11 Subimos al monte Pilatus de Lucerna.
Día 12 En ruta hacia Interlaken.
Día 13 Visitando la tierra del queso y el chocolate.
Día 14 Los viñedos de Lavaux frente al lago Lemán.
Día 15 Volvemos a casa.
SuizaE-Moto
Mi viaje en redes.
Día 1: Empezamos a rodar con destino Zaragoza.
Madrid – Zaragoza.

Salimos temprano para no pillar el calor de la Península en esta época del año y algo nerviosa. No por el comportamiento de la Zero, que es excelente y enseguida se hace uno a ella, sino por el tema de donde cargar de energía la batería y la cantidad de kilómetros que se podía recorrer al día entre un cargador y otro.
Empezamos a rodar por autopista donde disminuimos mucho la velocidad con la que comenzamos ya que veíamos cómo el porcentaje de energía se iba reduciendo rápidamente si pasábamos de 90 km/h. Pero ir a 80 km/h por autopista no es lo más adecuado. Los camiones nos pasaban casi por encima y el paisaje en este tipo de vías, es muy aburrido.
A la altura de Sigüenza teníamos marcado el cargador para la primera parada. Salimos de la autopista y nos dirigimos a un restaurante en medio de la nada donde nos encontramos con híbrido recargando en uno de los dos cargadores. Pedimos un bocata y un refresco y me puse a charlar con el dueño del coche para que me explicase su experiencia. Acabé descargando 6 apps para poder utilizar los distintos cargadores
que me encontraría, además de las dos que ya llevaba junto a la tarjeta de recarga de Shell y los «token» (unos llaveros con microchip), de Electromaps.
En algo más de 40 minutos, lo que tardamos en dar cuenta del bocadillo y la charla con el conductor del híbrido, las motos estaban listas para continuar camino, esta vez por carretera nacional, hasta Zaragoza.
En dos horas estábamos entrado en la ciudad maña. Tuvimos suerte, el grupo de gasolineras Zoilo nos invitó a visitar una de sus electrolineras, así que pudimos volver a cargar en el momento. Ese cargador era ultra-rápido y en menos de 30 minutos estaban las dos monturas «a tope de power».
Aprovechamos para cenar en casa de unos amigos.
365 km
2 cargas

Día 2: Llegamos a Francia.

Despertamos temprano para evitar el calor del desierto de los Monegros y trazar rumbo hacia los Pirineos. La idea es cruzar a Francia y bordear el Parque Nacional. Esta vez nada de autovías ni autopistas dónde la moto se descarga rápidamente y no se disfruta del paisaje. Decidimos buscar un punto de carga en España y el siguiente ya en Francia, con la idea equivocada de que, en el país vecino, los cargadores estarán más a nuestro alcance. Craso error, el sistema de recargas francesa está tan en pañales como la española, aunque según pasaron los días no nos pareció tan difícil encontrarlos.
En Sabiñánigo encontramos varios enchufes de un centro comercial, pero cargaban tan despacio que, tras 30 minutos de espera, decidimos irnos de allí y dejar de perder el tiempo. Pusimos rumbo a Jaca, una localidad que conocíamos bien de nuestra época de esquiadores y que prometía varios
puntos de recarga. Allí nos llevamos una gran sorpresa, el Ayuntamiento de esta localidad dispone de forma gratuita dos puntos de carga rápida (Type2 o Menenkes) perfectos para nuestras monturas. Además, cosa extraña, no estaban escondidos o dispuestos en medio de la nada, a las afueras de la ciudad o en un descampado; estaban en una plaza céntrica, a la sombra y rodeados de cafeterías y terrazas. Comemos en una de las terrazas de allí hasta cargar al
287 km
2 cargas

Zaragoza – Tarbes.
100% las baterías y aprovechamos para reorganizar el equipaje. Estamos usando dos de las tres maletas estancas que nos facilitó SW-Motech y la moto SR/S, la carenada, lleva montada unas laterales duras de plástico. Estas maletas rompen la aerodinámica de la moto y nos hacen perder mucha energía por rozamiento con el aire, así que sacamos la tercera estanca, metemos allí los cables de carga y dejamos las maletas en una cafetería que amablemente guardaron hasta que las recogieron, al lunes siguiente.
Poco a poco nos vamos adaptando a las motos, conociendo los trucos de los cargadores, aunque aún así, nos queda muchísimo que aprender. El haber eliminado las dos maletas laterales se traduce en un 15% más de energía, que, aunque parezca poco eso son unas cuantas decenas de kilómetros de más de autonomía.
Sobre las siete de la tarde estamos llegando del tirón y tras otras dos horas de conducción por carreteras reviradas, subidas y bajadas a Tarbes. Vamos directamente al siguiente cargador que hemos localizado a las afueras de la ciudad.
Como en cada parada para recargar, utilizamos las típicas apps para buscar y reservar el hotel y que éste tenga cargador para vehículos eléctricos. En esta ocasión, llamamos al Nex Hotel, en Tarbes donde reservamos por si tenían cargadores, ya que en la app no venía esa información. La respuesta de la recepcionista, después de pedirla que saliese al parking privado a mirar si los tenían, fue negativa. Lo peor es que cuando llegamos, sí que había dos plazas especiales con sus cargadores. ¡Nos morimos de rabia! Pero ya estábamos dispuestos a dejar las motos, subir a la habitación y bajar a tomar algo en el bar irlandés de al lado.

Suiza en moto eléctrica con Alicia Sornosa.
Día 3: Cruzando Francia.
Tarbes – Montaubant - Onent-le Châteaux.

Nos levantamos temprano cruzando los dedos para que la lluvia que cayó por la noche se hubiera detenido. Y así es. Viajamos tras las nubes, por lo que el camino se hace muy agradable al haber refrescado la lluvia antes de nuestro paso.
El siguiente punto de recarga está en un pueblo llamado Montaubant. El cargador está en la plaza principal pero ocupado por un vehículo que debe llevar allí desde la noche anterior, nos dimos cuenta por las salpicaduras de lluvia y hojas de la tormenta nocturna acumuladas al rededor de sus neumáticos. Conectamos con la app Electromaps y decidimos buscar otro punto.
Esta vez, en un parking más resguardado, al otro lado del río en la misma localidad. Está en un edificio oficial, así que comprobamos que hay cámaras de vigilancia y dejamos

264 km
2 cargas
tranquilamente el equipaje sobre las motos para ir a comer a una de las plazas portadas de estilo medieval con unos soportales magníficos.
Tras el aperitivo, salimos hacia nuestro siguiente punto de recarga a unos 140 km de distancia. Para variar en este pequeño pueblo los cargadores están a las afueras, en una zona verde, al lado de varios almacenes donde se guardan unos tractores de los campos cercanos. Hay tres postes de carga y todos funcionan. Frente a ellos hay una pequeña pradera con unas mesas y bancos que nos permiten descansar mientras comemos algo de fruta «robada» en el desayuno del hotel. Junto a nosotros, dos burritos pasean al otro lado de una valla. Tienen suerte, las cáscaras de plátano y manzana van a parar a sus estómagos.
En menos de treinta minutos, las motos están al 100% de su capacidad de carga y
seguimos nuestro camino. De nuevo disfrutamos de lo lindo subiendo y bajando pequeños puertos, retorciendo las Zero en las curvas y oliendo las zonas de flores, los pequeños riachuelos, disfrutando de la sombra de los álamos y el silencio de nuestras monturas eléctricas.
Llegamos a Onent-Le-Chateaux siempre evitando las carreteras rápidas, autovías y autopistas. El hotel elegido no dispone de punto de carga, aunque sabemos que cerca de él hay alguno, según nuestras aplicaciones. Un hotel coqueto, al lado de una bolera con un restaurante estupendo donde cenamos. Y por pura pereza de no llevar las motos hasta el cercano, aunque fuera del hotel, punto de recarga, pedimos permiso para tirar el cable desde la ventana de la habitación que estaba en la planta baja, hasta la moto. Nos lo dan y cargamos las motos desde el enchufe de nuestra habitación.

Día 4: Tramos de ensueño por la zona
de Grandrieu en Francia.
Onent-le-Châteaux - Grandrieu - Rodez - Chambéry.

Hoy salimos más temprano de los normal, ya que el Tour de Francia, la competición de las bicicletas por excelencia nos pisa los talones y nos da miedo de que nos corten los mejores tramos de montaña. Seguimos subiendo y bajando puertos franceses compartiendo carretera con los cientos de seguidores del Tour de Francia, que en estos días aparcan sus auto caravanas en los arcenes para no perderse
ni un detalle del paso de la competición ciclista. Unos, adornan con banderas las ventanillas, otros, más equipados, llevan hasta parrillas para hacer la comida antes del espectáculo.
Nuestro primer punto de recarga se encuentra a unos 120 kilómetros y para variar, está a las afueras de un pueblo llamado Grandrieu , frente a la casa de
unos señores que comen tranquilamente en su jardín. Ya con la tónica normal en Francia, uno de los cargadores no funciona así que nuestro tiempo de espera se multiplica por dos pero en esta ocasión cambiamos de táctica; cargaremos menos las baterías y pararemos en otro punto a cargar de nuevo. Picamos algo y en menos de una hora con las baterías al 70%, salimos de allí. Nos espera uno de los tramos más bonitos de este país desde que hemos llegado. Subidas y bajadas de pequeños puertos y majadas nos hacen por fin, disfrutar de nuevo de las Zero, que se mueven como pez en el agua. Da gusto ver cómo su batería no se descarga tan rápidamente y mantiene la energía gracias a los desniveles del la carretera y las deceleraciones.
Poco a poco, el paisaje comienza a cambiar y se nota que cada vez estamos más cerca de los Alpes. Una parada para tomar un café en una pequeña población de montaña, Tarbes Ville, nos permite conocer a una singular familia. Los progenitores, una hija y una mula que recorren esta zona con el paquidermo cargado. Aprovecho para comprar el típico salchichón envuelto en pimienta y hacer uso de la nueva Victorinox y su afilada navaja. ¡Cómo me gusta comer los alimentos típicos de cada zona! Es rico, barato y haces turismo sostenible.
La siguiente recarga es una odisea, ya que el punto marcado en un centro comercial no aparece. Subimos y bajamos varias rampas en el parking del

supermercado bajo un sol de justicia, pese a ser las siete de la tarde. Por fin, al fondo del parking en una rampa que sale al otro lado de la manzana, están los cargadores. De nuevo a pleno sol. Cuarenta minutos después salimos rumbo a Chambéry donde debido al Tour de Francia todos los hoteles están llenos. Finalmente encontramos una habitación cochambrosa en un pequeño hotel a las afueras donde no conseguimos que el cargador funcione. Pero eso no acaba siendo un problema, ya que sacamos los cables de carga para red «casera», encontramos un enchufe y por turnos, cargamos las dos motos sin problema. Para ir a cenar, ya que a las ocho nos han cerrado el pequeño restaurante y las motos estaban cargando, pedimos un taxi que nos cuesta más que la deliciosa comida que tomamos. La cena con un plato por persona y cerveza para dos EUR 76, los taxis ida y vuelta EUR 84.
Día 5: Llegando al país de Heidi por Chamonix.
Chambéry - Lac d’Annecy- Chamonix - Martigny

Salimos del hotel como alma que lleva el diablo, bien temprano para evitar el dichoso tour y los consiguientes cortes de carretera haciendo uso de un tramo de autopista. Primera parada en Annecy donde encontramos dos cargadores en un parking entre el lago y una zona de skate park. Uno de ellos está ocupado así que dejamos una moto cargando mientras nos refrescamos en el precioso y azul lago francés. Hora y media más tarde nos dirigimos hacia s las nubes se cierran y empieza lluvia así que rápidamente nos ponemos el traje de agua. El paisaje desde el día anterior es bellísimo, montañas y verde por todas partes. Por fin cambiamos el modo de conducción de las Zero a «Rain» (lluvia) y nos percatamos del cambio de la entrega de potencia, ahora mucho más dulce, al igual que la retención al decelerar. Los neumáticos, unos Pirelli Diablo Rosso, nos sorprendieron por su agarre en mojado.
La parada para cargar esta vez nos desvía un poco del camino. Un edificio de oficinas situadas extrañamente, en medio de una montaña, a los pies de un glaciar. La ristra de cargadores (son unos siete) están en su mayoría ocupados, otros no funcionan, por lo que la parada técnica, se convierte en otro buen rato de charla, con la suerte de
205 km
2 cargas


contemplar este glaciar. Por fin con la carga completa salimos para cruzar a Suiza, donde empieza nuestro verdadero viaje para recorrer un tramo de la Gran Ruta de Suiza. Cruzamos saludando la bandera de la cruz blanca contentos de haber llegado hasta aquí sin ningún contratiempo.
Una preciosa bajada entre viñedos cultivados en terrazas nos da la bienvenida a Martigny, un valle inmenso entre los primeros picos suizos que avistamos. El paisaje no dejaba de sorprendernos a cada kilómetro. El hotel boutique donde nos alojamos prometía cargadores de sobra, pero la realidad es que son enchufes corrientes a los que conectamos ambas motos con una regleta y como resultado «saltan los plomos» del precioso hotel boutique. Pese a que lo han solucionado en menos de dos minutos la anécdota nos enseña a no usar la regleta para esos menesteres.
El agua nos ha seguido sin tiempo para atraparnos. La tormenta cae mientras vemos la cortina de lluvia desde el restaurante del hotel donde degustamos una cena de «autor» con una botella de vino local.
Martigny.
La pequeña ciudad de Martigny a orillas del Ródano en el Valais inferior es nudo de las rutas por los puertos Simplon, Gran San Bernardino y Forclaz. Impresiona tanto por su patrimonio históricocultural como por su aire meridional y su gastronomía. a MySwitzerland.com/martigny

Dónde comer y dormir.
La Streiff
Típico restaurante del Valais especializado en Raclette, uno de los platos más típicos de Suiza y sobre todo de esta región a base de queso fundido sobre patatas hervidas.

mARTigny Boutique Hôtel
Este hotel de 52 habitaciones nace gracias a la colaboración con la Fundación Pierre Gianadda decorando sus habitaciones con obras de diferentes artistas. El hotel cuenta con un restaurante propio. a martigny-hotel.ch
Día 6: Serpenteando los puertos del Furka y del San Gotardo.
Martigny - Obergoms - Furka - Andermatt - San Gotardo - Lugano.

Salimos ya con la ropa de agua ante la visión de blancas nubes atrapadas entre los picos. Poco a poco vamos subiendo hacia el Furka Pass, uno de los puertos de montaña más conocidos entre los motoristas en esta parte de los Alpes. La diversión es completa con las Zero. Enlazamos curvas como si de expertas costureras sobre la tela se tratara. Las motos bailan las curvas y nosotros gozamos con ellas. Primera parada para cargar en Obergoms, cruzamos preciosos pueblos de casas de madera, llenos de flores en sus balcones, la temperatura no alcanza los 10 grados. Los cargadores funcionan y son rápidos, en menos de lo que tarda la dueña del pequeño restaurante de al lado en ponernos una ensalada, las baterías de nuestras Zero, están de nuevo al 100%.
Seguimos rodando sin preocuparnos de los cargadores, disfrutando de verdad de la
carretera y el bello paisaje alpino. Alcanzada la primera cima, nos quedamos ensimismados de las bellas vistas de lo que queda de glaciar, de los sonidos de los pájaros y el estruendo de las decenas de cataratas que se abren paso entre las piedras. En este paso, el Furka, existe un hotelito donde descansar y tomar por ejemplo, un pastel de ruibarbo, algo exótico
Tramo de la Gran Ruta de Suiza

255 km
1 carga
para una española como yo. Tras la merienda la suerte cambia, la niebla se adueña de la carretera. Bajamos despacio, con las luces de emergencia para que nos vean mejor. De vez en cuando se escuchan campanas, o cencerros y también el agua bajando saltarina entre las rocas.
Llegamos a nuestro siguiente destino, el paso de San Gotardo a 2.106 metros de altitud y nos jactamos de nuestra buena suerte con el tiempo, pero no por mucho tiempo, el San Gotardo nos reserva el placer de la lluvia en alta montaña. ¡Nos cae la del pulpo! Nos resguardamos durante un buen rato debajo de un puente al lado de la plaza de dicho santo, donde diferentes monumentos dedicados a los caídos y otros religiosos regalan, junto a la pequeña laguna, un aire tétrico a la tarde. El tiempo nos da una tregua para poder desviarnos y bajar hasta Airolo por la famosa Vía Trémola, un tramo espectacular de la Gran Ruta construido a
principios del siglo XIX y renovado entre 1937 y 1941 con pavimento de cientos de miles de bloques de granito. La carretera se enrosca con innumerables serpentinas desde el puerto del Gotardo hasta Airolo. Una vez abajo vuelve a llover y el palmo de agua en el asfalto no nos abandona hasta llegar a Lugano así que decidimos, por seguridad ante la tromba de agua, tomar la autopista. En menos de una hora llegamos a la orilla del lago, comprobando una vez más el agarre que regalan los Pirelli y el aplomo sobre agua en el modo «Rain» de las Zero. Suiza en todo su esplendor, ya que el verde se consigue «regando».
Antes de subir a la habitación del clásico hotel situado frente al lago de Lugano, dejamos las monturas en un parking publico adyacente, en la zona de carga del mismo. Secarnos y colgar el equipamiento empapado fue todo uno. Nuestra habitación, con toda la ropa secándose, parece una lavandería.


Los Photo Spots de la Gran Ruta
A lo largo de la Gran Ruta de Suiza se han dispuesto numerosos
Photo Spots, donde encontramos los miradores más bonitos para hacer nuestras fotos. Es como una lista de paradas imprescindibles.
a MySwitzerland.com/photosspots
Dónde comer y dormir.
Gabbani Gastronomía
Toda una institución para tapas y bocadillos.
a gabanni.com
Al lido
Restaurante con terraza junto a la playa de Lugano. a allidobar.com
Ristorante della Torre
Típica comida italiana a orillas del lago en el pueblo de Morcote.
a ristorantedellatorre.ch
La Dispensa
Cocina mediterránea con gran selección de vinos.
a ladispensa.ch
Hotel Walter au Lac Pequeño hotel muy acogedor y familiar frente al lago de Lugano.
a walteraulac.ch

Puerto del Furka.
Con sus innumerables curvas, es uno de los puertos más famosos de todos los Alpes. Tiene una altitud de 2.453 m y está coronado por el mítico
Hotel Beldevere ubicado en plane curva. Justo detrás se puede ver, la impresionante lengua del segundo glaciar más largo de los Alpes, el glaciar del Ródano.
a MySwitzerland.com

Heidi Consejo.
Paradas recomendadas en este tramo.
El puerto del Furka fue escenario de la película «Goldfinger» de James Bond y la carretera se hizo famosa tras aparecer en la película en 1964. En ella, Bond (Sean Connery) sube el puerto de Furka con su mítico Aston Martin y una de las protagonistas femeninas con un Ford Mustang descapotable. Cima del puerto de San Gotardo, antes de coger la variante de la Vía Tremola para hacer una foto desde arriba hacia el valle.
Parada en Lavertezzo, valle de Verzasca para descubrir su famoso puente romano «Ponte dei salti» y aguas verdes.

Vía Tremola.
Es la reina de los recorridos alpinos: la Tremola. Desde el histórico puerto del Gotardo dibuja angostas serpentinas hacia Airolo.
a MySwitzerland.com

Día 7: Día de descanso en Lugano.

Pese a querer movernos de un lado a otro, subiendo en el teleférico y los barcos del lago de Lugano, los lugareños nos quitaron la idea de la cabeza, sabían lo que venía y era una buena tromba de agua. Pero la tromba de agua paró y dio paso a una tarde muy agradable. Lo primero, bajar de la habitación del hotel y caminar por la tranquila Lugano, donde las plazas, los restaurantes y sus terrazas, comenzaban a llenarse de vida. ¡quien se resiste a un Apperol Spritz en una de esas mesas, con música de fondo y camareros perfectamente uniformados y súper amables! Nosotros, no pudimos. Después de este aperitivo y ya con el sol calentando, esperamos relajados cerca del lago, tomando el sol en unas comodísimas hamacas que por arte de magia esperaban
a que las ocupásemos. Un poco más de caminar por el paseo del lago, hasta que decidimos subir a uno de los barcos públicos. La excursión fue deliciosa; el barco circula por el lago haciendo varias paradas en otros pantalanes, en los que te puedes bajar para descubrir, comer o simplemente dar un paseo por esa zona. El precio de este transporte no está incluido en los bonos que te dan si te alojas más de dos días en los hoteles de Lugano, pero merece la pena hacerlo. Solo así te das cuenta de la inmensidad de este lago que une en esta parte, la cultura italiana con la suiza. Nuestra parada estrella fue en el pequeño y escarpado pueblo de Gandria. Una maravilla casi colgada del Monte Brè y de cara al lago. Allí puedes dar paseos de diez minutos a
varias horas, ya que hay un circuito de trekking, entre otros maravillas que ver, como una de sus iglesias, la capilla San Rocco del año 1645. Su especialidad es el conejo y la polenta, el pescado y los ricos dulces, te recomiendo comer en cualquiera de los restaurantes que dan al lago y que después, te des ese paseo para bajar la rica comida, además, no es nada caro.
Nosotros lo disfrutamos un montón.
Cenamos en una pizzería cerca del hotel y nos acostamos cruzando los dedos para que el mal tiempo pase y podamos mañana volver a disfrutar de más curvas.
Lugano.
A esta ciudad en el Ticino, la región italiana de Suiza, también se la conoce como Lugano de Janeiro porque no hay postal ni foto en Instagram sin el monte San Salvatore. Aquí lo consideran su Pan de Azúcar por su prominencia y por su reflejo sobre el lago. Algunos imprescindibles de la ciudad:
Paseo a orillas del lago hasta el precioso parque Ciani
Casco antiguo con sus callejuelas como la Via Gabbani y Via Pessina y terminar tomando algo en su plaza Riforma
Iglesia Santa Maria degli Angioli

Pueblo de Morcote.
Debido al mal tiempo no pudimos visitarlo. Una pena porque es un antiguo pueblo pesquero que se encuentra a orillas del lago de Lugano y es, sin duda, uno de los lugares más fotografiados del Ticino. No en vano, el pintoresco pueblo de Morcote fue elegido como el pueblo más bonito de Suiza en 2016. Se puede llegar por carretera o en barco desde Lugano.
a MySwitzerland.com/morcote a lakelugano.ch

Monte San Salvatore.
Es la montaña de Lugano: el «Pan de Azúcar» San Salvatore. Esta pronunciada montaña al sur de la ciudad ofrece una variada panorámica de 360° sobre el lago, hacia la inmensidad al sur y de los Alpes al oeste. El funicular a esta montaña simbólica de Lugano sale de Paradiso.
a MySwitzerland.com/sansalvatore a montesansalvatore.ch
CHF 30.00 ida y vuelta por persona
Día 8: En ruta hacia St. Moritz en la región de la Engadina.
Lugano - Bellinzona - San Bernardino - Splügen - St. Moritz.

Por la mañana el sol luce y los colores son aún más brillantes que ayer. Verdes viñas, prados llenos de flores, picos nevados. El país de las montañas nos da los buenos días con todo su esplendor y el tramo de hoy de la Gran Ruta de Suiza promete mucho. Así que ponemos rumbo a otro de los típicos pasos de montaña: el San Bernardino pero antes tenemos una parada obligatoria para visitar los castillos de Bellinzona, Patrimonio de la UNESCO. Seguimos nuestra ruta que atraviesa preciosas praderas que forman valles verdes llenos de flores, el diminuto pueblo ganadero de Lostallo es nuestro escenario perfecto para una breve sesión de fotos.

191 km 1 carga
Tramo de la Gran Ruta de Suiza
Unos kilómetros más adelante paramos a cargar en el pueblo de Bernardino, antes del famoso puerto con el mismo nombre. Como en toda la Gran Ruta de Suiza los cargadores funcionan perfectamente e incluso no es necesario sacar nuestros cables, ya que aquí en Suiza los cargadores tienen varios tipos de enchufes adaptados a todos los vehículos. Un café en una terraza cercana y de nuevo sobre las monturas por menos de dos duros cada uno, en silencio, nos dirigimos al que para mi ha sido uno de los más bonitos puertos de esta ruta por el país de Heidi: el paso de San Bernardino a 2.066 m de altitud. De las preciosas praderas verdes, rodeadas de montañas de las que se desprenden bonitas cascadas a las curvas más enrevesadas, arcenes de verde recortado y vacas con sus cencerros. Para mayor seguridad y por si no lo oyes, que no es el caso, unos
sensores encienden una luz en el arcén para advertirte si van a cruzar las reses bravas que no llevan pastoreo. Enlazamos curva tras curva, paisaje tras paisaje, subidas y bajadas de pequeños puertos como el de Splügen hasta llegar a una de las estaciones de esquí con más historia de competición de Europa. St Moritz.
Descargamos en el céntrico hotel
Steffanie y dejamos las motos cargando en el parking privado entre coches clásicos y potentes bólidos. Por fin tiempo para relajarnos y cenar la típica fondue de queso en uno de los restaurantes que dan al lago donde en invierno se patina sobre su hielo y se navega con velas sobre trineos. Después de cenar visitamos el bar con más whiskys de esta parte del planeta, alucinando con los precios de algunos de estos alcoholes destilados de origen escocés.


Castillos de Bellinzona
.
Bellinzona es, probablemente, la ciudad más italiana de Suiza. El «skyline» de la capital del Ticino viene conformado por la impresionante fortaleza integrada por tres de los castillos medievales mejor conservados de Suiza, un patrimonio cultural mundial reconocido por la UNESCO. La entrada es gratuita y en su patio puedes tomar algo en la preciosa cafetería.
a MySwitzerland.com/Bellinzona
Puerto de Splügen y Viamala.
El tramo de la Gran Ruta entre Splügen y Thusis es impresionante donde se atraviesan puentes, galerías y túneles y se pasa junto a desfiladeros y lagos. Merece la pena visitar la Viamala, un cañon que se puede recorrer a pie desde Thusis donde se deja la moto. Sus rocas escarpadas, el juego de colores que se reflejan en el agua y las marmitas de gigante que el tiempo ha formado en las rocas ofrecen un paisaje natural inolvidable.
TCHF 6.00 adultos
Abierta de 08:00h a 19:00h
a MySwitzerland.com/viamala

Puerto de San Bernardino.
Fue la primera vía transitable para conectar el puerto de Génova con la Alemania meridional. Se construyó entre 1817 y 1823 y fue restaurado con gran acierto hace algunas décadas. El tramo entre Hinterrhein y San Bernardino permite admirar cómo se construían las carreteras en el siglo XIX en un impresionante escenario de alta montaña.


St. Moritz.
Este pueblo alpino no es un simple destino turístico, fue sede de dos ediciones de los Juegos Olímpicos de Invierno y sus aguas medicinales, descubiertas hace 3000 años la convirtieron en un conocido balneario. Aquí, a 1.856 m de altitud, el número de días soleados está muy por encima del promedio.
a stmoritz.com

Dónde comer y dormir.
Balthazar St.Moritz
Restaurante en el centro de St.Moritz con especialidades italianas.
a balthazar-stmoritz.ch
Restaurante del Hotel Lej de Staz
Este bonito hotel a orillas del lago de estilo alpine-chic dispone de un restaurante con terraza y unas inmejorables vistas.
a lejdastaz.ch
Pastelería Hanselmann
Si hay que darse un capricho, que sea una porción de la típica tarta de nueces caramelizadas de la Engadina de esta pasterlería.
a hanselmann.ch
Devil’s Place Whiskey Bar
Este lugar presume orgulloso de tener el récord Guiness de bar con más whiskys del mundo.
a waldhaus-am-see.ch
Hotel Steffani
Este hotel de propiedad familiar desde hace más de cuatro generaciones está en el centro del pueblo y sus habitaciones son una maravilla.
a steffani.ch

Photo Spot de la Gran Ruta en el puerto de San Bernardino, © moppetfoto.de
Día 9: Subiendo a Chantarella-Coviglia y Piz Nair en St. Moritz.

Decidimos quedarnos un día más en St. Moritz para disfrutar de sus montañas. Utilizando el servicio de funicular gratuito si pasas aquí más de dos noches, puedes llegar hasta Chantarella-Corviglia a 2.488 m, que es lo que hicimos junto con un montón de ciclistas y sus bicis de montaña hasta la parte más alta, el Top Of de World. Aquí puedes puedes disfrutar de una comida o un refresco con unas impresionantes vistas que regala su terraza, tanto al aire libre, como en el interior. Desde aquí y tras
beber un vino, nos dejamos llevar en el teleférico que te transporta hasta el Piz Nair a 3.055 metros, la zona más alta de esta montaña, donde los avanzados ciclistas descienden hasta la base. Por la tarde, descendemos para disfrutar de la música Jazz, un micro festival abierto a todo el que consumiera en la terraza del hotel que lo organizaba. Ya descansados y preparados para más curvas, las Zero esperaban impacientes en el parking del hotel al día siguiente, para seguir rodando por la Gran Ruta de Suiza.


Remontes de montaña en St. Moritz.
El entorno natural de St. Moritz es simplemente espectacular y vale la pena subir a sus cimas. Gracias a los diferentes remontes de montaña llegar a lo más alto es rápido y cómodo, lo mejor de todo, las vistas. En verano una selección de hoteles ofrece a partir de las dos noches, acceso gratuito a los remontes.
Monte Corviglia
Funicular St. Moritz » Chantarella » Corviglia
Teleférico Corviglia » Piz Nair
Monte Corvatsch
Teleférico Surlej » Murtèl » Corvatsch
a mapa de remontes
a stmoritz.com
Día 10: Rodando hacia la bonita Lucerna.
St.Moritz - Julierpass - Thusis - FlimsOberalp Andermatt - Lucerna.

Amanecemos con un precioso cielo azul pintado por unas nubes blancas que parecen algodones, perfectamente colocadas en suspensión rozando los picos de las montañas. Aunque la ruta de hoy no forma parte en su totalidad del recorrido oficial de la Gran Ruta va a ser de cuento y una de las más largas de esta aventura en moto eléctrica por Suiza. Comenzamos el camino con un asfalto perfectamente limpio y seco hacia el primero de los puertos de montaña de este día, el de Julier. Al ser cuesta abajo, en el momento de la carga casi teníamos un 60% por lo que el tiempo que invertimos en
el trozo entre Thusis y Altdorf

248 km
2 cargas
Tramo de la Gran Ruta de Suiza excepto
esta ocasión es muy poco. Al llegar a Thusis cambiamos de carretera, que aunque evita la autopista, rodaba en paralelo a ella.
Parada obligatoria antes de llegar a Andermatt en el Oberalppass, donde nacen los ríos Rín, Ródano, Reuss y Ticino. Y es aquí donde sacamos a volar el dron para tener una perspectiva distinta del puerto de subida y el faro, réplica del que hay en la desembocadura del Ródano. El ambiente motor es único aquí, llegando cientos de grupos sobre dos ruedas para disfrutar de esta subida y la siguiente bajada: la gran garganta que lleva desde Göschenen hasta Andermatt y su «Puente del Diablo». Construido en madera en el sigo XIII posee una leyenda tremenda, aunque nosotros rodamos por uno más moderno, de cemento armado, acompañados por los ruidosos
motoristas y sus motores de combustión.
Nuestra siguiente parada antes de tomar el Ferry en Beckenried era obligada; teníamos que recargar la batería, esta vez lo haríamos en la vía de servicio de la autopista, ya que no encontramos otro mejor. Me quedé sorprendida del espacio para los eléctricos que tenían en la gasolinera, más de 20 cargadores de todo tipo. Para acceder tuvimos que entrar en la autopista. Una vez con la carga al 100% continuamos hacia el lago de lucerna. Tomaremos el único ferry que transporta vehículos de motor y que además es el único punto móvil de la Gran Ruta Suiza. En menos de cuarenta minutos rodeados de una belleza particular, arribábamos a Lucerna. Casi sin detenernos para llegar al hotel cuanto antes, ya que las amenazadoras nubes empiezan a cubrir el azul del cielo.


La
garganta de Schöllenen y su puente endiablado.
La garganta Schöllenenschlucht lleva desde Göschenen hasta Andermatt, en la zona del Gotardo. Aquí, los franceses lucharon contra los rusos hace más de 200 años. El monumento a Suvórov homenajea a los caídos en la batalla. Junto a ella, se encuentra el puente del diablo. Dejando a un lado las leyendas ocultas, cruzar ese puente del siglo XIII era bastante aterrador. Este puente de madera sufrió graves daños en las guerras napoleónicas y fue sustituido en la década de 1820 por una estructura que aún se mantiene en pie junto a otro puente más robusto construido en la década de 1950. ¿Pero dónde entra el diablo? Se dice que en el siglo XIII los habitantes de la cercana Andermatt consideraron que era una tarea imposible el poder cruzar esta garganta y pidieron la ayuda del diablo para construir un puente. Éste exigió el alma del primero que lo cruzara, así que los habitantes del pueblo enviaron una cabra asustada para poder burlarlo. Enfurecido, el diablo cogió una enorme piedra para destruir el puente pero una anciana con una cruz lo detuvo y el diablo dejó caer la piedra. Hoy en día la piedra sigue existiendo cerca de Göschenen.
a MySwitzerland.com
Puerto de Oberalppass.
El puerto de Oberalp - "Alpsu" en romanche- es el enlace entre Disentis Sedrun, en los Grisones, y Andermatt, en el cantón de Uri. El punto más alto de la carretera del puerto se encuentra a 2.044 m sobre el nivel del mar y la ruta del paso mide una longitud de 32 kilómetros desde Disentis hasta Andermatt. La carretera solo es accesible durante el verano. El faro es de Rotterdam. Su original se encuentra en el Museo «Maritiem». Antiguamente se encontraba en Hoek van Holland, donde desemboca el Rin en el mar.
a disentis-sedrun.ch


Ferry de Beckenried hasta Gersau.
El único «Photo Spot móvil» en la Gran Ruta de Suiza. En 1928, Alois Waser-Bucher, un empresario de Nidwalden hizo construir este ferry que une las orillas de Beckenried y Gersau. Un recorrido emocionante atravesando el lago de Lucerna.
a MySwitzerland.com

Ubicada ante un impresionante panorama alpino se halla Lucerna, la puerta de entrada a la Suiza Central, a orillas del lago de los Cuatro Cantones o lago de Lucerna. Gracias a sus atracciones, sus atractivas tiendas, su ubicación única junto al lago y las montañas de excursión cercanas Rigi, Pilatus o Stanserhorn, la ciudad es destino de numerosos viajeros que atraviesan Suiza.
a MySwitzerland.com/lucerna

Dónde comer y dormir.
Restaurante Teufelsbrücke
Se encuentra en la antigua y la nueva carretera del paso del Gotardo, entre Andermatt y Göeschenen. Merece la pena para parar para disfrutar del impresionante paisaje. a teufelsbrücke-andermatt.ch
Hotel Seerausch
Tiene una estupenda terraza junto a la salida del ferry en Beckenried. a seerausch.ch
LUZ Seebistro
Un pequeño bistro con una estupenda terraza a orillas del lago de Lucerna a luzseebistro.ch
Cascada Hotel Boutique
Este bonito hotel tiene una particular decoración; cada habitación lleva el nombre de una cascada suiza. Con un código QR en cada puerta se puede ver la imagen real y su ubicación. ¡Toda una experiencia! Su restaurante Bolero es muy agradable y de cocina mediterránea. a cascada.ch
Día 11: Subimos al monte Pilatus de Lucerna.

El día amanece llorando, el gris y la intensa lluvia ensombrecen la mañana, pero no desesperamos, pronto, un hueco entre las nubes deja al descubierto la bella y romántica ciudad de Lucerna. Dejamos las motos enchufadas en sus cargadores en el parking del hotel y salimos a visitar esta ciudad medieval. Me llama especialmente la atención el antiguo puente de madera «Kappellbrücke» sobre el río Reuss, con su enorme torre «Wasserturm», al cruzarlo unos frescos narran la historia de la ciudad. En Lucerna las campanas acompañan todas las horas del día, los turistas toman una cerveza
o un vino en las terrazas frente al lago y los suizos se mueven en bicicletas de aquí para allá, apresurando el pedaleo antes de que la siguiente nube les moje.
La vida en la vibrante Lucerna parece del color de rosa. Si vas, piérdete por su casco antiguo, llegarás a lugares mágicos, como el recoleto lago y su gruta de piedra, donde un enorme león herido cincelado en la roca recuerda a soldados suizos que cayeron durante la revolución francesa. Lucerna tiene mucho en su interior, pero también en lo que le rodea. Las excursiones
por el lago y las montañas que la rodean son sencillas. Nosotros, entre chaparrón y chaparrón, nos decidimos por subir al monte Pilatus.
Debido al mal tiempo optamos por la versión rápida, pero si brilla el sol no dudes en hacer la excursión del «Pilatus Golden Roundtrip». Nos acercamos a la estación para subirmos a un tren hasta
Alpnachstad y desde allí nos montamos en el tren cremallera mas inclinado del mundo para llegar al Pilatus. Las vistas de las montañas y después la del valle y el lago que dibujan el perfil de la ciudad son magnificas. La bajada la hacemos en teleférico y telecabina hasta el pueblo de Kriens, donde un autobús nos lleva de vuelta al centro de Lucerna en menos de 15 minutos.
Monte Pilatus.
El Pilatus, la montaña insignia de Lucerna, es uno de los lugares más míticos de Suiza central, pero también uno de los más hermosos. En un día despejado, el Pilatus ofrece un panorama de 73 cumbres alpinas. La excursión mas completa para subir al Pilatus es con su Golden Roundtrip que incluye un viaje en barco desde Lucerna, ascenso en el tren cremallera y descenso en teleférico. a pilatus.ch
El precio del Golden Roundtrip es de CHF 103.60.por persona

Día 12: En ruta hacia Interlaken.
Lucerna - puerto de Brünig - Brienz - Interlaken - Spiez.

Salimos temprano de Lucerna con las motos cargadas y bajo la lluvia, recorriendo en paralelo los interminables lagos, casi por la orilla y alucinando con las inmensas cascadas de nombres impronunciables. Chorros de agua que se despeñan hacia el agua por las escarpadas laderas de las montañas. Nos encantaría detenernos para tomar un teleférico u otro tren de cremallera, pero la lluvia, cae cada vez más intensa y no nos permite retrasarnos. Subimos por el puerto de Brünig y pasamos junto al hermos lago de Brienz y famoso pueblo de Interlaken para llegar a nuestro destino final: el pueblecito de Spiez a orillas del lago de Thun.
En esta ocasión y gracias a la ventana del garaje del hotel, las Zero disfrutan de unas
fantásticas vistas y nosotros de una tarde suiza al cien por cien, nos relajamos en un bonito spa mientras dura el viento y las nubes hacían de las suyas y cenamos en el hotel.

100 km 0 cargas

Brienz y su lago turquesa.
Probablemente la parte más romántica de Brienz, aparte de su cristalino lago de color turquesa, es la «Bruhngasse», conocido más allá de las fronteras del país como el callejón más bello de Europa. La mayoría de las casas datan del siglo XVIII y están adornadas por esculturas en madera. El pueblo de talladores de madera de Brienz se jacta de una larga tradición en el trabajo de madera.
a MySwitzerland.com/brienz

Cataratas de Giessbach.
Todo un majestuoso espectáculo natural y donde el agua del arroyo Giessbach se precipita por un total de 14 escalones a las aguas turquesas del lago de Brienz. Hay una ruta de senderismo circular que comienza en el Grandhotel Giessbach para disfrutar del impactante estruendo del salto de agua.
a MySwitzerland.com/giessbach
Intelaken.
Interlaken está ubicada en la región del Oberland bernés entre los lagos de Thun y de Brienz. Esta pequeña ciudad está dominada por los tres colosos de piedra, los montes Eiger, Mönch y Jungfrau y es punto de partida perfecto para para numerosas actividades. Una de ellas es el Harder Kulm, un fantástico mirador a 1.322 metros al que se accede en menos de 15 minutos con un funicular desde Interlaken. Arriba las vistas son impresionantes y la fonde de queso en su restaurante también.
a interlaken.ch
a jungfrau.ch/harder-kulm
Valle de Lauterbrunnen.
Lauterbrunnen es sin duda uno de los valles más hermosos de Suiza que se encuentra entre paredes rocosas gigantescas y altos picos de montaña. Desde aquí se pueden contar hasta 72 saltos de agua y sus prados verdes y de colores son simplemente brutales.
a MySwitzerland.com/lauterbrunnen

Thun.
Edificios históricos, calles adoquinadas, un castillo blanco en el monte Schlossberg y las maravillosas vistas al lago con los imponentes Alpes berneses de fondo... los encantos de Thun conquistan a propios y extraños por igual. El símbolo de la ciudad es el imponente castillo de Thun, con su torreón erigido entre los años 1180 y 1190, que se alza majestuoso sobre el caso antiguo.
a MySwitzerland.com/thun
Hotel Eden Spiez.
El lugar perfecto para disfrutar de toda esta región. Este hotelito cuenta con 45 habitaciones, un restaurante con cocina de autor y un fantástico spa para relajarse. Todo ello a orillas del bonito lago de Thun.
a eden-spiez.ch
Día 13: Visitando la tierra
del queso y el chocolate.
Spiez - Gstaad - Gruyères - Charmey.

Por la mañana el cielo nos da un respiro. Madrugamos y cargamos las motos con las maletas rápidamente para aprovechar el tiempo despejado. El tramo de la Gran Ruta de hoy nos lleva por una cuerda de lagos más azules o esmeralda dependiendo de la cantidad de agua que llega de los cientos de cascadas que rompen las empinadas laderas. La primera parada en un lugar mítico para los esquiadores y los suizos que veranean en sus montañas, el precioso pueblo de Gstaad. Sus casas típicas de madera recuerdan al Tirol. Esta pequeña localidad en la época estival se transforma en una ciudad llena de color gracias a las flores que adornan los balcones de pino. Su centro peatonal invita a pasear, tomar un café en sus terrazas y dejarse ver…

163 km
0 cargas
Tramo de la Gran Ruta de Suiza
Desde la ideal Gstaad nos dirigimos a disfrutar del popular chocolate suizo a la fábrica de la marca más conocida en el país helvético; Cailler. El recorrido por la fábrica es muy interesante, te explican desde donde vino este alimento hasta de qué manera lo consumimos en nuestros días. Todo acompañado por el delicioso olor del cacao y con una sorpresa final: su degustación. A la salida, su tienda de chocolate es una perdición…
Tras otra carretera de curvas, llegamos a la zona de Gruyère, el paisaje de pinos y montañas se transforma en suaves laderas y verdes praderas, la mano del hombre ha modificado estos bosques durante siglos, transformándolos para el cultivo y sobretodo, para alimentación de su ganado. Las famosas vacas suizas que producen leche y quesos. El coqueto pueblo de Gruyères esconde más de una sorpresa. Ya a la hora de
comer, nos sentamos a degustar algo muy típico: la fondue moitié-moitié. Pero sin perder más tiempo salimos del restaurante para caminar sobre los adoquines, hacia la parte alta, donde el famoso castillo que da nombre al pueblo, nos abre sus puertas para la visita. Me sorprende lo bien conservado que está, con mobiliario, tapices, armaduras, pinturas, vidrieras y obras de arte que durante los siglos sus moradores fueron atesorando.
De esta típica localidad medieval de habla francesa, se quedó prendado el creador de la famosa y terrible figura de Alien: H.R. Giger. Tras su muerte dejó un legado a este bucólico pueblo. Un museo y un bar de los más especiales y representativos que he visto en mi vida. Merece la pena visitar ambos lugares. Tras un refrigerio, seguimos rodando hasta nuestro hotel en la localidad de Charmey.


Visitamos la primera gran fábrica de chocolate de Suiza fundada por François-Louis Caille en 1819. La visita se hace con una audio guía en español donde te narran toda la historia del chocolate para terminar con una fantástica degustación.
a cailler.ch
CHF 15 por persona

Fondue moitié-moitié.
Suiza cuenta con muchos tipos de fondues de queso pero la de esta zona es la más deliciosa. Está hecha con queso Le Gruyère y con Vacherin Fribourgeois, un placer de dioses. El mejor sitio para tomarla es aquí en el Hôtel de Ville de Gruyères.
a hoteldeville.ch

Hotel Cailler.
Hotel moderno y acogedor en la localidad de Charmey en Gruyère. Cuenta con un restaurante de especialidades de la región.
a hotel-cailler.ch

Gruyères.
Este pueblecito parece haberse quedado en la Edad Media. En lo alto de su colina se puede visitar su castillo desde el cual se pueden apreciar en toda su belleza las vistas panorámicas de la región prealpina. Recorremos sus callejuelas descubriendo cientos de motivos para hacer fotos. Otra forma de cultura totalmente diferente es la del museo y bar del ganador del Oscar y creador de „Allien“ H. R. Giger y sus ricos platos tradicionales como la fondue de queso moitié-moitié y su postre de merengues con nata fresca y frambuesas.
a MySwitzerland.com/gruyeres
a MySwitzerland.com/gstaad Gstaad.
Este pueblecito de los Alpes de chalets de madera y tiendas de lujo es una de las estaciones de esquí mas glamurosas de Suiza. En verano ofrece un entorno natural precioso y varias excursiones.
Maison Cailler.

Motos Zero en La Gran Ruta de Suiza, © moppetfoto.de
Día 14: Los viñedos de Lavaux frente al lago Lemán.
Charmey - Gruyères - Col des Mosses - Aigle-Montreux-Vevey.

Nos levantamos con muchas ganas de rodar y sobretodo, de que el cielo nos de un respiro. Durante el desayuno miramos el parte meteorológico como cada mañana, la verdad que en Suiza siempre aciertan y promete un paréntesis entre las 10 y las 11 de la mañana. Así que nos damos prisa en cargar las motos bajo techo y salir a conocer la elaboración de una de nuestras pasiones: el queso. El plan es visitar La Maison du Gruyère y de paso charlar con su directora que es una auténtica motorista y las dos pasiones se unirían en una deliciosa cata. Pero no puede ser y con un retraso de unos minutos por nuestra parte, las nubes dejan caer toda su carga. El cielo cada vez se pone más negro y pese a llevar un excelente
Tramo de la Gran Ruta de Suiza excepto el trozo entre Château d’Oex y Aigle

82 km
0 cargas
equipamiento para agua, las motos en modo «rain» y unos neumáticos perfectos, abortamos la visita para llegar cuanto antes al Col des Mosses, que separa la zona del Oberland bernés con el cantón francófono de Vaud.
Un puerto con una deliciosa subida llena de curvas y contra-curvas donde el paisaje comienza a suavizarse de nuevo. Desde arriba y ya en bajada el descenso nos regala paisajes y sonidos por una carretera sin trafico debido a la lluvia. Poco a poco los viñedos en terraza de Lavaux se adueñan de las colinas y a lo lejos, tras la cortina de agua se divisa el castillo de Aigle, bajo una nueva y divertida sesión de curvas. Un rato de cielo azul no deja contemplar el castillo en todo su esplendor y disfrutar de la carretera en nuestro último día de viaje. Seguimos y a orilla del lago Lemán nos encontramos
con Montreux, una preciosa localidad conocida, entre otras cosas, por su festival de jazz y su castillo de Chillon, que parece flotar sobre el agua y vale mucho la pena visitar.
El día sigue despejado así que rodamos por los pueblecitos de Lavaux que se encuentran a lo largo de la conocida «Route de la Corniche» una ruta panorámica que disfrutamos bajo el sol de media tarde. Ya estamos llegando a nuestro destino final, el pueblo de Vevey junto al lago Lemán. Disfrutamos de un paseo por esta parte del lago jalonado con estatuas y obras de arte. En esta zona vivió durante mucho tiempo Charlie Chaplin y junto a su casa, que también se puede visitar, se ha creado un fantástico museo que narra todas sus aventuras. Muy recomendable visitarlo.


No, no tiene agujeros.
Es normal que a muchos les suene el nombre de Gruyères por el queso Le Gruyère (AOP). Este aparente trabalenguas se resuelve mejor en la Maison du Gruyère, un centro de interpretación el que se aprende sobre su elaboración, su curiosa y asombrosa forma de rueda y su textura sin agujeros.
a lamaisondugruyere.ch

Castillo de Aigle.
Está situado en el corazón de un gran viñedo y de una tradición vitivinícola milenaria de Chasselas, una variedad de uva que produce un vino blanco seco. Empezó siendo una torre de vigilancia de los barones de Aigle y con el tiempo acabó convirtiéndose en una auténtica fortaleza.
a aigle-tourisme.ch
Montreux Vevey Riviera.
Entre el lago, montañas y viñedos, Montreux Riviera presenta un paisaje de postal. Un auténtico pedacito de paraíso que ha seducido a artistas, escritores y viajeros en busca de belleza, calma e inspiración. Probablemente no sea casualidad que Charlie Chaplin eligiera las alturas de Vevey para pasar los últimos 25 años de su vida, que Freddie Mercury inmortalizara el lago Lemán y los picos del Grammont en la portada del álbum «Made in Heaven», que Igor Stravinski compusiera «Le Sacre du printemps» en Montreux o que Prince declarara su amor por Lavaux en una canción que lleva el nombre del famoso viñedo en terrazas, considerado Patrimonio de la Unesco.
a MySwitzerland.com/montreuxriviera
Castillo de Chillon.
Esta fortaleza del siglo XIII impacta por su belleza: asentada sobre una roca de la orilla, su imagen se refleja sobre las aguas azules del Lemán hasta convertir la estampa en una de las más representativas de Suiza. a chillon.ch

Dónde comer y dormir.
Ze Fork en Vevey
Restaurante de cocina mediterránea y de mercado.
a zefork.ch
Montreux Jazz Café
Ubicación perfecta para un almuerzo informal.
a montreuxjazzcafe.com
Hotel du Léman
Bonito hotel en Vevey con espectaculares vistas sobre el lago Lemán.
a hotel-leman.ch

Día 15: Volvemos a casa.
Ha llegado el momento de despedirse de Suiza y su fantástica Gran Ruta. La experiencia de descubrir este país y sus puertos de montaña con una moto
eléctrica ha sido espectacular y nuestras ZERO nos han regalado momentos inolvidables. Vuelvo enamorada de este pequeño gran país.
Suiza en moto eléctrica con Alicia Sornosa.
Alicia Sornosa
Con la moto ZERO SR/S por el puerto de San Bernardino, © moppetfoto.de



Vevey – Valance: 334 km | 1 carga
Desde uno de los hoteles más bonitos de Vevey, el Hotel du Lemán, del que os recomiendo su restaurante, nos despedíamos de Suiza y su Gran Ruta. Emprendemos ruta hacia España y ya tenemos controlados los lugares donde recargar, la autonomía real de las motos y la forma de pilotarlas para sacar el máximo partido a su batería. No utilizamos la autovía en ninguna ocasión, ni falta que nos ha hecho. Suiza tiene las carreteras mejor conservadas de las montañas y es aquí donde más hemos disfrutado de las Zero. A mitad de ruta paramos para comer algo y cargar las motos, en menos de una hora estamos de nuevo en marcha. Pilotamos bajo la lluvia todos el día para acercarnos lo más posible a la frontera con España, hacemos noche en Valence.
Segunda etapa:
Valence – Montpelier:
204 km | 1 carga
De nuevo en ruta y esta vez bajo un sol abrasador, el tiempo ha cambiado por completo y el viaje, entre las ganas de volver y el sol, se hacía más intenso. Vamos siguiendo el curso del Ródano y comemos muy cerca de Avignon. En Francia cualquier pueblecito de la rivera es agradable, así que aprovechamos de nuevo para cargar y tomar algo rápido. Cuando llegamos a Montpelier, en pleno veraneo de los franceses, no hay ningún hotel disponible, así que utilizamos los famosos IBIS que están en la carretera, y que además cuentan con cargadores de Tesla dónde podemos recargar las baterías de nuestras Zero. La ubicación nos viene muy bien ya que queremos salir disparados casi al amanecer para aprovechar el fresco y las carreteras de montaña para atravesar los Pirineos.
Tercera etapa:
Montpelier – Barcelona: 462 km | 2 cargas
Casi de madrugada, con un café en el cuerpo y ganas de aprovechar el último día de curvas salimos hacia Perpignan donde tomamos la N116 que nos lleva por unas carreteras llenas de curvas y pequeños puertos del Pirinéo francés hasta Figueres, donde nos detenemos a cargar y tomar otro café, aunque el plato fuerte y la despedida está en uno de los hoteles más exclusivos de la zona, el Hotel Can Perellada, donde tomamos un buen almuerzo, cargamos en los enchufes de Porsche y nos despedimos del mediterráneo antes de entrar en Barcelona, donde nos esperaba la prensa y algunos amigos para darnos la bienvenida y charlar de esta aventura por la Gran Ruta de Suiza… en silencio.
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