El español y sus variedades

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VARIEDADES ESPAÑOL EL CASTELLANO INTERNAS.

DEL

O

ESPAÑOL.

VARIEDADES

Normalmente hablamos de “lengua española” o “español” como si hablásemos de un objeto homogéneo, bien diferenciado de todos los demás que pertenecen a la misma clase; sin embargo, todos percibimos la existencia de distintas formas de hablar español (o inglés, o francés). Las diferencias más visibles son las geográfcas o diatópicas. Cualquier hablante español puede captar las divergencias que muestra el modo de expresarse, por ejemplo, de toledanos y santanderinos, y es consciente de que el español peninsular difiere del hispanoamericano. Además de estas, las lenguas presentan en su interior diferencias socioculturales o diastráticas y diferencias relacionadas con el tipo de comunicación deseada por el hablante o la situación en que se encuentra, o diferencias diafásicas. Por lo tanto, una lengua no es una entidad homogénea sino un marco dentro del cual hay una serie de variaciones. Pero este marco puede ser distinguido de otras entidades del mismo tipo, esto es, de otras lenguas. Por otra parte, estas diferencias están agrupadas y constituyen unidades en el interior de la lengua en cuestión. Así pues, cada lengua presenta un conjunto más o menos amplio de variedades sintópicas, sinestráticas y sinfásicas. Todas las variedades del español son realizaciones o manifestaciones del español (esto es, son español), pero ninguna de ellas es el español (es decir, ninguna de ellas es la única realización de esa lengua). Desde el punto de vista puramente lingüístico cada una de esas variedades cumple perfectamente la función de servir de instrumento de comunicación entre sus hablantes y, por lo tanto, ninguna de esas variedades es mejor o peor que las demás. Pero no todas las variedades tienen la misma consideración, el mismo prestigio social. El prestigio social de una variedad lingüística está en función de su grado de proximidad o alejamiento de una variedad de la que todavía no hemos hablado y que tienen todas las lenguas normalizadas: la variedad estándar. La estándar es, en principio, una variedad como todas las demás, pero ha sido potenciada por un conjunto de causas de diversos tipos hasta convertirla en la empleada habitualmente en los medios de comunicación, en la enseñanza, los organismos de la administración estatal, etc. Se puede decir que la variedad estándar, que no se habla como tal en ninguna zona, es aquella a la que aspiran los hablantes cultos en situaciones formales, la utilizada en los libros, en las conferencias, etc.

VARIEDADES SINTÓPICAS O DIALECTOS 1)

EL ESPAÑOL EN ZONAS BILINGÜES: •

El catalán ha contagiado al castellano: la articulación palatal del fonema /l/, la pronunciación fuerte de /d/ a final de palabra, el uso del artículo con el nombre propio, o el dequeísmo: afirmo de que…

Entre los rasgos más destacados del castellano en la Comunidad Valenciana figura la distinción entre b (bilabial) y v (labiodental).

El euskera condiciona muchos aspectos del castellano de la zona: cambios en el orden sintáctico, uso del condicional en lugar del imperfecto de subjuntivo: Si tendría coche, te llevaría.

La influencia del gallego en el castellano se deja sentir en rasgos como los siguientes:

• • •

ortográficos •

VARIEDADES DEL ESPAÑOL

Los hiatos en ui en castellano no se marcan en la escritura, en cambio en gallego sí. Los adverbios en –mente conservan la tilde si el adjetivo base la lleva, en gallego siguen las reglas generales: fácilmente (C) / facilmente (G). Homónimos portadores de tilde diacrítica: dá (verbo), que, como, por que (interrog.)/frente al castellano: da, qué, cómo, por qué. Acentuaciones diferentes: heroe, alguén, mísil (G)/héroe, alguien, misil ©. 1


Grafías diferentes: móbil (G)/móvil (C),

substantivo/sustantivo, adxectivo/adjetivo, avogado/abogado, vasura/basura, voda/boda, hai/hay, respecto (G)/respeto (respetar) pero respecto a (C), estranxeiro/ extranjero, estender/extender, aí/ahí...

2 VARIEDADES DEL ESPAÑOL


fónicos

• • • • •

morfosint. •

• ••

léxicos

En las vocales, tendencia al cierre de /e/ y /o/ y suplantación de /y/ por /i/. En las consonantes, se sustituye la gutural /g/ por una aspirada (hato por gato) y se reducen los grupos consonánticos: *retor, costante. Se utiliza el sufijo diminutivo y afectivo –iño: *mujeriña, graciñas. Aparecen alteraciones en el género de algunos sustantivos: *el sal, la ramaje. Los comparativos latinos aparecen reforzados: *más mejor, más mayor. En los pronombres y determinantes: *vos en lugar de os; *estes/eses en vez de estos/esos; uso del artículo con nombres propios (en castellano es vulgarismo). Se utiliza el pronombre de solidaridad, que no existe en castellano ( *Aquí te llueve mucho). En los verbos: se añade una –s en la 2ª persona de singular del pretérito perfecto simple (*cantastes, en vez de cantaste); no se utiliza el pretérito perfecto compuesto; empleo del imperfecto de subjuntivo en vez del pluscuamperfecto de indicativo (cantara en vez de había cantado); en el presente de subjuntivo se tomen formas gallegas (*dea, estea en lugar de dé, esté); se toman también futuros regulares del gallego (*saliré, haberá), se emplea tener como auxiliar en vez de haber (*no lo tengo visto). En las perífrasis: (no) dar + participio con valor de ser capaz de (*no doy estudiado); estar/andar + a + infinitivo en vez de estar/andar + gerundio ( *andan a jugar); omisión de ‘a’ en la perífrasis ir + a + infinitivo (*voy jugar). No se distingue entre la perífrasis de obligación (deber + infinitivo) y la de posibilidad (deber de + infinitivo). Adverbios: *de aquella en vez de entonces; locuciones adverbiales como *a los pocos, más nada, por lo de ahora, a modo, en vez de poco a poco, nada más, por ahora, despacio. Empleo superfluo de la preposición de (*Me doy de cuenta). Se usan contracciones que no existen en castellano (*deste, naquel). El verbo ir lleva la preposición en, en lugar de a: *Juan va en Vigo. Se usa la locución preposicional *a junto de en vez de junto a. Empleo de más reforzando la conjunción y (Juan *y más María). Se expresiones *¿lo qué?, ¿y luego?, calcos del gallego. Se utilizan utilizan las palabras gallegas como: *esmagar (por aplastar), *aprender (por enseñar), *parvo (por tonto), *lambón (por goloso), pan *reseso (por pan duro), *billa (por grifo), *peto (por hucha), *chiscar (por guiñar), *colo (por regazo), *xeitoso, *salientar (por destacar), confusión entre quitar y sacar y entre ver y mirar.

2) EL ESPAÑOL EN CONTACTO CON LOS DIALECTOS HISTÓRICOS: •

La influencia del leonés o bable se percibe en el cierre de las vocales /e/ y /o/ en posición final, en la preferencia por los diminutivos –in / -ina, en el uso de pronombres enclíticos: *pregúntote…

Las hablas aragonesas influyen en la preferencia por el diminutivo –ico / -ica; la conservación de la f- inicial latina y el uso particular del pronombre personal: No vayas *con mí (conmigo).

3)

VARIEDADES SEPTENTRIONALES: Corresponden a la zona de origen del castellano y sus rasgos principales son: pérdida de la -d- intervocálica en la terminación –ado, yeísmo, generalización del leísmo y presencia frecuente del laísmo, distinción en el uso del pretérito perfecto simple y del pretérito perfecto compuesto.

4)

VARIEDADES MERIDIONALES: •

Hablas andaluzas: Entre sus rasgos fónicos destacan: seseo /ceceo, yeísmo, aspiración de la –s en final de sílaba o palabra, confusión de l y r implosivas (alma = arma), pérdida de las oclusivas sonoras en posición intervocálica (Granada > *Graná)… El rasgo morfosintáctico característico de esta variedad es la utilización de ustedes en lugar de vosotros, lo que lleva a un cambio en los verbos: cantan ustedes, cantan ellos.


5)

Hablas de tránsito: Son modalidades que comparten rasgos del castellano meridional con los de otras variantes. Se sitúan en este grupo las hablas extremeñas, con rasgos comunes con el andaluz y el leonés; las hablas murcianas, con influencia del andaluz y el aragonés; y las hablas canarias, que comparten rasgos del andaluz y de los dialectos del español de América. EL ESPAÑOL FUERA DE ESPAÑA: español de América. La base del español americano es el que hablaban los conquistadores españoles, el español del siglo XV, por lo que los arcaísmos son un rasgo léxico de gran importancia. Asimismo, hay que tener en cuenta el influjo de las lenguas indígenas (taíno, náhuatl, quechua, araucano, etc.) que actuaron como sustrato. Los principales rasgos del español de América son:

fónicos

morfosintácticos

• • • • • •

léxicos

El seseo es el único rasgo fónico general (*asúcar). Otros rasgos menos extendidos son: el yeísmo, la aspiración del sonido /x/ o el debilitamiento de la /s/ final de sílaba o de palabra. En algunos lugares esta /s/ se aspira o se asimila a la consonante siguiente (*mihmo – mimmo) En los pronombres y determinantes destaca la posposición de los posesivos o el uso de personales para esta función (la opinión de nosotros, el amigo mío). Pero el rasgo más destacado es el voseo, que consiste en utilizar vos en lugar de tú y que recibe este nombre por paralelismo al tuteo. En general, la forma vos (originariamente de 2ª persona de plural) desplaza a tú, pero se mantienen los posesivos tu y tuyo y el pronombre átono te. La forma ustedes desplaza a vosotros y en su desaparición le acompañan el posesivo vuestro/-a y el pronombre átono os. El voseo es un riguroso arcaísmo, pues en el español preclásico ya se distinguía entre vos y tú (forma familiar). Las formas verbales del voseo varían, pero las más características son las llamadas contractas: vos tomás (presente de indicativo), que vos tomés (presente de subjuntivo), tomá vos (imperativo). En los verbos, predomina el pretérito perfecto simple ( canté) y casi no se utiliza el compuesto. También hay un fuerte arraigo del imperfecto de subjuntivo, que se usa en lugar del pluscuamperfecto de indicativo (cantara en lugar de había cantado). Los verbos haber y hacer, impersonales, aparecen concordados (Habían varios caballeros. Hacían dos años que no te veía). Es común la pronominalización de algunos verbos (enfermarse). Se prefieren los adverbios de lugar acá y allá, en vez de los peninsulares aquí y allí. Es frecuente el uso de locuciones adverbiales (no más, ‘solamente’). Recién se usa sin participio (Recién llegó = acaba de llegar); y bien como superlativo (Un filete bien hecho). Está muy extendida la adverbialización de adjetivos (Juan cantaba lindo). La conjunción que se usa en lugar de los adverbios conjuntivos donde, como, cuando (galicismo). Ejemplos: Fue entonces que lo vi. Allí es que te espero. Uso particular de preposiciones: arriba de, en lugar de encima; a la mañana/tarde/noche, en lugar de por la mañana…; en esa forma, por de esa forma. Tendencia al uso del diminutivo. Este uso se proyecta al adjetivo y al adverbio: ahorita, lueguito, nunquita, ahicito. Presencia de numerosos arcaísmos: catar, ‘mirar’; alzarse, ‘rebelarse’; pollera, ‘falda’, etc. Aparecen muchas voces del sustrato indígena, especialmente en aspectos de la vida material: canoa, cacao, chocolate, poncho, gaucho, etc. Los préstamos son frecuentes; sobre todo anglicismos (carro, saco, chance, chequear), galicismos (chofer) e italianismos (pibe, chao). También abundan los neologismos, creados sobre todo por derivación: carniar, ‘matar reses’; vivar, ‘dar vivas’; conversada; muchachada,… Usos léxicos especiales: apurarse (darse prisa), tomar (beber), manejar (conducir), vidriera o vitrina (escaparate), pararse (ponerse de pie), recibirse (licenciarse), cerillos (cerillas), vereda (acera), mucama (criada), etc.


VARIEDADES SINESTRÁTICAS O SOCIOLECTOS (NIVELES DE LENGUA) 1)

VARIEDAD O NIVEL CULTO: Se trata de un código elaborado caracterizado por la precisión en el uso de los tiempos verbales; por la riqueza, matización y exactitud léxica; por el uso de una sintaxis variada que busca el orden y la claridad…

2)

VARIEDAD O NIVEL MEDIO, SEMICULTO (O LENGUA COMÚN): Se trata de una utilización intermedia entre el nivel culto y el vulgar. Es un uso correcto de la lengua, pero sin alcanzar la elaboración que pretende el nivel culto.

3)

VARIEDAD O NIVEL VULGAR: En esta variedad el código es muy restringido y abundan los vulgarismos, creados por los hablantes por motivos múltiples: falsa analogía, asociaciones fónicas, morfológicas, semánticas, etc.

fónicos • • • • • • • • • • •

morfosintácticos •

dije • •

léxicos • •

Vacilaciones en las vocales átonas, cuyo timbre varía (*sepoltura). Los hiatos se convierten en diptongos alterando el timbre de una vocal ( *acordión) o desplazando el acento (*baul, raiz). Los grupos de consonantes se reducen (*leción, istancia), se vocaliza la primera consonante (*conceuto) o se altera (*arcenso). Hay, por el contrario, ultracorrecciones (*aspezto, dicrección). Relajación de los sonidos /d/, /g/, /r/. La más extendida es la supresión de la -dintervocálica, sobre todo en el sufijo –ado (*terminao). Por el contrario, hay ultracorrecciones en otros casos (*bacalado). La d se suprime también en en posición inicial (*esperdicio) o final (*verdá). También en este caso hay ultracorrecciones (*Madriz, verdaz). La supresión de la g se da, sobre todo, en contacto con u ( *aujero). En palabras con mucho desgaste la r interior cae (para > *pa). Desarrollo de g- o b- ante diptongos que empiezan por u. Así *cacagüete, güevo. Se dan también confusiones entre b y g (*abuja, abujero, agüela). Prótesis o adición de un elemento al principio de una palabra: *arrejuntarse, arradio. Epéntesis: *inlícito Paragoge o adición de un fonema al final de una palabra: *clipe Aféresis o pérdida de un fonema inicial: *tate quieto Síncopa o desaparición de un fonema en el interior de una palabra: *to Apócope o pérdida de la parte final de una palabra: *ridi Metátesis o cambio de orden de los fonemas de una palabra: *probe, cocreta. En los determinantes: utilización de artículo con nombres propios (*el Pepe). En los pronombres: uso de vos o *sus en lugar de os; anteposición de me y te a se (*me se cayó); laísmo, loísmo y leísmo. En los verbos: arcaísmos (*truje, semos), formas analógicas (*haiga), acentuación incorrecta (*váyamos), simplificación de las formas irregulares (*andé, apreto), aparición de –s en la 2ª persona de singular del pretérito indefinido (*dijistes, hicistes), utilización del infinitivo o el gerundio en lugar del imperativo (a brir en lugar de abrid, andando en lugar de andad), concordancia en el uso impersonal del verbo haber (*Hubieron muchos invitados)… Empleo confuso de partículas: de que, ‘en cuanto’ (*De que vi que llovía); donde (*Voy donde mi primo); aquí, con sentido de pronombre para señalar a una 3ª persona (*Aquí el señor González). Utilización superflua de la preposición de tras verbos como decir, pensar, etc. (Le *de que no viniera). Esto recibe el nombre de dequeísmo. Pobreza léxica. Impropiedad léxica (o malapropismo): utilizar una palabra en lugar de otra porque ambas se parecen en su significante: Ha pedido la excelencia (por excedencia) Abuso de muletillas (bueno, pues..., o sea..., en fin...). Abuso de frases hechas y de refranes (a buen entendedor, pocas palabras bastan)


VARIEDADES REGISTROS

SINFÁSICAS

O

Entendemos por registros las variedades individuales de hablar en virtud del contexto situacional en el que se encuentre el hablante. Cuanto más culta sea una persona, mayor número de registros dominará; cuanto menos culta sea, menos registros tendrá. No obstante, existe un cierto tipo de personas que siempre habla igual, independientemente de la situación con lo que se llega a la pedantería – utilización exclusiva del registro solemne – o a la vulgaridad – utilización exclusiva del registro coloquial- . 1)

VARIEDAD O REGISTRO FORMAL: Se utiliza en situaciones que así lo requieren: conferencias, discursos, etc. Sus características coinciden con las del nivel culto.

2) VARIEDAD O REGISTRO COMÚN: Se utiliza en situaciones de comunicación neutras. Coincide con el nivel semiculto o común. 3)

VARIEDAD O REGISTRO COLOQUIAL: Se utiliza para hablar de forma distendida con familiares, amigos, etc. Las características que definen el registro coloquial son: •

Código escasamente elaborado.

Pronunciación relajada (caso típico es la terminación –ao del participio).

Predominio de la función expresiva: aparición de pronombres de 1ª persona, abundancia de exclamaciones e interrogaciones enfáticas. En ocasiones para difuminar el “yo” se utiliza la 2ª persona ( Es que, aunque quieras, no puedes) o se recurre a oraciones impersonales (Uno piensa..., Se dice...).

También aparece la función apelativa: uso del pronombre de 2ª persona, aparición del nombre del interlocutor (vocativo) o de otros apelativos (chico, mujer, hija,...), imperativo…

Aparecen expresiones deícticas: El libro ese es muy aburrido.

Utilización de sustantivos en función adverbial: Estuvo fenómeno. Se divirtieron horrores.

La sintaxis se caracteriza por el orden subjetivo (Un tonto, eso eres), la aparición de oraciones sin finalizar (Como no sea cierto...), la supresión de elementos (Eso, tú; ni ganas), las repeticiones, pleonasmos y redundancias (Lo vi con mis propios ojos. Lo escribió de su puño y letra. Me veo a mí mismo) y los anacolutos o inconsecuencias en la construcción gramatical (Yo lo que más me gusta es…)

Se emplean pocos nexos, es frecuente que la conjunción que se convierta en una especie de comodín. Otros, como pero y pues, se convierten en puros elementos enfáticos (Pero, ¿qué dices? Pues sí).

Se utilizan fórmulas de transición (Bueno, pues, entonces). Con frecuencia aparecen muletillas, especie de “tics” lingüísticos individuales (o sea, ¿eh?, jo, tío,...).

El léxico es restringido y el vocabulario poco preciso, con muchas palabras “baúl” o “comodín” ( eso, cosa, chisme, cacharro,...)

Abundancia de diminutivos, aumentativos y despectivos, que no responden a una noción de tamaños, sino que son apreciativos, reflejan la actitud del hablante (Me costó veinte duritos).

Se utilizan frases hechas (Nadie te ha dado vela en este entierro), metáforas (Estoy hecho polvo. Son uña y carne. Le ha sorbido el seso) o comparaciones coloquiales (Es grande como una casa. Trabaja como un burro. Es más largo que un día sin pan), hipérboles que refuerzan la expresividad (Tardas tres horas en arreglarte. No se terminará hasta el día del Juicio Final ), tabúes verbales (¡Me cago en él!), extranjerismos innecesarios (Coloca estos afiches...).

Dentro de las variedades sinfásicas hay que dedicar un apartado especial a las lenguas especiales: •

JERGAS: Los miembros de ciertos profesiones utilizan un tipo de variantes, difícilmente comprensibles para personas ajenas a su colectivo, que se conocen como jergas profesionales: la de los abogados, la de los médicos… Suelen englobarse dentro de la variedad sinfásica formal.

ARGOTS: Se suele reservar el término argot para designar jergas de grupos marginales, utilizadas para que no sean entendidas: el argot carcelario, el del mundo de la droga… Se encuadran dentro de la variedad sinfásica coloquial.


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