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GERARDO ACEVEDO MACARI

Mi historia con esta enfermedad viene de muchos años atrás, comenzó manifestándose con unas manchas en la piel que salían y se iban. Al principio acudí con Dermatólogos que me decían que podría tratarse de alguna infección en la piel pero no sabían el origen; nunca llegué a un diagnóstico certero. Me casé y años después en vez de las manchas me salieron unas bolas en los brazos que resultaron ser tumores. Después de pasar por varios doctores y distintos especialistas, me hicieron una biopsia en uno de los tumores detectando así cáncer, Linfoma periférico de células T; un tipo de cáncer de la sangre, que se manifestaba en la piel y que ataca principalmente 4 órganos: piel, bazo, hígado y pulmones, sin embargo a mi solamente se me manifestó en la piel, no solo con las manchas y los tumores sino también se me abrieron unas heridas que solo cerraron después de las quimioterapias. Recibí 6 rondas de quimios, después me dieron radiación en todo el cuerpo, una vez que estaba en remisión los doctores estaban valorando un transplante de médula ósea, por autotransplante o por donación. En el inter el cáncer regresó y me dieron otras 4 rondas de quimios y posteriormente un transplante de médula por donación; mi hermana María Eugenia fue quien me donó su médula.

Estoy batallando con la enfermedad, el cáncer me lo detectaron el 1 de marzo de 2016, el 15 de marzo comencé con el tratamiento, el transplante de médula me lo hicieron el 26 de junio de 2017 y desde esa fecha hasta ahora he estado con medicamentos y tratamientos leves.

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Recuerdo perfectamente cuando fui a buscar mis resultados, leí que podría tratarse de un linfoma, desconocía esa enfermedad, por lo que no le di importancia. Regresé al trabajo y decidí entrar a internet y ver de qué se trataba. Ahí fue cuando me di cuenta de la gravedad de la enfermedad.

Después de leerlo y descubrir de qué se trataba solo pensé en mi familia, en mis hijos, le llamé a mi mujer y le pregunté por mi hijo Gerardo, sabía que Juan Pablo estaba con ella, por lo que decidí ir por Gerardo. Asustado llamé a mi mamá y al regresar a la casa y platicarlo con mi mujer, supe que era momento de empezar a pelear y ver las opciones que tenía.

Desgraciadamente no detecté mi cáncer a tiempo, si así hubiera sido no hubiese tenido que pasar por todo lo que estoy pasando. Cuándo te dicen que tienes cáncer sabes que comienza una batalla y como en toda batalla muchas veces bajas los brazos y quieres rendirte, es por eso que mi familia fue mi fuerza, no dejaron que me rinda nunca, cuando veían que bajaba los brazos ahí estaban ellos para ayudarme y darme todo su amor. El apoyo de mis hermanos ha sido vital, sin ellos no lo hubiera logrado, hacían rotaciones para nunca dejarme solo, hoy comprendo el esfuerzo que hicieron por ayudarme y les reconozco su lucha a mi lado, fueron igual o más guerreros que yo.

Mi madre para mi un ejemplo de lucha, nunca me dejó, estuvo todo el proceso conmigo, no se que hubiera hecho sin ella.

Imaginen lo que es para una mamá ver a su hijo tirado sin fuerza, se que sufrió cada momento conmigo, pero su compañía, su amor de madre fue de gran importancia.

Mis hijos fueron mi mayor motor, no quería ni quiero dejarlos todavía, tengo mucho por darles y espero que Dios me permita mucho tiempo con ellos. El solo hecho de pensar que se quedarían solos era para mi motivo suficiente para levantarme. Todavía están muy chicos, pero algún día entenderán que si por alguien luché fue por ellos. Mis amigos fueron muy importantes para mi, en lo personal no me gustaban las visitas, solo quería estar con mi familia, sin embargo cada llamada, cada mensaje de apoyo era un golpe anímico para seguir peleando, si bien no estaban cerca de mi, sentí cerca su apoyo y su cariño.

No puedo dejar de mencionar a mi familia política, su apoyo hizo más fácil mi estancia en Houston ya que ellos apoyaron a mi esposa en mi ausencia y sobre todo a mis hijos. Son una estupenda familia y les agradezco mucho lo que hicieron por mi. Bonny ha sido una guerrera, me transmitió fuerza, apoyo y lo más importante me dió su amor. No es fácil ver a tu pareja pasando por tanto proceso y tener que decirle adiós para regresar a Mérida y cuidar a tus hijos, en muchas ocasiones me tuvo que dejar en estado crítico, pero nunca desistió, su papel fue indispensable para no dejar de luchar. Tengo a mi lado a una mujer fuerte, luchadora, no se rinde fácil, en los momentos difíciles siempre me decía “es lo que nos toca vivir y hay que hacerlo por nuestros hijos tienes que seguir”. Le doy gracias a Dios por ponerla a mi lado, es una excelente mujer, madre y esposa.

Cuando uno es joven, al menos así me siento, sabes que el cáncer existe y que nadie está exento, pero realmente piensas que solo le da a la gente mayor no a mis 36 años como fue mi caso. Soy un ser humano que siempre ha gozado su vida, he hecho lo que he querido y la he disfrutado mucho, pero después de pasar por esta enfermedad realmente empiezas a disfrutar los momentos más pequeños. Ahora valoro mucho más a la gente, a mi familia, simplemente amo estar en este mundo.

Siempre he sido una persona cercana a la religión y a Dios, soy devoto de la Virgen y de San Judas Tadeo, para mi rezar y estar cerca de Dios me ha dado fuerza y en los momentos difíciles siempre he recurrido a ellos y siempre siento que me escuchan.

Lo único que puedo decir que ha sido distinto es la confesión, antes no solía confesarme tanto, ni comulgar ahora ya busco ese encuentro con Dios a través de la comunión.

Hoy después de varios meses solo puedo ser agradecido, primero con Dios y con la vida por dejarme seguir disfrutando este maravilloso viaje. De todo este proceso me llevo estar agradecido con mi familia, mi mamá, mis hermanos, cuñados, mi esposa, mis amigos y todos aquellos que me tuvieron muy presente en sus oraciones. Mi mayor consejo “NO DESISTAS”

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