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El Orgullo de Ser Mexicano

Por Edgar García Villaseñor

En este año 2025, conmemoramos el 215 aniversario del inicio de la guerra de independencia en México. Y a más de dos siglos del comienzo de la búsqueda de la vida independiente de nuestra nación, no caben dudas sobre el gran orgullo que se siente ser mexicano. 

En el derecho internacional, específicamente en la Convención sobre los derechos y deberes de los Estados de 1933, para que un Estado sea considerado como tal, éste debe contar con cuatro elementos indispensables: 1) Población permanente; 2) Territorio determinado; 3) Gobierno; y 4) Capacidad de entrar en relaciones con los demás Estados (reconocimiento internacional).

No obstante, lo que verdaderamente constituye a una nación son su cultura, su idioma, la religión, sus creencias, leyendas y mitos; héroes y heroínas, literatura, su arte, y de manera muy particular, su gente.

Hoy, bien vale hacer un alto, ante tanto caos, para celebrar a nuestra nación. Hablemos bien de México. Empecemos por lo básico:  tanto nuestro territorio, economía (aunque con sus serios desafíos) y nuestra población, se encuentran entre los primeros 15 lugares del “ranking” mundial. Somos la décima potencia exportadora del mundo de acuerdo con la Organización Mundial del Comercio. También, con base en información de la Secretaría de Agricultura, México es de los principales países productores en el mundo de plata, miel, jitomate, aguacate, cerveza, chile y tequila, además de automóviles y autopartes. México ocupa la posición doceava en producción mundial de alimentos, el décimo lugar en producción de ganadería primaria y el décimo séptimo en producción pesquera.

Asimismo, en materia cultural, la UNESCO ha declarado 33 sitios mexicanos como patrimonio de la Humanidad (27 culturales, seis naturales y dos mixtos), lo que nos convierte en el primer lugar con mayor número de sitios en Latinoamérica y el sexto a nivel internacional, de acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Entre éstos destacan Palenque, Teotihuacán, Calakmul, el centro histórico de la Ciudad de México, Xochimilco o las zonas arqueológicas en Paquimé. Lo anterior, sin olvidar que en México se encuentra una de las siete maravillas del mundo moderno: Chichén Itzá.

También, debemos sumar el patrimonio cultural inmaterial como las fiestas indígenas dedicadas a los muertos, el ritual de los danzantes “voladores”, la cocina tradicional mexicana, los parachicos, el mariachi, la charrería, el proceso artesanal de la elaboración de la Talavera de Puebla y Tlaxcala, y, recientemente, el género musical bolero.

El corazón se estremece cuando en el mundo resuena canciones mexicanas. Desde el vals “Sobre las Olas”, de Juventino Rosas; o “Bésame Mucho” de Consuelito Velázquez, que por cierto ha sido de las canciones más traducidas en el mundo; o las canciones de Vicente y Alejandro Fernández; la música de Juan Gabriel o Maná; la dirección de Alondra de la Parra o las voces de Fernando de la Mora y Ramón Vargas; hasta la música contemporánea de Carlos Rivera,  Carin León, Danna Paola, los Ángeles Azules, Natalia Lafourcade, Belinda o Ximena Sariñana, solo por citar poquísimos ejemplos.

Ya ni hablar del cine, rubro en el que tenemos extraordinarios exponentes como Ignacio López Tarso, Mario Moreno “Cantinflas”, Dolores del Río, María Félix, Jorge Negrete, Emilio “El Indio” Fernández, los hermanos Soler (Andrés, Domingo y Julián), Pedro Infante, desde la época de oro del cine mexicano. En las últimas décadas figuras como Salma Hayek, Diego Luna, González Iñarritu, Alfonso Cuarón, Emmanuel Lubezki, Eugenio Derbez o el recientemente aclamado en el festival de cine de Venecia, por su película “Frankenstein", Guillermo del Toro. Lo mismo en la literatura con el galardonado con el premio Nóbel Octavio Paz, Carlos Fuentes, Rosario Castellanos, José Emilio y Cristina Pacheco, Elena Garro, Valeria Luiselli, Juan Villoro, Laura Esquivel, entre tantas plumas brillantes.

Es necesario hacer un alto para reconocer a la población migrante de México, la cual continúa haciendo patria más allá de nuestras fronteras. Mexicanas y mexicanos que por alguna razón salieron de sus comunidades en búsqueda de mejores condiciones de vida para sus hijas e hijos. 

Son ejemplo de valentía, resiliencia, fuerza, trabajo, honestidad, sacrificio y amor por la patria. Nuestro migrantes son motivo de orgullo. 

Todo lo anterior es México, sumado al calor del hogar de la familia, el amor de las abuelas, abuelos, madres y padres por sus hijos; los amigos; las plazas públicas; el campo y la ciudad; las fiestas patronales; los mercados; las escuelas y las tardes en la que los alumnos hacen sus tareas; la pasión por el deporte, especialmente el fútbol y el béisbol; una sopa de fideo, pozole, cabrito o un buen mole y la solidaridad ante la tragedia.

Son muchos los motivos que propician el orgullo de ser mexicano. También es cierto que como nación enfrentamos demasiados problemas sociales y económicos, pero no hay duda de que como Nación sabremos salir adelante y construir un mejor país para los años venideros.

¡Viva México!

  • Edgar A. García Villaseñor: Internacionalista mexicano, especialista en seguridad y política internacionales. Ha ejercido las relaciones internacionales desde el poder legislativo federal, tanto en el Senado de la República como en la Cámara de Diputados.

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