el movimiento comenzó a experimentar un crecimiento exponencial en todo el mundo con la creación de la Comisión Internacional de Palistas con Cáncer de Mama (IBCPC), consiguiendo repercusión mundial y llegando a tener en la actualidad más de 400 equipos y 9.000 palistas que han padecido cáncer de mama distribuidos alrededor del mundo. España se ha sumado a este movimiento en los últimos años, con la creación de los dos primeros equipos de Dragon Boat BCS, como son las Flamenco Rosa, con sede en San Pedro del Pinatar (Murcia), y posteriormente las Estelas Rosas, con sede en Santander (Cantabria). A esto se añaden los proyectos de desarrollo de nuevos equipos en Valencia, Asturias, Málaga, Almería, Cartagena, Alicante, etc. Todos ellos son ejemplos de mujeres que quieren demostrar que el deporte es importante para la mejoría física pero, sobre todo, que el trabajo en equipo ayuda a superar los inconvenientes de una manera más llevadera. Así cada cuatro años se celebra el IBCPC Dragon Boat Festival y, por primera vez, la pasada edición se realizó en Europa, concretamente en Florencia, donde participaron los equipos españoles: Vientos de Cartagena, Flamenco Rosa y Estelas Rosas BCS. “La posibilidad de ver en una misma regata a más de 130 palistas compitiendo a la vez, todos ellos perfectamente sincronizados al ritmo de un tambor y recibiendo ánimos tanto de su timonel como de los cientos de compañeros y seguidores desde la tierra, convierte al dragon boat en una de las experiencias deportivas más increíbles a las que se puede asistir, tanto como participante como siendo espectador”, afirma Silvia Tomás, responsable del Área Social de la Asociación Española de Dragon Boat. Como comenta Verónica, “se trata de un ejercicio que no requiere de conocimientos previos y, a diferencia de otros deportes similares, no supone un problema para deportistas de cualquier condición física y/o edad. En nuestro equipo tenemos mujeres de todas las edades. Eso sí, se recomienda comenzar a practicarlo una vez hayan pasado tres meses desde el último gran episodio (operación, tratamiento, etc.).
Nuestra intención es abrir el grupo a cualquier paciente de cáncer, no solo de mama. Además, no hace falta saber nadar porque se usa un chaleco salvavidas por si la embarcación vuelca, aunque nunca nos ha pasado”. El equipo Dragon Boat BCS Valencia entrena dos días a la semana en un gimnasio y otros dos días en el barco, “debido a las distintas tareas cada una asiste cuando puede. Es un deporte muy familiar porque los hijos y maridos vienen a animarnos”, asevera Verónica.
Maxi Murcia, palista del equipo de dragon boat Flamenco Rosa
Hace 10 años que Maxi pasó por un cáncer de mama con operación y tratamiento y, gracias a la Asociación Española Contra el Cáncer, conoció a otras mujeres que habían pasado por lo mismo y decidieron formar el grupo Mucho por Vivir. Ella descubrió el deporte de dragon boat porque Silvia Tomás, que pertenece a la Federación Española de Piragüismo, organizó un congreso en 2016 sobre los beneficios de la práctica de este deporte en la recuperación tras el cáncer de mama. En este evento participaron cinco representantes de equipos BCS extranjeros, y así pudo conocer por primera vez en aguas del Mar Menor en qué consistía este deporte. “Lo que más me sorprendió fue ver cómo gente de 60 años disfrutaba tanto. Además, cuando se reúnen los equipos hacen lo que se llama la ceremonia de las flores. Todas las palistas leen un manifiesto recordando a las compañeras que ya no están y se tira una flor al agua en su memoria”, relata. Este grupo de mujeres, que ya eran amigas previamente, formaron el equipo Flamenco Rosa que surca las aguas del Mar Menor tres días a la semana de 8 a 9 de la mañana, tanto en invierno como en verano. “Lo que más me gusta es ver amanecer desde la embarcación, es algo que no tiene precio. Cuando te levantas da algo de pereza, pero luego regresas con tanta energía y con las pilas tan cargadas, que el esfuerzo merece la pena”, comenta Maxi. Maxi no ha desarrollado linfedema, aunque algunas de sus compañeras sí y han notado una gran mejoría desde que practican este deporte. Algunas palean con el brazo del lado intervenido, pero no todas. “Se empieza probando con un brazo, pero si no te sientes cómoda puedes usar también el otro e incluso hay personas que han ido rotando”. Su oncólogo está al corriente de la práctica del deporte. Además, como ella dice, “hacemos lo que podemos, sin hacernos daño. No practicamos este deporte para ganar, sino para disfrutar”. “Una vez pasada la enfermedad los huesos se resienten y a la cabeza llegan pensamientos negativos. Gracias a este deporte puedes compartir todo ello con compañeras que te comprenden, ya que han pasado por lo mismo. Es nuestro momento de compartir. La enfermedad que tanto nos quitó nos ha dado cosas tan bonitas como esta, para nosotras el dragon boat es un regalo”. Su grito de guerra es: “Flamenco Rosa, vida. Flamenco Rosa, a disfrutar”. 117