El sendero del mago

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impulso del realizador es más simple, más elemental. Es la marca del ego en acción, demostrándose a sí mismo que la separación es tolerable. En efecto, el nacimiento del realizador hace que este mundo sea alegre, lleno de cosas para hacer y aprender. En algunas personas, el realizador dura mucho tiempo. La sed de fama y fortuna se imponen sobre el verdadero propósito de la búsqueda. Pero Dios permite el libre albedrío total y si la persona decide que el mundo de ‘allá afuera’ es más importante que ella misma, lo más natural es que sienta la necesidad de alcanzar la fama y la fortuna. “A los ojos del mago el ego no ofrece posibilidad alguna de realización. Es controlador e implacable. ‘Escúchame’, dice, y toma todo lo que puedas para ti mismo. Así encontrarás la felicidad’. Todos ustedes los mortales siguen ese consejo durante un tiempo. Y tampoco hay nada de malo en ello desde el punto de vista de Dios, porque Su confianza en el libre albedrío es el camino más acertado. “Prácticamente no tengo que decirles que ese tercer paso permanece con ustedes, porque mientras haya ego, estará presente el realizador. El realizador jamás colma su apetito. Después de todo, no hay límite a las experiencias que se pueden amasar; el mundo es infinito en su diversidad. Pero a medida que el ego crece, sofoca el espíritu bajo capas de cosas — dinero, poder, imagen — hasta que una voz pequeñita comienza a preguntar: ‘¿Dónde está el amor? ¿Dónde está el ser?’ En ese momento está cerca el cuarto paso, otro nacimiento más”. CUARTO PASO — EL NACIMIENTO DEL DADOR “Con el tiempo, el ego se encuentra con una nueva noción”, agregó Merlín. “Que la felicidad no está solamente en tomar, sino también en dar. El descubrimiento es trascendental, porque libera al ego de muchos tipos de temor. Del temor al aislamiento, al cual conduce necesariamente el egoísmo total. Del temor a perder, el cual surge porque es imposible aferrarse a todo para siempre. Del temor a los enemigos, que desean despojarlo. “Al convertirse en dador, el ego no tiene por qué vivir con esos temores, por lo menos no en la misma medida que anotes. Ha resuelto un problema persistente. Pero hay algo más profundo que está en funcionamiento al mismo tiempo. El dar conecta a dos personas, al dador y al receptor. De esta conexión brota un nuevo sentido de pertenencia, no la pertenencia pasiva del bebé que pertenece automáticamente a la madre, sino la pertenencia activa de alguien que ha aprendido a crear felicidad. “Dar es crear. También modifica completamente la perspectiva del ego. Antes de nacer el dador, lo más importante era protegerse contra la pérdida. Eso significaba la pérdida del dinero y las posesiones, pero también de la imagen de sí mismo, de su importancia. Ahora la persona se desprende libremente de algo, pero no lo siente como una pérdida. El ego, por el contrario, siente placer. Y qué asombroso, porque el placer de


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