con un 42 %. Además, el 77.1 % reportó tener un ingreso mensual de $0 a $2,499, por lo que se puede establecer que los participantes de la investigación pertenecen a la clase pobre (según la clasificación de ingresos anuales en Puerto Rico, del Dr. Arias Benson, que se presenta en su columna “Aumenta la clase de los nuevos pobres”). Hallazgos de las variables De la misma forma en que se expusieron los hallazgos sociodemográficos, los investigadores realizaron un análisis de hallazgos por cada variable de estudio (actitud, resiliencia y vulnerabilidad social). Para comenzar, se analizó cuáles fueron los resultados de la variable “actitud en las comunidades”. Los investigadores encontraron que la mayoría de los participantes de todas las comunidades muestran tener una actitud positiva, tanto en los preparativos previos a la llegada del huracán, como en el proceso de recuperación posterior. Los reactivos determinantes en la escala fueron: haberse mantenido al tanto de los medios de comunicación (79.2 %), haber tomado medidas de precaución (57.2 %), estar optimistas ante el proceso de recuperación (51.3 %), considerar que se estaría mejor preparado para un próximo evento atmosférico (71.3 %) y que las creencias religiosas ayudaron en la recuperación (79.5 %). En cuanto a la variable “vulnerabilidad”, los investigadores catalogaron a los participantes dentro del nivel “vulnerabilidad baja”. Los reactivos que determinaron esta conclusión (y en los que los participantes contestaron “totalmente en desacuerdo”) fueron los siguientes: tener ahorros de emergencia suficientes para cubrir los gastos de los daños (55.7 %), tener destrezas vocacionales o conocer personas que tuvieran destrezas vocacionales (57.5 % y 61.6 %, respectivamente), y haber presenciado el mantenimientos de los sistemas de drenaje (64.8 %). Así, se concluye también que los residentes de las comunidades son vulnerables, no solo por su ubicación geográfica, sino también por la falta de accesibilidad a los recursos humanos, materiales, económicos e institucionales. Esto último, de hecho, los cataloga como una Comunidad Especial, dentro de las clasificaciones de la Ley para el Desarrollo integral de Comunidades Especiales en Puerto Rico. Sobre la resiliencia a nivel de individuo, esta se reportó como “positiva”. Los reactivos que determinaron esta conclusión fueron: haber insistido en planes de recuperación (70.1 %), ser capaz de depender de sí 16
mismo (54.8 %), ser capaz de ocuparse de más de una tarea a la vez (59.2 %), haber sido organizado para hacer más de una tarea a la vez (66 %), y ver las cosas desde una perspectiva positiva (68.3 %). A pesar de que estos residentes se encuentran en comunidades sumamente vulnerables a inundaciones, y sufrieron un sinnúmero de daños y pérdidas por el paso del huracán María, es importante recalcar que presentaron un alto nivel de resiliencia. Esto significa que son capaces de superar los estragos que les ocasionó el evento atmosférico al momento en que se realizó el estudio. Ahora bien, en cuanto a la resiliencia a nivel de comunidad, esta se reportó como negativa. En promedio, en estos reactivos que se presentan a continuación, los participaron respondieron “en total desacuerdo”: llevar a cabo reuniones para discutir obligaciones del Gobierno (87.7 %), llevar a cabo reuniones para exponer inquietudes (85.3 %), tener grupos de ayuda para envejecientes (78.9 %) y tener un grupo de trabajo para luego de eventos atmosféricos (81.2 %). Por consiguiente, estas comunidades vulnerables a inundación no tienen presente una estructura comunitaria que reaccione ante momentos críticos como lo fue el paso del huracán María. Esto puede ser una desventaja en su proceso de recuperación. Entre otros hallazgos, se encontró que la mayoría de los participantes reportaron no haber adquirido una póliza de seguro ni haber coordinado para ayudar a envejecientes y encamados. No obstante, la mayoría reportó haber identificado arreglos estructurales en sus hogares y haber guardado documentos personales en bolsas plásticas. En cuanto a notificar a las autoridades sobre problemas tales como drenajes obstruidos, líneas eléctricas y telefónicas expuestas, la mayoría dijo que no cumplió con estas estrategias, a excepción de los residentes de La Vía donde un 50 % reportó que sí cumplieron y un 50 % reportó que no. Finalmente, los datos adquiridos a través de esta investigación resultan ser una herramienta clave para pensar en modos de tomar acción ante estas situaciones. No obstante, los investigadores no se limitaron a la recopilación de datos, sino que precisaron realizar un análisis que dejará al descubierto el modo en que se correlacionaron las tres variables que estuvieron bajo estudio. Para los investigadores resultó pertinente estudiar si existía diferencia entre las variables de actitud y vulnerabilidad social. Del mismo modo, se enfocaron en auscultar las estrategias individuales