Leer las fiestas

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INTRODUCCIÓN Celebración es un término con origen en el latín celebratĭo. El concepto refiere a la acción de celebrar (festejar, conmemorar, alabar, reverenciar, realizar una reunión o acto). Una celebración, por lo tanto, puede ser una fiesta, un acto u otro tipo de evento festivo. Su objetivo es recordar o conmemorar algún acontecimiento u homenajear a una persona. CRÉDITOS: Investigación, textos, coordinación general: Iván González García. Editor y asesoría investigativa: Catalina González Sierra. Diseño Gráfico: Shannen Blanco Chiquillo.

IPCC

CONVOCATORIA

DE ESTÍMULOS

“CONSTRUYAMOS JUNTOS”

CARTAGENA

DE INDIAS

2016

El término festividad se utiliza para hacer referencia a aquellos actos o eventos culturales en los que el ser humano se prepara para festejar, agradecer, conmemorar u honrar determinadas circunstancias. Lo consideramos cultural ya que siempre las festividades tienen que ver con el modo en que cada sociedad entiende el mundo, con su espiritualidad, con su tecnología, con el desarrollo de una mentalidad abstracta y emotiva. Las festividades son especialmente diferentes de una sociedad a la otra, y esto es justamente lo que tiene que ver con la cultura y no con los hábitos naturales que todos los seres humanos desarrollan. Las festividades se caracterizan en términos generales por ser grandes eventos en los que una comunidad participa de manera completa o mayoritaria. La celebración de la Independencia de Cartagena es una fiesta que tiene como misión recordar los días gloriosos de nuestra historia.


Se refiere a los sucesos ocurridos el 11 de noviembre de 1811, fecha en la cual Cartagena de Indias declaró su independencia absoluta de España, constituyéndose en el primer territorio de la actual República de Colombia en declararse como tal. Anteriormente, las celebraciones iniciaban con un desfile y finalizaban con discursos, que reconocían el valor de los héroes, que dieron su vida por defender la independencia y la libertad de la nación granadina. Desde la primera celebración espontánea de la gesta de Independencia en 1812, continuando con su oficialización en 1846, la celebración del Centenario en 1911, hasta nuestros días, estas expresiones simbólico-festivas, plurales y complejas, ha sido considerada controvertidamente. Si bien, algunas prácticas han tenido su protección y promoción por parte de unas élites sociales, regionales y nacionales, otras han sido menospreciadas, mal comprendidas y excluidas por su sello étnico o simplemente por su raigambre popular, como se puede constatar en los programas oficiales del siglo XIX y gran parte del siglo XX, un ejemplo de esta exclusión, fueron los fandangos, la cumbia, las comparsas de negros y otras. El patrimonio simbólico festivo de Cartagena de Indias demuestra una serie de procesos culturales que requieren de una mirada no estrictamente histórica, sino complementaria en los diálogos con diversas disciplinas. Esta mirada nos permite reconstruir la riqueza cultural de la simbología festiva, que está más allá de la simple información estadística y documental y pueda avanzar hacia los marcos de interpretación conceptual en las perspectivas contemporáneas. Ofrecer, las claves para una lectura del sentido patrimonial de las fiestas de Independencia de Cartagena de Indias. Esta cartilla, LEER LAS FIESTAS, pretende, a partir de la metodología conocida como interpretación del patrimonio, brindar una herramienta didáctica para la comprensión de las fiestas de Independencia de Cartagena, como patrimonio inmaterial de la ciudad y de la nación. La interpretación que aquí proponemos, pretende, por un lado, la conservación de los valores patrimoniales, y, por otro, sensibilizar a los ciudadanos y ofrecerles claves para una lectura que le permita: ver, explorar, situar, observar, analizar, comprender, sentir y revivir este patrimonio.


OBJETIVOS GENERAL: Brindar los elementos básicos para el reconocimiento, comprensión, fortalecimiento y conservación de las fiestas de independencia de Cartagena de Indias como Patrimonio Cultural Inmaterial.

ESPECÍFICOS:

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Ofrecer al público conceptos básicos ilustrados del legado cultural que representan las fiestas de independencia, a través de una narrativa clara, didáctica y atractiva.

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Proporcionar herramientas para la interpretación y comprensión de los elementos simbólicos de las fiestas de independencia para construir un sentido de la identidad ligado al reconocimiento del patrimonio inmaterial en la ciudad de Cartagena de Indias.

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Generar una reflexión del ciudadano en torno al fenómeno cultural que representan las fiestas de independencia como legado de la memoria historia individual y colectiva de los cartageneros.


METODOLOGÍA Estas cartillas didácticas buscan ayudar a interpretar el sentido del patrimonio, están dirigidas a lo que queremos conseguir de los ciudadanos, al efecto que queremos conseguir, partiendo de tres preguntas claves: ¿Qué queremos que el ciudadano sepa de las fiestas de independencia? ¿Qué queremos que el ciudadano sienta en las fiestas de independencia? ¿Qué queremos que el ciudadano haga en las fiestas de Independencia? La interpretación posee cuatro características que hacen de ella una disciplina especial: Es comunicación atractiva, Ofrece una información breve, Es entregada en presencia del objeto en cuestión, Y su objetivo es la revelación de un significado. Estas cartillas hacen parte del proceso de Interpretación y son parte fundamental de un acto de comunicación - formación, que se debe establecer entre un emisor (Las Fiestas de Independencia de Cartagena) y un receptor (El ciudadano cartagenero o visitante) que necesita cierta mediación para facilitar la Interpretación. En esta labor formativa intervienen tres factores clave: traducir, jugar y descifrar:

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En el primero de los casos, es importante que la institucionalidad pública (IPCC, Secretaría de educación, universidades, etc.) utilice talleristas mediadores (bibliotecarios, promotores de lectura, maestros, profesores, líderes culturales, gestores, guías turísticos, etc) que sean capaces de manejar toda una serie de códigos y de referencias para poder traducir y transformar el discurso patrimonial a un lenguaje comprensible para el ciudadano de a pie.

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En el segundo caso, jugar, se centra más en los aspectos ligados a la creatividad del trabajo. Se trata de provocar en el ciudadano toda una serie de sensaciones que le lleven a experimentar, a conmoverse.

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Finalmente, el mediador tendrá que descifrar la realidad oculta del patrimonio, gracias a una serie de claves y engranajes. La figura del mediador es fundamental en este proceso. (Freeman Tilden. “Interpreting Our Heritage”.1957. The University of North Carolina Press, Chapel Hill). Readaptados por Marcelo Martín (2007)


1 CONCEPTOS BÁSICOS PARA LA INTERPRETACIÓN DE LAS FIESTAS DE INDEPENDENCIA DE CARTAGENA DE INDIAS COMO PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL Cultura: Es concebida como un conjunto de características espirituales, materiales, intelectuales y emocionales distintivas de una sociedad o grupo social, y comprenden, además del arte y la literatura, estilos de vida, formas de vivir juntos, sistemas de valores, tradiciones y creencias.

¿Qué es Patrimonio Cultural? “El Patrimonio Cultural de la Nación está constituido por todos los bienes materiales, las manifestaciones inmateriales, los productos y las representaciones de la cultura que son expresión de la nacionalidad colombiana, tales como la lengua castellana, las lenguas y dialectos de las comunidades indígenas, negras y creoles, la tradición, el conocimiento ancestral, el paisaje cultural, las costumbres y los hábitos, así como los bienes materiales de naturaleza mueble e inmueble a los que se les atribuye, entre otros, especial interés histórico, artístico, científico, estético o simbólico, en ámbitos como el plástico, arquitectónico, urbano, arqueológico, lingüístico, sonoro, musical, audiovisual, fílmico, testimonial, documental, literario, bibliográfico, museológico o antropológico”, (Ley 1185 de 2008, “Por la cual se modifica y adiciona la Ley 397 de 1997 -Ley General de Cultura- y se dictan otras disposiciones”).

Patrimonio Cultural Inmaterial (Intangible): Está constituido por aquella parte invisible que reside en el espíritu mismo de las culturas. Existen sociedades que han concentrado su saber y sus técnicas, así como la memoria de sus antepasados, en la tradición oral. La noción de patrimonio intangible o inmaterial prácticamente coincide con la de cultura, entendida en sentido amplio como “el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social” y que “más allá de las artes y las letras” engloba los “modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”. A esta definición hay que añadir su naturaleza dinámica, la capacidad de transformación que la anima y los intercambios interculturales en que participa.


El Patrimonio Cultural Intangible está constituido entre otros elementos por la poesía, los ritos, los modos de vida, la medicina tradicional, la religiosidad popular y las tecnologías tradicionales de nuestra tierra. Integra la cultura popular, las diferentes lenguas, los modismos regionales y locales, la música, los instrumentos musicales tradicionales, las fiestas, las danzas religiosas y los bailes festivos, los trajes que identifican a cada región, la cocina, los mitos y leyendas; las adivinanzas y canciones de cuna; los cantos de amor y villancicos; los dichos, juegos infantiles y creencias mágicas.

Niveles de patrimonio También existen tipos de patrimonio de acuerdo a los distintos niveles de amplitud: Patrimonio Familiar: Está constituido por aquellos objetos valiosos, tradiciones, apellidos y rasgos característicos que distinguen a unas familias de otras. Patrimonio Local: Está constituido por aquellos monumentos, sitios, tradiciones y objetos que son valiosos para la comunidad y le dan sentido de pertenencia a sus habitantes. Patrimonio Nacional: Está constituido por todo aquello que se tiene en común como nación: la riqueza de las tradiciones y monumentos heredados de los antepasados y que pertenecen al país, como individuos y como pueblo. El Patrimonio Nacional se constituye en la máxima riqueza del país, ya que da identidad frente a otros pueblos que tienen su patrimonio e identidad propios.

Identidad: Es la sensación o convencimiento íntimo de ser una persona o grupo único y distinto de cualquier otro, con personalidad, dignidad y libertad propias. Es una imagen que se construye intersubjetivamente, es decir, que se realiza a través del intercambio y luego de un proceso de comparación, en el que se lleva a cabo la toma de conciencia de las diferencias y similitudes con los otros actores sociales. En la elaboración de dicha idea colectiva interviene la dimensión interna del ser humano a través de sueños y ambiciones, así como también interviene la dimensión externa, por medio de la comunicación, aspecto gracias al cual evoluciona en el tiempo.

Tradición: Es la transmisión de costumbres, comportamientos, recuerdos, rumores, creencias, leyendas, para las personas de una comunidad, y lo que es transmitido se convierte en parte de la cultura. Para que algo sea establecido como una tradición se necesita tiempo, de manera que se cree el hábito. Las diferentes culturas e incluso las diferentes familias


tienen diferentes tradiciones. Algunas de las celebraciones y las fiestas, y su folclore, forman parte de la tradición de una sociedad.

Teoría de la fiesta La necesidad festiva está presente en la actividad de todas las sociedades humanas y se expresa a través de celebraciones rituales y acontecimientos conmemorativos que se organizan para regocijo público. Las fiestas son construcciones mítico – simbólicas en las que se manifiestan las creencias, mitos, concepciones de la vida y del mundo y los imaginarios colectivos y estás asociadas a algunas etapas del ciclo vital de la economía, de las creencias religiosas, de la política y de otras motivaciones humanas. Se trasmiten por tradición y son originales y propias de una sociedad, en un espacio y tiempo determinados. (Ocampo.2002.p.18). En las fiestas están presentes dos componentes que son a la vez antagonistas y complementarios: La interpretación que una sociedad se da a sí misma para reafirmar sus valores y perennidad y la ruptura con esa sociedad. En cada fiesta hay un objeto celebrante, entendido como la comunidad que la realiza y la dota de significado y un objeto celebrado, que es el acontecimiento evocado mediante los ritos y símbolos y se presenta por determinados motivos y de manera cíclica en diferentes modalidades: Las pequeñas reuniones familiares y las fiestas que movilizan grupos grandes, en donde están en juego intereses colectivos de diverso tipo (González, Pérez, Marco, La Fiesta Republicana en Colombia, siglo XIX, Editorial Magisterio 1998). Las fiestas crean un tiempo distinto al normal y recrean los espacios para que todo tipo de jerarquías entre a funcionar mientras dura el periodo ceremonial y máscaras y disfraces tienen la función de transformar la vida comunal reagrupando a sus miembros en otro sistema que suspende la vigencia del usual. Los participantes asumen o trasmiten códigos comunicativos o formas de conducta, que en el contexto festivo, no coinciden necesariamente, con el comportamiento habitual de la vida cotidiana, pero que son decodificados e interpretados por los otros participantes del grupo. La ciudad se convierte en espacio ceremonial. Lo que caracteriza la fiesta es la identificación que hace que los celebrantes tengan sentido de pertenencia. Las fiestas son populares porque se convierten en el patrimonio más querido de un pueblo. Son funcionales porque se identifican con la vida material, social y espiritual de una comunidad. Son vigentes porque se manifiestan con todo vigor y fuerza en la sociedad que las considera como fruto de la herencia del pasado. (Ocampo Javier, las fiestas y el folclore en Colombia. Bogotá, el Ancora Editores, 2002).


Taller de Identificación Patrimonio Cultural Inmaterial de Cartagena Identifica las manifestaciones culturales que consideres patrimonio cultural inmaterial de los cartageneros. Expresiones musicales y sonoras

Expresiones dancísticas

Las artes escénicas.

Las celebraciones y rituales

Festividades y Eventos


2 ANTECEDENTES Las fiestas de Independencia de Cartagena de Indias cuentan con tres antecedentes que hay que mirar con atención para poderlas interpretar y comprender integralmente: Los Fandangos y Bundes, Los Cabildos de Negros y las fiestas de la Virgen de la Candelaria y Carnavales. Por su situación estratégica, ubicada en una bahía con condiciones propicias para la navegación comercial y de pasajeros, Cartagena de Indias se convirtió en uno de los más importantes puertos de España en América. A este puerto llegaba todo tipo de mercaderías que entraba al Nuevo Reino de Granada y se convirtió en la puerta de entrada al virreinato de migrantes europeos y del Caribe, así como de los funcionarios oficiales. Así mismo, en el camino de un contacto económico, político y cultural con Europa la aristocracia neogranadina pasaba necesariamente por Cartagena. De esta manera la ciudad unía las funciones de puerto y plaza fuerte, donde se congregaban el poder civil, el eclesiástico y el militar; una especie de sede alterna del gobierno virreinal. Cuentan algunos historiadores qué, en esta época, Cartagena de Indias, por esa calidad de puerto, tuvo un movimiento comercial dinámico y la vida allí se volvió relajada, libertina y juerguista, llena de juegos y diversiones, lo cual contribuyó al desarrollo de un espíritu festivo y alegre en la ciudad. “Sus habitantes, a pesar de las diferencias étnicas y sociales, sorteaban toda clase de constricciones, rompiendo los marcos jerárquicos, traspasando las fronteras del deseo y la ambición”. (Gutiérrez, Edgar, 2000, P. 22). Aparte de las actividades propias del puerto, se empezaron a desarrollar las festividades oficiales que estaban regidas por los calendarios patronales religiosos o por las llamadas fiestas reales de juras o fidelidad al rey, destacándose en el siglo XVII las fiestas de la Candelaria, que con los cabildos y carnavales van a perfilar el sentido festivo colonial.

Fandangos y Bundes A mediados del siglo XVIII, los viajeros que llegaban a Cartagena, reportan y describen lo que fueron los bailes y Fandango “Los Fandangos vulgares del populacho consisten principalmente en mucho desorden de bebida de aguardiente y vino a lo que se siguen indecentes y escandalosos movimientos” (Gutiérrez.2000. p. 29) Eran llamados Bailes de fandangos o Bundes y tenían semejanza con los bailes populares de varias regiones de España como Vizcaya y Galicia y fueron apareciendo en la ciudad a la par de los festejos de las fiestas patronales. El baile consistía en: : “hacer una rueda de mitad hombres y mitad mujeres que van


pasando al centro en forma intercalada o sea por parejas y luego estas regresan a la rueda, y continúan hasta que les plazca. La Música que la acompañaba era la interpretada con un tambor y cantos de coplas.” (Paternina. 2010) A pesar de que en muchas ocasiones la iglesia quiso prohibir los bailes de fandango, llevando la solicitud hasta donde el mismo rey de España, podemos evidenciar a lo largo de la historia, que la rueda de fandango se mantuvo y la iglesia terminó aceptando su práctica. “La intolerancia religiosa de la época, revestida de credo y misa, buscó la forma y todos los medios de contener y prohibir estas costumbres festivas y 1769 -1770 entre obispo, rey y gobernador a cerca de las exigencias del obispo Diego Peredo” (Gutiérrez. 2000. p, 29) Las señoras y jóvenes que seguían la tradición de sus padres, se vestían con faldas largas de colores llamativos y se adornaban la cabeza con flores de la región, los Corales eran los preferidos. Las parejas hombres le colocaban a las mujeres botellas de ron en su cabeza y en algún tiempo personas adineradas colocaban dinero también en sus cabezas. La serenidad de los movimientos de las mujeres le permitía mantener estas botellas en su cabeza sin correr el riesgo de caerse, destrezas adquiridas y que resultaban ser un espectáculo para los participantes en las fiestas. Cuando una mujer soltera iba al fandango, se hacía acompañar de su padre, quien era el encargado de dar el permiso de bailar con el hombre que la pretendía, el hombre le ofrecía un paquete de velas encendidas y la mujer aceptaba, su duración en la rueda de fandango dependía de la simpatía o empatía que el hombre despertaba en la mujer, a mayor empatía la mujer hacia durar el paquete de velas y a menor empatía el paquete era quemado con rapidez, la mujer guardaba los cabos de las velas y los reutilizaba en el planchado de la ropa y en otros quehaceres de la casa.

Fiestas de la Virgen de la Candelaria, Cabildos y Carnavales. Estas fiestas hacen parte de los procesos históricos y socioculturales que impusieron los españoles en el contexto festivo-religioso de la Virgen de la Candelaria, especialmente lo referente a la lucha simbólica, la idoloclastía y la colonización de los imaginarios indígenas y africanos. La aparición de la Virgen de la Candelaria y su entronización en la tradición religiosa, es una muestra de la hegemonía del imaginario colonizador. Sin embargo, en el contexto de las prácticas festivo-religiosas brotaron expresiones folclóricas (música, baile, gastronomía, entre otras), que hoy son parte de la resistencia simbólica de la cultura popular que, si bien destaca la mixtura étnica, también relieva la influencia de lo indígena y lo africano. El cerro de la Popa, con su convento e iglesia, constituye uno de los signos históricos y culturales de Cartagena de Indias. En su iglesia, La Virgen de Nuestra Señora de la Candelaria se erige como el símbolo religioso más representativo de la ciudad; se puede


decir, que su imagen se instituye como la patrona de los cartageneros católicos. Sus fiestas hacen parte del ciclo festivo colonial del precarnaval europeo. Era característico que en algunos sitios de España el carnaval empezara con estas fiestas (en las provincias vascongadas, y en Oyarzun (Guipúzcoa) el día de la Candelaria es considerado el primero del Carnaval). (Caro, 1992.p.54). En estas festividades, tanto indígenas como negros, de una u otra forma se vinculaban con todo el sincretismo de su mundo religioso-festivo, a la vez con toda la etnicidad producto del mestizaje: mulatos, zambos, y las distancias relativas del mundo de la aristocracia criolla: caballeros, las blancas de Castilla, los pardos, etc. Todos estos estamentos concurrían aunque con prácticas discriminantes, marcando unas diferencias con su respectiva dramaturgia jerárquica. Bailes con sus licencias, donde las señoras y caballeros pueden participar en los otros dos bailes –de negros, indígenas, con todo privilegio y libertad. La gente pobre –libres y esclavos, labradores, descalzos, carboneros y otros–, era excluida de estos bailes y entonces bailaban a cielo abierto al son del atronador tambor africano. Estas festividades religiosas mantuvieron la continuidad durante la colonia y la república, con ciertas recaídas en el siglo XIX, por las diversas guerras de independencia y las guerras y conflictos civiles durante este siglo. Las Fiestas de la Virgen de la Candelaria y Carnaval construyeron parte del acervo simbólico que hoy enriquece nuestras manifestaciones folclóricas, como las danzas del Congo y el Torito que hoy son parte del Carnaval de Barranquilla, además de los diversos ritmos como el Mapalé, la gaita, el Bullerengue y la cumbia. ” (Gutiérrez.2000. pp,35, 36).

Fiestas y Cabildos de negros Los Cabildos hacen parte de la tradición festiva de Cartagena y el resto del Caribe. El Cabildo era el capítulo, consejo o cámara que ostentaba la representación de los negros de un mismo origen. Generalmente el más anciano


era el rey del Cabildo. El rey tenía algún poder dentro del espacio que le dejaba libre el poder social de los blancos. Era el que manejaba los fondos e imponía las multas. La reina le seguía en mando. Existían otros cargos de carácter ceremonial, como el del abanderado, que era el que llevaba la bandera que representaba al cabildo. La danza y el toque de tambor con lo que se divertían los negros por las calles de Cartagena, convergieron en las Fiestas de la Candelaria. El Rey y la reina del Cabildo acompañados de sus dignatarios, todos en trajes de colores y en comparsa danzante, desfilaban en son de competencia (Freideman, 1983,p. 64). Los cabildos son parte de los procesos raciales de los africanos esclavizados de la colonia, desde el siglo XVI y XVII. ““Las primeras referencias a los Cabildos en Cartagena de Indias están fechadas en 1693, época en la que había al menos dos cabildos: El Arará y el Mina (Borrego.1973. p. 97)”. En principio, eran cabildos de nación, es decir, se agrupaban de acuerdo con sus diversas etnias de procedencia, los congos, los karabaries, entre otros. ”Para las décadas de 1770 y 1780 se mencionan el Cabildo Congo, el Arará, el Mandinga, el Mina y los dos cabildos Carabalí, el Carabalí Briche y el Carabalí Bibí” (Friedeman.1983, p. 65). Ellos trataban de salvaguardar y proteger sus tradiciones danzarias, pero también sus tradiciones gastronómicas, su medicina, su religión, sus rituales, sus toques de danzas, sus cantos y parte de su lenguaje. “Algunos autores proponen que la ejecución de las danzas de las fiestas estaba permitida con el fin de que los esclavos tuvieran momentos de distracción y no organizaran insurrecciones (Friedemann, 1983, p. 65). En un análisis del rol que juegan los Cabildos en la sobrevivencia de las creencias, danzas y músicas de origen africano, hay que tener en cuenta los desfiles y las fiestas, elementos constitutivos de la vida de estas poblaciones. (Ortiz .1960. p. 11)” En San Diego, en la calle de La Carbonera, en la calle de Los Siete Infantes, Santo Toribio, calle de Quero, San Pedro Mártir, calle del Santísimo y en la Calle del Cabo hubo mucho de estos cabildos. En Cartagena, los Cabildos desfilaban el dos de febrero, día de la virgen de la Candelaria. Los habitantes de la ciudad y de los pueblos vecinos se reunían para honrar a la virgen de la Candelaria en su santuario, la colina de la Popa. Antes del dos de febrero, en la iglesia de la colonia y en las casas de la ciudad, se hacia la novena y, en la noche, se organizaban diferentes tipos de baile. El día de la Candelaria los devotos de todas las castas llegaban desde las primeras horas de la mañana todos vestidos para la ocasión. En el santuario, los curas decían la misa y enseguida comenzaban los desfiles. Para los desfiles, los Cabildos de Negros salían con su rey y su reina respectivos, quienes casi siempre eran las personas de mayor edad del grupo. Había diferencias entre los vestidos de los hombres y el de las mujeres: mientras que los primeros se vestían según su país de origen, las mujeres llevaban vestidos y joyas de sus amas. Finalmente, al final del desfile, los esclavos volvían a la ciudad cantando y bailando Los días siguientes eran prácticamente libres para los cautivos quienes podían permanecer en sus Cabildos hasta el miércoles de ceniza. Después del signo de la cruz, debían regresar a su cotidianidad de trabajo excesivo y torturas. ” (Gutiérrez. 2000. p. 38) Los cabildos se suspenden hasta 1947, pero en 1937 o en 1938 se crea el Reinado Popular de Cartagena, que tiene un antecedente con los juegos florales, donde se hacían una especie de eventos para recoger dinero y financiar un poco las fiestas.


El Carnaval Existe evidencia que demuestra que el carnaval ya existía en el país en el siglo XVIII y que causaba preocupación a las autoridades quienes prohibieron las celebraciones en los principales centros de poder colonial como Cartagena. El Carnaval de Barranquilla tiene sus orígenes en Cartagena y fueron las novenas de la Virgen de la Candelaria el punto de partida del tradicional festejo. El Carnaval de la arenosa tiene como antecedente las celebraciones que se llevaban a cabo en Cartagena durante la fiesta de esclavos que estaba enmarcada en las Fiestas de la Candelaria. Era en el mes de febrero donde los negros traídos de África celebraban y bailaban por las calles con trajes especiales e instrumentos típicos.( Gutiérrez, Edgar. El mundo simbólico festivo en el Caribe colombiano.) En los suntuosos bailes que eran concedidos a los negros, en Cartagena, en el siglo XVIII, los zarcillos grandes, los brazaletes de oro de imitación, las rosetas de perlas de mentiras, los abanicos de pluma y los pañuelos coloridos, marcaban visualmente el ambiente festivo. El diario El Porvenir del 2 de marzo de 1879 así lo registra: “Por la noche se oye la cumbiamba, baile popular cuya música consiste en una flauta de millo i en un tambor que produce un sonido monótono pero acompasado. Se baila en una rueda, el hombre hace movimientos grotescos y desenvueltos al son del tambor, mientras la mujer lleva, en una mano un mazo de velas encendidas cogidos con un rico pañuelo de valor, el cual viene a quemarse cuando se gastan las velas, que es el lujo del baile”. ”.(Los Orígenes Carnavaleros, 2015)

Los Reinados Según Manuel Zapata Olivella, los reinados nacen en los torneos de belleza de los Cabildos, donde el pueblo primero se burló de la realeza y luego se contagió de ella. Se le daba el nombre de reinados a la costumbre que existía en la ciudad de burlarse y divertirse, fingiendo gobiernos como el de Inglaterra, Turquía y Francia. Eras unas parodias teatrales, que posteriormente cambian de rumbo, convirtiéndolos en reinados cívicos o de belleza. En Cartagena, las figuras de reyes y reinas en las celebraciones existido por siglos. Su origen y significado diversos merecen mayor indagación histórica para entender este hecho que genera pasiones y rechazos. En la actualidad coexisten dos reinados: el de las Fiestas de Independencia y el Concurso Nacional de Belleza. El de la Independencia –popular, donde no se compite por “belleza” aunque algunos lo vean así- nació en el marco de las fiestas y ha sido dinamizador de los festejos barriales. El Concurso Nacional de Belleza, creado para promover el turismo, se apropió en el imaginario de los espacios de celebración popular, superponiendo lo vano a la conmemoración festiva de un hecho histórico para la ciudad y el país. A partir de este año este concurso empieza a celebrarse de manera independiente, por fuera de las fiestas de Independencia.


3 HISTORIA DE LAS FIESTAS La Independencia El 11 de noviembre de 1811, desde tempranas horas de la mañana, una muchedumbre se dirigió al lugar de sesiones de la Junta de Gobierno de Cartagena después de asaltar la sala de armas, con el fin de presionar para realizar la declaratoria de independencia absoluta. -

¡Independencia absoluta!, ¡Independencia absoluta! - gritaban.

La muchedumbre armada y respaldada por el batallón patriota Lanceros de Getsemaní, al frente del cual estaba el cubano Pedro Romero, en medio de gritos y amenazas, terminó frente a la Gobernación a la espera de una decisión. -

¡Independencia absoluta!, ¡Independencia absoluta! – continuaban gritando.

La sesión de la junta avanzó en medio de recriminaciones por parte de los bandos en disputa. La demora llevó a la muchedumbre a entrar en la sala, agraviando de palabra a quienes se oponían a la declaratoria de independencia absoluta de España. -

¡Independencia absoluta!, ¡Independencia absoluta! – resonaba en la instancia.

La presión popular obligó a la aprobación de independencia, junto con otras decisiones, como el destierro de los implicados en actos contrarrevolucionarios y la convocatoria de una convención constituyente para los primeros días del siguiente año. Pero fue la declaratoria de independencia, dada por el comisionado Muñoz, la que llamó la atención del pueblo. Especialmente con la publicación del acta y la lectura de un bando, en el que se promulgaba la decisión de separarse para siempre del dominio español, La independencia absoluta.

Las Fiestas de Independencia Las Fiestas de la Independencia se celebraron por primera vez en 1812, un año después del Manifiesto de Independencia en 1811.Once de Noviembre1811, la Independencia Absoluta. Las fiestas se oficializan como tal el 11 de noviembre en 1846 como las Fiestas del Estado Soberano de Bolívar.


Posteriormente, las fiestas estaban engalanadas por las muchachas de los clubes o de la élite del momento y duraban dos o tres días, mientras que por la noche sí había un baile público con orquestas de cierto nivel que se hacía en la Plaza de la Proclamación. Había unas fiestas populares en los barrios, en las casetas de los barrios. Luego se empezó a hacer casetas en la Infantería de Marina y la gente de más prestancia estaba en los clubes, algunas élites en clubes como Club Cartagena y el Club Naval; y otros populares como el Club Libertad y otros centros sociales. Pero en realidad las fiestas en los barrios eran alrededor de sus reinas y las casetas de las reinas. Se culminaba en parte yendo al desfile de las candidatas del Reinado Nacional de Belleza.

Celebración del Centenario de la Independencia La conmemoración de los primeros cien años de la independencia se coinvirtió, en un desafío para representar a Cartagena como una urbe moderna y civilizada, al tiempo que se quería resaltar sus aportes a la construcción de la república y la nación. El hecho de


que sus principales autoridades y sectores sociales quisieran celebrar el 11 de noviembre de 1911, como el centenario de la independencia nacional, tal como se representaba para estos años el 20 de julio de 1810, simbolizó un esfuerzo extraordinario por redimensionar la significación de esta fecha, para muchos miembros de los sectores hegemónicos cartageneros era necesario, cien años después de este proceso de emancipación, presentar al país y sus habitantes una ciudad moderna. (Román, 2011) Para la conmemoración del centenario de independencia se realizó la pavimentación de calles y se llevaron a cabo un considerable número de obras de infraestructura pública, como el Parque del Centenario, el Teatro Municipal, el Monumento a la Bandera, la estatua a la libertad construida en el Camellón de los Mártires y el obelisco a la independencia inaugurado en el centro del parque del Centenario en 1911. Entre tanto para la celebración de 1911, los sectores dominantes, decididos a imponer una memoria histórica de la ciudad que representara las hazañas de los sectores representativos de su clase y condición racial, lograron neutralizar en el programa festivo,


la iniciativa de los sectores populares, de representar en el panteón heroico las acciones de personajes de su clase, que como el mulato Pedro Romero que habían jugado un papel fundamental en la independencia absoluta de la ciudad en 1811 y la resistencia de 1815. El primer centenario de la independencia de Cartagena buscó re memorizar, por un lado, las acciones de las gestas de la ciudad durante el proceso de independencia y por el otro disciplinar la memoria popular, la que quería resaltar e imponer el papel de los de sus clases como los fundadores de la independencia de la ciudad46. En definitiva, esta controversia provocó una especie de disputa entre los simbolismos que se debían homenajear en esa fecha. Los dos grupos estaban dispuestos a representar en el espacio público a sus diversos héroes y magnificar sus gestas. Pero una cosa era lo que las elites pretendían cambiar y otra era la realidad cultural y la tradición festiva que caracterizaba a los sectores populares de la ciudad de Cartagena en este periodo. Las fiestas de independencia en Cartagena de Indias, representaron un entramado cultural, artístico y político de las diferentes clases sociales que intervinieron en su celebración y las que querían intervenir, es decir, la elite de la ciudad con especial participación de la “Junta patriótica de señoras” de los barrios Getsemaní, Manga, Popa y Cabrero, entre otros y los sectores populares que eran representados por los artesanos, generando tensiones entre ambos grupos. La manifestación de los sectores populares serían un conjunto de prácticas que reflejaron la participación de un pueblo ante aquellas imposiciones elitistas, pero también se convertirían en un conjunto de caracteres, en el extremo, con los usos que éstos hacían de la prensa, como una forma por excelencia para la comunicación social de éstos. Fue por medio de la Ley número 57 de 29 de Septiembre de 1910, que se declaró Fiesta Nacional el 11 de Noviembre para la celebración del primer centenario de la proclamación que hizo la ciudad de Cartagena de su independencia de absoluta de España. Por el decreto n° 14 se dispuso celebrar en todo el territorio de la provincia el centenario glorioso de la independencia de Cartagena, bajo las siguientes instrucciones, de los cuales se derivaron varios artículos: Artículo 1°: Celébrese durante los días 10, 11 y 12, tan fausto acontecimiento histórico en toda la provincia y especialmente en esta ciudad capital. Artículo 2°: A las 4pm del día 10 será leído el presente decreto con música y gran acompañamiento de toda la juventud a caballo. Artículo 3°: La aurora del día 11 de noviembre será saludada con una salva de 21 tiros de recámara, cohetes y música; y a las 8 a.m. se entonará un Te-Deum (misa solemne) en acción de gracias al todopoderoso por los beneficios dispensados durante un siglo de vida autónoma. Artículo 5°: Permítase durante los días 10, 11 y 12 toda clase de regocijos públicos que no pugnen con la moral y las buenas costumbres. Artículo 6°: La juventud patriótica y entusiasta queda encargada de imprimir mayor solemnidad a esta fiesta y se la excita para que preste toda su cooperación á efecto de que resulte de la gran fecha que se conmemora.


4 LOS ACTORES FESTIVOS Y LA REVITALIZACIÓN DE LAS FIESTAS “Cuando en Cartagena las circunstancias favorecen un momento de transición en la conmemoración novembrina de la independencia, convendría mirar hacia adelante y no tanto para atrás. Hay grandes retos para vitalizar las Fiestas de Independencia, en la posibilidad de convertirlas en un espectacular carnaval entre el mar y la muralla, con la más amplia participación social y el mejor de los reconocimientos internacionales. Las fiestas son un buen pretexto, porque son sumatoria de artes y participación, para construir una ciudad distinta; por lo tanto, los esfuerzos habrían de encaminarse en esa dirección y no pensando en reproducir con el reinado popular los viejos modelos ya gastados y poco innovadores.” (Abello. 2016) Cada uno de los ciudadanos puede ser actor festivo, de hecho el pueblo es el principal actor festivo y protagonista de las Fiestas de Independencia. Sin embargo se destacan en los diferentes eventos de la agenda festiva: Los músicos, danzarines, teatreros, cantantes, poetas, bailadores, folcloristas, disfraces, reinas, enmascarados, vestuaristas, carroceros, artesanos, estilistas, miembros de comparsas o grupos folclóricos. En el año 2004 se creó una junta representativa de cartageneros, llamada Comité Asesor de Fiestas, con la misión de rescatar las costumbres y prácticas novembrinas que se habían ido perdiendo. Este comité se integró por instituciones académicas, universidades, el Observatorio del Caribe, la Cámara de Comercio, la Red Cultural de Educadores, el Banco de la República,


y entidades públicas y privadas, quienes en dicho momento realizaron el seminario “Repensar las Fiestas de Independencia” donde se crearon unas mesas de trabajo, de las que nacieron diversas posturas. La creación del Gran Lancero y la Gran Lancera, surge a raíz de la reflexión de Jorge García Ústa (QEPD) quien se preguntaba: ¿qué se podía hacer para que las Fiestas de Independencia tuvieran su propio personaje que las identificara y diferenciara de los Carnavales? Fue allí cuando en sus reflexiones, fundamentadas bajo la historia libertaria de la ciudad, se propuso al Lancero, por ser uno de los personajes más importantes en el proceso de independencia de Cartagena de Indias El papel que juegan nuestros Actores Festivos y Grandes Lanceros en la consolidación del proceso de revitalización de las Fiestas de la Independencia, es fundamental, por un lado los Actores se constituyen en articuladores eficaces de interacción visual y sonora con los espectadores, detrás de un disfraz de cada actor festivo hay un trabajo concienzudo de investigación y amor por las Fiestas; por otro lado los Grandes Lanceros representan un vínculo simbólico y directo con nuestra historia, ellos resignifican nuestras Fiestas dándole la importancia que se merecen gestas independentistas protagonizadas por verdaderos héroes, Los Lanceros de Getsemaní Los Grandes Lanceros de la Independencia ejercen la primera autoridad festiva desde el año 2006. Estos valientes personajes fueron determinantes en nuestro proceso de independencia de 1811, hoy son homenajeados a través de la escogencia de una pareja de personalidades destacadas en el mundo de la cultura y las artes de Cartagena.


Para representar la autoridad de los Grandes Lanceros, se creó el bastón de mando o Lanza en madera que representa lucha, ataviados con plumas y pequeñas artesanías que igualmente tienen su significado ancestral proveniente de las etnias que conforman nuestra raza identitaria.


5 LOS REINADOS El Reinado Nacional de Belleza se inaugura en diciembre de 1934, por motivo de la conmemoración de los 400 años de la fundación de Cartagena. En 1933 Cartagena pasaba por un buen momento: celebraba el IV Centenario de su fundación y culminaba las obras del Muelle Marítimo. Para aprovechar la coyuntura se le ocurrió a don Ernesto Martelo realizar un certamen de belleza con representantes de todo el país. Sin embargo, la idea fue abortada debido a la situación política que vivía el país por cuenta del conflicto con el Perú. Fue hasta 1934 cuando el sueño de reunir a las colombianas más bellas se hizo realidad. En aquella ocasión Colombia coronaba a su primera soberana, la cartagenera Yolanda Emiliani Román, del departamento de Bolívar, quien reinó durante 13 años, ya que la guerra impidió la realización del certamen. En 1947 reapareció el evento.

Reinado Popular Como un constructor del tejido social en los barrios de Cartagena, se desarrolla cada año el Reinado de Independencia, un evento que moviliza gente. Con la escogencia de la reina de cada uno de los barrios populares de la ciudad de Cartagena, se le da inicio a las Fiestas de Independencia. En este proceso son varias las estrategias para la elección de las participantes al Reinado de Independencia, Inicialmente, las candidatas que estén interesadas en participar, deben tener el aval de residente de la presidencia de la Acción Comunal de su barrio. Conformar un Comité de Reinas es un proceso importante que tiene que hacer toda reina, ya que con este se llevará a cabo la integración de una reina con el Comité en las Fiestas de Independencia. El Comité, después de hacer la elección, trabaja para la obtención de los recursos para financiar la participación de la reina del barrio; para ello recurre a los diferentes establecimientos comerciales del sector, que voluntariamente hace aportes económicos. Estos son algunos de los procesos que tienen las Fiestas de Independencia de Cartagena, en las que toda una comunidad se une para quedar bien representada a través de su reina.


Para mostrar no sólo la belleza de la mujer cartagenera, sino además, demostrar que con organización, esfuerzo, motivación y ganas, una comunidad se puede organizar alrededor de una fiesta. Con estas dinámicas barriales se construye tejido social, se aprende el sentido de la solidaridad, la organización comunal, el sentido de pertenencia e integración de una colectividad.

6 LOS CABILDOS En 1846, la Cámara de la Provincia de Cartagena decretó que en la ciudad solo se celebraría la fiesta del 11 de noviembre para conmemorar la Independencia del yugo español, prohibiendo las celebraciones que estaban por fuera de esa fecha. La tradición festiva de Cartagena empezó a decaer: los cabildos y el carnaval desaparecieron. Lo único que sobrevivió fue el cabildo de Bocachica y algunos disfraces festivos que se habían extendido por el caribe colombiano, como el capuchón, la máscara y el congo. Solo hasta 1987, un grupo de intelectuales y artistas de la ciudad crearon Gimaní Cultural, el movimiento que retomó la tradición festiva de los cabildos y además rescató la participación de las comunidades negras en la Independencia de Cartagena. Ellos reconocieron a Pedro Romero y los Lanceros de Getsemaní como líderes de la gesta independista, e investigaron sobre la tradición festiva en Cartagena, por lo que iniciaron un trabajo de gestión y promoción que fue fundamental para la creación de cabildos en las distintas localidades de la ciudad, como en el Socorro, las Gaviotas, etc. El Cabildo “Congo Negro” de Getsemaní fue el primero en ser retomado. Desde 1987 se comenzó a identificar y organizar los elementos tradicionales del barrio. Un año después se hizo el primer cabildo en homenaje a Elegguá, siendo reina emérita Delia Zapata Olivella, quien no pudo asumir su reinado porque estaba radicada en Bogotá. Así que Nilda Meléndez fue designada como su sucesora. Los primeros años del Cabildo fueron en honor a las deidades africanas y se retomaron elementos como la máscara, los congos guerreros y las danzas.


Reflexión: ¿Quien lidera la independencia de Cartagena y cuál es su aporte en la historia de Colombia?

¿Cuál era el oficio de Pedro Romero?

¿Quiénes acompañaron a Pedro Romero en esa gesta?

¿Cómo cree que recuerda el pueblo cartagenero a este líder?

¿Las fiestas de Cartagena que representan para el pueblo de Cartagena?

¿La pólvora (el buscapié), qué significado cree que tiene en las fiestas para los Cartageneros?

¿La maizena, el agua, el betún, los tintes y polvos cosméticos que representan en las fiestas de Cartagena?

¿Cuál ha sido el papel de los afrodescendientes en la historia de Colombia y en las fiestas de Cartagena?


7 CUENTOS, ANÉCDOTAS, NOSTALGIAS Las fiestas de independencia han hecho parte del espíritu de los cartageneros constituyendo una muestra de la identidad cultural de la ciudad y sus habitantes durante más de 200 años. Durante todo este tiempo, las fiestas han cambiado en medio de innovaciones, prohibiciones y reivindicaciones, creando junto a su trayecto una historia y unas historias vividas por sus personajes en medio de las fiestas en este bicentenario consolidando así la construcción de una memoria individual y colectiva de la ciudad. Como parte de esta construcción se encuentran las anécdotas y cuentos que nos narran a partir de fragmentos la historia de las fiestas de independencia desde las voces de quienes las han vivido durante los dos últimos siglos. Fragmentos del libro Cartagena de Indias. Relatos de la vida cotidiana y otras historias. (2008) de Rafael Ballestas Morales. ANÉCDOTA DE CANCELACIÓN DE LAS FIESTAS. Una de esas interrupciones ocurrió en 1899, a causa de la llamada “Guerra de los mil días”. Se cancelaron los festejos durante cuatro años, hasta 1903, un poco después de haberse puesto fin al conflicto. Terminada la guerra, el gobernador José Francisco Insignares Sierra dictó el decreto # 598, del 11 de septiembre de 1903, que ordenaba el reinicio de las celebraciones novembrinas, nombraba los miembros de la junta organizadora y destinaba la suma de $50.000,oo “que se pondrán a disposición del Tesorero que designe la junta”. Cuentan que el general Luis Vélez Racero, quien había desempeñado la gobernación de Bolívar del 13 de febrero al 13 de agosto de ese año, expresó algunas manifestaciones de protesta, montado en su mula “Juanita”, según unos, o “María Elena”, según otros, por haberse autorizado estas festividades, estando aún fresco el hecho deplorable de la separación de Panamá. (Ballestas.2008.p.119). ANÉCDOTA DE “TORO NEGRO” VERSIÓN DE RAÚL PORTO DEL PORTILLO El 12 de noviembre de 1890, a las dos de la tarde, se presentó a la plaza el señor José María Castellar, llevando de cabestro un toro negro, bien armado de pitones y de bonita lámina. El toro era de propiedad de la familia Paz. Todos los concurrentes manoseaban al bicho y se burlaban del señor Castellar porque había llevado para la lidia un buey. Nuestro hombre solicita que se


cierren las puertas y suelta el torazo. El animal cuando se vio libre se abrió a la mitad de la plaza y no había quien le presentara un capote. Del montón anónimo salió un chiquillo y con la chaqueta le dio cinco lances estupendos. Un soldado que había empinado el codo demasiado y que estaba al lado del Portal de los Escribanos, citó al toro para repetir la hazaña del chaval, pero fue empitonado y levantado con tanta fuerza que en uno de los balcones quedó nuestro hombre más muerto que vivo, rompiendo macetas y provocando el desorden entre las damas que presenciaban el espectáculo”. Este “toro negro” provenía de la hacienda “Santa Cruz de Crespo”, de los Paz. Era veterano de varias corridas; se dice que empitonó mortalmente a más de uno y el balcón a donde fue a parar el desafortunado soldado ebrio es hoy el de las oficinas del Concurso Nacional de Belleza. En todo caso, el “toro negro” de Crespo se convirtió en una leyenda de bravura, que era la mejor seguridad para la hacienda, según D. Lemaitre. Cómo calarían entre los cartageneros las corridas populares de toros que, antes del 29 de mayo de 1892, cuando se inauguró el Parque de Bolívar, hubo muchas manifestaciones de descontento, porque la ciudad quedaba sin esa amplia plaza para el espectáculo taurino. Doña Juana Polanco, tía de don Enrique Román, promotor de la obra, lo llamó cierta vez molesta para regañarlo, porque “¿Cómo iba a festejarse el 11 de noviembre sin toros en aquel sitio?” ¡Vaya, pues!... De la lectura del libro de Raúl Porto del Portillo se infiere que al construirse el parque, las corridas novembrinas fueron trasladadas a la llamada plaza de Ricaurte, que era el lote comprendido entre el actual parque de las flores, el edificio del City Bank, hasta la calle del Boquete, donde estuvo el almacén “Magali París” de la Matuna. Este sector, según Donaldo Bossa, era conocido, también, como “Detrás de Carnicería”, por su proximidad al mercado de carnes. Recordaba don Luis Mufarrij que, cuando desempeñó la Tesorería Municipal de Cartagena, se desplazó a localidades rurales vecinas a la ciudad, acompañado de varios concejales, para conseguir reses destinadas a una corraleja novembrina que se construyó en el Pie de la Popa, sector El Toril, donde funciona en el presente una bomba de gasolina. Más tarde, fueron montadas en la playa de la Artillería, cuyas murallas y balcones de las casas vecinas, especialmente los de las conocidas como las “Accesorias del Obispo”, se convertían en amplios y típicos palcos. La Artillería fue el último escenario de este popular espectáculo que el crecimiento urbano erradicó de las celebraciones novembrinas. Sin duda se trataba de una fiesta taurina más parecida a las corralejas de manteros, garrocheros y los “corre que te coge el toro”, que al arte del toreo que seduce a Orlando Vergara Hernández, Eduardo Fernández Guerrero, José María Arrázola, Antonio “Chiqui” Lequerica, Toño Visbal, Arcadio Alcázar y demás “muchachos” de la Peña Taurina. De manera que la primera “Plazuela” donde los cartageneros bailaron y gozaron las fiestas novembrinas fue en la Proclamación, entre la catedral y la casa de la gobernación que, con su entorno, constituían el centro del bullicio. (Ballestas.2008.pp.126-127)


ANÉCDOTA DISFRAZ DE CAPUCHÓN Sin embargo, en algunas ocasiones era insuficiente para ocultar la identidad del encapuchonado. Por ejemplo, en las fiestas de 1945 ocurrió un hecho por demás divertido. Resulta que unos días antes Carlos Villalba Bustillo cometió una de sus travesuras de adolescencia, lo que le costó un severo y original castigo de su padre, consistente en obligarlo a usar unos zapatos amarillos, feos y largos, número 41, cuando en realidad calzaba 37, lo cual le daba una apariencia de payaso de circo. Sus vecinos “piepopanos” cuando lo veían pasar con tan raros botines le entonaban la canción “a dónde vas patuleco...”. Como pena accesoria por su falta, se le prohibió participar del jolgorio novembrino. Pero Carlos, ni corto ni perezoso, inobservó furtivamente la segunda parte de la sentencia paterna y con sus carnales, Alfredo Betín Vergara, Carlos Martínez Emiliani, Jaime de Pombo Pareja y Antonio Yidios, se pusieron sendos capuchones para evitar ser identificados, y salieron de farra en un coche de alquiler. Iban, muy contentos por la calle de la Media Luna, tirando buscapiés y empinando el codo, sin sospechar que, casualmente, pasaba por allí el doctor Patricio Villalba Verbel, quien reconoció a su hijo por los larguiruchos zapatos amarillos. Sin pensarlo dos veces, se apeó de su automóvil, un “Buick” azul celeste, sorprendió al contumaz muchacho y lo mandó de vuelta a su medida de aseguramiento de detención domiciliaria, prorrogándole la pena. De nada le sirvió el capuchón al pobre Carlos.(Ballestas.2008.pp. 135-136


8 LEXICÓN FESTIVO Buscapié Cohete sin varilla que, encendido, corre por el suelo entre los pies de la gente. En la cima de los juguetes pirotécnicos de la Fiestas del 11 de Noviembre -ahora llamadas Fiestas de la Independencia- estaba el temible y terrible ‘buscapiés’, el temor de las ancianas y de la reinas cuando iban en las carrozas. Su forma era la de un ‘tirito’ con esteroides, pero con diferencias fundamentales en su preparación. Por un lado, la cabeza estaba rellena de pólvora negra y recubierta con un papel fino -por lo general azul- que se ataba con un hilo a la altura de su cuello. Y por la parte inferior se llenaba de una mezcla de pólvora negra, salitre -nitrato de sodio y nitrato de potasio-, azufre, clorato de potasio y otros químicos -de acuerdo con el fabricanteque cumplía una doble función de servir de empuje como en los cohetes -para que corriera entre los pies de las personas- y de explotar al final del recorrido. Para encenderlo, los expertos agarraban el ‘buscapié’ por el cuello, le quitaban el papel para dejar la pólvora al descubierto y entonces le ponían la punta encendida del cigarrillo. En ese momento, por la cabeza comenzaba a salir fuego, pero se sostenía fuertemente sin soltarlo hasta que ‘cogiera fuerza’, hasta que finalmente se soltaba a ras de piso o se tiraba a un grupo de personas pero siempre en dirección al suelo para impedir que se fuera hacia el cielo como un ‘volador’. Por lo general no se utilizaba aisladamente, sino en las llamadas ‘guerras de buscapiés’, en donde grupos de jóvenes de ambos sexos se enfrentaban lanzándolos entre ellos. Al principio fueron famosas las ‘guerras’ que estaban concertadas tácitamente en las zonas del Paseo de los Mártires, la Boca del Puente y las plazas de Los Coches y de La Aduana. Posteriormente, en los años 60, se trasladaron a los barrios de Manga y Bocagrande.


Estaba tan metido el ‘buscapiés’ en el alma de los cartageneros, que hasta la misma alcaldía los regalaba en el día del Bando. Su fabricación también era tradicional, ya que unas familias eran las que tenían a su cargo su fabricación y distribución, entre ellas los Acosta y Lavalle. Pero después de ellos fue entonces cuando apareció el potente y tenebroso ‘Camberra’, un ‘buscapié’ con musculatura de ‘Rambo’ que sobrepasaba en todo a sus antecesores. Comparados con una ‘guerra’ de ‘Camberras’, sus antecesores parecían simples ‘tiritos’. Con el paso del tiempo, la presión de las entidades de salud pública y de organizaciones privadas también llegó a Cartagena, lo que coincidió con las graves lesiones provocadas por los ‘Camberras’ en manos de jóvenes que se hipnotizaron con su poder y no pudieron controlar su uso. Hoy -aunque no se cumple- existe en la ciudad la prohibición del uso de la pólvora -incluyendo a los ‘buscapiés’. Y es irónico que en los últimos años uno de los temas musicales más sonados de las fiestas es ‘El Buscapié’, del sanjuanero Hugo Bustillo. (Tomado de Notas Breves de Cartagena de Indias. Carlos Crismath Mouthon.)

Capuchón El capuchón puede declararse como el personaje de las Fiestas del 11 de Noviembre hasta los años 60 del Siglo XX. Su confección era sencilla, pues constaba de dos partes, una túnica de manga larga que cubría el cuerpo del cuello a los pies, y una capucha para la cabeza pegada por la espalda, con agujeros para los ojos y una extensión de tela hacia la barbilla que permitía agarrarla con la mano para que no se jalara y se descubriera la identidad de quien lo usaba. En general, tiene reminiscencias de los capirotes -la capucha de alto pico- con que se cubrían las cabezas de los condenados por la Santa Inquisición. Este disfraz del capuchón era enterizo y no tenía botones ni cremalleras, y para ponérselo simplemente se metía por los brazos y la cabeza. Se confeccionaba por cualquier persona con conocimiento de costura y se usaban telas de poco costo y que fueran frescas para aguantar el calor del trópico. El color era principalmente rojo, aunque algunos los hacían en telas amarillas, blancas, negras y hasta verdes, pero se distinguían del resto de capuchones y perdían algo de su anonimato. Mientras que en un grupo de capuchones rojos era muy difícil individualizar a uno de ellos. (Tomado de Notas Breves de Cartagena de Indias, Carlos Crismath Mouthon)

Preludio Un preludio es una pieza musical breve, usualmente sin una forma interna particular, que puede servir como introducción a los siguientes movimientos: fuga, sonata de una obra que son normalmente más grandes y complejos. El festejo de las tradiciones populares, arraigado a lo que significa la historia y la cultura de Cartagena se empieza a vivir al iniciarse los preludios novembrinos, antesala de lo que son las fiestas de esa ciudad del caribe colombiano. En ellos, todos los viernes, el pueblo cartagenero disfruta de eventos culturales, presentación de grupos folclóricos, artistas y la invitación de las candidatas de los diferentes barrios que con edictos en mano van


pregonando y contagiando al pueblo de prender las fiestas. La programación se abre con el desfile de disfraces de personajes artísticos, pregoneros, gaiteros, tamborileros, que invitan a participar de estos eventos que prometen una buena organización, masiva participación ciudadana y la proyección cultural de estas festividades. Luego vendrá la presentación de las candidatas a quienes se les impondrá la banda, en representación de cada uno de los sectores cartageneros.

Noche de Candela Con el encendido del Fuego en la Gran Noche de Candela también evocamos nuestras Fiestas patronales en honor a la Virgen de la Candelaria. El poder y la fascinación que este elemento causa en el hombre desde su descubrimiento, ha sido también empleado para vencer la oscuridad y de paso el frio. En muchas mitologías y religiones, este elemento causa especial atracción, además de ser asociado con lo divino, el fuego al igual que la tierra, el aire y el agua es vital para nuestra existencia. La Candela y en especial la Gran Noche de Candela vive en nuestras tradiciones conmemorativas a las Fiestas de la Independencia y se atiza con el espíritu festivo y alegre del pueblo cartagenero. El fuego es símbolo de purificación y de cambio, justamente el cambio que el pueblo cartagenero ahora sí, empieza a evidenciar esta vez, también a través, de sus Fiestas de Independencia.

Pica Pica Novembrino: Programa de radio, dirigido por Manuel (Mañe) Vargas, que ha acompañado, fomentado y activado las festividades de Independencia durante 47 años. La radio local ha sido un actor festivo muy importante en la dinámica de las fiestas.

Música Novembrina: Cuando se acercan las fiestas, las emisoras y sus programas novembrinos sacan todo el repertorio de temas tradicionales de las fiestas, se escuchan temas como: “El pie pelúo”, “Tres puntá”, “La cumbiamberita”, “La maestranza”, “Culera cascabel”, “Songo sorongo”, “El dentista”, “Sombrerito panañeño”, “Popurrí de murgas”, “El cebú”, “Brisas de diciembre”, “La ombligona”, “Los sabanales”, “Compadrito”, “Pura paja”, “Las cuatro fiestas”, “El pasmao”, “El mochilero”, “La cachiporra”, “La paloma guarumera”, “Donde canta la paloma”, “La gallina Javá”, “Mambaco”, “Cundé cundé”, “El Guayabo de La Ye”, Como se acaban las velas”, “Colombia tierra querida”, “Ay cosita linda”, “La estereofónica”, “La pollera colorá”, entre otras, cuya lista es interminable. Agrupaciones y artistas como los Corraleros de Majagual, Pedro Laza y sus Pelayeros, Aníbal Velásquez, Adolfo Echeverría, Pacho Galán, Lucho Bermúdez, los Soneros de Gamero, Los Gaiteros de San Jacinto, Noel Petro, Clímaco Sarmiento, la Sonora Cordobesa, Manuel Villanueva, Rufo Garrido, Joe Arroyo, entre otros, reaparecen cada año para las festividavidades mostrando que son parte de la memoria viva de las fiestas.


Taller de Valoración patrimonial de las fiestas de independencia de Cartagena. Las Fiestas de Independencia de Cartagena de Indias Consolidan procesos de identidad cultural ¿Cómo?

Tienen arraigo en la tradición ¿porqué lo dices? Explícalo.

Comprenden las expresiones que han sido transmitidas a lo largo del tiempo¿Cuales?

Son muestra de creatividad e ingenio. Pon un ejemplo.

Son expresiones culturales vigentes Se transmite de generación en generación¿Cuales?


Es recreado por las comunidades en función de su interacción con la naturaleza y su historia

Infunde sentimientos de identidad

Contribuye a promover el respeto por la diversidad cultural

3 parte COMUNICACIÓN EL PATRIMONIO FRENTE AL CIUDADANO ¿Qué queremos que el ciudadano sepa de las fiestas?

¿Qué queremos que el ciudadano sienta en las fiestas?

¿Qué queremos que el ciudadano haga en las fiestas?


PROPUESTAS

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ABELLO, A (2016) Columna para Mariamoñitos. En: Periódico El Universal 29 de octubre. Cartagena BALLESTAS, R.(2008) Cartagena de Indias. Relatos de la vida cotidiana y otras historias. Organización digital casa Editorial. Cartagena. BORREGO PLA, M (1973) Palenques negros de Cartagena de Indias fines del siglo XVII. Sevilla. Escuela de Estudios Hispanoamericanos. CARO, J. (1992). El Carnaval. Madrid. Ed. Círculo de Lectores. FRIEDEMANN, N (1983) Fiestas: Celebraciones y ritos. Bogotá. Villegas Editores. GONZÁLEZ, M. (1998) La Fiesta Republicana en Colombia, Siglo XIX. Bogotá. Editorial Magisterio Los Orígenes Carnavaleros(2015) Recuperado de: http://www.muhca.gov.co/noticia_losorigenes-carnavaleros--62 (2016, 3 de noviembre) GUTIERREZ, E. (2000)Fiestas: Once de Noviembre en Cartagena de Indias. OCAMPO, J. (2002) Las Fiestas y el Folclore en Colombia. Bogotá. El Ancora Editores. ORTIZ, F. (1960) La Antigua Fiesta Afrocubana del “Día de Reyes”. La Habana: República de Cuba. Ministerio de Relaciones Exteriores. Departamento de Asuntos Culturales. División de Publicaciones. PATERNINA, A. http://kenatambo.blogspot.com.co/2010/06/resena-historica-delfandango.html ROMÁN. R.( 2011) Entre sombras y luces: la conmemoración del centenario de la independencia de Cartagena, Revista Memorias 14.



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