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S.H EDICIÓN 15
Aunque el maquillaje permanente se ha vuelto una tendencia popular, mi enfoque sigue siendo el mismo: un equilibrio entre arte, ciencia y seguridad. La colaboración con médicos me enseñó que la estética no puede ir en contra del bienestar. A lo largo de más de tres décadas, he aprendido que la técnica por sí sola no es suficiente. La verdadera clave del éxito está en el sentido común y en la constante mejora de los protocolos de higiene y seguridad.
Lo que para muchos era un tratamiento estético, para mí se convirtió en un campo de estudio continuo. Me vi analizando cada procedimiento como lo haría un cirujano en el quirófano. Mi objetivo era garantizar que, aunque el maquillaje permanente mejorara la apariencia física, no afectara la salud de la clienta ni en el corto ni en el largo plazo.