Revista nu2 nº36

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EDITORIAL Mi primera sensación de libertad la experimenté con apenas ocho años. Consintió en saltar la valla del colegio y alejarme sin mirar atrás. Mientras caminaba no pensaba en las consecuencias, esa es la única manera de saltar cualquier tipo de valla. Más adelante, para ausentarme de clase, tuve que perfeccionar otros métodos más ingeniosos. Con el tiempo, llegué a dominar el sangrado de mi pequeña nariz consiguiendo de esta manera salir habitualmente al baño. Hábilmente dejaba caer un par de gotas sobre mi pupitre e inmediatamente, alzando la nariz con mi pañuelo, abandonaba precipitadamente el aula. Una vez atravesada la puerta tenía por delante al menos quince minutos para entretenerme silenciosamente en los pasillos. Acompañado por el sonido de mis pequeños pasos, recorría ese espacio sin prisa, con gesto inaugural... satisfecho. Ese era mi verdadero momento de recreo. El no asistir a clase por enfermedad me resultaba mentalmente saludable. Recuerdo la felicidad que me invadía caminar por la calle de la mano de mi madre para ir al médico, era lo más parecido a un tercer grado. Esa mañana era muy diferente al resto de mañanas; un escenario sin vallas, niños, tutores ni pelotas... lejos del patio del colegio. Era la vida. Esa sensación de felicidad era solamente superada cuando algún día de invierno, al despertar, una luz mágica invadía la habitación anunciando un paisaje nevado. Pegado a la ventana, observaba con picardía, cómo cada copo descendiendo lentamente me confirmaba que no habría clases. Yo sonreía con complicidad, como si la fuerza de mi deseo lo hubiera provocado. Con la manga del pijama, desempañaba una y otra vez toda mi emoción condensada sobre el cristal, no podía dejar de contemplar

ese majestuoso confeti festivo. Cuando llovía, mi felicidad derretida, desaparecía en forma de riachuelo bajo las alcantarillas. Otra vez al cole... En los recreos jamás participaba en juegos multitudinarios, me dedicaba a recorrer el perímetro del patio con algún amigo, también recluso. Fui peor estudiante que alumno, y aunque nunca llegué a ser un niño “rarito”, supongo que casi lo consigo. Detestaba la autoridad, la imposición y la disciplina. Me sentía en un exilio cruel, tan solo quería tumbarme en el suelo con mis lápices de colores junto al radiador de mi habitación, esa era mi patria. Quería que me dejaran en paz. Siempre me ha gustado tratar más con las personas que con la gente. Han pasado muchos años y sigo teniendo la misma sensación que entonces. No me gustan los días de la semana, aplaudir ni hacer colas; detesto los jefes, los líderes y los agostos. Nunca me río sin ganas, y me encantan los soñadores altruistas. Las rocas y la espuma me reconfortan, las nóminas me inestabilizan, no pienso en el futuro por prudencia y me desinhibo ante el mañana confiando que me sorprenda. Creo que mi corazón valiente le debe mucho a mi subconsciente cobarde. No procuro convencer a nadie si me dejan en paz, porque tengo muy claro lo que no quiero y eso es sencillamente lo que necesito. Pero nunca he comprendido los cerrojos y máxime cuando las manos que los colocan ya no necesitan ni cerrarlos. Bueno, os dejo, tengo que salir a una reunión para llevar una propuesta de publicidad para la revista... ...Así es la vida.

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SUMARIO

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reportaje

Poco a poco asistimos al apagado inevitable de nuestros faros

MI ISLA >

FOTO DENUNCIA >

Luis Miguel Coloma · 12

Pacho Lasso · 22

Un manto de transparencia cayó a modo de red sobre mi entendimiento y desperté.

Localización de diferentes actividades en la conservación y cuidado del medio ambiente.

MEDIO AMBIENTE>

2NU2 >

Rodrigo Riera · 13

Pacho Lasso · 24

En el Océano Pacífico, existe una gran superficie formada por plásticos.

Espacio para la muestra de obra realizada por los alumnos y alumnas de la escuela.

DIARIO ATLÁNTIDA>

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N CAPTURA >

Gregrorio Cabrera · 14

Joaquin G. Vera · 25

¿Dónde vivo?, se preguntará alguien. Les explico.... He habitado durante los últimos cuatro siglos,

El mar nos pide ayuda, vivimos de él, junto a él, rodeados de él, pero a menudo...

ABC SUB >

FICHA >

Desierto, hermano del mar · 15

Pulpo común · 26

Soy un perpetuo exiliado con un mar oculto adentro que se encuentra en medio de una nada.

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Los faros

Cada lugar remoto, cada isla de este mundo, tiene su señor feudal.

MAR DE CANARIAS >

ARTÍCULO >

Félix Hormiga· 18

Rafa Mesa · 27

Sin trato no hay horizonte habitable, solo una línea absurda e inexistente, un efecto óptico...

Vivimos cómodamente “apoltronados” en nuestro mundo de fantasía artificial...

OCEANOS DE FUEGO > La memoria de mis ojos · 21

MENSAJE PARA... > Gustavo Charles · 28

¿Qué es para mí la fotografía submarina? En cuantas ocasiones me lo han preguntado esto...

Hace trescientos años, lustro arriba, lustro abajo, Jonathan Swift se paseaba...

MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE ·

POESÍA > Arturo Maccanti . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32 FOTOGRAFÍA > César Piret . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 PINTURA > Begoña Hernández . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34

MAR Y ARTE · 27 Espacio de intercambio artístico donde el punto de referencia para el desarrollo creativo se genera en torno al mar.

FOTOGRAFÍA > Rubén Acosta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35 FOTOSUB > Francis Pérez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36 FOTOGRAFÍA > Ginés Díaz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 FOTOGRAFÍA > Isabel Castaño . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38



LOS FAROS El origen de las señales marítimas

P

OCO A POCO ASISTIMOS AL APAGADO INEVITABLE DE NUESTROS FAROS, FAROS QUE ANTES DE SURGIR LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS COMO EL

GPS

FUERON INDISPENSABLES PARA LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD.

ES POR ESTO QUE HACEMOS UN BREVE REPASO SOBRE SU HISTORIA Y LEYENDAS.

El origen de las señales marítimas se remonta a los primeros intentos de la navegación, en ese afán por explorar nuevas rutas para el comercio. Las señales geográficas de orientación se basaban en el reconocimiento diurno de accidentes naturales del paisaje como ensenadas o cabos. Como ejemplo característico tenemos el volcán del Teide, punto solitario y de gran altura. Sin embargo, la monotonía de otras zonas costeras impedían ser fácilmente identificables, por lo que aparecieron las primeras señales artificiales. Las más famosas fueron las columnas de Hércules de cuya existencia hay versiones contradictorias. A medida que el comercio fue creciendo se hacía necesario aventurarse a mayores distancias, por lo que las marcas ya existentes se hicieron insuficientes. Para ello, se utilizaban hogueras en puntos de fácil localización nocturna, para las cuales se construían estructuras, ganando así en elevación al mismo tiempo que las preservaban de los temporales. Estas estructuras fueron mejorando conforme lo hacía la navegación. Más tarde se colocarían superficies reflectoras para amplificar

la luz, lo que permitiría que esta fuera localizable a mayor distancia, disminuyendo así el riesgo de encallar para las embarcaciones. Esta mejora llevó consigo la necesidad de que alguien cuidara del funcionamiento de las instalaciones para asegurar que el navegante estuviera protegido, por lo que la figura del farero - alimentador de fuegos siglos atrás, técnico de mantenimiento de sistemas electrónicos más tarde - se nos ha quedado en nuestra retina gracias al romanticismo, como la de aquel hombre luchando contra la tormenta. Hoy en día los avances tecnológicos han hecho innecesaria la presencia permanente de los fareros, que antaño tenían su residencia en la misma edificación. Tal era la relevancia de estas señales marítimas, que a veces los marineros les rendían culto edificando templos en su honor. Numerosas leyendas y costumbres antiquísimas rememoran la existencia de estos fuegos: los griegos se basan en su mitología y en la lucha de Hércules con Nexos, Homero los cita en su Iliada y otras nos hablan de los faros de los árabes o de los celtas galaicos. El origen de la palabra faro podría venir del griego “luz” o “brillo”, pero hay indicios para creer que los libios y kutitas ya habían construido torres de fuego a lo largo del bajo Egipto, por lo que una explicación plausible es la divulgación del nombre de la isla de “Pharos” en Alejandría, donde se erigió el faro más representativo

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El Faro de Alejandría

de todos los tiempos. Otra teoría apunta a la palabra helénica “Pharah”, nombre egipcio del Sol. El faro más antiguo del que se conserva referencia escrita es del siglo 650 a.C.. EL FARO DE ALEJANDRÍA Torre construida en el siglo III a.C. –entre los años 283 y 246– en la isla de Pharos, frente al puerto de Alejandría, Egipto. Se construyó para servir como punto de referencia del puerto y más tarde como faro, dado que la costa en la zona del delta del Nilo es muy llana y carecía de cualquier referencia para la navegación. El Faro de Alejandría fue una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Construido bajo el reinado de Ptolomeo II por el ingeniero y arquitecto Sóstrato de Cnido, este decidió perpetuar su autoría grabando su nombre en piedra y aplicando sobre ella una capa de cemento con el nombre del rey. El tiempo haría caerse la capa de cemento, apareciendo de esta manera su nombre. Su altura alcanzaba los 150 metros aprox. –distintos escritos lo mencionan entre los 130 a 180m. de altura– y en su construcción se utilizaron grandes bloques de vidrio que fueron situados en los cimientos para evitar la erosión del agua salina y aumentar la resistencia contra la fuerza del mar. El edificio, erigido sobre una plataforma de base cuadrada, era de forma octogonal y estaba construido con bloques de mármol ensamblados con plomo fundido. En lo alto tenía una pequeña mezquita, a la que se accedía por una rampa en espiral, donde se colocaba el fuego, que alumbraba unas 25 millas –50 kilómetros aproximadamente– en noches claras y de buena visibilidad, gracias a un sistema de iluminación ideado por Arquímedes. Este consistía en un gran espejo metálico que reflejaba la luz del sol durante el día y por la noche proyectaba la luminosidad de una gran hoguera alimentada con leña y resina. Sucesivos derrumbes, reconstrucciones y varios terremotos, hicieron que el faro fuese arruinándose poco a poco y en el año 1.349 ya se considerase destruido por completo. EL COLOSO DE RODAS El Coloso de Rodas fue una gigantesca estatua que representaba al dios griego del sol Helios, erigida en la isla de Rodas 8

El Coloso de Rodas

Grecia en el siglo III a.C. Con esta obra llegaron a ser cinco las maravillas del mundo –de las siete que se conocen– que se encontraban en la faz de la tierra al mismo tiempo. Los rodios tomaron la decisión de fundir esta estatua de su dios protector, después de su victoria sobre el rey macedonio Demetrio Poliorcetes en el siglo IV a.C. Hay varias hipótesis sobre su situación: una de ellas en el centro de la ciudad de Rodas y otra en la escollera, que parece la más acertada por ser una situación estratégica. Todo lo que se conoce sobre El Coloso es debido a manuscritos dejados por los escritores antiguos y a las crónicas bizantinas, por lo que no se sabe exactamente si fue utilizado como faro. La leyenda se justifica porque junto a él tenían que pasar los barcos que entraban al puerto y además era visible en todo el horizonte. El Coloso –figura de bronce desnuda– posaba con las piernas abiertas a la entrada del puerto de Rodas, alzando en su brazo derecho una copa, donde se colocaba la hoguera, a la que se accedía por medio de unas escaleras en su interior. Esta monumental obra hecha con placas de bronce sobre un armazón de hierro, tenía un tamaño de unos treinta y dos metros de altura y un peso de unas 70 toneladas. Uno de los mayores problemas para su construcción fue lograr la estabilidad con un centro de gravedad lo más bajo posible. Cares de Lindos, quien se suicidó por agotar el presupuesto a la mitad de la obra –suplantándole Lachus–, comenzó con los primeros bocetos en 291 a.C., que terminaría doce años más tarde. El coloso mantuvo en su lugar solamente cincuenta y seis años, ya que en el 223 a.c., un terremoto asoló Rodas derribando El Coloso al mar. FAROS ROMANOS Hay muchas referencias a este tipo de faros con la existencia confirmada de más de veinte. Las fuentes de información son variadas: monedas, grabados, mosaicos, citas y los restos de los que aun existen. En ellos aparecen torres de faros de diferentes formas, alimentados con fuegos de leña e incluso lámparas de aceite. Las estructuras de las torres no responden a un modelo específico, sino que varían según un criterio de estabilidad en función a la zona de emplazamiento, altura y dimensiones.


La Torre de Hércules

El sistema de iluminación más corriente era el fuego de leña o lámparas de aceite de oliva, normalmente usadas en los países meridionales. Los principales emplazamientos fueron España, Italia, Francia, Inglaterra, Grecia y las costas de Asia y el Norte de África. De todos los faros romanos, el más famoso es el de la Torre de Hércules en La Coruña que todavía sigue en funcionamiento. Se le atribuye una antigüedad de casi dos mil años y ha sido protagonista de numerosas leyendas: galeses e irlandeses conservan referencias a la luz del faro de Brigancia y los escoceses hablan del robo de la piedra del faro por el rey de Escocia. Alfonso X hablaba en una de sus obras de la fundación de la ciudad y de la torre por Hércules y de cómo tras la victoria sobre el gigante Gerión enterró su cabeza en los cimientos de la torre. Además, mandó colocar un espejo de cobre en lo alto de la torre, en el que se divisaba todo el horizonte con lo que ningún barco podía pasar sin ser visto. El faro se ha reconstruido varias veces y ha sufrido numerosas modificaciones. Hoy, además de la señal marítima alberga también un museo en el que pueden visitarse tanto la torre como sus cimientos romanos. FAROS MEDIEVALES La caída del Imperio Romano provoca el comienzo de una etapa de oscurantismo general, al que no se sustraen las señales marítimas. El comercio se reduce a áreas locales y los estados se prestan más a la guerra y a la defensa. La construcción de nuevos faros se interrumpe y los que ya existían desaparecen. Eran frecuentes las luces encendidas en las torres de iglesias o en las torres ya existentes, como es el caso del faro de Porto Pi en Mallorca. A partir del siglo XII las cosas cambian. La creciente expansión de la navegación en el Norte de Europa y el Mediterráneo, aumenta la necesidad de seguridad nocturna. Los faros de Falsterbo, Travemünde, Neweck, Wismar y Warnemünde son ejemplos de los faros que convertirían las costas de Escandinavia y Alemania y la ruta del Báltico al Mar del Norte, en las mejores iluminadas de la época, pudiéndose contar con quince faros en el año 1600.

Enterrado en las dunas: Faro de Rubjerg Knude, construido en 1.899 en lo alto de una colina, a unos 60 metros sobre el nivel del mar, en la fría península de Jutlandia, Dinamarca. Las tormentas de arena fueron acosando el faro, hasta tal punto que en 1.968 su luz dejó de ser visible. El faro funcionó como museo hasta 2.002, año en que la duna terminó de sepultarlo.

¿Faros canarios para turistas? Los 27 faros que actualmente hay instalados en las Islas Canarias (14 en la provincia de Las Palmas y 13 en Santa Cruz de Tenerife) son susceptibles de ser explotados por empresas privadas como alojamiento turístico. Todos ellos están automatizados, de modo que lo que antaño fue la vivienda del farero está en desuso. Puertos del Estado va a analizar las características de cada una de estas instalaciones para saber si reúnen las condiciones para convertirse en hoteles. Aunque todavía no han trascendido las características que se exigirán a los faros para ser reconvertidos en establecimiento hotelero, factores como la facilidad de acceso y la protección del edificio serán determinantes.

Faro de la Entallada, Fuerteventura

Juan Estárico, técnico en señales marítimas de Fuerteventura, ha explicado que las construcciones anexas a los faros canarios suelen ser de hasta cuatro viviendas de tres dormitorios cada una, de modo que “la mejor opción es crear un lugar de hospedaje al estilo de las casas rurales o los albergues para acoger a seis u ocho huéspedes como máximo”. 9


Faro de pechiguera. El conjunto del Faro de Pechiguera fue incluido en 2.003 en el Inventario de Bienes Inmuebles de la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura español, con la categoría de Monumento por sus valores arquitectónicos e históricos. Siendo parte de un plan de alumbramiento empezado a mediados del siglo XIX para facilitar los transportes marítimos hacia las islas Canarias y entre ellas.

El Faro de Pechiguera, localizado en el litoral Suroeste de la isla de Lanzarote, toma parte de un grupo de cuatro linternas: tres en la isla de Lanzarote y una en la isla de Alegranza, todas ellas destinadas a alumbrar el paso marítimo del estrecho de la Bocayna, entre Lanzarote y Fuerteventura. A finales del s. XIX nació la exigencia de señalizar la entrada a los puertos más importantes de Canarias, como son el Puerto de Santa Cruz de Tenerife y el Puerto de la Luz en Las Palmas de Gran Canaria, creándose el Plan de Alumbramiento de las Islas Canarias, por el cual se construyeron veinte faros en las islas. El proyecto del Faro de Pechiguera será subastado en 1.851 y adjudicado al ingeniero Juan de León del Castillo –proyectista de siete de los veinte faros canarios– que levantó el inmueble con la colaboración del ingeniero Francisco Clavija y Plá, construyéndose en

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1.853, para equipar Canarias de puertos y carreteras según lo establecido por la Ley de Puertos Francos de 1.852. Inaugurado en 1.866, el Faro de Pechiguera cuenta con una planta cuadrada de catorce metros de lado, cuyos muros son construidos con materiales tradicionales –piedra y barro encalado–, cantos de piedra, ventanas y puertas con arco de medio punto enmarcadas en cantería y un patio interior donde se encuentra el aljibe que recoge el agua pluvial que desciende de las azoteas. La linterna es incorporada en la estructura del edificio, que hace de contrafuerte al elemento cilíndrico construido en sillería basáltica con una altura de unos diez metros. El antiguo faro dejó de funcionar en el año 1.880 a raíz de la construcción de la nueva linterna, con cincuenta metros de altura, que entraría en funcionamiento en 1.905.



isla Luis Miguel Coloma

Montaje: Nicolás Melián

mi

http://islaflipica.blogspot.com.es/

DUALIDAD Un manto de transparencia cayó a modo de red sobre mi entendimiento y desperté. Pausada y dulcemente. Sin sobresaltos. La realidad se me mostró nítida como nunca antes. Tridimensional. Los colores adquirieron vida y aparecían vibrantes, al igual que los sonidos y el viento. El viento… Levantaba espumita en la cresta de mis ideas y las hacía ondularse, como mostrando que toda evidencia tiene siempre un ángulo burlón en que pueden volverse, de pronto, del revés. Camino descalzo por la playa y siento el saludo amable de cada grano de arena sobre mi piel. He entrado en sintonía con mi entorno. Con el universo. Conmigo mismo. Puedo percibir amplificado cómo entra y sale el aire de mis pulmones. Cómo cada segundo se renuevan mis células. Sonrío… He entrado en la dimensión de la claridad. Las puertas de las respuestas se abren de par en par a mi paso y estas se saludan al cruzarse con sus respectivas preguntas. El tiempo pasa sin prisas y sin violencia. Los antagónicos se sientan frente a frente y dialogan para comprenderse. El bien y el mal se reúnen en el canto de la moneda una vez que esta termina su vuelo aleatorio y cae al suelo. Y al tiempo, como en un espectacular efecto dominó, hacen lo propio el agua y el fuego, la risa y el llanto, el dolor y el gozo, la niñez y la senectud. De igual a igual, hasta el infinito. Como cuando un espejo se refleja en otro. Todo está en nosotros mismos. La más minúscula mota de polvo y la más impresionante de las constelaciones. Todo se refleja en nuestro ser, en cada uno de nosotros

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está la plenitud y también está la nada. El vacío. Caminamos, sin saberlo, por un estrecho camino entre dos profundos y oscuros precipicios pero ignoramos que somos a la vez el camino y el abismo. Está en nosotros decidir si queremos ser luz o si preferimos ser oscuridad. La densa nada que avanza y nos devora cuando renunciamos a nuestro ser en la inútil tarea del tener y permitimos que esta ansia enfermiza pudra lentamente nuestra existencia, devore nuestra alegría y nos convierta en muertos vivientes. En seres no–vivos capaces de devorar al semejante por poseer, por acumular. Como si fuéramos a ser eternos. No nos damos cuenta de que es así como nos alejamos de la eternidad que sí goza el ser verdadero de cada uno. Ése que cada cierto tiempo va cambiando de cuerpo para seguir vivo, para continuar su camino. El cielo y el infierno no están arriba y abajo, respectivamente. Están uno junto a otro, frente al otro. Uno en el otro. No es un lugar al que se va. Es un estado en el que se elige vivir. Un estado de la mente que se expande y contamina la existencia en un sentido o en el otro. Que se muestra en los ojos como paz y serenidad o como el fuego de la ambición. Que vuelve torva la expresión y torna la piel grisácea y sin brillo. Así se percibe aunque luzca bronceada y ungida de perfume… Pero que siempre deja una puerta abierta. Ese ángulo burlón al que me refería, por el que se puede pasar al otro lado. Tal vez así fuiste alguna vez o así podrás ser. Y aun así, siempre serás tú. Siempre seguirás siendo tú.


micro

PLÁSTICOS Rodrigo Riera Biólogo marino

¿SABEN QUE EXISTE UN "OCÉANO DE PLÁSTICO"? En el Océano Pacífico, existe una gran superficie formada por plásticos que han sido transportados por las corrientes y tiene una extensión aproximada de un millón de km2, es decir, como dos veces nuestro país. Por esta razón, en inglés recibe un nombre más adecuado ("Great Pacific Garbage Patch"), en vez del eufemismo español de "océano de plástico". Además, sigue creciendo en extensión porque ha aumentado unas cien veces de tamaño en los últimos cuarenta años. Actualmente está formado por unos siete millones de toneladas de basura, y no sólo lo forman bolsas de plástico, también existen tubos de pvc, redes plásticas, tapones, botellas y un largo etcétera que utilizamos de forma cotidiana en nuestra vida diaria. Sin embargo, el aspecto más peligroso de los plásticos es imperceptible para la vista por su tamaño, se trata de los MICROPLÁSTICOS. Los plásticos se van degradando y rompiendo en pequeños fragmentos y llega un momento en el que las partículas son de tamaño microscópico. Estas partículas constituyen parte de la dieta de la mayor parte de los organismos marinos. Se trata de fibras de plástico de micras de longitud que son ingeridas de forma inconsciente por los animales y a su vez se van acumulando a lo largo de la cadena trófica. Estos microplásticos son responsables de la disminución de defensas, aparición de patologías, heridas internas, etc. que

reducen su esperanza de vida. Imagínense comiendo una sopa llena de pequeñas partículas de plástico que nosotros no podemos ver ni saborear, y de la cual nos alimentamos , día tras día. ¡Tengan en cuenta que los plásticos NO son biodegradables y tardan varias decenas de años en destruirse! Más de uno pensará que en Canarias no existen tantos plásticos en el mar como en otras áreas. Pero, ¿no se han dado cuenta de la cantidad de basura plástica que podemos encontrarnos en una playa que ha sido traída por el mar (boyas, cajas, botellas, redes, etc.)? ¿Creen que no existe plástico en el agua en las playas de Canarias? ¿Cómo va a existir plástico en la Playa de Papagayo en Lanzarote? ¿O en la playa de Jandía en Fuerteventura? Es imposible que exista plástico en la Playa de Las Canteras en Gran Canaria o en la Playa de las Teresitas en Tenerife, ¿verdad? Vayan a comprobarlo un día cualquiera y paseen por la orilla, fíjense detenidamente cuando la ola llegue al punto más alto de la orilla y observen en el momento del retroceso que cómo se quedan en la arena pequeños fragmentos de plástico de diferentes colores, formas y tamaños. ¿Hasta cuándo vamos a negar la evidencia?

canariasahora.com

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diarioatlantida.com es un proyecto periodístico y social creado por su director Gregorio Cabrera

DE CANARIAS AL CORAZÓN DEL FRÍO Existe un lugar donde el sol también se confabula por omisión, incomparecencia o desidia con Canarias, porque de tanto salir aquí sucede que muchas veces no tiene tiempo de asomarse a los países nórdicos. Se vienen entonces en busca de la vitamina D, un éxodo que aquí convertimos en riqueza para unos pocos y en un sueldo, cuando lo hay, mucho menos luminoso para la mayoría que el fulgurante cielo insular de rojos e inacabables atardeceres. La estación central de Estocolmo, el corazón frío y subterráneo de la capital sueca, sombría y gélida incluso cuando marzo ya despunta. Un euro y medio por utilizar el servicio público. Funcionan todas las escaleras mecánicas, al contrario que en el metro de Madrid. Las masas corren ciegas, arrollando sin compasión al que se detiene, aunque se trate de una embarazada. La maquinaria perfecta acepta mal que cualquier elemento altere su funcionamiento. El deshielo ha comenzado tímidamente, quiebra las placas de hielo que cubren el agua de los canales y emborrona con grises y azules prometedores el maquillaje que cubrió el rostro de la ciudad para la larga fiesta de nieve y frío. En el vuelo directo entre Canarias y Estocolmo se han perdido veinticinco grados centígrados de diferencia, curiosamente la misma diferencia que hay entre la tasa de paro del archipiélago, que supera holgada y descaradamente el treinta por ciento y la media sueca, situada en torno al ocho por ciento. En España los corazones están helados por la crisis. Y por supuesto en Lanzarote y Canarias, donde también hay hogares y futuros bajo cero. Días de vino y cisnes Por el camino vuelan también algunos mitos. La aerolínea Norwegian Airlines funciona con los mismos cánones de calidad y simpatía que hicieron tristemente famosa a Ryanair (que ha mejorado mucho en los últimos tiempos, todo sea dicho), pero con unos precios por lo general mucho mayores y que quizás sean un entrenamiento para los precios que aguardan en los bares y restaurantes suecos: once euros por una jarra de cerveza, cuatro por una botella pequeña de agua o un café,

entre ocho y quince por una copa de vino sudafricano o chileno. Otro blanco distinto al de la nieve anuncia el fin de la edad del hielo. Son los cisnes que se agolpan en las aguas que bullen frente al Palacio Real. De cerca impresionan más por su potencia y su tamaño que por la delicadeza de sus formas. “La belleza es el acuerdo entre el contenido y la forma”, dijo el autor noruego Henrik Ibsen. Estado del bienestar: renovarse o morir Las aguas de deshielo bajan oscuras, densas, heladas. La calidez en Suecia se mueve por las cañerías de sus renovado estado del bienestar. La crisis fiscal de los años noventa obligó a una renovación que se tradujo en privatización de servicios y empresas hasta entonces estatales, entre otras medidas para mantener un nivel de prestaciones acorde con lo acostumbrado en el país, aunque algunas se han visto limitadas. Aquí no hay tantos abrazos ni risotadas estridentes en los encuentros entre amigos. La mayor parte de los suecos y suecas que encontramos se ajustan a la fama de gentes frías, al menos según la comparación con los ciudadanos de cualquier país latino. Uno puede llegar a sentirse invisible, una sombra transparente atravesada por miradas perdidas en algún infinito. Los arenques de Olof El calor del fuego nos llama. Es el rincón de Olof. Con una paciencia alimentada de años y deshielos, el hombre ventea las brasas con las que prepara los arenques, pececillos que le permiten a uno disfrutar de la sensación de alimentarse literalmente como una foca. El puesto de Olof es uno de los muchos dentro del parque de Skansen. Quizás por el contacto diario con las llamas se adivina un brillo distinto en los ojos de Olof. Ha estado dos veces en Tenerife, explica tímidamente. Es afable, pero con una cercanía que no incluye mirar a la cara del interlocutor. Como el que no quiere la cosa, derritiendo la frialdad del entorno de manera casi imperceptible, Olof nos obsequia con un plato de pescado frito que no habíamos pedido. Lo hace tal y como acontece el deshielo en Suecia.

Gregorio Cabrera, Periodista y director de www.diarioatlantida.com 14


ABCSUB

FOTO: FRANCIS PÉREZ www.uwatercolors.com TEXTO: MARIO M. RELAÑO http://hisaetuvalu.wix.com/mariomrelano

DESIERTO, HERMANO DEL MAR Soy un perpetuo exiliado con un mar oculto adentro que se encuentra en medio de una nada, donde las arenas juegan a sepultar mis pies descalzos, donde percibo que el único horizonte que me rodea son los kilómetros que me separan de ese mar real, libre, distante y que antaño ocupó este espacio, donde sus aguas serían las que me mojasen en lugar de ser abrazado por las dunas. Hablo de este sediento desierto hermano del mar, un mar de arena que añora el agua. Hablo de este árido desierto –inmenso– en constante movimiento, como lo está el mar, el que posee unas olas secas de arena que pierden el paso y se enredan entre ellas. Desierto, imitación constante del movimiento del mar, incluso de su grandeza. Abrazo incansable entre desierto y mar, abrazo eterno, fiel y doloroso por el haber y no tener, por la cuantiosa distancia. Es el mar con su arena –desierto– la más bella de las combinaciones posibles, donde terminan siempre en beso la ola y la duna, y donde ambas, si te dejas, te acarician y abrazan. ¡Ay, mar, lejano mar! Contemplando la ruina de mi día, con los pies sepultados en la arena, el torpe mar apenas es un recuerdo borroso de aquellas tardes donde la arena húmeda salpicaba movida por el viento y las gaviotas surcaban el

cielo siguiendo el rastro de un algo que desconozco. El olor de aquel mar, ya casi imperceptible, me abría las fosas nasales y su vecindad le añadía bonanza al día. En mi bolsillo guardo la concha que él me regaló, polvo de melancolía que permanece en mis manos unos minutos mientras dura la mirada de lo vivido y lo que hoy es recuerdo. Esa nívea concha, que se mantenía a merced de la ola de turno en aquel mar nuestro de cada día, y que él robó de entre la espuma. – ¡Toma! –me dijo. Siempre encontrarás motivos para que te dé suerte. Y esa suerte ha compartido conmigo momentos de vida, de dolor y de amor. Como lo fue de vida y dolor el nacimiento de Venus, donde de una concha nació la diosa del amor. Y hoy, lejano él y lejano el mar, en mi desierto de exilio invoco a la ola para que lave de arena mis pies sepultados y me devuelva ese olor a sal que me invitaba a mar un día sí y otro también, desde que nací hasta que me ahogué en distancias no deseadas, no perpetuas, pero sí inmensamente largas para conjugar el verbo añorar en cualquiera de sus tiempos.

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Mar de Canarias DIEZ AÑOS DE HORIZONTE Sin trato no hay horizonte habitable, solo una línea absurda e inexistente, un efecto óptico menos creativo que un espejismo. Sin embargo, aquí estamos los tres. El trío más famoso de Borondón. Tu marido, tú y yo. Tú, que pasas los días y las noches haciendo equilibrios en esta línea tan imprecisa. Tú, que llegaste a decir un día, mientras señalabas hacia el infinito, «miren, allá en el horizonte», perdiendo todo atisbo de cordura, pues el horizonte como bien sabes está bajo nosotros. Tu marido que, empeñado en situarnos, caligrafía documentos y traza portulanos con profusa aportación batimétrica. Yo, bebo. Dosifico las quinientas cajas de cerveza que, en un arrebato de locura juvenil, había elegido como mejor compañero para irme a una isla desierta. Diez años. No es verdad que los barcos pasen por el horizonte. Aquí estamos, echando de menos las estridentes concurrencias vecinales y urbanas de Borondón. ¡Ay, Borondón, diez años sin ti! Tu marido un día metió la mano en el agua y dijo: aquí quedaría bien un sólido noray, ¿lo recuerdas? Lo dijo con la mirada hecha escamas y como quien descubre de golpe algo concreto en todo este mar refugiado en una línea inexistente. ¡Un buen noray! Tú, para no contradecirlo, te hiciste la dormida. Hacías el Cristo y solo se veían sobre la superficie estañada del agua tu nariz, como dos túneles de escaléxtric infantil, y dos pezones oscuros. Luego, haciendo que despertabas acudiste, como siempre, a una palabra de la época de tus padres (esa falsa sed de pertenencia siempre presente en ti me saca de quicio) y dijiste: creo que me va a dar un patatús si no acude pronto un barco a socorrernos. Tu marido sonrió, al fin y al cabo estábamos allí por ti, por tu afán de bordear el mundo y las tendencias. Él te había seguido porque se creía obligado dada su condición de marido y yo porque andaba por ahí deambulando con un furgón cargado de cerveza. Me queda bien, por snob. Si hubiera sido consecuente con mi lado orgánico hubiera deseado una tía buenísima, arrastrando la palabra ‘buenísima’ hacia lo perverso, no vaya a ser que los hados me concedieran compartir mi soledad con la madre Teresa. Las cervezas en el horizonte no saben igual que en la barra de los bares de Borondón. En el horizonte la cerveza envejece, se hace paja y tiene un olor úrico desagradable. No hay refrigeradores en el horizonte, ni donde conectarlos. ¡Mierda de horizonte! Tenían razón todos los amigos cuando nos dijeron: “ustedes no saben donde se están metiendo”. Y ya son diez años de funambulismo, obsesión cartográfica y trancas.

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Éramos el trío más famoso de Borondón, pues años atrás de nuestra peculiar aventura nos habíamos atrevido a asegurar que existían otras islas (que aparecían y desaparecían) y nos habíamos inventado “Las Canarias”, aportando, para risa de científicos, documentos antiguos que así lo testificaban y hasta estampas y grabados donde aparecían no ya solo las más de media docena de islas sino sus gentes, sus vestimentas, creencias, costumbres y un sinfín de fotos de romerías religiosas. Claro que los paraninfos universitarios echaron mano de los geógrafos y climatólogos y demostraron (en laboratorio) que se trataba de un efecto óptico debido a la reflexión en la atmósfera de determinados haces de luz provenientes de tormentas solares. Los documentos que aportamos, entre ellos unos escritos en francés titulado Le Canarien, varios textos en portugués, diferentes anotaciones romanas y árabes, mapas y cartografía antiquísima, provocaron más risas aún, especialmente entre los historiadores y literatos, entretenidos como estaban en elaborar complicados principios gramaticales y en montar el esqueleto de una historia sin sangre ni suelo.


el horizonte. Durante el viaje me pareció ver otras islas, ¿existirán de verdad Las Canarias? No hice ningún comentario. Diez años. Tal vez mañana veamos pasar cerca de nosotros un buque luciendo su penacho de humo. Tal vez no. Creo que estamos en la peor parte del horizonte. Debimos haber elegido un promontorio y no este valle de agua. Debimos hacer hogueras desde el segundo día y no entretenernos con nuestros juegos intelectuales. Debimos hacer caso a los amigos. Debimos callarnos lo de Las Canarias. Aún me quedan cervezas, pero cada día saben peor. Tú ya no vas más allá de las poses aprendidas para evitar la locura. No hay nada mejor para evitar la locura que cometer alguna de vez en cuando. Tu marido, a escondidas, se ha ido comiendo los dedos y ya no dibuja en el mar sus anhelados puertos de atraques. Con los huesos de las falanges, limpios de mantenerlos en la boca hasta descarnarlos, ha hecho una pequeña balsa, una maqueta, una nanoinstalación, dice.

MONEIBA LEMES

Tu decisión de instalarnos en el horizonte no fue por el desprecio y las burlas de los científicos. Dijiste: eso me la trae floja (siempre me ha hecho mucha gracia esa forma tuya de hablar aplicándote atributos de macho. En eso consiste la modernidad en ti; la lucha por la igualdad, que tantas otras risas ha despertado en Borondón. La verdad es que prefiero lo de Carmensa que en su casa se tratan todos en femenino, sin dramatismos ni manifiestos). Quisiste hacer el viaje hacia el horizonte en vaporetto, y no en uno cualquiera sino en una réplica del Regina Margherita, la primera embarcación de vapor dedicada al transporte público en las aguas de la Laguna de Venecia, (podías haber dicho vapora pero la lengua de Dante te pudo), lo dijiste con la mirada entornada y un gesto totalmente burgués, decadente. Alquilamos el jodido vaporetto, y los tripulantes con gorritos blancos jaquelados de azur nos dejaron justo en la línea que tanto ellos como nosotros, a tenor de un pequeño fragmento del Atlas de Cresques Abraham, de 1375, entendíamos que era

Diez años. Acaba de llegar el vaporetto, de repente, como salido de la nada, apareció bandeando cerca de nosotros, y el capitán a unos metros (temen el contagio de la locura o de la extraña enfermedad que según los borondianos nos aqueja) empujó hasta nuestros pies una tarta de merengue con diez velitas torneadas. –¡Ah!, por cierto –nos gritan, mientras se alejan dándonos la popa – ¡han descubierto Las Canarias! –¿Están habitadas? inquirimos a gritos los tres. –Sí, pero no se ha podido hablar con ellos porque no tienen lengua. –¿Idioma? –No, lengua…, lo de dentro de la boca. Miro a tu marido, a sus manos sin dedos, y pienso que ha habido gente más desesperada aún. Y sé que él está pensando que cómo no se le había ocurrido, mejor carne, más abundante, sin huesos y al menos podría seguir dibujando sus portulanos. La lengua hace tanto tiempo que no la usamos. Tú miras hacia el vaporetto y colocas, como el Duce, el mentón hacia adelante, triunfalista.

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“La memoria de mis ojos” ¿Qué es para mí la fotografía submarina? No recuerdo en cuantas ocasiones me han preguntado esto. Siempre he dicho que es difícil de explicar. Ante todo es una pasión. La misma que me llevó a sumergirme 5.000 horas en los últimos 25 años. El buceo y la fotografía son mi energía vital. Mi bocanada de libertad. Sin ellas no sabría cómo vivir. Las fotografías que he realizado las considero la memoria de mis ojos. La manera de sentirme como los peces y recordarlo cuando estoy atado a la tierra, cuando la gravedad me atrapa y echo de menos la libertad que me proporciona el buceo. La utopía hecha realidad.

Estas pasiones me han proporcionado mis mejores momentos. Innumerables aventuras e interminables conversaciones con mis amigos. Una ingente cantidad de información que procesas a lo largo de tu vida. Escenas que me inspiran humildad ante la vasta sabiduría de los océanos. Quiero seguir inspirándome en nuestros océanos. Aportar mi granito de arena para conocerlos mejor, y algún día, cuando deje de bucear… mirar las fotografías, la memoria de mis ojos, y disfrutar de la libertad que me han proporcionado estas imágenes. Mientras, seguiré compartiendo ese granito de arena a través de mis fotografías.

Manta Raya (Manta alfredi)

CARLOS SUÁREZ Disfrutar del Océano Atlántico desde muy joven es uno de los privilegios inherentes a nacer en Lanzarote. Siempre recordaré mi juventud y los largos días que pasé nadando entre peces con mi máscara y aletas. Sin saberlo, estaba despertando la curiosidad innata que todos tenemos por la naturaleza.

Telf: + 34 699 231 877 Email: carlos@oceanosdefuego.es www.oceanosdefuego.es

En la actualidad, con mi compañera Anna Clavero junto a la que diríjo Océanos de Fuego, ofrecemos un acogedor destino para buceadores en Lanzarote. Océanos de Fuego es nuestra plataforma, la cual nos permite ofrecer un buceo recreativo con seguridad y donde compartir nuestros conocimientos. Alojamiento, cursos, inmersiones, fotografía submarina, excursiones, todo un abanico de posibilidades a tu disposición.

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.. VERgUENZA FotograFĂ­a: raFaEl mEsa

.

os en un punto limpio Basura y escombro tirados en lugar de depositarl

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y


y

orgullo Foto: Nu2

Me encuentro a dos hermanos que, por iniciativa propia, recogen la basura acumulada en una finca abandonada.


Iriome Quintero “Acompañadas” 2º del CFGS de Fotografía

Senda Gutiérrez

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“Cobijado” 2º del CFGS de Fotografía


El mar te quiere, quiérelo tu Fotografía y texto: Joaquin G. Vera. www.joaquingvera.com

El mar nos pide ayuda, vivimos de él, junto a él, rodeados de él, pero a menudo olvidamos que no podemos vivir sin él. Bandadas de pececillos que se mueven al unísono en su misterioso azul, dibujan formas abstractas e imposibles; mensajes de mar, mensajes de salitre, de salitre que impregna nuestras vidas, el mar nos lo pide, el mar nos quiere, quiérelo tú.

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Pulpo común ESPECIES MARINAS DE CANARIAS Superficie del cuerpo cubierta de repliegues y/o verrugas

Coloración jaspeada, marrónparda y mimética, que puede variar rápidamente para adaptarse al fondo

Cabeza voluminosa

Pico de loro

Sifón aparente 8 brazos con 2 filas de ventosas

BIoLoGíA y ECoLoGíA Vive en fondos rocosos y arenoso–rocosos. Es un activo predador, que abandona su guarida para capturar a sus presas, que son muy variadas: langostas, cangrejos, pequeños invertebrados y peces. Generalmente, su actividad es nocturna o tiene lugar en horas de poca luz. Durante el día, permanece oculto en su refugio: pequeñas oquedades en las que acumula, de forma característica, piedras, restos de conchas y caparazones. La mayoría de las poblaciones realizan dos puestas al año: una, en abril–mayo y, la segunda, en octubre.

CURIoSIDADES FUENTE: “Guía visual de Especies Marinas de Canarias” OCEANOGRÁFICA DIVULGACIóN, EDUCACIóN y CIENCIA.

www.oceanografica.com

Las hembras producen entre 120.000–400.000 huevos de 2 mm de longitud, los cuales son depositados en unos estuches que esconden en grietas y oquedades. Estas puestas son custodiadas durante 25–65 días, dependiendo de la temperatura del agua. Durante este periodo, las hembras no se alimentan y, con frecuencia, mueren tras la eclosión de los huevos. El pulpo es el animal invertebrado con mayor tamaño cerebral, lo que le permite desarrollar comportamientos de aprendizaje. Es la presa preferida de algunas especies, como las morenas y los meros.

Protección en Canarias: Ninguna Talla mín. captura: No regulada Amenazas: Marisqueo 26

Rango de prof.: 0 a 200 m Longitud máx.: 150 m Peligrosidad: Ninguna


eL rocuaL tropicaL Y La MeMoria perdida. Vivimos cómodamente “apoltronados” en nuestro mundo de fantasía artificial, indiferentes a la realidad que nos rodea. Nos hemos embrutecido, esclavos del dinero que nos garantiza continuar en un mundo soporífero lleno de mentiras y falsas realidades. La vida, ese suspiro de tiempo, está llena de momentos inolvidables que muchos, la mayoría, no son capaces de apreciar; queda ya muy lejos, olvidado entre nuestros recuerdos aquellos tiempos en los que dábamos gracias a la madre naturaleza por permitirnos simplemente ser. Nos ha tocado vivir en uno de esos rincones olvidados de nuestra memoria, un lugar donde los cetáceos coexisten en armonía y paz desde hace millones de años. Recientemente, en nuestro Arrecife de siempre el Cabildo y el Ayuntamiento de Arrecife han querido recuperar esa memoria perdida, ese microscópico vínculo que aún hoy nos une con el mundo real. Sin embargo y por desgracia, no hemos sido capaces de verlo, entenderlo, agradecerlo. Lo primero que deberíamos hacer sería dejar de darle la espalda a nuestra marina. Se haga lo que se haga en la ciudad nunca estamos contentos y todo nos parece un error, una perdida de tiempo y un malgastar el dinero,

cuando realmente somos cada uno de nosotros con nuestro incívico comportamiento los que poco a poco, lo hemos ido degradando todo. El gesto de colocar un Rocual tropical en un lugar como el charco debería de hacernos pensar en el privilegio que supone vivir en un área geográfica como Canarias, con más endemismos y hábitat sensibles que en el resto de nuestro país. Deberíamos de pensar en el conjunto, en la necesidad de dinamización de una ciudad que adolece de atractivos históricos y naturales que ofrecer al visitante. La cultura enriquece económica, intelectual y socialmente más que cualquier otra cosa y sin duda es una de las vías para superar estos momentos complicados que vivimos. La ciudad de Arrecife como tal debe reinventarse y ofrecer alternativas serias que inviten al visitante a dejar dinero en la ciudad. Para terminar me gustaría recordar que hubo un tiempo no muy lejano en el que se podía pescar hasta anguilas en el charco y las toninas se contaban por miles a muy poca distancia de la costa. Sin embargo, muchos continúan aferrados a ese mundo inventado en el que vivimos y son felices con nuevos McDonald’s y centros comerciales. Mirar las cosas en su conjunto y acercarnos a la naturaleza es sin duda una terapia sana y recomendable. Rafael Mesa www.blueworldfotos.com

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Mensaje para

una botella Gustavo Charles

EAT THE POOR Hace trescientos años, lustro arriba, lustro abajo, Jonathan Swift se paseaba por las calles de Dublín con la peluca pulcra y bien plantada y sus ropas, aunque austeras, impecablemente arregladas. Sin duda su paso era firme y su porte erguido, como solo cabría esperar de quien era Deán de la Catedral de San Patricio y autor de los ya entonces inmortales Viajes de Gulliver. Un día nuestro héroe avistó una mendiga que, con paso incierto y cubierta de harapos, encabezaba una larga fila de harapos cubiertos de moco y pulgas y rellenos (presuntamente) de famélicos niños. Swift (hombre, deán, tocado por la Gracia de Dios), se conmovió. Swift (escritor, adalid de Irlanda, acreedor del favor de los hombres), entró en combate. Poco después alumbraba, es de creer que no sin dolor, su magnífico ensayo Una modesta proposición. La propuesta partía del hecho incontestable de que los hijos de los pobres son una carga para sus padres y para el Estado, y se fijaba como objetivo acabar con el hambre y la pobreza que asolaban Irlanda. Ahí es nada. El plan de Swift, audaz como pocos, puede resumirse así: que los hijos de los pobres sean vendidos a los ricos como manjares. Ñam, ñam. Nutritivo y delicioso. Niños estofados, niños al horno, niños a la plancha, niños con guarnición. Rico y con fundamento. Afortunadamente Swift era un tipo muy, muy serio, por lo que nadie en su sano juicio se tomó en serio su propuesta. España 2015. Jonathan, ¿estás ahí? Háblame, por favor. Ilumíname con tu luz. ¿Por qué no me dejas en paz? ¿Qué quieres que haga yo con esta absurda propuesta tuya? Me da igual si lo entiendes o no, hoy en día los niños tienen derechos. Sí, incluso los hijos de los pobres. Tal vez no esté escrito en ninguna parte, pero estoy casi

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seguro de que los niños tienen derecho a no dar con sus magras carnecitas en el horno. Además a los ricos no nos falta qué comer. Nuestras tiendas están llenas de manjares, y los miércoles y sábados vamos a cenar a Londres o a París. ¿Por qué no aceptas que nuestro país sí funciona? Jonathan, ilumíname o calla para siempre. Aparta de mí ese dedo acusador. Desde mi atalaya de emigrante soy ajeno a cualquier dolor que no sea el mío propio. Aún puedo ver el mar y las montañas, pero la luz del sol me duele. Yo no soy como tú, no estoy preparado. ¿Por qué insistes en que vea la pobreza? ¿Qué culpa tengo yo si mis ojos se secaron de tanto mirar pantallas? Jonathan, yo ya he pagado mis deudas. No tengo patria ni raíces. ¿Por qué habrían de importarme los pobres de España? ¿Qué son ellos para mí? Yo no les pedí que fueran pobres. No les pedí que vinieran ni les pido que se queden. No me consta que tengan nombre y no podría reconocerlos aunque quisiera, porque hoy todos vestimos harapos. ¿Tienen Inteligencia? ¿Sentimientos? No hay estudios concluyentes, aunque he de decir, Jonathan, que yo tengo mi pequeña teoría al respecto. Porque ¿quién, con dos dedos de frente, lucharía por conservar un hijo a quien no puede alimentar? ¿Qué espíritu noble, qué corazón generoso, obligaría a los niños a vivir sin un techo sobre sus huecas cabecitas llenas de sueños vanos? ¿A qué bien mayor sirve un desahucio? Jonathan, no puedo más. Sal de las sombras y grita conmigo: “Sabemos que estáis ahí, acechando, esperando el momento de morir, sin ruido o con ruido. Conservad vuestra casa y vuestro bono transporte. Evitadnos el sonrojo de veros rebuscando en los contenedores. Vuestro mayor activo es vuestra gente. Pobres de España: ¡vended a vuestros hijos! ¡Vended, vended, vended, malditos!



mareas Marzo

Abril

Mayo



ARTURO MACCANTI “LA TIERRA SOLA”

Mi pequeño país de inmenso cielo, De inmenso mar, He caminado por tu piel de tierra, Tu arboleda de alisios, tus litorales solos, Aspirando el olor, la savia de tus lavas, En el aire que cumple mi edad y mi memoria.

Jose Luis García

Por la luz de tus cumbres descubrí el universo La mañana primera, con otra luz ahora Que empiezo a desnudarme de sustancia, Que amo más tu hermosura a medida que avanzo Por las selvas del tiempo.

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Me he desangrado sobre ti.

Tu siempre me has devuelto duplicada la sangre Y más claro mi sueño.

Si he sido un hijo de tus soledades, Si sufrí como míos tus yugos y abandonos, Si amparaste a mis muertos, si das luz a mis vivos, Si nada te pedía a cambio del amor, mira, al menos, Cuando sea ceniza Que no me esparza el viento más allá de tu orilla


CÉSAR PIRET

“ATARdEcE_En_EL_JAmEO” "El mar de la costa Oeste de Lanzarote es bravo y muy peligroso. Acercarse a este jameo sólo es posible en la bajamar, cuando la marea deja al descubierto unas rocas moldeadas por el tiempo. El sol, en su ocaso, ofrece unas pinceladas de luz que sorprenden al visitante. El ruido sordo del batir del mar ciega todos los sentidos hasta que te das cuenta de que se ha hecho de noche ... y de que tienes que salir de ahí antes de que la marea te alcance.... pero siempre dices lo mismo: volveré"

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BEGOÑA HERNÁNDEZ

“ORILLA” La risa que encoge mi cordura se atraganta. Mi cordura tan cuerda invertebrada es un grillo encerrado y no me alcanza ni la ola que besara mi orilla ni los gramos de amor

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que guardan mis bolsillos ni este rencor cortado en pedacitos por esta madrugada que transito toda la mar azul como una apátrida de isla sola entre cantos de sirena y caracolas


RUBÉN ACOSTA

"JAcOmAR" Hay paraísos donde no hay cocoteros, ni arena blanca de playa, ni chiringuitos que sirven cócteles. Los paraísos son lugares donde los que lo habitan viven felices, tranquilos y en comunidad. A veces estos paraísos están rodeados de rocas, construidos con materiales reciclados y rodeado por una costa maravillosa. No los busques, no salen en los mapas, pero si los encuentras por casualidad, descubrirás historias apasionantes. Uno de esos paraísos de Canarias se llama Jacomar y está en Fuerteventura.

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FRANCIS PÉREZ

“GLAUcUS_ATLAnTIcUS” Con la personalidad del dios griego Glauco y la belleza de un broche de alta joyería, este maravilloso nudibranquio vaga por nuestras aguas al capricho de vientos y corrientes

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GINÉS DÍAZ

“LEzcAnO_y_LAS_mOnTAñAS” Inmensa, divina fuerza que aquí estás.

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ISABEL CASTAÑO

“ESpEJISmOS” No es un día gris el perro el niño un hombre una mujer Famara millones de partículas en suspensión dando forma a un paisaje inmenso una tarde de verano

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Dise単o: www.fernandobarbarin.com



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