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Barranquilla
from Soy Golfista No. 136
by Soy Golfista
Pues sin preámbulo hablemos de Barranquilla.
Mucha atención golfistas propensos al cambio de fondo. Al salto entre lo normal, rutinario y cotidiano, a lo alegre, colorido, plagado de armonía, de calor, ritmo, brisa y mar, muy cerquita al mar.
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La transformación de esta ciudad no es de poca monta. De unos 15 años para atrás, de pronto 20, ahora, implementó un cambio hacia lo bien, verdaderamente impresionante. Aquel río descuidado, aquellas calles desordenadas y sin cultura ambiental y aquella sociedad misma, que no hallaba un norte en su organización, de pronto encontró el camino, se enrumbó y mostró a Colombia como sí es posible dejar atrás la mediocridad y el desasosiego para convertirse en un modelo de organización casi perfecta.
Lejos las grandes capitales Colombianas de esta demostración de valor social.
No vayamos a decir que fue el accionar político. Sí, en algo contribuyó, sin duda, pero fue la sociedad misma, en todo su fondo e idiosincrasia , que comprendió que la dependencia de lo central no era el camino y que había que desarrollarse en paralelo a su origen, a su cultura, a su alegría y por supuesto, sus innegociables costumbres costeñas.
El momento de Barranquilla es adorable y ya llegó. “La capital de la costa” se ve contenta, con sus 25 grados promedio, sus dos vecinos famosos, Cartagena y Santa Marta a menos de dos horas cada una con sus playas completas y sus personales virtudes, vías excelentes de primer nivel, esparcimiento multicultural y atención golfistas, golf, golf pulido, fairways perfectos, greenes divinos y en sus dos clubes emblemáticos: El Caujaral y claro, el Country Club quienes seguro los esperan para, con los canjes respectivos, jugar sus campos y ganarle a los desafíos de sus vientos.

Barranquilla, como destino de vida, nos ofrece ahora, a todos nosotros, los del interior, ávidos de lugares cálidos y tranquilos, unas posibilidades magistrales de hacer de nuestro momento un paso hacia delante, inteligente. Las ofertas inmobiliarias están de moda y especialmente en sus barrios tradicionales que entendieron en qué consistía construir en modo siglo 21.

Vale la pena volar a Barranquilla. Jugar sus campos, sentir su brisa, atender su gastronomía y ofertas culturales sorprendentes. Desde estas líneas queremos invitarlos a que se sorprendan, como nos sucedió a nosotros.

