Un , dESCUBRImIENtO dE ALCANcE iNTERNACIOnAL !!! !!! !!!

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Un , dESCUBRImIENtO dE ALCANcE

iNTERNACIOnAL !!! !!! !!!

Hace cosa de diez años, se me fue presentando al pensamiento un como esbozo de agrupación, así de varones como de mujeres; esta agrupación se me antojaba que había de ser aquella legión de almas pequeñas, instrumentos y víctimas del Amor Misericordioso de Dios, objeto de los deseos y de las esperanzas de Santa Teresita del Niño Jesús.

pENSAmIENTOS y , oCUrRENCIAs . 1934

M.dE sAUtUOlA † 1888 [ SANTANDER cIUDAD A lA Q . - AmÓ iNTENSAMENtE ] hIZO uN dESCUBRIMIENTO ‘ ¿ aRQUEOlÓGIcO ? ‘ dE rENOMbRE inTERnACIOnAL [ 1879 ] Q lE dIO a cONOcEr En lAS invESTIGACIOnEs dE lA ÉPOCA coMO uN eMINENtE nATURALISTA y pREHISTORIADOR dE RENOMbRE Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la provincia de Santander, por Don Marcelino S(anz) de Santuola, C(orrespondiente) de la Real Academia de la Historia, Santander, 1880.

Ecclesiam suam. Agosto 2025. Núm. 99

lA lÍNEA Q . - sEPArA vÍNCULOs y dIGNIDADeS ANTE uNA “ vErdAD pALpABlE dE ÁMBITOS y REFERENCIAs dE cONSUMO ‘ hUMANO ‘ y no dIVINO “ SON dE tALEs cARACTERÍSTICAs QUE dENUNCIAN uNA pOSIBILIDAD rEAL dE vERIFICACIÓN En hONOR A uNA mANERA dE ‘ INsINCERIDAd y fALTA dE cOMPROMISO REaL cON uNA nEFAStA ARtICULACIÓN ‘ dE sABEREs y nIMIEdADES A fONDO pERDIdO !!! !!! !!!

lOS gUSToS y ÉPOCAs lOS dICTA nUESTRO sEÑOR jESUCRISTO y vIENEn A sER lOCALIDADES y lUGARES dONDE ASENTARSE pUES ES rECONOCIDA lA dEVOCIÓN Al cORAZÓN dE jESÚS cOMO gRAN APORTE dE jESUCRISTO A uNA hUMANIDAD dE iNDOLORa cONDICIÓN Y gRANADO sOPORtE bIOGRÁFICO dE rEALIDADEs y nO , tANTO APERcibIMIENtOS dE SIGNIFICACIONEs y ‘ tANTEOs !!! !!! !!! ‘ cOMO dE cOSIFICACIONEs y pROBABILIORISMoS [ El p. oRLANDIS i dESPUIG , S.I. † 1958 lo ERA : . - fUNDADOR en Su ESCRITO PENSAmiENTOS y oCUrrENCIAs 1934 dE uNA ASOCIACIÓn dE sEGLARES bENEmÉRITA En lA cIUDAD dE bARCELONA EN sU oBEDIENCIA A lA cOMPAÑÍA dE jESÚS cOMO dIRECTOR dEl APOSTOLADo dE LA oRACIÓN ) Q nO sON dE ÍNDOLe ARIStocRÁtIcA + sINOPsIS dE vIDAs En lA humANIDAD dE uN cORAZÓN dE jESÚS ‘ hECHO sEGÚn mEDIDAs y cONSIDERACIOnEs “ hUMANAs Y nO sOBRENATURALEs pUES el oRDEN saCERDOTAL yA lo Es !!! !!! !!! “ ‘ dÁNDOSE lA pARTICULARIDAD QUE sÓLO dIOS nUESTRO sEÑOR Es QUIEN dIRIGE lOS dESTINOS dE hOMBRES y mUJERES [ pROVIDENCIALISMO consignAdO poR lA iGLESIA cATÓLICA como :

La providencia de Dios, que por un admirable designio de amor elevó en sus comienzos al género humano a la participación de la naturaleza divina y, sacándolo después del pecado y de la ruina original, lo restituyó a su primitiva dignidad, quiso darle además el precioso auxilio de abrirle por un medio sobrenatural los tesoros ocultos de su divinidad, de su sabiduría y de su misericordia. Pues aunque en la divina revelación se contengan también cosas que no son inaccesibles a la razón humana y que han sido reveladas al hombre, «a fin de que todos puedan conocerlas fácilmente, con firme certeza y sin mezcla de error, no puede decirse por ello, sin embargo, que esta revelación sea necesaria de una manera absoluta, sino porque Dios en su infinita bondad ha destinado al hombre a su fin sobrenatural». «Esta revelación sobrenatural, según la fe de la Iglesia universal», se halla contenida tanto «en las tradiciones no escritas» como «en los libros escritos», llamados sagrados y canónicos porque,

«escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios por autor y en tal concepto han sido dados a la Iglesia». Eso es lo que la Iglesia no ha cesado de pensar ni de profesar públicamente respecto de los libros de uno y otro Testamento. Conocidos son los documentos antiguos e importantísimos en los cuales se a fi rma que Dios —que habló primeramente por los profetas, después por sí mismo y luego por los apóstoles— nos ha dado también la Escritura que se llama canónica, y que no es otra cosa sino los oráculos y las palabras divinas, una carta otorgada por el Padre celestial al género humano, en peregrinación fuera de su patria, y transmitida por los autores sagrados. Siendo tan grande la excelencia y el valor de las Escrituras, que, teniendo a Dios mismo por autor, contienen la indicación de sus más altos misterios, de sus designios y de sus obras, síguese de aquí que la parte de la teología que se ocupa en la conservación y en la interpretación de estos libros divinos es de suma importancia y de la más grande utilidad.

LEÓN XIII , . - PROVIDENTISSIMUS DEUS ; 1893

Ahora bien, todo lo que Dios, creó, con su providencia lo conserva y gobierna, «alcanzando de un confín a otro poderosamente y disponiéndolo todo suavemente» [Sab 8,1 ]. Porque «todo está desnudo y patente ante sus ojos» [Heb 4,13 ], aun lo que ha de acontecer por libre acción de las criaturas.

Constitución dogmática Dei Filius [soBRE lA fE cAtólicA] 24 de abRIL de 1870

eL ‘ pROVIDENCIAlISMO [ De , mAISTRE fUE iNSIGnE eN estE “ pRINCIpIo dE EXISTENCiA “ Y eL mARXISMO lE dIO cARTA dEFINITIvA ] ‘ cONSIstE eN iDENTIFICAR mI pENSAMIENTO cON lA dIVINa pROVIDENCIA ‘ mANIFESTAdA , eN lAs sAGRADAs ESCRITURAs y tRADICIÓN dE lA iGLESIA ‘ + mORAL . - rÍGIdA dE acTUACIOnEs “ IlÍcitAS y lÍNEAs dE peNSAMIENTO coN vINCULACIONEs EsotÉRICAs “ + soBREESTimA dE uNa bONDAd en lA nATURALEzA hUMAnA , etc ETc

sÓLO sALVA cRISTO jESÚS dE tODA mANIFESTACIÓn dE iNIQUIDAd y sOBERBIA dE “ eNTENDEr QUE lA vIDA EstA en nUESTRAS mANOS y ,,, ,,, ,,,

lA sALVACIÓN

QUEDA `sUJETA A . - uN aRBItRIO hUMANO A fin dE cUENTAs ´ !!! !!! !!! !!! !!!

lAuS dEO . - vIRGInIQuE mATRI

pENSAMIENtOS y oCURrENCIAs Es eL eSCRITO fUNDACIONAL dE uN pAdrE jESUITA dE ascENDENCIA mAlLORQUInA QUE fRUCTIFICÓ En lA dOCTRINA dE uNA sERIE yA feCUNDA dE diSCÍPULoS y mAEStROS de ÁMBITOS ESCOLAREs y CATEQUÉtICOS + tRANSMISIÓN dE vERDADEs dE fE y COSTUMBREs A fAMILIAS y AMISTADES dE sOLVENCIA ‘ ECOnÓMICA y /\ dIÓCESiS En bARCELONA , PAMPLONA y SAN sEBASTIÁN ‘ + pUBLICACIÓn dE Una rEVISTa cRISTIANDAd . - dE iNSIGnES pLUMAs Al sERVICIo dE uNA tRADICIÓN ADMIRABlE dE sINTOMATOLOgÍAs fILOSÓFIcAs - hISTÓRICAs E , iNCLUSO tEOLÓGICAs

AFINCAdAs en lA rEALIDAd dEl dÍa a dÍA En lOS mÁs vARIADOS QUEHACErES pOlÍTICOS E . - iNCLUSO ECOnÓMIcOS “ dESDe uNA pERSpECTIvA sOBRENATURAL oPERATIVA y ENCOMiAdA tANTO pOR lA cOMPAñíA dE jEsÚS cOMO el Ordinario deL lUGAR !!! !!! !!! “ + uN pATRIMONIO dE rAíZ ‘ iNMATEriAL ' dE hONDA tRASCENDENCIA en lAs vidAs dE sOCIOS duRANTE lARGAs dÉCADAs dE eXISTENCIA [ estATUtOS dE lA dIÓCESis dE bARCELONA , 1959 ] Y ,

vEHICUlAdO A fORMAR pARTE dEl ACERBO dE iNSTITUCIONEs QUE sE ADHIEREn a lA rED mUNDIAL dE oRACIÓN dEL pAPA [ ESTATUTOS , 2024 ] cOMO pUNTO dE iNFLEXIÓn a uN sERVICIO ECLESIAL dE mÁXIMA cATEGORÍA jURÍDICA — oBRA pONTIFICIA y

Sabrían que no es algo accidental, sino en absoluto esencial en nuestros días el invocar y rendir homenaje a Cristo como Rey de las almas y de los pueblos; la trabazón íntima e indestructible entre la devoción a Cristo Rey y la devoción al Sagrado Corazón, etc., y otros puntos puestos en claro en los escritos del Padre y según estos conocimientos y convicciones más o menos íntimas y profundas, según la capacidad de cada persona y la luz que el Señor le comunicare, determinarían sus miras e impulsarían su acción.

gRACIAs , SANTO pADRE pOR sU sOLICItUD aMOROSA A TODO El pUEBLO dE dIOS

PENSAMIENTOS Y OCURRENCIAS

ESCRITOS POR EL P. RAMON ORLANDIS S. l., EN 1934

Hace cosa de diez años, se me fue presentando al pensamiento un como esbozo de agrupación, así de varones como de mujeres; esta agrupación se me antojaba que había de ser aquella legión de almas pequeñas, instrumentos y víctimas del Amor Misericordioso de Dios, objeto de los deseos y de las esperanzas de Santa Teresita del Niño Jesús.

Estas almas por la luz que del cielo recibirían, tendrían una comprensión íntima de la devoción genuina al Corazón de Jesús y de los designios que ha tenido Jesús al pedirla. Estas almas arderían en celo de la gloria de Dios y de la salvación de las almas y conocedoras de la realidad, profundamente desengañadas de sus propias fuerzas y valer y también de la eficacia de los medios semihumanos y ordinarios, que nuestra pobre razón puede excogitar para hacer frente a las circunstancias y dificultades extraordinarias de nuestros tiempos, pondrían para su apostolado toda la confianza en el medio que el mismo Divino Redentor nos ha dado para vencerlas: la práctica y difusión de una sincera devoción al Sagrado Corazón de Jesús, según las normas y caminos que Jesús se ha dignado señalarnos.

Verdadera inteligencia de la devoción al Corazón de Jesús

Para mejor comprender lo que entendía yo por devoción sincera al Corazón de Jesús, convendrá indicar tres etapas por las cuales, desde que esta devoción se hizo pública y universal, se ha ido, a mi parecer, providencialmente desarrollando. La primera la marcan las revelaciones de Paray-le-Monial; la segunda los escritos y obras del

P. Enrique Ramiere; la tercera la difusión de los escritos y la propagación de la devoción de Santa Teresita del Niño Jesús.

1) La primera etapa es la de Paray; es la manifestación al mundo del Sagrado Corazón, de sus íntimos pensamientos, afectos y designios y de los tesoros de gracias de santificación y salvación que encierra y quiere derramar sobre los hombres; es la petición de parte de Jesús de un especial culto y devoción, que se tenga y se tribute a su Corazón de hombre y a su Corazón de Dios; es un quejarse Jesús amorosa, pero acerbamente de la ingratitud y ceguera de los hombres, que corresponden a su amor con olvido, desvíos, menosprecios e injurias, y no quieren recibir los beneficios y gracias, que Él anhela concederles; pero además es una verdadera profecía de que Él reinará en el mundo a pesar de sus enemigos y esto porque por esta nueva redención destruirá el imperio de Satanás y sobre las ruinas del mismo levantará el imperio de su Amor. Esta primera manifestación es por cierto atrayente, alentadora y llena de amor; pero en los escritos de Santa Margarita María aparece como sobre un fondo de austeridad y aparente dureza; es una revelación de Dios en su Santidad de Amor y en su Santidad de Justicia, que mal entendida puede dar ocasión a que las almas débiles y enfermizas de nuestros días se arredren y queden dudosas y perplejas.

2) La segunda etapa, considero yo que la marcan los escritos y las empresas del P. Enrique Ramiere (del santo Padre Ramiere, como le llamaba el P. Gignac). Los escritos: Apostolado de la Oración, Esperanzas de la Iglesia, Reinado social de

Jesucristo, Divinización del Cristiano, etc.; las empresas: Apostolado de la Oración y Liga del Corazón de Jesús, Mensajeros del Sagrado Corazón, Consagración individual y Social al Corazón de Jesús. La entronización difundida por los padres de los Sagrados Corazones, según declaración Apostólica, no se distingue sustancialmente de la Consagración propagada por el R. Ramiere.

Todos los escritos y todas las obras del P. Ramiere no son sino un desarrollo de lo que ya en germen se contenía en los escritos de Santa Margarita María; pero el P. Ramiere, buen conocedor de las dificultades y peligros de nuestros tiempos, lleno por una parte de celo y de caridad verdadera y por otra del sentimiento de la impotencia de los esfuerzos humanos; pertrechado con una buena provisión de ciencia teológica y social, y sin duda dirigido y llevado del Espíritu de Dios, propone todo un sistema de ciencia espiritual y de sociología sobrenatural. Este sistema puede reducirse a pocas verdades fundamentales y aun cifrarse en dos principios, que son: el primero, el Corazón de Jesús es el centro de toda vida cristiana y espiritual, por ser fuente y origen de todas las gracias y dones que Dios hace al hombre, de todos los beneficios que le otorga en orden a su santificación y divinización; el segundo: el Corazón de Jesús es principio único y divinamente eficaz de toda restauración y renovación social en el reinado de su Amor.

Lógica consecuencia de lo dicho es que todo el esfuerzo del P. Ramiere, así en sus escritos como en sus empresas, vaya ordenado a acercar a los hombres a Cristo y a sn Corazón sagrado por la oración humilde y fervorosa y por la consagración o entrega sincera, consciente y amorosa de sí y de sus cosas; y esto se empeña en que lo hagan no sólo como individuos, sino también como miembros de la familia y de la sociedad a que pertenezcan, para que en ellas reine Cristo.

El P. Ramiere, profundo sociólogo, ve al mundo abocado a una catástrofe que tiene por humanamente inevitable; pero cree firmemente que Dios la puede evitar y aun para el caso que Dios la permitiera, estima como prenda segura de una subsiguiente espléndida restauración, la devoción al Sagrado Corazón y las promesas a ella vinculadas.

Nótese que en la doctrina del P. Ramiere es sustancial la relación íntima que descubre entre la devoción al Corazón de Jesús, tesoro y fuente manantial de todas las gracias y la devoción a la

Persona Divina del Espíritu Santo, Gracia increada, como dicen los teólogos, Don primordial e infinito de Dios, que recibimos en la justificación y en la santificación. Esta relación que abiertamente hace resaltar el P. Ramiere, la vemos ya insinuada en las revelaciones de Paray.

También es muy de considerar en la doctrina espiritual y social del P. Ramiere, la intervención que atribuye en la obra de la santificación de las almas y en la realización de los planes salvadores de Jesús a su Madre y Madre nuestra María Santísima. La presenta de una manera precisa como medianera entre Dios y los hombres en la dispensación de la gracia.

3) En la forma que tiene Santa Margarita María de proponer la devoción al Corazón de Jesús y aun en su mismo estilo, hay un no sé qué de heroísmo y austeridad, que bien podría ser que arredrara a no pocas almas enfermizas y pusilánimes de nuestros días.

En los libros del P. Ramiere se encierra una tal luz y profundidad de doctrina, que bien pudiera no estar al alcance de no pocas inteligencias débiles, de no pocos espíritus anémicos y apocados.

A estas almas pobres y débiles, miopes y enfermizas, quiere que llegue también su llamamiento misericordioso el bondadoso Corazón de Jesús, que invita a su banquete a los ciegos, cojos, etc., y les sana como médico Divino. Como mensajera de sus misericordias inefables con estas almas débiles y pequeñas envía el misericordioso Jesús a Santa Teresita, para que reciban aliento, luz y confianza los pobres enfermos de espíritu tal vez menospreciados o desahuciados de sus maestros y médicos.

Todo el fondo de santa austeridad y severidad de Santa Margarita María, toda la elevación y profundidad de doctrina, de anhelos, de esperanzas del P. Enrique Ramiere, podrá descubrir en los breves y fragmentarios escritos de la Santita de Lisieux quien lea una y otra vez sus palabras, humilde y amorosamente. Mas, reparte ella sus enseñanzas y exhortaciones como envueltas y empapadas en su sonrisa angelical, que es de tal sencillez y agrado, que parece un reflejo viviente y sensible de la ternura del Corazón de Jesús para con los pequeñuelos. Por otra parte, sus enseñanzas van propuestas con tan sencilla llaneza y claridad transparente, que no hay espíritu, por poca cosa que sea, que no pueda hallar allí su alimen-

to acomodado, luz que le guíe y no le ciegue. Y así son incontables las almas, antes decaídas y acobardadas, que atraídas y alentadas por el atractivo celestial de la Santa y lo consolador de su doctrina, han cobrado alientos increíbles para subir por el ascensor de la humilde y suave confianzza hasta la más elevada cumbre del amor de sacrificio; desde el humilde y sencillo sentimiento de su nada y de su impotencia, por el camino de la infancia espiritual, sembrado de rosas con espinas, hasta la entrega eficaz, perfecta y absoluta de sí al Amor Misericordioso de Dios.

Santa Teresita no sermonea incesantemente sobre la utilidad y necesidad de la devoción al Corazón de Jesús; tampoco teoriza sobre los principios dogmáticos y espirituales en que tal devoción se funda. Pero de la lectura de sus escritos nace espontáneamente en el alma, tan santa, dulce y salvadora devoción, porque el espíritu verdadero de la misma unge y embalsama sus palabras y en ellas el alma que antes no conocía el Amor, lo siente, lo ve y lo gusta.

Las almas tibias y sutilmente sensuales cogerán quizás de las enseñanzas de la Santa sólo las flores, con que las cubre y así distarán mucho de su espíritu, pensando que lo conocen y poseen; pero las almas débiles y humilladas, no; éstas encontrarán en las palabras de la Santa lo que antes tal vez buscaban en balde, el remedio de sus males: el Amor Misericordioso del Corazón de Jesús.

Allí conocerán con nueva luz a María, Madre de Gracia y de misericordia; allí de una manera singular al Espíritu de Dios, al Espíritu de Amor, como suele hablar la Santa, en el cual llamamos a Dios, Padre. De esta manera el alma se embeberá en estas devociones que son fondo y com• plemento de la devoción al Corazón de Jesús.

Por lo dicho se entenderá cómo concebía yo el espíritu y la formación de los que formaran la legión. Penetrados íntimamente del valor espiritual y social de las Revelaciones de Paray, no vacilarían un punto en aceptar como principal medio de su propia santificación y también de su apostolado el cumplimiento interno y externo, fervoroso y exacto, de los encargos y peticiones que en ellas hace el Sagrado Corazón ni en esforzarse en vivir del espíritu que las anima ni en poner siempre ante los ojos el ideal sublime que las impulsa y dirige. Encariñados con las gracias y luces que Dios ha derramado en Santa Teresita y en sus escritos y amaestrados por la experiencia de la virtud espiritual que en ellos se encierra, imitarían su manera de practicar y propagar el espíritu verdadero de la Devoción y de alentarse y esforzarse con sus promesas.

Por fin, no contentándose en cuanto les fuera dado, perezosamente, con la fe del carbonero, procurarían comprender humilde y amorosamente, con el P. Ramiere, por qué el Corazón de Jesús es el centro del dogma cristiano y de la vida espiritual y por qué su devoción ha de ser la tabla de salvación en el diluvio de males que nos amenaza y ahoga. Sabrían que no es algo accidental, sino en absoluto esencial en nuestros días el invocar y rendir homenaje a Cristo como Rey de las almas y de los pueblos; la trazabón íntima e indestructible entre la devoción a Cristo Rey y la devoción al Sagrado Corazzón, etc., y otros puntos puestos en claro en los escritos del Padre y según estos conocimientos y convicciones más o menos íntimas y profundas, según la capacidad de cada persona y la luz que el Señor le comunicare, determinarían sus miras e impulsarían su acción.

AUDIENCIA GENERAL

Miércoles 28 de mayo de 1986

La Providencia Divina y el destino del hombre: el misterio de la predestinación en Cristo

1. La pregunta sobre el propio destino está muy viva en el corazón del hombre. Es una pregunta grande, difícil, y sin embargo, decisiva: "¿Qué será de mí mañana?". Existe el riesgo de que respuestas equivocadas conduzcan a formas de fatalismo, de desesperación, o también de orgullosa y ciega seguridad: "Insensato, esta misma noche te pedirán el alma", amonesta Dios (cf. Lc 12, 20). Pero precisamente aquí se manifiesta la inagotable gracia de la Providencia Divina. Es Jesús quien aporta una luz esencial. Él, realmente, hablando de la Providencia Divina, en el Sermón de la Montaña, termina con la siguiente exhortación: "Buscad, pues, primero el reino y su justicia, y todo eso se os dará por añadidura" (Mt 6, 33; también Lc 12, 31). En la última catequesis hemos reflexionado sobre la relación profunda que existe entre la Providencia de Dios y la libertad del hombre. Es justamente al hombre, ante todo al hombre, creado a imagen de Dios, a quien se dirigen las palabras sobre el reino de Dios y sobre la necesidad de buscarlo por encima de todo lo demás.

Este vínculo entre la Providencia y el misterio del reino de Dios, que debe realizarse en el mundo creado, orienta nuestro pensamiento acerca de la verdad del destino del hombre: su predestinación en Cristo. La predestinación del hombre y del mundo en Cristo, Hijo eterno del Padre, confiere a toda la doctrina sobre la Providencia Divina una decisiva característica soteriológica y escatológica. El mismo Divino Maestro lo indica en su coloquio con Nicodemo: "Porque tanto amó Dios al mundo que le dio su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna" (Jn 3, 16).

2. Estas palabras de Jesús son el núcleo de la doctrina sobre la predestinación, que encontramos en la enseñanza de los Apóstoles, especialmente en las cartas de San Pablo.

Leemos en la Carta a los Efesios:

"Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo... en él nos eligió antes de la constitución del mundo para que fuésemos santos e inmaculados ante Él en

caridad y nos predestinó a la adopción de hijos suyos por Jesucristo conforme al beneplácito de su voluntad, para la alabanza del esplendor de su gloria que nos otorgó gratuitamente en su amado" (Ef 1, 3-6).

Estas luminosas afirmaciones explican de modo auténtico y autorizado en qué consiste lo que en el lenguaje cristiano llamamos "predestinación" (latín: praedestinatio). Es justamente importante liberar este término de los significados erróneos y hasta impropios y no esenciales, que se han introducido en su empleo común: predestinación como sinónimo de "ciego destino" ("fatum") o de la "ira" caprichosa de cualquier divinidad envidiosa. En la revelación divina la palabra "predestinación" significa la elección eterna de Dios, una elección paternal, inteligente y positiva, una elección de amor.

3. Esta elección, con la decisión en que se traduce, esto es, el plan de la creación y de la redención, pertenece a la vida íntima de la Santísima Trinidad: se realiza eternamente por el Padre junto con el Hijo y en el Espíritu Santo. Es una elección que, según San Pablo, precede a la creación del mundo ("antes de la constitución del mundo": Ef 1, 4); y del hombre en el mundo. El hombre, aun antes de ser creado, está "elegido" por Dios. Esta elección se cumplirá en el Hijo eterno ("en él": Ef 1, 4), esto es, en el Verbo de la Mente eterna. El hombre es, por consiguiente, elegido en el Hijo para la participación en la misma filiación por adopción divina. En esto consiste la esencia misma del misterio de la predestinación, que manifiesta el eterno amor del Padre ("ante Él en caridad y nos predestinó a la adopción de hijos suyos por Jesucristo": Ef 1, 4-5). En la predestinación se halla contendida, por tanto, la eterna vocación del hombre a participar en la misma naturaleza de Dios. Es vocación a la santidad, mediante la gracia de adopción para ser hijos ("para que fuésemos santos e inmaculados ante Él": Ef 1, 4).

4. En este sentido la predestinación precede a "la constitución del mundo", esto es, a la creación, ya que ésta se realiza en la perspectiva de la predestinación del hombre. Aplicando a la vida divina las analogías temporales del lenguaje humano, podemos decir que Dios quiere "antes" comunicarse en su divinidad al hombre, llamado a ser en el mundo creado su imagen y semejanza; lo elige "antes", en su Hijo eterno y de su misma naturaleza, a participar en su filiación (mediante la gracia) y sólo "después" ("a su vez") quiere la creación, quiere el mundo, al cual pertenece el hombre. De este modo el misterio de la predestinación entra en cierto sentido "orgánicamente" en todo el plan de la Divina Providencia. La revelación de este designio descubre ante nosotros la perspectiva del reino de Dios y nos conduce hasta el corazón mismo de este reino, donde descubrimos el fin último de la creación.

5. Leemos justamente en la Carta a los Colosenses: "Dando gracias a Dios Padre, que os ha hecho capaces de participar de la herencia de los santos en la luz. El Padre nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su

amor, en quien tenemos la redención y la remisión de los pecados" (Col 1, 12-14). El reino de Dios, en el plan eterno de Dios Uno y Trino, es el reino del "Hijo en su amor", precisamente, porque por obra suya se ha cumplido la "redención" y "la remisión de los pecados". Las palabras del Apóstol aluden también al "pecado" del hombre. La predestinación, es decir, la adopción a ser hijos en el Hijo eterno, se opera, por tanto, no sólo en relación con la Creación del mundo y del hombre en el mundo, sino en relación a la Redención realizada por el Hijo, Jesucristo. La Redención se convierte en expresión de la Providencia, esto es, del gobierno solícito que Dios ejerce especialmente en relación con las creaturas dotadas de libertad.

6. En la Carta a los Colosenses encontramos que la verdad de la "predestinación" en Cristo está estrechamente ligada con la verdad de la "creación en Cristo". "Él —escribe el Apóstol— es la imagen de Dios invisible, primogénito de toda creatura; porque en él fueron creadas todas las cosas..." (Col 1, 15-16). Así pues, el mundo creado en Cristo, Hijo eterno, desde el principio lleva en sí, como primer don de la Providencia, la llamada, más aún, la prenda de la predestinación en Cristo, al que se une, como cumplimiento de la salvación escatológica definitiva, y antes que nada del hombre, fin del mundo. "Y plugo al Padre queconÉlhabitasetodalaplenitud" (Col 1, 19). El cumplimiento de la finalidad del mundo y concretamente del hombre, acontece precisamente por obra de esta plenitud que hay en Cristo. Cristo es la plenitud. En Él se cumple en cierto sentido aquella finalidad del mundo, según la cual la Providencia Divina custodia y gobierna las cosas del mundo y, especialmente, al hombre en el mundo, su vida, su historia.

7. Comprendemos así otro aspecto fundamental de la Divina Providencia: su finalidad salvífica. Dios de hecho "quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad" (1 Tim 2, 4). En esta perspectiva, es preciso ensanchar cierta concepción naturalística de la Providencia, limitada al buen gobierno de la naturaleza física o incluso del comportamiento moral natural. En realidad, la Providencia Divina se manifiesta en la consecución de las finalidades que corresponden al plan eterno de la salvación. En este proceso, gracias a la plenitud de Cristo, enÉlypormediodeÉl,hasidovencido también el pecado, que se opone esencialmente a la finalidad salvífica del mundo, al definitivo cumplimiento que el mundo y el hombre encuentran en Dios. Hablando de la plenitud que se ha asentado en Cristo, el Apóstol proclama: "Y plugo al Padre que en Él habitase toda la plenitud y por Élreconciliarconsigo todas las cosas, pacificando con la sangre de su cruz así las de la tierra como las del cielo" (Col 1, 19-20).

8. Sobre el fondo de estas reflexiones, tomadas de las Cartas de San Pablo, resulta más comprensible la exhortación de Cristo a propósito de la Providencia del Padre celestial que todo lo abarca (Cfr. Mt 6, 23-34 y también Lc 12, 22-31), cuando dice: "Buscad, pues, primero el reino de Dios y su justicia, y todo eso se

os dará por añadidura" (Mt6, 33; cf. también Lc 12, 31). Con este "primero" Jesús trata de indicar loqueDiosmismoquiere"primero": lo que es su intención primera en la creación del mundo, y también el fin último del propio mundo: "el reino de Dios y su justicia" (la justicia de Dios). Elmundoenterohasidocreado conmirasaestereino, a fin de que se realice en el hombre y en su historia. Para que por medio de este "reino" y de esta "justicia" se cumpla aquella eterna predestinaciónqueelmundoyelhombretienenenCristo.

9. A esta visión paulina de la predestinación corresponde lo que escribe San Pedro:

"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por su gran misericordia nosreengendróaunavivaesperanza por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, que os está reservada en los cielos, a los que por el poder de Dios habéis sido guardados, mediante la fe, para la salvación que está dispuesta a manifestarse en el tiempo oportuno" (1 Pe1, 3-5).

Verdaderamente "sea alabado Dios" que nos revela cómo su Providencia es su incansable, su solícita intervención para nuestra salvación. Ella es infatigable en su acción hasta que alcancemos "el tiempo oportuno", cuando "la predestinación en Cristo" de los inicios se realice definitivamente "por la resurrección de Jesucristo", que es "el Alfa y la Omega" de nuestro destino humano" (Ap 1, 8).

Copyright © Dicastero per la Comunicazione - Libreria Editrice Vaticana

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