
3 minute read
LA MUJER EN EL EMBALSAMAMIENTO
Como mujer embalsamadora, puedo decirles que en estos tiempos, es una labor ardua hacernos notar y demostrar que somos capaces de realizar esta hermosa carrera de manera profesional, con ética y conocimiento de la materia.
Estamos en un siglo donde la mujer está tomando impulso e incursionando en muchos ámbitos donde comúnmente no se le veía. Yo vengo de una cuna de funerarios. Las generaciones anteriores a mí ya se dedicaban a brindar servicios funerarios, por lo cual siempre he estado inmersa en esta labor, solo que ahora la practico de una manera profesional; con mayor capacitación, infraestructura y formación académica.
Advertisement
Hoy en día, embalsamar es un trabajo que ha pasado de ser un oficio a convertirse en una carrera profesional. De igual manera, la participación de las mujeres en esta labor ha incrementado paulatinamente. Sin embargo, aún falta mucho por hacer, pues sigue siendo un escenario abarcado mayoritariamente por hombres.
Al ser embalsamadora y del sureste del país, resulta complicado ejercer y que te tomen “en serio”, ya que esta es una actividad mayormente relacionada a los hombres; quizás porque se trata de un trabajo sumamente demandante y sin horarios fijos. Por eso para mí es un reto el ponernos en alto a nosotras las embalsamadoras y marcar una diferencia.
Además de lograr una equidad entre hombres y mujeres en el gremio de embalsamadores, otro objetivo es lograr que, quienes ejerzan esta profesión, se capaciten, inviertan y no defrauden la confianza que la familia de la persona fallecida ha depositado en nosotros. Debemos conseguir que en la velación del cuerpo, los dolientes puedan despedirse del difunto con un grato recuerdo, hacer que sea un momento que ayude al proceso de duelo de una familia.
Mi trayectoria como embalsamadora ha sido compleja. Lograr “hacerte de un nombre” y que la gente reconozca tu trabajo, muchas veces es más complicado que en el caso de nuestros pares varones.
Otro claro ejemplo es que la mayoría de los cursos, diplomados o capacitaciones en embalsamamiento, un 85 o 90 por ciento es impartido por colegas hombres, y para nada demerito su conocimiento, porque de ellos también he aprendido, pero también hay mujeres capaces de transmitir conocimientos en materia de embalsamamiento. Somos de igual manera capaces, comprometidas y profesionales para poder realizar estas actividades.
Desde un inicio, cuando decidí adentrarme en el gremio funerario y el oficio de embalsamar, sabía que sería un camino difícil; no solo necesitas demostrar lo buena que eres realizando tu labor, también se trata de poner en alto a tus colegas mujeres y demostrar sus capacidades.
Siempre me han gustado los retos. Desde que elegí mi carrera universitaria como Ingeniera Química, sector que mucho tiempo fue ocupado por más hombres que mujeres, supe que los retos son algo que me apasiona y sobre todo, que quería marcar la diferencia de manera positiva, abriendo camino a futuras mujeres colegas tanto en la ingeniería, como en el embalsamamiento. Esto me motiva a seguir innovando, capacitándome e invirtiendo en una mejora continua, para hacer esa brecha de género más pequeña para las generaciones más jóvenes.
A lo largo de los años, recuerdo cómo con esfuerzo pude ir cambiando el pensamiento de muchas personas. Pasar de comentarios como: “¿Una mujer va a embalsamar?”, “¿Segura que sabes cómo hacerle?” o “Pensé que sería hombre el embalsamador”, a opiniones que, después de ver mi trabajo, se tornaron en: “Gracias, se va en paz” o “Mi familiar está sonriendo”. Esas simples palabras de agradecimiento son las que me impulsan a seguir haciendo y mejorando en esta noble labor, que es dignificar a un ser que ha trascendido. Al final todo el proceso y la logística que se hace es por darle una despedida digna.
Me siento orgullosa al decir que la mayor parte de los embalsamadores a los que he enseñado son mujeres, y no porque así lo haya decidido, sino porque al platicar con las personas, confirmo que las mujeres han despertado y descubierto que ellas también pueden hacer un excelente papel en este gremio. Me alegra que algunas mujeres me tomen como ejemplo al incursionar y capacitarse para profesionalizarse en esta labor tan importante que desempeñamos como embalsamadores.
Puedo decir que, en estos años, como embalsamadora me han tocado casos que han dejado huella en mí y en mi trayectoria. Cabe recalcar que toda persona que embalsamo es importante, pero hay casos en específico que dejan huella, como fue el trágico accidente de migrantes sucedido en diciembre 2021, donde fallecieron 56 personas.
Nos tocó la gran responsabilidad y compromiso de repatriar a 46 de ellos a sus países de origen, que fueron Guatemala y República Dominicana. Estos cuerpos fueron embalsamados 30 días después de haber fallecido. Es ahí donde remarco que el profe- sionalismo, la capacitación y el conocimiento, son las mejores herramientas. En conjunto con mi equipo de embalsamadores, mi hermana Marcela Díaz Carachure, Jorge Luis Díaz Figueroa y sus embalsamadores, pudimos hacer esta labor titánica para que los deudos de estas personas pudieran velarlos y darles una despedida digna en su país de origen, sin importar que ya hubiera pasado más de un mes del accidente.

Hago nuevamente hincapié en lo importante que es siempre seguir capacitándonos, aprendiendo e invirtiendo. En el embalsamamiento todo va innovando y nunca dejamos de aprender cosas nuevas. Así como surgió la pandemia de COVID-19, no sabemos en un futuro qué otras enfermedades puedan surgir, y como prestadores de un servicio que está dirigido a las personas que han partido, nuestra meta es seguir cumpliendo con las familias que depositan su confianza en nosotros, claro está, sin exponer nuestra propia integridad.
