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Bukele Apoya a Trump en Política Contra Migrantes

Por Bryan E. Rivera Villalobos

Las medidas de vigilancia y control implementadas por el Presidente norteamericano Donald Trump no han logrado frenar la migración, pues Estados Unidos continúa siendo el objetivo prioritario para los migrantes, no sólo de América Latina, sino de todo el mundo; sin embargo: Trump ya no se conforma solamente con amenazas de deportación masiva, berrinches o quejas explícitas en redes sociales, menos con intimidaciones a través de la imposición de aranceles a sus países vecinos; ahora busca aterrorizar a los migrantes con la posibilidad de ser encarcelados en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) ubicado en El Salvador.

Trump ha comenzado una aparente relación cercana con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, esto con motivos de seguridad pues se ha consolidado un acuerdo donde los Estados Unidos pueden enviar al CECOT a criminales de todo tipo, bajo la consigna de realizar una retribución monetaria a El Salvador. Dicho centro es conocido por el nivel de violencia, maltrato y la violación de derechos humanos hacia los presos, lo cual ha dividido las opiniones de los medios de comunicación y la población civil, ya sea a favor o en contra del trato por parte de las autoridades salvadoreñas hacia los presos; sin embargo, la presente discusión no está orientada a definir una posición, sino ver el riesgo al que quedan expuestos los migrantes, pues no se debe olvidar que constantemente Trump los ha señalado bajo el concepto de ilegales, de criminales e inclusive de terroristas.

El 27 de marzo del 2025 la Secretaria Nacional de Seguridad de los Estados Unidos, Kristi Noem, visitó el CECOT, donde, además de conocer sus instalaciones, señaló que ese lugar puede ser un posible destino para la población ilegal de su país. La amenaza es latente y puede convertirse en realidad de un momento a otro, pues es evidente que los migrantes son pensados como población sobrante por algunos gobernantes de Estados Unidos, pero también por las naciones latinoamericanas, pues a final de cuentas, gran parte de los migrantes han sido orillados al exilio de sus países por las carencias económicas, las dificultades políticas, las condenas raciales, la discriminación; sin embargo, las demás naciones y los organismos internacionales tampoco se han pronunciado frente a estos escenarios, demostrando aprobación o simplemente desinterés por la vida humana y por las crisis sociales.

El acuerdo entre Estados Unidos y El Salvador representa una continuidad ideológica tradicional, enfocada en el racismo, la discriminación, la xenofobia, pues se pretende extraditar de una u otra forma a la población extranjera pese a la sustanciosa contribución del desarrollo económico y la mano de obra económica que representan los migrantes. De manera paralela: Piénsese en que el acuerdo antes mencionado también significa que Trump está pensando en El Salvador como un espacio donde arrojar basura humana, pues éste es el posible trato que pueden recibir los migrantes en la cárcel salvadoreña: Ya no se trata solamente de vigilar y castigar, como señalaba el filósofo Michel Foucault; ahora se están implementado medidas lentas de exterminio, disfrazadas de legalidad, de soberanía, de libertad, de direccionalidad gubernamental; tanto es así que inclusive Bukele, desde su nueva posición como subordinado de Trump, ha juzgado las condiciones de seguridad mexicanas, sugiriendo que México podría implementar el mismo sistema de castigo del CECOT.

Por ahora los principales afectados son los migrantes, porque ellos son quienes padecen la amenaza latente de la persecución, del espionaje, encierro y exterminio, ya sea en cárceles nacionales o extranjeras, pero esto puede escalar más allá de la población migrante, más allá de los Estados Unidos para Trump el cargo gubernativo es un adorno y un medio de ejercer poder, pues él sigue pensando como empresario, de esta forma debe ponerse en tela de juicio el alcance que puede llegar a tener, pues recuérdese: Supuestamente los gobernantes están limitados a su territorio nacional, pero las reglas del capitalismo y la libre empresa escalan a niveles internacionales, rompiendo las barreras legislativas, además, históricamente los Estados Unidos no han respetado ningún horizonte legal, siempre han buscado y desarrollado medios o formas para penetrar en países que consideran una amenaza o que son de provecho para ellos.

¿Qué hacer frente a estos escenarios? La respuesta a esta pregunta se deja abierta para el lector, para los gobiernos a nivel internacional que navegan en la pasividad frente a cualquier arrebato del mandatario Trump, también se dirige a los organismos internacionales, cuyos pronunciamientos son nulos; esto como una invitación a la reflexión y a la acción, pues claramente la respuesta se hará esperar o no llegará.

  • Bryan Eduardo Rivera Villalobos: Profesor Universitario maestrante en Gestión y Políticas Metropolitanas en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM). Investigador social de laceraciones sociales e idealidad económica, además de la construcción de paralelismos políticos e ideológicos y de dispositivos digitales como sujeción cultural en los jóvenes del siglo XXI.

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