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Las piraguas del Club remo Fuente: José Carlos Cano

y hoy al moderno edificio que se levanta en ese mismo lugar), y que tenía otros comercios iguales en Valencia y Madrid. Su negocio consistía en unas libretas y unos sellos que la gente iba recopilando poco a poco con sus compras en tiendas y mercados; luego llevaban la libreta a Los Claveles con los sellos pegados, y se la canjeaban por regalos: vajillas, ollas exprés, cacerolas… Ese negocio le fue bien porque aquí en Murcia yo creo que llegó a tener a doce o trece trabajadores. Tenía mucho dinero. El caso es que Luis Clavel, que era de Valencia, era muy aficionado a la piragua. Estaba en la Federación Española, donde se le tenía mucha consideración porque aportaba dinero cuando hacía falta, y en Murcia decidió dar de alta la Federación Murciana, de la que fue presidente.

el río. Yo le dije que no sabía nadar y él me dijo que daba igual, que me enseñaban. Le dije que sí y le pregunté si me podía llevar a mis amigos, y en eso quedamos. Resulta que el hermano mayor de Antonio Fages, Heliodoro, era socio y directivo del Club Remo, y ellos eran los que estaban interesados por la piragua. Fueron ellos, junto a Paco Flores, Eloy Domingo y otros, los que, dentro del club, se interesaron por conseguir embarcaciones y mover este tema. Como por entonces no había fábricas, ellos mismos se las construían: el uno que era carpintero, el otro que tal y el otro que cual, se hacían sus piraguas. Hacían el esqueleto de madera y luego la recubrían con la lona, y le ponían su asiento. Y hacían las palas con panel y clavadas con púas.

¿Y cómo entro usted en contacto con el Club remo y con la piragua? Por entonces yo tenía 17 ó 18 años. Por casualidad, en la cola para hacer la matrícula de 6º de Bachiller en el Instituto Alfonso X, conocí a Antonio Fages Garrido. Estábamos allí jugueteando y dándonos empujones y tal, y cuando llegó nuestro turno, la ventanilla se cerró y nos dijeron que volviéramos al día siguiente. No nos conocíamos de nada, pero al salir de allí, nos fuimos andando en la misma dirección, hacia el barrio de Santa Eulalia, y empezamos a hablar. Quedamos a la mañana siguiente en la plaza para ir a hacer la matrícula, y después de hacerla, en teoría ya no nos íbamos a ver más, pero entonces me dijo si quería ir con él el domingo siguiente a montar en piragua por

¿Qué pasó aquel domingo en el que quedó para montar en piragua? Fui aquel día que quedé con Antonio Fages, y con mis amigos, que eran Juan Hurtado, Juan Antonio Lobo, Ángel Garrido, Carlos López Prefasi… Nos dijeron que si nos hacíamos el carnet de piragüista, podíamos montar en las piraguas, y que tendríamos libre acceso al club, y que los fines de semana había bailes con un grupo que venía a tocar… Los famosos guateques de aquella época. Nos hicimos el carnet de piragüista y de ese modo podíamos disfrutar del club sin tener que hacernos socios, cosa que costaba dinero. Y Luis Clavel nos dijo que nos teníamos que federar, y así nos afiliamos todos. Sawar 35


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