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¡TOMAVISTAS! ¡MÁS TIERNO QUE NUNCA!

más coqueto y con la sombrita de siempre y ese trocito de cesped tan solicitado. El tercero, que en su día estaba a un lado del anfiteatro pero de espaldas al principal, en esta ocasión se situó más escalonado, de tal forma que casi parecía un escenario de fiestas de pueblo, algo que por supuesto decimos en plan bien, que del pueblo venimos y nos flipa cuando se montan escenarios en todo tipo de suelos y cuestas. Cuando llegamos nos encontramos a nuesSHEGO tras queridas Shego dando cera precisamente en esas mismas tablas, con un público madrugador que venía de ver a Menta y que pese al calor ya lo estaban dando todo, tinto de verano en mano, cantando todas las canciones de ese gran disco SUERTE, CHICA, además de los himnos previos. Ajustaron muchísimo el tiempo, hasta el punto de romperla con su steak tar tar sobre la bocina, en uno de los momentos más alocados de la tarde. Encendían así la mecha para unas horas que deberían pasar a la historia de los festivales de la capital, ya que las grandes apuestas del día eran de bandas muy jovenes que han ido enganchando a nuevos públicos, y que iban a generar los grandes llenos de esta edición, empezando por unos Niña Polaca exultantes que con una imagen limpia y fuerte se encargaron de concentrar a toda la gente en la som- bra de esa medialuna mágica del Tierno. Todavía hacía bastante calor, algo que iba a ser una constante en el parque - hacer un festival en junio tiene estas cosas, aunque de haber sido en mayo habríamos visto los conciertos en modo Retiro, es decir, en barca para cuatro -, y subía la temperatura cuando la banda madrileña presentaba en primicia su nuevo sencillo, Travieso, además de anunciar su fecha en la Riviera para el 24 de noviembre, un anuncio que emularían a su manera muchas de las bandas de este Tomavistas. ¡Llamémoslo exclusividad!

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Nada más terminar fuimos conscientes de que teníamos ante nosotros el primer solape importante del festi, teniendo que elegir entre los bailes tristes para delincuentes de Depresión Sonora, y el bedroom pop con detalles electrónicos de la jovencísima gaditana Lara de Judeline Nos decidimos por la de Los Caños, para así escuchar temas súper recientes como Canijo, y refrescarnos con otros hitazos como De una manera ¿La sombra motivó también que prefiriésemos su directo? Pues puede, obvio, pero qué gran elección por lo bonito y sencillo que lo hace y por el equipazo que tiene dentro y fuera del escenario. Sin duda, la previa perfecta para irrnos a darlo todo a uno de los bolos que más nos apetecía vivir. Ginebras nos esperaban con su psicodélica montaña rusa en el escenario para regalarnos en torno a una hora de canciones coreables, de momentos súper divertidos, de cierta ternura y de una mezcla perfecta entre rabia y nostalgia que solo ellas saben ejecutar con solvencia. Lo decíamos en los primeros números de esta revista: teníamos serias dudas de que pudiesen sorprendernos en sus nuevos lanzamientos tras un primer disco digno de enmarcar y que rompió muchos esquemas dentro de la música de nuestro país, pero lo cierto es que con ¿Quién es Billie Max? nos han vuelto a dejar una consecución casi perfecta de singles que además son llevados al directo de una forma sublime. Si a esto añadimos sus emociones y su forma tan a flor de piel de enfocar el show, pues imaginaos el cuadro. Estaríamos hablando de ellas hasta el final de estas páginas, sin parar, en cualquier caso nos ponemos de rodillas en esta redacción imaginaria con necesario olor a café y les hacemos alabanzas, porque lo suyo es mucho y más. Nuestra ya noche tendría continuidad en el escenario orquestero con el artista ideal para seguir explotando esta idea. Carlangas, junto a Mundo Prestigio, nos iba a hacer bailar desde el minimalismo más apetecible. Parafraseándole, ahí se acabó la broma, presentando su disco homónimo sin dejar de lado aquellos hits que le trajeron hasta aquí, como la versionada Cariñito o la pegadiza Fisterra (imprescindible el dúo junto a Baiuca). No podemos evitar acordarnos del alocado fan de la zona destinada a personas con problemas de movilidad - que por cierto, no podían estar mejor situadas -, al que todavía debe dolerle el brazo de tanto darle al abanico. ¡Ni los Locomía le habrían podido seguir el ritmo! La traca final - y bien que ya habíamos cenadotenía nombre propio. La La Love You, rodeados de pizza-neones y de una introducción de auténtico cine para las masas, nos pillaba a todos al 100% para terminar de dejarnos la voz en esa primera jornada. Sí, claro que lo tocaron absolutamente todo, y la gente estaba súper animada, abarrotando el anfiteatro, pero nos quedamos con las palabras de David Merino. A veces uno tiene que echar la vista atrás para recordar lo mucho que ha luchado para llegar a vivir noches como esta, y así valorar en su justa medida tanto el camino como la repercusión de cada paso, y en cierto modo el éxito, que un día quizás se vaya pero que hoy está ahí, entre canción y canción, en volandas entre aplausos y muchísima admiración. Sus palabras de agradecimiento por lo que han vivido estos últimos años y lo que seguirán viviendo en los siguientes les hace todavía más humanos. ¡Toma ya, pero si los sueños se cumplen a veces y todo!

Nos fuimos a casa, a tope de vagancia en taxi, que ya tenemos una edad, y al volver al

Tierno el viernes lo hicimos con la idea de descubrir stands como el de la Comunidad de Madrid - ahí comprendimos de dónde salía el abanico del locomía de la noche anterior -, el de las fotinchis de Mahoucerveza oficial, mucho y muy de MadriZ - o el momento graffiti de los wuiskeros Monkey Shoulder. Como no fumamos, pues nos ahorramos ir al de Air Stick, aunque no nos parece mal que estuviesen ahí por eso de la labor social de que si fuman mucho los de al lado, al menos volveríamos a casa oliendo bien. De poner una pega a algo de todo el tinglado, quizás sería relativa a los baños, un bucle infinito en el cual entrabas en un pvc de la zona de chicos y terminabas saliendo por la zona de chicas (y viceversa). Es decir, que había separación y al mismo tiempo no la había. ¡Los baños de Schrödinger! Pero vamos, que la gente es muy ordenada y educada y no fue un problema para nadie. Volviendo al ruedo, al fin pudimos ver a Perro en directo, que parecía una quimera pero no, eran ellos, en carne y hueso, reventando el escenario peque. Si alguien debiera volver siempre, son ellos, y más si se traen bajo el brazo temas imprescindibles como La Reina de Inglaterra o Ediciones Reptiliano. Por cierto, que esta peña se ha apuntado al Canela Party de Torremolinos, por si os habéis quedado con ganas. La tarde era cosa, eso sí, de los eternos Triángulo de Amor Bizarro sobre todo porque estaban de estreno. Literalmente, ese mismo día publicaban su álbum SED, el sexto ya para unos coruñeses que no pueden estar más en forma, ahora que las bandas de toda una generación empiezan a flaquear. Ellos siempre han estado ahí, al pie del cañón, y en el concierto del Tomavistas emulando el de la edición de 2019, se empaparon de rabia, de furia y de una puesta en escena tan sencilla como incontestable. No son los más mediáticos, ni los más posturetas, pero son una de las formaciones más importantes y necesarias del país, y eso se nota cuando ves el respeto y la admiración de la muchísima gente que hizo una pausa entre sus conversaciones festivaleras para atender a lo que sucedía en el escenario principal. Un lujo que no sé si estamos sabiendo valorar, pero que esperamos repetir en muchas más ocasiones. La fiesta, cargada de buen humor, y los primeros pogos de la tarde, estaban reservados para Mujeres, que consiguieron que nos olvidásemos por un momento de lo rápido que se calentaba la cerveza, y que contaron con la colaboración inesperada de Alicia Ros (Cariño) para interprestar el clásico

En ningún caso se nos pasaría por la cabeza infravalorar la fuerza de un clásico de lo alegre y melancólico como La Casa Azul, pero sí es cierto que no esperábamos la entrega de absolutamente todo el público del Tomavistas, en especial el más joven, que asistió a una consecución de éxitos engalados con flashes y contrastes que hicieron las delicias de muchos, aunque no tanto de los fotógrafos del foso, que estaban en modo "a ver qué cojones hago yo con estos mimbres". Que podría ser peor, pero sin duda para el público general fue un espectáculo épico que como experiencia sube el nivel de todo lo que habíamos visto de Guille Milkiway hasta entonces. Por cierto, justo después ha podido anunciar nuevas fechas como la del WiZink Center el 11 de octubre de 2024, para ti, que te gusta organizarte con tiempo, aunque le veas casi ya en el FIB.

Al final abrazos, justo antes de que el trío hiciese la de tirarse al público, algo que siempre genera un sentimiento importante entre sus fans más alocados y fuera de sí. Fueron los minutos más descontrolados de una segunda jornada que se iba a refinar un poquito a partir de entonces con dos actuaciones internacionales con un cierto toque gourmet. Los londinenses The Vaccines estaban en las quinielas para ser los grandes protagonistas del día, apostando por la elegancia de su puesta en escena y por las canciones de su Back In Love City, sin dejar de lado las canciones que les hicieron grandes de su disco debut, con himnos muy celebrados en el anfiteatro como el archiconocido If You Wanna Un directo maravilloso de Justin Young y compañía que dejaba casi por inercia un pasillo de la fama ideal para que La Femme entrase al escenario "verbenero" con incluso más solvencia de la habitual. Si hablábamos de elegancia, la banda francesa se lleva el oro, calculando, eso sí, cada movimiento en un pseudo striptease de canciones detallistas y bailables que se pasean entre la electrónica más refinada y el punk rock más estiloso que nos hayamos encontrado jamás. Esta sobredosis de teclados tenía más seguidores en el festival de los que podíamos imaginar, algo que consideramos una gran noticia, tanto o más que el hecho de que sigamos con canciones como Sacatela o Y tú te vas en la cabeza desde entonces. Eso sí, los últimos minutos del concierto venían genial para comer nuestro bocata del día y coger fuerzas para la última gran actuación de la noche, y que, dicho con franqueza, nos sorprendió muchísimo al respecto del público súper fan.

Otra cosa que nos gusta de este festival es lo temprano que terminan los conciertos, especialmente si tienes que madrugar al día siguiente. Conseguimos llegar con mucha energía a la tercera jornada del Tomavistas, con un parque todavía más repleto de familias y niños con esos auriculares de colores llamativos y tan molones. Una de las actuaciones que más nos apetecía vivir era la de La Bien Querida, que con su porte y su distinguido show nos puso a todos como motos a pesar del calor. Esa admiración que vimos en el público de TAB la volvimos a experimentar en este ratito de canciones pegadizas, entre las guitarras suaves y delicadas y los detalles electrónicos que han ido haciéndose un hueco cada vez más importante en la música de la artista bilbaína. Qué os vamos a contar, fue tocar Los Jardines de Marzo y derretirnos también en sentido figurado. La realidad es que para actuar antes de las tres de la tarde y aún así llenar el escenario de las necesarias sombras, tienes que habértelo ganado, y ahí estaba Ana, con una sonrisa inmensa de principio a fin, agradecida de lo que estaba viviendo junto a todos nosotros. No lo tuvieron tan fácil, en cambio, los majos de La Paloma, a los que no habíamos visto jamás en directo y que por tanto eran necesarias esas primeras filas - nuestra obsesión -. Sin sombra era más jodido, pero mira, ellos lo dieron todo igualmente para presentar su disco Todavía No, y aunque había personas ya bastante perjudicadas dejándose el alma por ellos, sí que es cierto que no era nada sano permanecer bajo aquel sol del infierno. Nos fuimos a la sombra que más cobijaba,en este caso el stand de Mahou - y seguimos disfrutando de un directo quizás demasiado fiel al disco, pero con la seguridad de estar defendiendo sus primeros grandes temas

Lapaloma

ante un buen puñado de personas que eran todo gratitud. De Bravo Murillo a El Adversario, pasando por Tiré una piedra al aire, esta banda lo seguirá petando en salas, y allí estaremos en cuanto surja la oportunidad, no en vano han anunciado ya fecha en el Ochoymedio para el 4 de noviembre. No es el Wurli pero tampoco nos vamos a poner exquisitos. Volviendo al Tierno Galván, y siendo sinceros, al término del concierto tuvimos que salir del recinto en busca de un poquito de aire acondicionado que nos recuperase un poquito - puede que también cayese algún helado -, y así poder volver con la fuerza necesaria para gozarlo en otro de esos bolos que no nos podíamos perder por nada del mundo. Cala Vento se iban a subir al escenario verde, al grande y soberano, para darnos una lección de lo que es una Casa Linda, con su buen patio delantero, su jardincillo y su buena zona de aparcamiento para dejar el Ferrari y demás cositas varias que toda persona normal tiene, ya sabéis.

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