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COVID-19

El SARS-COV2 (COVID-19) causó pánico no solo en México, sino en todo el mundo, debido al desconocimiento de la enfermedad. Escuchábamos tantos rumores en las noticias y creábamos distintas hipótesis sobre el problema que nos invadía, que nos hicimos una idea errónea sobre el manejo de cuerpos o cadáveres de personas que fallecían diagnosticados con COVID-19.

Cada país asumió sus propias restricciones.

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Recuerdo que en un evento alusivo al día de muertos, en la ciudad de Morelia, nos comentaron que en algún país de Centro América, la policía civil se encargaba de acompañar a la carroza fúnebre directo al cementerio o crematorio, para garantizar que las medidas sanitarias dictadas se cumplieran al pie de la letra; y para asegurarse de que el destino final del cuerpo fuera inmediato, ya fuera el caso de darle sepultura o incinerarlo.

En México, las restricciones gubernamentales se limitaron a dar un destino final inmediato a las personas finadas con un diagnóstico de COVID-19; ya fuera cremación o inhumación. Pero la realidad es que el número de fallecimientos rebasó la capacidad de respuesta de todas las funerarias del país. Había una larga fila de espera para poder llevar a cabo la resolución de los cadáveres.

Fue entonces cuando nos preguntamos: ¿Cómo garantizar un área de trabajo segura para los colaboradores de las funerarias?, ¿Cómo evitar probables contagios por COVID-19 en el manejo de cuerpos?

Las enseñanzas de la pandemia

Para muchos, y me incluyo, la pandemia nos hizo recapacitar sobre las medidas sanitarias correctas que debemos mantener en nuestro centro de trabajo. En ese sentido, mejorar las medidas en cuanto al manejo de cuerpos Covid en el embalsamamiento, significaba reducir el riesgo de contagio, especialmente cuando teníamos que esperar varios días para encargarnos de un cadáver por la carga tan alta de trabajo.

Seguramente muchos de nuestros embalsamadores llevaron a cabo diversos procesos de embalsama- miento en cuerpos Covid sin percatarse de ello; hago alusión a los casos falsos negativos. No olvidemos que en el periodo de incubación del virus, era complicado que el diagnóstico fuera positivo. También estaban los casos de las personas que daban positivo a COVID-19, pero eran asintomáticas, y no presentaban signos de tener la enfermedad. Debido al desconocimiento, muchas personas se negaban a ser hospitalizadas y fallecían en sus hogares, ¿Qué sucedía también con aquellas personas que lamentablemente perdieron la vida por algún accidente en tiempos de pandemia?

Al final, no supimos lo que ocurrió. Pero en ese momento nos dimos cuenta de que no estábamos preparados con un protocolo sanitario, y nuestras preguntas fueron: ¿Qué hacer?, ¿Contamos con los requerimientos mínimos para poder resolver la situación?, ¿Conocíamos el porqué de las cosas?, ¿Realmente era un caso Covid o la persona presentaba secuelas de tuberculosis pulmonar?

Indagando con la familia, ellos corroboraron que la persona fallecida sí tenía Covid, y que habían decidido venir así a la ciudad, ¡Oh Dios! Estuvimos expuestos…

Recuerdan ustedes que a principios del 2020, la ANDF buscó la forma de brindar a todos los asociados herramientas para enfrentar la pandemia. Para ese entonces, en nuestra funeraria contábamos con un protocolo para el manejo de cuerpos, el cual fue creado a partir de una certificación en línea que ofertó un instituto de embalsamadores profesionales, con el aval de la Academy of Professional Funeral Service Practice de Estados de Unidos. En el protocolo se detallaba el procedimiento de recolección y el proceso de embalsamamiento de cadáveres Covid. Dicho protocolo fue compartido a la ANDF, y aunque para ese momento ya sabíamos cómo realizar el proceso de embalsamamiento, químicamente hablando, no estábamos seguros de lo que hacíamos. Déjenme contarles una historia nuestra. Resulta que fuimos contratados para tomar el caso de una persona que había fallecido por impactos de arma de fuego. El cuerpo fue trasladado a una comunidad cercana, donde los rituales funerarios operan bajo los usos y costumbres; la persona fallecida era velada sin ninguna medida sanitaria. Las autoridades no podían controlar la situación debido a la cultura en nuestro país, por lo que visitar las comunidades suponía un alto riesgo de contagio.

Y estamos hablando solamente de nuestra experiencia laboral, un caso aislado.

Cuando fuimos a recoger el cuerpo al SEMEFO todo parecía normal. La familia del fallecido comprendió que dentro del vehículo fúnebre no estaba permitido que nos acompañaran y tomaron distancia. Hasta ese momento todo bien. Pero al llevar a cabo el procedimiento de embalsamamiento de las cavidades nos encontramos con que ambos pulmones tenían signos de secuelas características de infección por COVID-19, tal y como se había demostrado en diferentes artículos médicos en desarrollo, gracias a estudios en necropsias realizados por autoridades sanitarias.

¿Por qué no fuimos avisados por nuestras propias autoridades respecto al riesgo que implicaba trabajar con ese cadáver?

Fue hasta un evento de Frigid Fluid Company, marca de fluidos para embalsamar a la cual represento orgullosamente en México y Latinoamérica, el cual se llevó a cabo en Cancún, Quintana Roo, en el 2021, que nuestro equipo conformado por Nelson Sánchez, el Dr. Damon De La Cruz, Amanda King, Mel, Dana, John Ligada y un servidor, otorgamos una serie de conferencias a embalsamadores de México, Estados Unidos y Puerto Rico. En esa ocasión, el Dr. Damon De La Cruz, quien es autor del libro Turning Art Into Science, nos explicó cómo el formaldehído actúa inactivando la molécula de Covid-19.

Estoy seguro de que muchos embalsamadores, aún en el 2022, no sabemos químicamente qué sucede cuando realizamos un procedimiento de preservación de tejidos como lo es el embalsamamiento. Sabemos que el cuerpo se preserva a través del formaldehído, el cual es la sustancia más usada por nuestro gremio en México. Pero hay que ahondar en los resultados por el uso de este químico, sean excelentes, buenos, malos o pésimos. Un resultado no esperado del uso de esta solución son los afamados cuerpos grises o acartonados por el exceso de formol, el cual provoca deshidratación en el cuerpo procesado.

Todos y cada uno de los fluidos para embalsamar en nuestro mercado, contienen formaldehído, el cual es una sustancia muy maleable, pero ¿Sabemos cómo usarlo para lograr un embalsamamiento óptimo?

Recuerda que un procedimiento de embalsamamiento tiene dos objetivos principales:

1. Garantizar la preservación y desinfección del cuerpo, minimizando el crecimiento de microorganismos.

2. Asegurar a la familia de la persona fallecida, un marco memorial favorable para darle una despedida, e impactar de manera positiva en el proceso de duelo.

¡Que comience la lección de química!

Como lo mencionamos en el Foro de Embalsamamiento, llevado a cabo en FUMEXPO 2022, si nosotros conocemos de química y entendemos cómo el formaldehído actúa al contacto con las proteínas, tendremos una respuesta bastante coherente para el seguimiento en personas finadas por COVID-19.

Las proteínas del cuerpo están formadas por aminoácidos, los cuales están formados por el famoso “CHON” que conocimos en la secundaria; CARBONO, HIDRÓGENO, OXÍGENO Y NITRÓGENO. Seguramente recordamos esto, pero el cómo actúan entre ellos nos sigue generando problemas.

¿Qué les parece si le damos una identidad a cada uno de ellos y explicamos cómo se atraen entre sí?

CARBONO: Es un elemento que, mientras tenga 4 enlaces es feliz. Durante las reacciones químicas alguno de estos enlaces cambiará, pero por naturaleza siempre tendrá 4.

HIDRÓGENO: Es aquel buen amigo que siempre estará presente en el medio, noble. Si le dices hoy deseo ir al baile con alguien más, él acepta y estará esperándote cuando regreses.

OXÍGENO: Él es como aquella persona que nos deja en la mesa por ir a hacer nuevas amistades. El oxígeno siempre buscará hacer enlaces nuevos.

NITRÓGENO: Es un elemento altamente deseado. Genera atracción para los demás, y es precisamente con él con quien el carbono del formaldehído va a reaccionar; es por eso que decimos que el formaldehído reacciona a los nitrógenos de la proteína.

Y ahora, te presento a la molécula del formaldehído:

En pocas palabras, cuando el formaldehído entra al sistema circulatorio se produce una reacción química entre él y las proteínas, hay un cambio entre los elementos que los conforman. Para explicarlo de forma fácil, podemos apoyarnos en la imagen agregada donde:

1 El nitrógeno de la proteína está enlazado con un hidrógeno.

2 Cuando el formaldehído llega al sistema circulatorio mediante la inyección arterial, el oxígeno que contiene esta molécula se separa del carbono. Recordemos que la identidad del oxígeno nos indica que él va a tratar de hacer nuevas amistades.

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Para ese momento, el carbono de la molécula del formaldehído solo tiene 2 enlaces y recuerda que él siempre buscará tener 4 elementos. Por lo que, cuando se encuentra con los nitrógenos de la proteína se siente atraído.

4 Por lo tanto, el carbono solicita unirse al nitrógeno de una cadena de proteína y al nitrógeno de otra cadena de proteína, para completar sus 4 enlaces.

5 Como amor a primera vista, el nitrógeno de cada proteína acepta unirse al carbono, pero para ello debe liberar al hidrógeno que tiene enlazado a él. Se liberan dos hidrógenos en total.

6 En el ambiente ya se encuentran liberados dos hidrógenos y un oxígeno, cuando ellos se enlazan se genera una molécula de agua. Esta es la razón por la que decimos que el formaldehído deshidrata; en el intercambio químico de elementos el resultado es H2O, lo que nos indica que le estamos quitando agua al tejido.

Finalmente, el átomo de carbono se une al nitrógeno de las dos cadenas de proteínas. De manera sencilla podemos decir que el formaldehído actúa enlazando a dos proteínas, las sujeta fuertemente evitando su desintegración de forma rápida, y a eso se le llama “preservación”.

¿Qué tiene que ver esto con el embalsamamiento de cuerpos Covid?

¡Absolutamente todo! La molécula de SARS COV 2 o COVID-19, está formada por una corona de proteínas, de ahí su nombre “coronavirus”. Al entender cómo el formaldehído reacciona con las proteínas que conforman los tejidos de nuestro cuerpo, deducimos de forma sencilla que también reaccionan con las proteínas del Covid-19.

En pocas palabras, podemos decir que modificamos las proteínas que tiene en su corona, evitando así que la proteína “S”, la cual destaca por formar una estructura en forma de espícula o espiga, se ancle a las células del huésped para llevar a cabo el contagio.

Por lo tanto, las recomendaciones son las siguientes: asegurarnos de tratar las vías respiratorias y mucosas con abundante asepsia, teniendo cuidado en la limpieza exhaustiva de nuestro instrumental. Poner especial atención en nariz y boca, pues aquí es donde el virus radica, recordando que se convierte en una superficie, y su supervivencia sería de máximo 48 hrs.

Una vez llevado a cabo el procedimiento de embalsamamiento junto con una desinfección extra, el cadáver debería ser considerado de muy bajo riesgo de contagio para el ser humano.

En meses pasados la Asociación de Técnicos Embalsamadores de la República Mexicana ATEMBAL, llevó a cabo su asamblea en la ciudad de Guadalajara, donde contamos con la excelente participación de la Dra. Sofía Bernal, quien se desempeña como investigadora de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, en el Departamento de Microbiología de la Facultad de Medicina, Centro de Investigación en Ciencia de la Salud y Biomedicina. Ella nos compartió los resultados de la investigación que llevó a cabo con pruebas reales de tejidos con SARS-CoV-2, usando diversas concentraciones de formaldehído en el ambiente, obteniendo como conclusión que para el embalsamamiento, una concentración del 5% de nuestra solución arterial es suficiente.

El SARS COV 2 ostentando su famosa corona de proteínas, de ahí su nombre: “Coronavirus”.

¿Qué seguridad nos brinda esto?, ¿Nos garantiza que el cuerpo no es contagioso?

Debemos recordar que el COVID-19 es una enfermedad del sistema respiratorio, en donde los resultados por contagio son el aumento en las secreciones de moco por la vía nasal, lo que al morir se convierte en una superficie a donde no llega irrigación, por lo que la inyección arterial no provee de una desinfección completa en esta área externa.

A partir de ahora el COVID-19 estará presente en nuestra vida diaria, probablemente en el futuro se nos presenten únicamente casos aislados, como ocurre ahora con el VIH. Los virus siempre han estado y estarán presentes, por lo que hacer un trabajo cuidadoso y profesional, debería hacerse un hábito en nuestro gremio.

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