Romanticas 042

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El olor a las especias de los gyro pitas y el souvlaki, la gente de un lado para otro, la vida en la calle. Eso también es Grecia. Pensaba que era una extraña mezcla entre España, y los países árabes, una confluencia mágica entre lo que yo entiendo por occidental, y un acercamiento a lo oriental. Sin embargo, entrar en una de sus iglesias, con esa decoración mucho más luminosa y colorida, esas velas largas clavadas en la arena, me hizo entender que Grecia tenía su personalidad propia.

El ferry es mucho más que un barco, es casi como un gran hotel que se mueve entre las olas, imperturbable. A lo largo del viaje pude vislumbrar los horizontes blancos de islas como Naxos. Pero ninguno tan bonito como el de nuestro destino. La isla de Santorini, y la ciudad de Oia, que ya desde lo lejos puede reconocerse por una nube de casas a lo largo de la isla, como si fuera una ensoñación extraña. De hecho, para llegar a la ciudad, hay que subir las montañas, pero si bien el paisaje se muestra árido, las vistas del acantilado son de esas que hacen que se te encoja un poco el estómago.

La primera impresión de Santorini es rural. No dejas de estar en una isla, y su aspecto mediterráneo te hace recordar también algunos paisajes españoles. Quizás con un encanto diferente. Es en Fira, la ciudad principal, donde descubres la belleza del caos. Miles de calles donde perderse, largas escaleras desde las que ver las mejores vistas del volcán. Desde los restaurantes seducen a los turistas con jugosas musakas y pasticcios, y desde las tiendas venden burros de todas las formas y colores. Todo ello aderezado por las casas que se colocan de forma descolocada por la colina, pero el sol parece iluminar a todas por igual. Siguiendo las estrechas y curvadas carreteras hacia la parte norte de la isla, hay muchas casas y villas dispersas por la carretera, pero pronto comienzas a disfrutar de las cúpulas de azul añil en paradas como Firostefani o Imerovigli. Justo antes de llegar a Oia, pasamos por Finikia. Es allí donde encontré un nuevo significado de la palabra hogar: Villa Finikia. Si bien la palabra Villa da lugar a una interpretación mucho más lujosa, en Grecia las villas son una versión superior de las casas rurales en España. Grandes casas de varias habitaciones, con piscinas y vistas de lujo, pero decoradas sin exceso, de tal manera que la paz y el bienestar te embarga quieras o no.

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