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Sofrología, “la ciencia del espíritu armonioso” Todos sufrimos. Sea por la razón que sea, todos nos hemos enfrentado o nos enfrentamos a situaciones que nos descolocan de manera consciente o no. Un dolor que no acaba de desaparecer, un pinchazo en la espalda, un cansancio que nunca termina, un trastorno alimentario, dificultad para dormir, etc., son informaciones que intentan decirnos algo. Pero ¿escuchamos nuestro cuerpo? Casi siempre cuando el dolor es inaguantable, el cansancio insoportable, casi siempre cuando estamos al límite. También sufren personas que aparentemente lo tienen todo pero en un momento dado pierden interés en lo que las rodea. En eso, la COVID-19 ha sido un detonante para muchos individuos. Hemos comprendido que la vida no es para siempre, que no teníamos las riendas de nuestras existencias como siempre nos lo habían contado. No es casualidad que las consultas de psicólogos hayan tenido tanto éxito estos últimos meses tanto en caso de adolescentes como de adultos.
Unsplash. Baraa Jalahej.
Por Valérie Dana
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xisten métodos suaves que nos pueden ayudar cuando nuestro cuerpo y nuestra mente empiezan a dar signos de alerta a los cuales deberíamos prestar atención.
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a sofrología es uno de ellos. Poco conocido en España aunque su inventor, el psiquiatra colombiano ya fallecido Alfonso Caycedo, doctor en medicina y cirugía, especialista en neurología y psiquiatría, ejerció en el Hospital Clínic de Barcelona y fue profesor asociado de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Barcelona. La sofrología no está reconocida científicamente pero, como suele ocurrir, alivia y mucho a las personas que recurren a ella y ha dejado en más de una ocasión sorprendidos a médicos que han visto una mejoría en sus pacientes. Como siempre, añado e insisto, este tipo de método no sustituye un tratamiento de medicina convencional en caso de enfermedad grave y, ante todo, es preferible no caer en las manos de un charlatán. Por esta razón me he dirigido a una persona de toda confianza, Corinne Faure, sofróloga en Madrid.
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ersonalmente, recurrí a la sofrología hace unos 30 años en una época en la que estaba muy cansada, agotada, y necesitaba relajarme sin tomar ninguna pastilla. La sofrología, como me detalla Corinne, “es una técnica en la que se explica que no debemos pensar en el futuro porque es una incógnita, tampoco en el pasado que solo puede hacernos añorar otra época que ha desaparecido; nos tenemos que anclar en el presente y vivirlo lo mejor que se puede utilizando nuestros cinco sentidos, nuestro cuerpo”. Está claro que la mayoría de nosotros pensamos siempre en Semana Santa cuando apenas se acaban las Fiestas de Navidad, en los puentes de mayo tras la Pascua, luego en el verano y así en bucle.
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La sofrología permite enseñar al cuerpo a escucharse, a sentir
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Modificar nuestra educación
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a COVID-19 no es culpable de todo lo que nos está pasando. ¿Vivimos entonces todos con una dosis de frustración, de ira, de negatividad? Porque son emociones que se han visto mucho desde marzo de 2020. ¿No existe un fallo en nuestra cultura? Es decir, ¿no deberíamos recibir clases para enseñarnos a gestionar nuestras emociones desde pequeños? Según Corinne Faure, “parte del problema proviene de nuestra educación, efectivamente. Desde una edad temprana, se nos explica que todo irá bien, que todo es bonito y maravilloso; que si trabajamos bien en el cole, tendremos un buen trabajo; si nos ponemos una bufanda, no estaremos enfermos, etc. En cuanto a nuestro inconsciente, él suele ir directamente a lo que nos inquieta, no hacia lo provechoso. Para conseguirlo, tenemos que educar nuestra conciencia a dirigirse a ver lo positivo a través de visualizaciones, de respiraciones, de relajaciones, de meditación, y de eso está compuesta la sofrología”.
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Unión entre el cuerpo y la mente
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l escucharla, no puedo dejar de pensar en las personas que se machacan en los gimnasios o fuera de ellos, deseando alcanzar un cuerpo perfecto porque para muchos somos lo que enseñamos. Tener un cuerpo fuerte es perfecto, útil además, pero ¿para qué sirve si nos derribamos a la mínima dificultad no prevista o al teletrabajo que cuesta esfuerzos a muchos? ¿Por qué no se nos prepara para trabajar nuestra mente al igual que nuestro físico? “No se puede trabajar exclusivamente el cuerpo o la mente”, me contesta Corinne. “Cuando estamos bien en nuestra cabeza, nuestro cuerpo no suele tener muchos dolores. Y al revés, si practicamos un ejercicio físico, mentalmente nos sentiremos bien. Una persona que desarrolla mucho músculo se va a sentir a gusto porque es su manera de llegar a una cierta confianza. Sin embargo, este esquema se puede desmoronar cuando llega un drama como lo que ha pasado con el virus. Tenemos que ir a lo más sencillo. Con la sofrología nos damos cuenta de que todos los recursos los tenemos en nosotros mismos. Sin pesas, simplemente escuchando mi voz en este caso, vamos a relajar el cuerpo que casi siempre está tenso cuando se trabaja con un ordenador, así como la mandíbula.”
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uando empezamos a practicar un ejercicio físico, casualmente nos damos cuenta de que nos duele alguna parte. Es simplemente la repercusión de todos estos pequeños males que pasan desapercibidos en nuestro día a día. Al relajarse, todo cambia. Por eso empezamos siempre una sesión con un scanner corporal que nos permite relajar cada milímetro del cuerpo, de la cabeza a los pies. Si hacemos este ejercicio todos los días, vamos a ser conscientes cada vez que una parte del cuerpo se vaya a contraer, y nos vamos a relajar de manera automática. Es tan sencillo, es simplemente pensar en su postura en el momento presente. En las sesiones, realizamos también pequeños ejercicios físicos (de pie o sentados) muy básicos que son dinámicos. Por ejemplo, abrir y cerrar el puño y luego hacer una pausa para integrar. ¿Cuál es el interés? Saber cómo la persona siente su cuerpo tras tal movimiento. La sofrología permite enseñar al cuerpo a escucharse, a sentir.”
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Callar y sentir
Dejarse llevar
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scucharse, sentir lo que está pasando en nuestro propio cuerpo, parece sencillo, efectivamente. Excepto que para conseguirlo hay que tomarse el tiempo de parar. Una hora, el tiempo de una sesión de sofrología. Tras charlar con Corinne para que ella pueda saber lo que está pasando (insomnio, cansancio, estrés, etc.), contestamos a un cuestionario sobre nuestros gustos y preferencias y luego solo hace falta callarse y dejarse guiar. Estiramientos que se pueden realizar acostado, aunque no se debe caer dormido, sentado o de pie, relajación, respiración, que es fundamental, pequeños movimientos dinámicos para soltarse, visualización positiva, que consiste en viajar a través de la mente a lugares que nos parecen placenteros, sensaciones al finalizar la hora forman parte de una sesión clásica. Se puede modificar según las personas porque “hay personas a quienes no gusta nada la relajación; en estos casos trabajamos más la respiración y la meditación”. Corinne me explica que una persona con insomnio sin relación con el estrés puede acabar con su problema en dos sesiones, simplemente aprendiendo a relajarse y a respirar. “Lo mágico de la sofrología es que un dolor puede desaparecer simplemente con una relajación asociada con pequeños movimientos porque el cuerpo por fin se ha liberado. No hay intercambio durante gran parte de la sesión, simplemente pido a la persona que tome conciencia de lo que está viviendo en cada momento. La única meta es abandonarse por completo.”
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l filósofo y escritor estaounidense Will Durant decía: “Somos lo que hacemos repetidamente, una y otra vez. La excelencia, entonces, no es un acto, sino una costumbre”. Es lo que intenta transmitir Corinne Faure a través de sus sesiones. Pero ¿qué ocurre con las personas que no se dejan llevar, las que no se permiten este lujo? La sofróloga me cuenta que en estos casos el feedback tiene su importancia. Prestar atención a la persona, ver cómo reacciona, permite ir hacia una dirección u otra. “A las personas que no son receptivas, y eso pasa, propongo ejercicios dinámicos y respiraciones, y no una visualización o una meditación, durante un número corto de sesiones.”
Aprender a respirar
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Que levante la mano el que se da cuenta de que respira a lo largo del día! Pocas son las personas que son realmente conscientes de este acto que les permite seguir con vida. Una vez que caemos en ello, la transformación es radical, porque somos capaces de calmarnos en unos instantes. “Sentir la respiración necesita un aprendizaje; pocas son las personas que conocen la respiración abdominal. Veo a muchas que intercambian la inspiración con la espiración, es decir que meten el vientre cuando inspiran cuando deberíamos sacarlo al inspirar y meterlo a expirar. Una vez comprendido el mecanismo, la transformación aparece automáticamente.”
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Unsplash. Corina Rainer.
Lo mágico de la sofrología es que un dolor puede desaparecer simplemente con una relajación asociada con pequeños movimientos porque el cuerpo por fin se ha liberado
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¿Para quién?
Bienestar solo o en grupo
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a sofrología es un método suave que se dirige a niños pequeños hasta personas mayores. Por el hecho de poder realizarse sentado, de pie o tumbado, es accesible a un público muy amplio. “Para los niños a partir de 6 años con problemas de concentración o muy agitados, la sofrología puede ser un buen recurso. Para personas con acúfenos por ejemplo, la sofrología va a permitirles sensibilizarse sobre otros temas. Un individuo con acúfenos solo está centrado en ello, con lo cual le cuesta mucho disfrutar de todo lo que le rodea porque está sufriendo. Gracias a las técnicas que utilizamos y de manera progresiva, conseguiremos que la persona se dirija hacia actividades que le ocupan la mente, como en el caso de las visualizaciones o de la respiración. La mente se abre a cosas positivas y no se centra solo en lo negativo. La única excepción que podría hacer, añade Corinne, concierne a las personas que padecen la enfermedad de Alzheimer, aunque mi padre la sufre y, a pesar de ello, realizamos ejercicios de respiraciones que le encantan porque se da cuenta de que está respirando. Son pequeños momentos de bienestar… Otra excepción, las personas con problemas psiquiátricos. Eso lo puedo evaluar en la primera cita; por lo tanto, prefiero no seguir con ellas porque sé que no podré gestionar sus problemas. Al contrario, hay psicólogos o psiquiatras que piden a sus pacientes que acudan a sesiones de sofrología.”
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uando sentimos cierto malestar, nuestro sueño es ver mejoras rápidamente porque eso nos da ganas de seguir adelante y nos hace sentir bien rápidamente. Cuántas personas han dejado de seguir una dieta equilibrada porque no perdían peso al cabo de una semana o abandonan sus visitas al gym un mes después de empezar…
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on la sofrología es diferente. Además de la sesión, podemos seguir la voz de Corinne a diario, en casa, gracias al audio que nos da para conseguir parar y relajarnos a diario siempre y cuando la sesión sea individual. “Me encanta ver sonreír a personas que no sabían nada de la sofrología y sienten el relax al terminar la hora.”
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as sesiones que imparte Corinne y que se suelen hacer a través de plataformas digitales desde el pasado mes de marzo 2020 se dirigen a una persona o a varias, como pueden ser madres e hijas, por ejemplo. Los neurólogos* están alertando de casos de depresión en adolescentes a causa de la pandemia y de sus consecuencias como el aislamiento o la ruptura de los hábitos diarios, por ejemplo. Con lo cual, es una buena opción para evitar que se instale el malestar.
*Expertos del Centro de Neurología Avanzada (CNA) en enero de 2021.
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Sofrología y yoga
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isualizaciones, respiraciones, palabras que me hacen pensar en el yoga nidra. Son técnicas diferentes, pero no tan alejadas la una de la otra. Corinne me explica que “la sofrología, nacida en 1960, tiene sus raíces en Asia, adonde viajó el doctor Caycedo. Se inspiró del yoga y de la meditación japonesa zen. Hasta en los ejercicios dinámicos, utilizamos técnicas de yoga, sin mencionar la respiración… ¿Por qué esta asociación? Una persona que viene a verme para resolver un alto nivel de estrés estará atendida con sesiones de sofrología. Una vez que se siente mejor, el yin yoga es una forma de continuar este trabajo de gestión emocional. El yin es un tipo de yoga que permite relajarse a través de posturas sencillas pero que se mantienen de tres a cinco minutos. La idea es estirar los músculos y conseguir fuerza sin hacer nada de equilibrio. Durante este tiempo, se puede hacer visualizaciones o centrarse únicamente en su respiración. Son dos métodos muy complementarios”.
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El efecto sophro
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Unsplash. Yoksel Zok
l bienestar alcanzado tras sesiones de sofrología es evidente. “Dejamos de dar vueltas a todo, de calentarse la cabeza para nada, todo se esclarece.” Entonces, ¿por qué no se acepta este tipo de método? Es verdad que no tiene evidencia científica reconocida; sin embargo, vemos a personas vivir más a gusto, con menos estrés y agobio. Hasta el año 2019, el método estaba considerado por la sanidad francesa como soporte para pacientes de cáncer. Es importante resaltar que no hace falta ser médico para ser sofrólogo, con lo cual mucho cuidado con los que podrían proponer milagros. No pretende reemplazar ningún tratamiento convencional, sino simplemente ser un apoyo más en el camino. Y en España, ¿cuál es la situación? Corinne me cuenta que hizo su formación en Francia porque “en España, el método ni siquiera está reconocido por ahora. Sin embargo, lo practicaban médicos en los años setenta. [Por lo que he visto, también se impartió en Odontoestomatología.] Mi clientela es principalmente francesa y trabajo con otros países gracias a videoconferencias. En Barcelona y en Andorra donde hay una escuela, por ejemplo, es más corriente recurrir a la sofrología que simplemente permite a las personas ser conscientes de los recursos que tienen en ellos mismos para gestionar el estrés, etc. Son técnicas básicas que no son peligrosas”.
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