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CONSTRUCCIÓN SUSTENTABLE, UNA DEMANDA DE VIDA
A pesar de que la inversión en este tipo de acciones aún no es total, el sector muestra signos de avance en la implementación de aquellas tendencias que consoliden la deseada disminución del impacto ambiental
Por
Redacción Greentology
Cuando la música disco estaba por detonar y traer al mundo mucho baile, moda y diversión, el primer informe del Club de Roma de 1971 sobre los límites al crecimiento, debido al consumismo, planteaba dudas sobre la certidumbre hacia la evolución económica a nivel mundial.
En 1973, con la crisis del petróleo, se expone la necesidad de abrazar con seriedad el ahorro energético. Surgen así las primeras críticas hacia la sociedad del consumo, del "usar y tirar" sin medir las consecuencias de un empleo desmedido de los recursos naturales para la producción de casi todo bien para el bienestar.
Sin embargo, es hasta la era del new wave de los 80, que en el marco de las Naciones Unidas se adopta el término de Desarrollo Sostenible. Hacia 1987 el Informe Brundtland planteó: "Nuestro futuro común está en satisfacer nuestras necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas".
Hoy sabemos que el desarrollo sostenible, que se asocia o liga a la sustentabilidad, busca conciliar el crecimiento económico con la base del mejor aprovechamiento. Esto es, vincular el progreso, pero teniendo en cuenta la preservación de la ecología y la biodiversidad para que precisamente, el negocio pueda permanecer en el tiempo. En otras palabras, es poner límites al abuso de recursos, pero a la vez, trabajar en las posibilidad del desarrollo bajo ciertas pautas a nivel global: Reducción del consumo; Aumento de la eficiencia del sistema y Control de la población mundial.
Construir el futuro
Es evidente que el sector de la construcción es uno de los más implicados directamente en toda la narrativa de la sustentabilidad. Su crecimiento está estrechamente ligado al desarrollo económico y también al crecimiento de la población, la forma en cómo se usa el suelo, los recursos de que se dispone para su continuidad y la seguridad que garantice a los entornos habitables o de cualquier otra índole, como el entretenimiento o las fábricas.
Por ello la construcción sustentable se define como el desarrollo de obras, edificaciones e infraestructuras que en sus proyecciones, toman en cuenta el impacto medioambiental que propicia en todos sus procesos y materiales, sin olvidar la rehabilitación de lo que ha sido destruido por su elección de los materiales para el levantamiento hasta el mismo proceso de construcción, el entorno urbano, fase de demolición, cuando la hay, y la gestión de residuos. La sustentabilidad, como ya se dijo, también se refleja en la adecuada gestión y reutilización de los recursos naturales, el uso de instalaciones eficientes, en la conservación de la energía y el empleo de energías de fuentes renovables.

Cabe recordar que esta tendencia llegó a México hace unos 20 años por la influencia de lo que ocurría en el mercado de las oficinas en Estados Unidos y Europa. Las empresas globales asumieron el compromiso de tener espacios más eficientes para responder a sus compromisos de sustentabilidad, ya sea por iniciativa o porque se vieron obligadas.
Esto hizo que los desarrolladores en México empezaron a tratar de adoptar normas internacionales, como la llamada LEED (Leadership in Energy & Environmental Design). Es un sistema de certificación de edificios sustentables desarrollado por el Consejo de la Construcción Verde de Estados Unidos (US Green Building Council). Está activa desde 1998 y en la actualidad varios países la tienen en cuenta, como México. Es una certificación voluntaria que tiene por fin avanzar en la implementación de mejores estrategias para la construcción, esto es, hacia una mejora mundial en el impacto medioambiental.

Tendencias
El sector de la construcción es uno de los más dinámicos, quizá, equiparable al automotriz. Su operación observa constantes cambios en atención a nuevas tendencias, la demografía, regulaciones o normas. De ello se desprende que, aunque no lo parece, con mucha regularidad, la construcción de edificios y otros inmuebles se lleva bajo ciertas tendencias que, entre otras cosas, buscan beneficiar a los usuarios y en nuestros días, sobre todo, al entorno donde se levantan. La construcción actual en México y el mundo, está replanteando nuevas formas de progreso que no dañen más las áreas verdes y, por el contrario, se vuelva ejemplo que inspire u obligue a su cadena de proveeduría a crear productos y herramientas que contribuyan a frenar el cambio climático.
Entre algunas de las tendencias que en el ahora coadyuban a esta transformación en cómo se proyecta y construyen obras civiles, eficientes y modernas, están.
Tecnología
La tecnología aplicada a la construcción sigue evolucionando. Hoy los proyectos se acompañan de estudios más precisos para el correcto uso de suelo y los materiales apropiados para cada proyecto.
La era de los drones continúa junto con la impresión 3D. Estas nuevas tecnologías optimizan tiempos, reducen errores a la par de disminuir los costos de obra. Los drones, desde la altura, permiten ver y estudiar aspectos que antes demoraban; las impresoras 3D por su parte, facilitan visualizar los proyectos de manera preliminar antes de empezar su levantamiento. Igual, se sigue desarrollando software apropiado para la construcción y así se comentan los menos errores posibles ahorrando tiempo, esfuerzo, dinero y energía.
También está presente la llamada construcción modular. Ésta se basa, como su nombre lo indica, en la fabricación de módulos o secciones de edificios en una fábrica, que luego se transportan al lugar de la construcción para su ensamblaje.
Como se podrá deducir, este método facilita una construcción más rápida y eficiente, con una reducción en los costos (por ejemplo, de transporte, uso de energía, accidentes) y en una menor generación de residuos.
La llamada tecnología BIM (Building Information Modeling) también alza la mano al permitir la creación de modelos virtuales en 3D. Con esto de por medio, hay una mayor precisión en el diseño y planeación de toda la obra con los consabidos ahorros que no tienen los proyectos que aún se construyen bajo enfoques tradicionales.
Sostenibilidad
Esto no es nada nuevo, pero sí es un hecho que esta tendencia seguirá marcando el paso en cómo se debe vislumbrar la construcción de ahora en adelante. Ya por iniciativa propia o por mandato de autoridades, cada vez más constructoras se proveen de materiales amigables con el medioambiente e implementan prácticas tanto de producción como de capital humano, para contribuir en la reducción del impacto ambiental de sus proyectos y en la concientización de la sociedad.
Los muebles o mobiliario es otro tema al que ya se pone mayor atención, más allá del sentido decorativo y práctico. No sólo la tendencia en diseño y colores hoy importa, también los materiales y la forma en que son construidos. Los muebles llamados “recupe -


En el sector hotelero, incluso, en los inmuebles tipo boutique, se esmeran en ofrecer a sus clientes espacios y servicios que denoten un interés genuino por el cuidado del ecosistema en donde operan: comida orgánica, instalaciones sustentables, plantas de agua y energía propias.
Eficiencia
energética
Es sin más, el punto eje del sector de la construcción. De una u otra forma, las empresas del ramo deben seguir implementando tecnologías y materiales que reduzcan el consumo de energía en edificios y cualquier otra obra social. En la actualidad todo proyecto de inmueble debe ser presidido por un proyecto puntual de ahorro de energía: cableado, iluminación, aprovechamiento de la luz solar, material reciclado, etcétera.
Así, las empresa proveedoras siguen desarrollando cables, focos, climatización, aislamientos térmicos, plantas de luz y demás elementos que participan de la construcción con una mirada hacia los ahorros, tanto en materiales como en aplicaciones y usos.
Materiales innovadores
Como ya antes se dijo, el uso de materiales que sean nobles con el medioambiente es otra tendencia que sigue evolucionando. Hoy, si las empresas de la construcción quieren tener mayor aceptabilidad, deben utilizan materiales que permitan una construcción más rápida, más resistente y más sostenible.
Cementos especiales, concreto de alta resistencia, vidrio inteligente, el grafeno y los materiales compuestos, ya son una opción en el mercado y permiten edificaciones más sostenibles, con reducción de consumo de energía y menor generación de residuos.
Es evidente que las empresas que se adapten a estas tendencias y tecnologías tendrán mejor reputación para sobresalir en el mercado y ofrecer a sus clientes soluciones que ellos puedan identificar como nobles y rentables.
Clientes cada vez más responsables
Esta también es una tendencia. Los consumidores de cualquier bien, cada vez cobran más conciencia sobre su propia responsabilidad en la protección del medioambiente. En la construcción no es la excepción. El cliente de este sector, llámese particular o empresa, se muestra ya preocupado por la preservación del planeta y dispuesto a colaborar en el freno al cambio climático.
Este cliente demanda obras (edificios, escuelas, unidades habitacionales, centros de recreo, oficinas, etc.) mucho más eficientes, que estén en comunión con el medioambiente y se pueda comprobar que hay un cuidado evidente con la naturaleza. Las empresa que no tengan en cuenta esto, es decir al cliente, ponen en riesgo no sólo sus ventas, sino su reputación misma al lucir como una organización indiferente a la urgencia climática.
Otro de los objetivos de las construcciones sostenibles es, además de buscar la reducción del uso de agua o la electricidad, la reducción de los desechos. Que los materiales empleados en la edificación puedan tener otra vida útil, en caso de que el edificio se deteriore. Es un punto como este, tan sencillo como significativo, es que la economía circular cobra sentido en el ahora y para el futuro verde que perseguimos.
Sustentabilidad en obras emblemáticas Las autoridades responsables del gobierno federal, al mando del presidente Andrés Manuel López Obrador, han señalado que las obras insignia de la llamada 4T tienen carácter de sustentables.
1) El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA); 2) El Tren Maya; 3) La Refinería de Dos Bocas, y 4) El Corredor Interoceánico-Istmo de Tehuantepec, han sido o serán levantadas respetando en la medida de lo posible el entorno natural de las zonas que contendrán estos proyectos.
Independientemente de los claroscuros en que estás obras se han desarrollado o se están desarrolalndo, lo cierto es que en cada una se ha buscado que estén presentes los criterios ESG (factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo) para levantar precisamente proyectos de índole sostenible y sustentable.
La obra del Tren Maya, por ejemplo, en un recorrido de tres días por Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo a principios de 2022, el presidente de México, aseguró que en ella se privilegia el desarrollo sustentable, para lo cual anunció el rescate de terrenos para ampliar las zonas protegidas de Uxmal, Palenque, Chichén Itzá y Calakmul.
Dijo que gracias a la donación de 300 hectáreas por parte del gobierno del estado, que se suman a las 660 ya protegidas, el Parque Nacional de El Jaguar se ampliará hasta la zona arqueológica de Tulum.
En esta área de preservación medioambiental, se restaurará la flora y la fauna, y contribuirá a la contención de la expansión de la marcha urbana en la zona.
Perspectivas
La Corporación Financiera Internacional (IFC), una entidad del Banco Mundial, de acuerdo con la en 24.7 billones de dólares hacia el 2030.
En el mismo sentido, otro estudio de la misma IFC llamado Edificios verdes. Una huella de finanzasypolíticasparamercadosemergentes, indica que las ciudades emergentes, por su población, se expanden de forma acelerada por lo cual demandan una rápida urbanización. Por ello, es de esperar que los terrenos que actualmente ocupan los edificios se dupliquen hacia el 2060.
Sin embargo, especialistas en el tema, entre arquitectos e ingenieros, concuerdan en que el tema de costos sigue influyendo para que muchas empresas y los mismos clientes vean con escepticismo los beneficios inmediatos de la sostenibilidad.
De acuerdo con información periodística, durante la primera década del 2000, organismos como el Infonavit entre otros, han buscado impulsar el desarrollo de una construcción verde con diferentes iniciativas. Entre éstas, la instalación de calentadores solares en unidades habitacionales del Estado de México, el empleo de focos ahorradores o equipo para recolectar el agua de lluvia. Pero no es suficiente dadas las numerosas posibilidades que aún podrían explotarse.
Los costos siguen representando el freno a la buena voluntad. Según especialistas, en promedio, una vivienda sustentable es 20 % más cara que una convencional. Pero en contraparte, su costo de mantenimiento puede bajar hasta 29 % al año. De este modo el sobrecosto de los gastos de construcción se amortiza en cuatro años y a partir del quinto los ahorros se convierten en ganancias.
Distintas instancias calculan que el mercado habitacional genera 200 mil millones de pesos anuales en inversión, con los que se financiarán 490 mil casas nuevas, de un déficit de 8 millones de viviendas. En el contexto, la producción de vivienda creció 16 % hasta agosto de 2010, y se registraron 313 mil comienzos de obras.
Conocedores del tema afirman que un edificio bien planeado y construido ahorra entre 30 y 40% en costos de operación, utiliza menos electricidad y recursos naturales.
Sea como sea, el resultado final se traduce en que, aunque aún existen diversos pendientes como el de los costos, al final, la construcción sustentable busca y debe contribuir a la disminución del impacto ambiental. El futuro próximo será el juez de las medidas que hoy se asuman.
