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Por Azucena Rosero
Por Helena Rivadeneira de la Torre Zonacuario
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Luis María Pescetti es un músico, escritor y actor argentino, reconocido por sus ingeniosas canciones para niños y niñas, por sus espectáculos ocurrentes y divertidos, y por varias decenas de libros publicados. En esta ocasión, comparte algunas anécdotas y opiniones sobre sus dos mundos: la música y la escritura.
¿Cómo se juntaron los caminos de la literatura y la música en tu vida?
De una manera casual. Yo era profesor de música y, a la vez, un amante de la lectura. Así que llegaba a mis clases y les contaba a los niños sobre lo que estuviera leyendo. Luego, hacíamos algunos juegos y talleres literarios. Se fue dando así, lúdicamente, en ese juego diario.
¿Cómo pasaste de ser un apasionado lector a un escritor?
Creo que fue el resultado de esa terquedad que se apodera de una persona cuando hay un amor tan grande por algo. Te lo pide el cuerpo y el alma. Yo pasé de escribir para mí, por placer, a mostrarles lo que escribía a mis alumnos. Hasta que llegó alguien y me dijo: “Mira, yo quiero que esto se conozca más”.
¿Para quién escribe Luis Pescetti?
Escribo para niños, para papás… No escribo por encargo ni para encandilar a mis pares. Solo escribo
cosas que me resulten enormemente significativas,
necesarias. Y eso le da un gran sentido a lo que hago.
¿Cómo logras atrapar y mantener la atención de las niñas y los niños?
Al principio, en mis espectáculos, tenía miedo de que los chicos se aburrieran. Entonces, ni bien
El autor Luis Pescetti en la presentación de su libro “Natacha”, durante la FIL QUITO 2013.


empezaba un chiste, paraba y contaba otro. Yo lo hacía por acelerado pero me di cuenta de que ese discurso fragmentado es parecido a lo que ven en la televisión y escuchan en la radio, y los engancha, porque a los chicos les gusta ese desafío mental.
Por otra parte, hay que hablar y escribir de cosas que a ellos les importen mucho: el amor, la vergüenza, los miedos… Eso los atrapa. Hay que sintonizarse con los chicos: hablar con ellos, preguntarles sobre lo que viven; charlar con pediatras, con psicólogos, oír a los papás…
Y, por último, con humor, porque el humor permite allanar camino.
“Los niños quieren que les cuenten historias, que los hechos estén organizados en un relato. Porque a diferencia de lo que encuentran en otros medios, solamente en una narración la experiencia está organizada en torno a un sentido en particular. Por eso los libros son tan importantes”. fotografías: David Guzmán