Revista Nº7 de Somoscampistas.com

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PSICOLOGÍA LA IMPORTANCIA DE AYUDAR A LOS NIÑOS A GESTIONAR LAS EMOCIONES NEGATIVAS (por Sandra Toribio Caballero)

No cabe duda de que si hay algo que los padres y madres intentan evitar a toda cosa es el sufrimiento de sus hijos e hijas. Su preocupación es constante desde los primeros momentos del embarazo y los posteriores al nacimiento: “¿Estará bien? ¿Tendrá frío? ¿Calor? ¿Llorará porque tiene hambre?”. Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos, resulta inevitable que exista cierto nivel de disconformidad y angustia a medida que vamos creciendo: los “mayores” lo sabemos bien. Es imposible pasar un solo día en el que todo vaya “sobre ruedas” todo el tiempo: nos sentiremos preocupados o enfadados ante un mal gesto o una mala contestación de alguien, decepcionados con nosotros mismos si algo no nos sale como esperábamos o tristes al escuchar una determinada noticia.

¿Tienen las emociones negativas algún aspecto positivo? Las emociones existen porque tienen una función, sirven para algo. De hecho, el que podamos sentir alegría o tristeza resulta fundamental para nuestra supervivencia como especie, ya que las emociones nos ayudan a tomar decisiones. Además, las emociones resultan fundamentales para la comunicación, ya que normalmente, tienen un efecto sobre el otro. Si sentimos angustia o tristeza1 , normalmente esperamos que otro nos calme, que se acerque a nosotros, que nos pregunte qué nos pasa o si puede hacer algo para ayudarnos. Esto lo podemos entender desde cuando un niño llora y acude a su madre o padre, o cuando un adulto con una crisis de ansiedad acude a un servicio de urgencias: en ambos casos se espera que haya un otro que contenga y calme.

Y esta reacción, por supuesto, empieza en el cerebro, pero luego pasa a reflejarse en el cuerpo, ya sea en el cuerpo real o en nuestra simulación interna del cuerpo. (…)Y todo este conjunto -el estímulo que lo ha generado, la reacción en el cuerpo y las ideas que acompañan esa reacción- es lo que constituye el sentimiento2.” Otro experto en la materia, Paul Ekman3 (psicólogo conocido por sus estudios sobre la categorización de emociones y la importancia del lenguaje no verbal), hizo en 1972 una clasificación de las emociones básicas o biológicamente universales: repugnancia, alegría, ira, miedo, sorpresa y tristeza. Dos décadas más tarde, amplió considerablemente esta lista, incluyendo desprecio, culpa, orgullo, alivio, vergüenza y satisfacción, entre otras.

Pero, ¿de qué hablamos en realidad cuan-

do hablamos de emociones y sentimientos? Antonio Damasio hace la siguiente distinción: “Cuando experimentas una emoción, por ejemplo la emoción de miedo, hay un estímulo que tiene la capacidad de desencadenar una reacción automática.

1 Martínez Ibañez, J. J. (2013). Las dos edades de la mente: Vicisitudes del funcionamiento mental. Ágora Relacional. 2 “El cerebro, teatro de las emociones”. Entrevista de Eduard Punset a Antonio Damasio. Extraído el 18 de Marzo de 2013. http://www.eduardpunset.es/419/charlas-con/el-cerebro-teatro-de-las-emociones. 3 Paul Ekman. Consultado el 18 de Marzo de 2013. https:// paulekman.com/.

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