1 minute read

Capitalizando el amor.

Tal vez este tema suene y resuene cada año, rea rmando esta naturaleza capitalizada de una fecha que de entrada debería representar las relaciones humanas más auténticas. El San Valentín contemporáneo dejó de ser una festividad de afecto demostrada por cartas, canciones, tiempo compartido al aire libre o en intimidad, para convertirse en el máximo exponente de cómo capitalizar las emociones es sumamente efectivo en días donde la apariencia lo es todo. Demostrar tu amor e interés de forma privada, a ojos contemporáneos, es igual a no haberlo hecho, puesto que, en una era de viralización, todo debe ser mostrado en redes sociales, y mientras más costoso sea tu “muestra de afecto”, mejor y más amorosa.

Triste pero cierto, el amor (al menos en esta temporada) constituye una cuestión de viralización y capitalización, siendo el recurso comercial un factor determinante para el éxito de este fenómeno que sustenta todo su desarrollo en la utilización de herramientas de marketing y publicidad para incitar al consumidor a seguir pensado que su afecto debe ser demostrado mediante una buena inversión monetaria más que en una verdadera intención de sentimientos humanos. Sin querer generalizar y arruinar la creencia de que el amor real aún existe ahí afuera, la realidad es que este panorama del amor capitalizado es muy real, y fechas como San Valentín no hacen más que con rmar la ecuación.

Advertisement

This article is from: