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ABDALA FARAH MEDINA

La historia de mi enfermedad comenzó con la visita a la Dermatóloga para un chequeo de hijo mayor Abdala, ya nos estábamos yendo cuando mi esposa Laura le dijo a la Doctora que le echara un vistazo a un lunar que tenia en la espalda que había cambiado de color y que no le gustaba. Yo me resistí un poco, sinceramente no le daba la importancia debida, de hecho recuerdo haberle dicho ¡No, no es nada! pero fue tanta su insistencia que inmediatamente me levanté la camisa y la Dermatóloga lo checó y me dijo Abdala hay que quitarlo para mandarlo a analizar. Días después acudí a su consultorio para que me lo extirpara recuerdo perfectamente que fue un 7 de octubre del 2017.

A la semana siguiente recibí su llamada: Abdala ¡necesito que estés tranquilo y que tomes con seriedad lo que te voy a decir, lo que tienes es un melanoma, un cáncer de piel y tienes que pasar con un Oncólogo!

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Estaba alojado en la parte de atrás de la espalda en el lugar que le llaman el triángulo de la muerte por qué no hay manera de que lo veas. De la mano de esto tengo que platicarles mi afición al ejercicio, al levantamiento de pesas, meses atrás venía padeciendo un dolor de cuello que se lo atribuía a un tirón de algún tendón, un dolor no cedía con nada y cada vez agudizaba. Cuando el doctor me checa y me revisa el cuello, observa que tengo los ganglios de la garganta muy inflamados, inmediatamente me mandó con un patólogo para realizarme unas punciones.

Recuerdo haber escuchado perfectamente “Doctor lo que vayan hacer, que lo hagan de una vez por qué a él le quedan entre 3 y 8 meses de vida”

Cuando escuchas cáncer lo relacionas a muerte, te paraliza; sin embargo saque las fuerza necesarias por mis tres hijos y mi familia. Gracias a Dios tuve la oportunidad de irme a Houston, llegué con mis análisis y me dijeron que los resultados distaban mucho de mi primer diagnóstico, necesitaban operarme para obtener una muestra. El cáncer estaba alojado en mi garganta y en la espalda; de inmediato comencé con el tratamiento de la vacuna inmunológica Optivo Inmonulab misma que me aplicaron en mi espalda donde estaba alojado el melanoma para luego proceder a la extirpación de ganglios, tiroides y comenzar con el tratamiento de la píldora radioactiva.

Por más de un año llevé el tratamiento, hacía una semana en Houston y otra no, el problema fue que en una segunda intervención durante la operación los doctores comenten una negligencia médica y al intentar extirparme uno de los ganglios lastiman mi conducto linfático, solo un 2 % de la población a nivel mundial lo ha sufrido, estuve abierto de la garganta por casi

40 días batallando entre la vida y la muerte, me dio septicemia y diario me tenían que hacer curaciones para retirar la infección, no comía, me tenían que alimentar por sonda, me operó un robot ultra especializado que localizó la ampliación de melanoma, las dos embolizaciones para luego cauterizar lo de la linfa que estaba cortada. Mi cáncer no fue detectado a tiempo, el de la garganta ya estaba avanzado y el melanoma ya había echado raíz en el ganglio sentinelas que me quitaron. Sin embargo eran tantas mis ganas de vivir por mis hijos y mi familia que no me di por vencido.

Mi familia ha sido un pilar importante en todo mi proceso, me han apoyado muchísimo, mis primos que son mis hermanitos son los que me acompañaban a que me pusieran cada quince días mi vacuna dejando atrás su trabajo y a sus familias. Lo más difícil es enfrentarte y ver el dolor que está enfermedad genera a tu alrededor, no me gustaba en lo absoluto ver la tristeza en el rostro de mis papás.

Mi esposa Laura es una mujer fuerte, que ha estado conmigo siempre, una mujer que se preocupaba hasta de mis palabras ya que de ella aprendí que somos lo que expresamos, hay que pensar muy bien lo que decimos ya que nuestra boca es muy poderosa y siempre hay que dirigirnos hacia a lo positivo. Es una extraordinaria madre y esposa, se dedicó a mi y al mismo tiempo se hacía responsable de mis hijos, mismos que dejé mucho tiempo en fechas importantes, como Navidad, Año Nuevo y sus cumpleaños. Antes era una persona que no pensaba siempre actuaba, hoy soy una persona que piensa y enfocada en lo que vale la pena y lo que no, aprendí a dejarlo ir.

En esta vida hay que tratar de vivir al máximo cada minuto y disfrutarlos siempre.

Mi relación con Dios ha sido buena, y con la enfermedad mejoró muchísimo, me entregué a él y a su voluntad, rezarle siempre me ayudó y puedo decir que hoy lo hago con mucha más frecuencia y Él lo sabe.

He conocido gente nueva que ha rezado por mi y ni siquiera la conocía, estoy sumamente agradecido por tantas y tantas muestras de cariño, he formado una familia más amplia por qué en este camino siempre coincides con gente que está pasando por temas parecidos y les he podido llevar mi diálogo con mucha tranquilidad.

Mi mayor consejo es la paciencia porque esta no es una carrera de velocidad sino de resistencia; hay que pegarse mucho a Dios porque Él es el único qué les va ayudar a encontrar el camino de la salud del alma y esa tranquilidad nada más en Él te la puede dar.

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