RSE 85

Page 13

22-23 Camino al andar.qxd

30/03/2012

13:41

reúne líderes sociales, contiene a las bases; y, fundamentalmente, destaca, no es militante de ningún partido político ni depende de ninguna institución religiosa. “Todo lo hacemos a pulmón y gracias a la ayuda desinteresada de organizaciones no gubernamentales que creen en nuestro proyecto y financian nuestras iniciativas. Después de tantos abusos es difícil confiar. Sin embargo, no le cerramos la puerta a nadie –aclara Carmen–, estamos dispuestos a trabajar con cualquiera que esté interesado en hacer algo por nuestra comunidad sin pedir nada a cambio.” El comienzo no fue fácil. Los comienzos nunca lo son. Pero crear una organización de la nada, sin dinero ni experiencia, fue particularmente difícil: “Organizábamos charlas a las que no venía nadie, convocábamos a otras entidades que nunca respondían, no sabíamos qué hacer”. Caminaron, tocaron puertas, llamaron por teléfono, no se dieron por vencidos. Sabían lo que querían, no sabían cómo llevarlo a cabo, pero el objetivo fue claro desde un principio. La Fundación Cruzada Patagónica, que trabaja en el desarrollo integral de los pobladores de las comunidades rurales del noroeste de la Patagonia, los orientó.

PÆgina 23

“Estábamos muy entusiasmados. Sabíamos que no era fácil, pero había que hacerlo. Y lo hicimos. Una organización chiquitita, humilde, pero nuestra. Nos animamos y lo hicimos”, recuerda Carmen. Y la organización creció, consiguieron un terreno que –construcción propia mediante– se convirtió en sede, participaron de encuentros en otras localidades, colaboraron en el armado de diversos proyectos productivos y nuclearon en exposiciones los productos típicos de la cultura mapuche. “Recibimos mucha bendición de Ngenechén”, dice, sonríe y mira al cielo cómplice buscando la sonrisa y la mirada de Dios, su Dios. Carmen nunca pide: “Yo no quiero que mi gente se conforme con recibir, quiero que aprendan a construir por ellos mismos”. Carmen agradece: “A mí, Unmay no me llena los bolsillos de dinero pero me llena el alma de amor”. Carmen ceba el último mate, lavado ya, y piensa. En lo que hizo y lo que queda por hacer. En su gente. En su madre. Y en ella. Carmen piensa. “No se olvide que usted va para arriba y yo voy para abajo”, le dijo Manuela desde su lecho de muerte mientras –la niña, su hijita– Carmen asistía a la indefectibilidad de un final. Con los

puños cerrados conteniendo bronca y desidia veía como el destino se llevaba a la persona que más admiraba en el mundo. Estaba agotada, rendida, se quería quedar al lado de su mamá. La escuela no se parecía en nada a su sueño, sus compañeros la discriminaban por pobre o por mapuche; sus profesores, en cambio, la discriminaban por pobre y por mapuche. “Usted vuelva a estudiar, que yo me arreglo sola como lo hice toda mi vida”, le respondía Manuela a una pregunta que Carmen nunca había hecho pero que flotaba en el aire entre suspiros infantiles desencantados. Le hizo caso, como siempre. Carmen volvió a la escuela. Una tarde los escuchó. Volvía del baño caminando por el pasillo y los escuchó. Eran sus profesores, los que pese a todo el esfuerzo que ponía en levantar bien alto la mano para dar la lección, nunca la dejaban hablar. A ellos, los que jamás la miraban a los ojos. Sus profesores. “¡Para qué le vamos a dar la palabra a la mapuchita esa si igual no va a aprender nunca nada!”, decían. Y ella, que los escuchó, pensó: “Algún día alguien me va a querer escuchar a mí”. Algún día.

23


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.