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El coyote y el pinacate
Un día, el Coyote caminaba por una vereda cuando se encontró a un suculento pinacate. «Mmm, qué rico», pensó el Coyote. «¡Ahorita mismo me lo como!»
—¡Ey amigo Mska’nan! —exclamó el Coyote—. Mska’nan ¿qué estas haciendo? ¡Mska’nan! —el Coyote insistió. —¡Cállate! —dijo el Pinacate—. Estoy escuchando debajo de la tierra, están diciendo que a todos los que anden cagando en los caminos, los van a agarrar y los van a matar. ¡Los van a colgar! —¡Híjole, pues ahorita voy a la vereda! —exclamó el Coyote. Y salió corriendo a la vereda para ir a limpiar lo que había hecho.
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El Coyote regresó tan rápido como pudo, pero el Pinacate ya se había escondido debajo de una piedra, y así se salvó. El Coyote no pudo encontrarlo por ninguna parte.