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Legislación
La legislación es una de las fuentes principales del derecho y se refiere al conjunto de leyes promulgadas por el poder legislativo de un país. Consiste en el proceso de creación de normas jurídicas mediante la promulgación de leyes por parte del órgano legislativo competente, como el Parlamento o el Congreso.
La legislación es una fuente formal del derecho, ya que se basa en la autoridad y el poder legislativo otorgado por la Constitución y otras normas superiores. Las leyes pueden abordar una amplia gama de temas y regular diferentes aspectos de la vida social, como el derecho penal, el derecho civil, el derecho laboral, el derecho administrativo, entre otros.
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Como fuente de derecho, la legislación tiene varias características importantes:
Generalidad: Las leyes se establecen en términos generales y abstractos, aplicables a un conjunto amplio de situaciones y personas. No se centran en casos o situaciones específicas, sino que establecen reglas generales para la sociedad en su conjunto.
Obligatoriedad: Las leyes son de obligatorio cumplimiento para todas las personas dentro del territorio al cual se aplican. Su violación puede llevar a consecuencias legales, como sanciones, multas o acciones judiciales.
Jerarquía: Las leyes se ubican en un nivel jerárquico dentro del ordenamiento jurídico. En muchos sistemas legales, la Constitución es la norma suprema y las leyes deben estar en conformidad con ella para ser válidas. Existen también leyes de menor rango jerárquico, como los reglamentos, que se emiten para desarrollar y complementar las leyes.
Proceso legislativo: La creación de legislación implica un proceso legislativo que varía en cada país, pero generalmente involucra la presentación, discusión, votación y promulgación de proyectos de ley por parte de los órganos legislativos. Este proceso busca garantizar la representatividad, la deliberación y la transparencia en la creación de leyes.

En el ámbito del derecho, la costumbre se refiere a una fuente no escrita de normas jurídicas que se origina a partir de prácticas reiteradas y aceptadas por una comunidad en particular. Aunque no está formalmente codificada, la costumbre adquiere fuerza legal y es reconocida como una fuente de derecho en muchos sistemas jurídicos.
Las características de la costumbre en el derecho son las siguientes:
Práctica generalizada: La costumbre se basa en una práctica repetida y generalizada en una comunidad o grupo social específico. Debe existir una conducta constante y uniforme a lo largo del tiempo para que pueda considerarse una costumbre.
Opinio iuris: Además de la práctica repetida, es necesaria la creencia o convicción de que la práctica es jurídicamente obligatoria, es decir, que existe un sentimiento generalizado de que la conducta es requerida por el derecho y no simplemente una tradición o hábito.
No contradicción con otras normas: La costumbre no puede entrar en conflicto directo con leyes escritas o normas superiores. Si existe una ley que regula específicamente la materia, la costumbre no podrá prevalecer sobre la ley escrita.
Las clases de costumbre en el derecho son:
Costumbre secundum legem: Esta clase de costumbre se aplica como un complemento a la ley escrita. La ley puede hacer referencia a una costumbre específica y establecer que esta se considerará como ley.


Costumbre praeter legem: Se trata de una costumbre que se aplica en ausencia de una regulación escrita sobre la materia.
Cuando no exista una ley aplicable a una situación, la costumbre puede llenar ese vacío legal y regular la conducta.