Un parlamento para la paz Parlamento nos transporta al siglo XVII, específicamente al 6 de enero de 1641, año en que se celebró el primer parlamento en Quilín. En éste se daba término a la Guerra de Arauco al reunirse de forma pacífica mapuches y españoles para acordar las fronteras de sus tierras. La obra aborda, a partir de este acontecimiento histórico, el tema del conflicto mapuche, dando un giro y/o una nueva verdad a los orígenes de éste. Problemas que el pueblo araucano mantiene, lamentablemente, al día de hoy por haber sido invadidas sus tierras ancestrales por el Estado Chileno. La interpretación de Francisco Sánchez, a la manera de los juglares, nos permite ser testigos de nuestra historia de manera distinta a la oficialidad del discurso que se enseña en los colegios y que está
interiorizado en nuestro inconsciente. La obra plantea “la conversación como herramienta esencial del ser humano para conocerse, solucionar diferencias y compartir el mundo”. El texto dramático fue creado a partir de las improvisaciones en los distintos ensayos permitiendo, a través de la praxis, descubrir la mejor manera de comunicarse con el espectador. Así, actor y público son parte de un parlamento en donde todos son partícipes de las decisiones. La obra nos permite reflexionar sobre la importancia de la palabra como elemento esencial de la solución de conflictos para que, de este modo, evitar la violencia, que no olvidemos, en muchos momentos de nuestra historia, ha llegado al derramamiento de sangre.