Lee+ 96 Teatro

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AÑO 8 • NÚMERO 97 •JUNIO 2017



ARMANDO ALANÍS PULIDO

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Armando Alanís Pulido (Monterrey, 1969) es poeta y gestor cultural regiomontano, autor de veintisiete libros, entre ellos Balacera (Tusquets, 2016), y fundador de Acción Poética, proyecto que consiste en llevar la poesía a las calles por medio del graffiti poético; actualmente hay bardas con la firma de Acción Poética en treinta y tres países. Su más reciente libro es Mi corazón es una tarjeta postal de Monterrey. +

Foto: ArmandoAlanís©

EL LIBRERO DE...

¿Cuánto tiempo te ha llevado formar tu biblioteca? En la prepa empecé a leer con constancia, pero la idea de mi biblioteca surge unos años después, en 1987. ¿Cuántos libros tienes? Exactamente cuatro mil seiscientos ochenta y siete; sé el numero porque tengo unos años ordenándola digitalmente en una lista en la que se incluye autor, título, editorial y año de publicación; luego uno anda comprando libros que ya tiene, aunque ése no es el problema, más bien resulta útil para consultas. ¿Qué libro has regalado? Regalé una parte de mi biblioteca —la que contenía autores de Nuevo León— a una sala de lectura en Apodaca, Nuevo León, pero con el huracán Alex se inundó y se echaron a perder. ¿Qué libros hay en tu biblioteca? De todo: poesía, narrativa, ensayo, libros de arte, de fotografía, libros de texto, y hasta infantiles. ¿Qué refleja tu librero? Hay dos cosas que me gustan de su formación. La primera: el joven que me ayudó a clasificarla es Ruti, él es de origen indígena y estudia en Filosofía y Letras de la uanl; él ha leído una buena parte de esta biblioteca. La segunda: tengo un vecino lector, Alonso —es una dicha tener un vecino lector—; lamentablemente enfermó y su enfermedad degenerativa lo tiene postrado en cama desde hace unos años, pero un buen día la enfermera que lo cuida llegó a casa con un bonche de libros —él no tiene seguro médico—, y de vez en vez tocan a mi puerta con los libros que compro con mucho gusto; en ocasiones viene con alguna receta médica o con una nota de mi amigo vecino lector. Alguna vez la nota incluía que tenía antojo de pollo rostizado y entonces, además del pago que hago con gusto y sin reparos, se incluyen estas cosas; ya son dos años de esto y siguen llegando libros, así que además de tiempo, dinero y esfuerzo esta biblioteca me ha costado recetas médicas y algunos pollos rostizados. Quiero pensar que esto lo ha ayudado a sobrellevar el proceso y, por supuesto, a vivir más. Por esas dos cosas y por todo creo que mi biblioteca refleja vida. No nos vayamos tan lejos: los libros son y dan vida.

¿Qué libro no has leído aún? Muchos. Siempre que leo lo que dicen otros que leen, o que voy a una charla o conferencia o presentación anoto algunos títulos que no he leído. Luego me los voy encontrando o me encuentran ellos a mí. ¿Cuál es tu libro favorito? Fahrenheit 451 es de mis favoritos, fue el libro que me hizo leer y escribir. ¿Qué libro te falta? El tomo doce de las Obras Completas de Octavio Paz. ¿Cuál es la joya de la corona del librero? Me gustan las primeras ediciones o los libros autografiados, tengo algunos de premios nobel y algunos que me encuentro en librerías de viejo que considero valiosos. ¿Cuál es el libro más nuevo? Dos biografías que ya empecé a leer, y me interesan: la de Eugenio Garza Sada y la de Lázaro Cárdenas. ¿Cuál es el libro más viejo? Hay uno de aritmética de 1719. ¿Cuál libro no has regresado? (Es decir que no es tuyo) Los recuerdos del porvenir, de Elena Garro y El mundo alucinante, de Reinaldo Arenas. ¿Qué tema predomina en tu librero? Cuando empecé la clasificación creía que serían los de poesía, pero andan muy parejos con la narrativa. ¿Cuál es el libro que no volverías a leer? Nunca he tenido problema con los libros, me llevo bien con ellos, incluso con los que no me han gustado: son mis amigos y nunca hay que desaprovechar la oportunidad de conversar. +


EDITORIAL TEATRO

¿Seguimos entendiendo el teatro como lo entendían los griegos hace milenios? En este número proponemos una reflexión en torno al nuevo arte de hacer teatro, ya sea como obra artística, como intervención pública o como activación social que surca los lindes entre la dimensión cultural, social y política, pues como dijera Augusto Boal, "el teatro es un ensayo para la revolución". En el escenario de este mes platicamos con David Gaitán, un joven dramaturgo y director que nos cuenta sobre la potencia del teatro en México y la colaboración cercana que ha tenido con su abuela Luisa Josefina Hernández, la reconocida dramaturga. Pierre Lemaitre, lector meticuloso, nos platica de la tragedia que se padece en su último libro, mientras Javier Cercas rememora su historia familiar durante la Guerra Civil española. Hablar de los espacios para el teatro es otro tema que se vuelve obligatorio en una ciudad como la nuestra. Erika Alcantar traza una ruta en la que reflexiona acerca del teatro en la ciudad, y ésta como temática del mismo y como espacio para el pensamiento. Alejandro Flores Valencia, entretanto, se concentra en hablar del desbordamiento de lo que se entiende por teatro, así como en un contrapunteo entre la forma tradicional de hacer teatro y la escena expandida que ha irrumpido en el campo teatral de México, de la que hace una crítica puntual. Raquel Castro reseña los sinsabores del escenario y la fama: dulces y amargos, como las máscaras de la tragedia y la comedia. Hay otros escenarios, sin embargo, menos amigables, como ése del que Karen Chacek nos habla: las decisiones que tienen que tomar tanto el rey de los Rojos como de los Azules a la hora de enfrentar un nuevo enemigo. Leonora Esquivel transita entre obras en las que los animales tienen papeles protagónicos. Ricardo Sánchez Riancho se detiene en la figura de un poeta y dramaturgo imprescindible en la lengua española: Federico García Lorca. Emilio Savinni, actor, director, dramaturgo y docente, por su parte, hace un acercamiento entre el yoga y la actuación; mientras Esteban Suárez ironiza las preferencias teatrales del público, y Mauricio Achar, creador de Librerías Gandhi, cuya fundación sucedió en junio de 1971 es recordado como un apasionado del arte escénico. La cartelera central presenta diez obras de teatro imperdibles, de las que si no hay alguna puesta en escena, pueden conseguirse los textos en su biblioteca más cercana. Para finalizar, una muestra del bromance, el gran amor fraternal entre sir Ian McKellen y sir Patrick Stewart que caracterizan la tragedia y la comedia en una foto tomada por el inglés Andy Gotts, en tanto que su semblanza, trayectoria y su aparición en la obra Esperando a Godot es comentada por Angélica Fajardo. Tercera llamada. Comenzamos. En portada: McKellen and Stewart Foto: Andy Gotts© http://www.andygotts.com

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CONTENIDO EL LIBRERO DE… Armando Alanís Pulido

03

TEATRO PARA VIAJAR Ana Torres

08

PREPARADOS, APUNTEN: ¡A LEER! Niños a ¡leer!/ Karen Chacek

08

DAVID GAITÁN Entrevista

10

JAVIER CERCAS Entrevista

12

PIERRE LEMAITRE Entrevista

14

THE SHOW MUST GO ON Things to read before.../ Matt Willis-Jones

17

EL YOGA Y LA ACTUACIÓN Emilio Savinni

18

TERCERA LLAMADA

20

UN TEATRO TODO MENOS DIGNO Alejandro Flores Valencia

24

LA COMBINACIÓN PERFECTA Angélica Fajardo C.

26

LA FAMA Y SUS VELEIDADES Jóvenes/ Raquel Castro

28

DE ARISTÓFANES A SIMBA Literatura y Animales/ Leonora Esquivel

28

EL TEATRO Y LA CIUDAD DE MÉXICO Erika Alcantar

30

LORCA: POESÍA Y TEATRO Con/versando/ Ricardo Sánchez Riancho

34

AL OTRO LADO DEL SUEÑO Cuento inédito/ Roberto Abad

34

EL TEATRO EN MÉXICO BNKR-Toon/ Esteban Suárez

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MAURICIO ACHAR Perfil

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LOS+VENDIDOS

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NO FICCIÓN

FICCIÓN 100 RULFO EDICIÓN CONMEMORATIVA Juan Rulfo EDITORIAL RM Ningún escritor mexicano goza hoy del reconocimiento universal de Rulfo. Esta edición conmemorativa está integrada por El llano en llamas, Pedro Páramo y El gallo de oro y otros relatos, además de dos relatos tempranos de Juan Rulfo, una carta del autor a Clara Aparicio en la que hace una dura reflexión sobre la naturaleza de un sistema económico desalmado y nueve textos que aparecieron originalmente en Los cuadernos.

IT (ESO) Stephen King DEBOLSILLO Novela de terror publicada en 1986. Cuenta la historia de un grupo de chicos que son aterrorizados por un malvado monstruo. La historia se presenta desde la perspectiva de cada uno de sus protagonistas, alternada en dos épocas: el pasado (1957-58) y el presente (1984-85). Bajo la ciudad, en un nivel inconsciente para todos los pobladores, un monstruo despiadado atormenta a la comunidad. Una vez saciado su apetito, duerme durante casi tres decenios, hasta que vuelve a despertar para alimentarse y hartarse.

LA RAZÓN DE ESTAR CONTIGO W. Bruce Cameron ROCA TRADE Más de un millón de ejemplares vendidos en Estados Unidos. Cincuenta y dos semanas consecutivas en las listas de ventas de Estados Unidos. La razón de estar contigo no es tan sólo la historia emotiva de las múltiples vidas de un perro, es también la narración de las relaciones de los humanos vistas desde los ojos de un perro y de los inquebrantables lazos que existen entre el hombre y su mejor amigo.

TOKIO BLUES Haruki Murakami TUSQUETS Toru Watanabe, un ejecutivo de treinta y siete años, escucha casualmente mientras aterriza en un aeropuerto europeo una vieja canción de los Beatles, y la música le hace retroceder a su juventud, al turbulento Tokio de finales de los sesenta. Toru recuerda a la inestable y misteriosa Naoko, la novia de su mejor y único amigo, Kizuki. El suicidio de éste los distancia durante un año hasta que se reencuentran en la universidad: allí inician una relación íntima.

EL PSICOANALISTA John Katzenbach B DE BOLSILLO “Feliz 53 cumpleaños, doctor. Bienvenido al primer día de su muerte”. Así comienza el anónimo que recibe Frederick Starks, un psicoanalista experimentado. Starks tendrá que emplear su astucia para averiguar, en quince días, quién es el autor de esa amenazadora misiva. De no conseguir su objetivo deberá elegir entre suicidarse o ser testigo de cómo sus familiares y conocidos mueren por obra de un psicópata.

LA CABAÑA William Paul Young BOOKET La hija menor de Mackenzie Allen Phillips, Missy, desaparece durante sus vacaciones familiares. En su búsqueda se encuentran evidencias de que pudo haber sido brutalmente asesinada. El padre reacciona rebelándose frente a Dios, ante lo que considera una radical injusticia. Transcurridos cuatro años, Mackenzie recibe una extraña carta firmada por Dios, quien lo conmina a reunirse con él. Lo que allí sucede cambiará su vida para siempre.

MAXIMILIANO, EMPERADOR DE MÉXICO Carlos Tello Díaz DEBATE Una biografía compacta y completa de uno de los personajes más contradictorios y carismáticos de la historia de México: Maximiliano de Habsburgo, del autor de la exitosa biografía Porfirio Díaz. Su vida y su tiempo, ganadora del Premio Mazatlán de Literatura 2016. Maximiliano de Habsburgo ostentó el título de emperador de México entre 1864 y 1867. Su vida como monarca trascendió hasta nuestros días, con especial dramatismo por su trágico final. Fue un personaje a la vez polémico, ridículo y notable.

EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO Viktor Emil Frankl HERDER Estremecedor relato en el que Viktor Frankl narra su experiencia en los campos de concentración. Él, que todo lo había perdido, que padeció hambre, frío y brutalidades, que tantas veces estuvo a punto de ser ejecutado, pudo reconocer que, pese a todo, la vida es digna de ser vivida y que la libertad interior y la dignidad humana son indestructibles.

Y COLORÍN COLORADO ESTE CUENTO AÚN NO SE HA ACABADO Odín Dupeyron DIANA Y colorín colorado este cuento aún no se ha acabado se editó por primera vez en el año 2001, y es una extraordinaria historia que sigue vigente a pesar de los años. Nos habla de los miedos escondidos que nos paralizan, del deseo que tenemos de ser libres, de la importancia de conocernos a nosotros mismos y de entender quiénes somos.

DE ANIMALES A DIOSES: BREVE HISTORIA DE LA HUMANIDAD Yuval Noa DEBATE Hace cien mil años al menos seis especies de humanos habitaban la Tierra. Hoy sólo queda una, la nuestra: ¿cómo logró imponerse en la lucha por la existencia? De animales a dioses traza una breve historia de la humanidad, desde los primeros humanos que caminaron sobre la Tierra hasta los radicales y a veces devastadores avances de las tres grandes revoluciones que nuestra especie ha protagonizado: la cognitiva, la agrícola y la científica.

JÓVENES CUENTOS DE BUENAS NOCHES POR TRECE RAZONES UNO SIEMPRE CAMBIA AL AMOR DE SU PARA NIÑAS REBELDES Jay Asher VIDA (POR OTRO AMOR O POR OTRA VIDA) Elena Favilli VERGARA Y RIBA EDITORAS Amalia Andrade Arango PLANETA PLANETA Ahora una serie original de NETFLIX

¿QUIÉN MATÓ A ALEX? Janeth G. S. OZ EDITORIAL

UN MONSTRUO VIENE A VERME Patrick Ness NUBE DE TINTA


07

ELECTRÓNICOS

ARTE

LA CHICA DEL TREN Paula Hawkins PLANETA Cada mañana lo mismo: el mismo paisaje, las mismas casas y la misma parada en la señal roja. Son sólo unos segundos, pero le permiten observar a una pareja desayunando tranquilamente en su terraza. Siente que los conoce y se inventa unos nombres para ellos: Jess y Jason. Su vida es perfecta, no como la suya. Pero un día ve algo. Sucede muy deprisa, pero es suficiente.

CUENTOS DE BUENAS NOCHES PARA NIÑAS REBELDES Elena Favilli/ Francesca Cavallo PLANETA Este libro reinventa los cuentos de hadas. Elizabeth I, Coco Chanel, Marie Curie, Frida Kahlo, Serena Williams y otras mujeres extraordinarias narran la aventura de su vida, inspirando a niñas y no tan niñas a soñar en grande y alcanzar sus sueños; además cuenta con las magníficas ilustraciones de sesenta mujeres artistas de todos los rincones del planeta.

ESTUCHE 4 MANDALAS Y OTROS DIBUJOS ZEN PARA COLOREAR Antonio Francisco Rodríguez Esteban PLANETA Los libros de la colección Anti-Stress Coloring, diseñados especialmente para adultos, te ayudarán a mejorar la concentración y a favorecer la relajación de manera divertida y muy creativa. Mandalas y otros dibujos zen para colorear reúne preciosas láminas y frases inspiradoras que te permitirán mejorar tu estado de ánimo.

VIDA MÍA Sereno Moreno GRIJALBO Que Vida mía se encuentre en tus manos en este preciso momento no es una coincidencia: es tu oportunidad para descubrir la magia de la cultura mexicana. No sólo conocerás México por medio de sus paisajes, sus tradiciones únicas y su naturaleza extraordinaria: también serás responsable de darle a esta historia un toque de color.

AMOR A CUATRO ESTACIONES Nacarid Portal Arráez Todo empezó en mayo, pero no puedo decirte qué fecha es hoy. Te invito a mi vida llena de excesos y diversión, te invito a un mundo en crisis, y a una vida de música, conciertos y poesía: una loca historia de amor sumergida en un imposible.

TEORÍA DE LA MÚSICA Francisco Moncada García EDICIONES FRAMONG Teoría con la que toda persona puede aprender los conceptos de la música, a partir de un sistema de preguntas y respuestas.

NARCOPERIODISMO Javier Valdez Cárdenas AGUILAR ¿Quién ordena la ejecución del autor de una nota que nunca debió publicarse? ¿Cuánto vale reseñar un muerto, una granada en las oficinas del rotativo? Premio Internacional a la Libertad de Prensa 2011 por el Comité para la protección de periodistas en Nueva York. Narcoperiodismo es un libro amargo y conmovedor, sus páginas aún huelen a sangre seca, a reportero mutilado, pero también a esperanza, a cuaderno de notas e ilusión de mujeres y hombres periodistas que hacen una lucha incansable en un país devastado.

LA CABAÑA William Paul Young DIANA La hija menor de Mackenzie Allen Phillips, Missy, desaparece durante sus vacaciones familiares. En su búsqueda se encuentran evidencias de que pudo haber sido brutalmente asesinada. El padre reacciona rebelándose frente a Dios, ante lo que considera una radical injusticia. Transcurridos cuatro años, Mackenzie recibe una extraña carta firmada por Dios, quien lo conmina a reunirse con él. Lo que allí sucede cambiará su vida para siempre.

PAQUETE 3 MANDALAS Y OTROS DIBUJOS BUDISTAS PARA COLOREAR Antonio Francisco Rodríguez Esteban PLANETA Los libros de la colección Anti-Stress Coloring, diseñados especialmente para adultos, te ayudarán a mejorar la concentración y a favorecer la relajación. Mandalas y otros dibujos budistas para colorear reúne preciosas láminas y frases inspiradoras que te permitirán mejorar tu estado de ánimo.

SIGNOS Y SÍMBOLOS: GUÍA ILUSTRADA DE SU ORIGEN Y SIGNIFICADO Dorling Kindersley DORLING KINDERSLEY Signos y símbolos: guía ilustrada de su origen y significado es un repertorio amplio de la simbología y mitología que ha dado pie a la concepción de dioses y seres fantásticos; asimismo repasa religiones, culturas, edificaciones y arquitectura a lo largo del mundo antiguo y contemporáneo.

NIÑOS GRAVITY FALLS: GUÍA DE MISTERIO Y DIVERSIÓN Disney PLANETA JUNIOR

EL LIBRO SALVAJE Juan Villoro FCE

EL PRINCIPITO Antoine de Saint-Exupéry EMECÉ

MOMO Michael Ende ALFAGUARA CLÁSICOS

CÓMO ATRAPAR UNA ESTRELLA Oliver Jeffers FCE


KAREN CHACEK

I

r al teatro es una actividad que nos permite viajar a otros tiempos y latitudes desde la comodidad de una butaca. Una tarde en el teatro es una experiencia que no se olvida tan fácil, pues el ambiente de la puesta en escena contiene elementos de evocación que nos hacen revivir situaciones de la vida cotidiana, involucrándonos con la trama al punto de provocar risas o llanto. Los actores en escena representan una vida paralela a la nuestra: se transforman, y con su interpretación convierten el teatro en mil lugares distintos antes de que caiga el telón. Lo maravilloso de este género literario es que su magia no termina después de concluidos los aplausos del público, pues toda obra implica una puerta abierta que anima a visitar los lugares que inspiraron a los dramaturgos. Es interesante que las ciudades o espacios que funcionaron como musas del autor en cuestión, también queden marcadas por siempre por medio del imaginario de la obra. Para los viajeros este leitmotiv puede ser una invitación a aventurarse a conocer ciertos destinos con tal de probar la curiosa sensación de estar viviendo una experiencia de fantasía. Por eso aquí se presentan tres famosas puestas en escena cuyos escenarios son también destinos turísticos que vale la pena conocer:

Como en el teatro, que las luces se apagan por segundos a modo de respiro y vuelven a encenderse para dar vida a un nuevo escenario, en cada página del libro La guerra, Anaïs Vaugelade nos presenta una escena decisiva. La historia toda se cuenta como una cadena de sucesos afortunados o desafortunados según se mire. En el primer acto nos enteramos de la existencia de una guerra que ha durado tanto tiempo que ya nadie recuerda siquiera qué la originó. Como si las matemáticas de la vida fuesen sólo un pasatiempo, todas las mañanas se suman hombres al ejército del rey de los Rojos o a las filas del rey de los Azules, enemigos acérrimos por costumbre, y parten al campo de batalla, donde las armas se encargarán de efectuar las restas en ambos flancos. Acto seguido conoceremos a Fabián, el hijo del rey de los Azules, quien pasa horas sentado en la rama de un árbol, presa de una melancolía terrible; su corazón no le ve caso alguno a la guerra. En cambio Julio, el hijo del rey de los Rojos, le ha escrito una carta para incitarlo a batirse en un duelo. El acto por venir nos regala un giro en la trama; lo que parece una negra broma de la casualidad destierra a Fabián del reino de su padre y obliga a los ejércitos en guerra a tomar un rumbo distinto, para enfrentar a los desconocidos que han llegado a la escena de modo imprevisto: el rey de los Amarillos y su imaginario ejército. En la conclusión constatamos que en la guerra, como en el teatro, se simulan escenarios, se visten disfraces, se interpretan personajes, unos diálogos se memorizan y otros deben ser improvisados, pues aun en la guerra, o especialmente en la guerra, los factores fortuna y utopía cumplen un papel relevante. Todos pierden en el conflicto armado y todos ganan en los actos de ayuda mutua. Contado con las palabras exactas y con el dibujo elegante y colorido de los escenarios precisos, La guerra es un libro imprescindible en el compartimiento de las vitaminas y minerales que favorecen el crecimiento y la salud del espíritu, sin importar la edad biológica del lector. +

Romeo y Julieta, de William Shakespeare, fue publicada por primera vez en 1597. Tiene el récord de ser una de las obras más representadas y versionadas del mundo. De hecho, su primera edición impresa señaló que en su estreno teatral fue muy aplaudida. Esta trágica historia de amor tiene como sede la ciudad italiana de Verona que, desde la época del Renacimiento, fue una de las capitales monetarias de Europa, algo que seguramente influyó en el autor para ambientar aquí la riña entre las distinguidas familias Montesco y Capuleto. Aun cuando no haya fuentes que comprueben que Shakespeare conociera Verona, las páginas de su obra recrean las calles empedradas y estrechas de la ciudad, algunas de sus plazas principales y, por supuesto, la casa de Julieta. En la actualidad miles de viajeros visitan una construcción datada en el siglo xii que perteneció a la familia Dal Capello, en la que se cree que vivió la verdadera Julieta. Se supone que desde el balcón de la casa, Julieta recibía las declaraciones de amor de Romeo. Ahora los visitantes pueden sumar su propia escena a esta obra, al dejar un mensaje romántico en un muro del edificio, o bien, colgando en la reja de entrada uno de los populares candados de amor o lovelocks para sellar un compromiso eterno, o tocando el pecho de la escultura de bronce que representa a Julieta para, según la leyenda, hallar el verdadero amor.

amor entre el conde de Almaviva y la joven Rosina, quien es también pretendida por su preceptor, Bartolo. Como ella corresponde los sentimientos del conde, hace confidente de su amor al barbero Fígaro, quien la ayuda a sortear los obstáculos que se interponen en su relación. La historia tiene lugar en Sevilla, España, en el siglo xvii, y retrata la diversidad de habitantes que convivían en dicha ciudad como resultado de la interesante mezcla que hubo gracias a la presencia de los musulmanes en la Península Ibérica. Hoy los viajeros aficionados a la obra pueden apreciar este ambiente multicultural en la arquitectura estilo mudéjar que caracteriza a Sevilla. Así, por ejemplo, pueden organizar una ruta turística inspirada en la obra que incluya paradas en la Giralda, la Catedral, el Alcázar, el Archivo de Indias y, por supuesto, la Casa de Fígaro. Mamma mia! es un musical con libreto de la británica Catherine Johnson, que aprovecha las canciones del grupo sueco ABBA para reconstruir las historias de amor de diferentes generaciones marcadas por dos personajes: Donna y su hija Sophie. Se estrenó en Londres —un destino ideal para viajeros amantes del teatro— en 1999, y desde entonces, ¡espectadores de más de cincuenta países distintos la han podido ver en vivo! Aunque la trama se desarrolla en la isla griega ficticia Kalokairi, en 2008, cuando la obra fue adaptada para el cine, el rodaje se realizó en las islas de Skopelos —a media hora en avión de Atenas— y Skiathos, al noreste de Grecia. Algunos sitios emblemáticos que vale la pena visitar para revivir los mejores momentos del filme son la playa de Glysteri, escenario de la canción “Honey, Honey”, y la ermita de Agios Ioannis, donde se celebra la boda. De igual manera, en el itinerario de viaje no puede faltar el pequeño pueblo de Damouchari, que fue el set perfecto para rodar la coreografía de “Dancing Queen”. +

Por Ana Torres DINKtravelers.com

El balcón de Julieta

El Barbero de Sevilla es una ópera en dos actos con libreto de Cesare Sterbini y música de Gioachino Rossini, representada por primera vez en 1816, en Roma. Se basa en la comedia del mismo nombre escrita por PierreAugustin Beaumarchais, autor de la trilogía de Fígaro, la cual incluye otro éxito internacional: Las bodas de Fígaro. Algo chusco es que el día de su estreno ocurrieron tantos accidentes en escena, ora por parte de actores ora por músicos, que la representación causó un profundo rechazo. Su trama con toques bufonescos cuenta la historia de

Real Alcázar de Sevilla

@Malkatika

Ilustración del libro La guerra, de Anaïs Vaugelade, Corimbo.

Islas de Skopelos, Grecia



Entrevista con David Gaitán

Foto: Ciro Costantini©

D

avid Gaitán es actor, director, dramaturgo y escritor. La tarde en la que acordamos reunirnos nos recibió muy amable en su casa. La plática fluyó casi sin sentirla, como si de una conversación cotidiana se tratara. Un narrador que ha incursionado también en el cine y la televisión nos habló, en otra charla, de la dificultad de la gramática del teatro, ¿cómo aborda David Gaitán ese obstáculo?: “Siento que la dramaturgia es un gé-

nero tan abierto como cualquier otro género literario, con la diferencia de que la obra de teatro aspira a ser puesta en el escenario. Me parece que durante mucho tiempo escribir teatro era imaginar escribir ineludiblemente para la escena: describir las escenografías, los vestuarios, los movimientos de los actores, ni siquiera de los personajes, nomás de los actores, la iluminación, los colores como se tenían que ver... eso se sigue haciendo y hay obras increíbles en esa línea. Hay otra línea de dramaturgia en la cual yo me inscri-

biría, que, si bien está a la expectativa de escribir un texto que después sea dicho por boca de los actores que están haciendo una obra de teatro en un espacio en tres dimensiones, también aspira a convertirse en toda una aventura literaria en sí misma; esto provoca que comparta muchas zonas con la poesía, con la novela, con escrituras performáticas de distintos tipos. Yo nunca he escrito teatro describiendo los ambientes de la puesta en escena; como también soy director descubro que cuando leo un texto con la idea, el pro-


pósito o la mirada del director, lo que me sucede con las instrucciones de la puesta en escena es que tiendo a rechazarlas, como dramaturgo siento que la invitación debe ser a plantear un universo que después será interpretado, y ese rango de interpretación resulta amplísimo: será interpretado por otro artista, el director de escena, que eventualmente, y si hay suficiente suerte, decida montarla; y creo que necesitan el rango de acción tan amplio como cualquiera. Siento que los directores se toman esa libertad creativa, que es lo que debe hacerse; yo así lo hago como director: tratar de dirigir la obra desde el texto puede ser más un obstáculo que una facilidad; el teatro que yo he escrito navega mucho más en un universo que quizá —a nivel de puesta en página— ni siquiera se leería a golpe de vista que eso es teatro, sin usar ‘personaje dos puntos’. Siento que el teatro se ha dinamitado en términos de sus posibilidades, en términos de dramaturgia, y yo creo que eso es una gran noticia para el teatro”. Cuando montaste Antígona parecía que la tragedia clásica nos alcanza en la tragedia actual: “Ése era un poco el objetivo: partir de un mito como Antígona, en particular de hace muchísimos años, como el que hace Sófocles, y leerlo con los ojos de este país, en este momento histórico, de este año, de esta ciudad, y tratar de articular qué de ese original nos sigue comunicando ahora o cómo se ha modificado lo que se adivina de una postura de Sófocles; la respuesta a estas preguntas es lo que derivó en la versión que yo escribí de Antígona y que pusimos en escena. Si en el original se busca debatir entre las leyes divinas versus las leyes humanas, aquí nos interesaba aterrizarlo en el plano humano; no nos metemos con la espiritualidad, más bien confrontamos las leyes del gobierno versus la ética, y tratamos de aterrizar dentro de un contexto anecdótico como es la prohibición de un entierro. Antígona decide romper la ley aun cuando hay pena de muerte, porque cree que lo otro es mucho más importante en términos éticos, y discutir ahí y llevar esa conversación a la complejidad de gobernar, la importancia del activismo, de la desobediencia civil pacífica, ese punto de vista era el que nos interesaba, ubicar a Antígona como el primer acto registrado de desobediencia civil pacífica y hacer una obra a partir de esa idea”. David Gaitán también escribió la obra Reincidentes junto con Alonso Ruizpalacios, cineasta mexicano: “Fue un proyecto de la compañía Todas las Fiestas de Mañana, que dirige Alonso Ruizpalacios, quien me parece el director más estimulante que hay en teatro y que además tuvo mucho éxito con Güeros, su opera prima en cine; fue un proyecto al que convocó Alonso y me invitó a coescribir el texto. El detonante que teníamos para Reincidentes era el síndrome de Tourette, el cual describe Oliver Sacks en uno de sus pacientes en Un antropólogo en Marte, que era nuestra primera provocación para escribir. Es un síndrome profundamente teatral y nos interesaba aprovechar eso, pero al mismo tiempo es profundamente doloroso para quien lo padece. Nos interesaba abordar toda esa complejidad y aprovechar toda esa teatralidad y espíritu lúdico que parece tener en sí mismo; creo que Reincidentes es el ejemplo de dramaturgia experimental más claro que he hecho porque fue un trabajo en el que Alonso y yo platicábamos mucho, escribíamos escenas que después se probaban con los actores y a partir de los resultados reescribíamos, borrábamos, descartábamos. Es quizás la obra, de entre las que he participado, que más cambios ha tenido sobre la marcha; en las giras decidíamos quitar toda una escena y poner otra que era nueva y ensayar sobre la marcha; para eso se necesita un equipo de trabajo consolidado, como esta compañía, lo que da en la puesta en escena una textura muy

particular en la que hay mucha improvisación, y el texto plantea espacios para improvisar, fantaseábamos con hacer una obra de teatro cuyo equivalente fuera el jazz en la música, en la que hubiera una base, pero la estructura en sí misma abriera la posibilidad de que los actores improvisaran y tuvieran su momento como el solo de uno y el solo del otro y luego volviéramos a la obra. Éste es un texto que si uno lo lee tiene poco sentido en términos de estructura gramatical porque toda la estructura está pensada para la puesta en escena, y la dirección de Alonso permitía que todo fuera cayendo directamente sobre el montaje”. La puesta en escena de Reincidentes coincidió con Los grandes muertos, obra de la abuela de Gaitán, Luisa Josefina Hernández. Retomamos el tema y el dramaturgo nos compartió anécdotas sobre la relación que guarda con su familia y el teatro: “Mi madre, por supuesto, es una gran influencia en todo lo que hago; ella, al igual que mi padre, es psicoanalista. Yo estudié psicología un rato antes de estudiar actuación, y aunque ahora no lo percibo, sé que hay algo de eso en mi manera de entender el mundo y entender el comportamiento humano y plantearlo en las obras: hay una influencia innegable de mi familia. Con mi abuela la cercanía e influencia ha estado mucho más en entender cómo ser artista, cómo dedicarse a esto, que es una influencia artística o estilística directa; tomé clases con ella y hemos hablado mucho, eso me ha servido para entender de aspectos operativos y técnicos, pero sobre todo una ética, cómo ser esto, cómo relacionarse con el teatro, hay una gran diferencia en lo que hace ella y lo que hago yo en el teatro, y creo que es una diferencia que ambos celebramos. Con ella llevo una plática muy intensa, sigue siendo una especie de formación complementaria, amorosa. Yo pienso en mi abuela y aunque sé que muchos colegas y maestros la ven como mentora importante, yo la veo como mi abuela”. Hace poco tiempo, entre los dos familiares escribieron las memorias de Josefina Hernández: “En realidad, el proyecto tiene tres o cuatro años y nos permitió colaborar oficialmente, y que quedara constancia. He hablado mucho con ella, pero nunca con miras a una publicación, me entusiasma muchísimo; le pregunté a mi abuela cómo hacerlo y me pidió que redactara las preguntas y ella iba respondiendo por escrito, porque podría tener mucho más control sobre qué decía, cómo lo planteaba y tener la exactitud sobre una publicación; lo fuimos haciendo así: tras una tanda de preguntas que yo le hacía, ella las respondía a mano y las veía y planteaba otras, le preguntaba a otros colegas qué le preguntarían para tratar de complementar lo que yo le planteaba: se volvió una conversación íntima sobre temas muy amplios que se convirtió en una lectura agradable”. David Gaitán se acomoda en el sofá de espaldas a la ventana y hace un comentario final: “Me parece que el teatro está en un momento muy paradójico en México; por una parte, una creación muy potente, de muchos creadores que están detonando límites y encontrando nuevas formas de comunicación valiosas, potentes y significativas. Lo paradójico es que mientras eso está sucediendo, también se siente cómo se estrangula el presupuesto y a nivel de comunicación se reduce la importancia de la cultura, el esfuerzo que ustedes hacen busca oponer un poco de resistencia y ésa es la posición en la que un poco estamos todos en nuestras diferentes actividades”. + Por Juan Manuel Velázquez Miranda


Tras los pasos del héroe CHARLA con Javier Cercas

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anuel Mena tenía diecinueve años. Murió en 1938, en la batalla del Ebro durante la Guerra Civil española, desempeñándose como alférez de un Tabor de tiradores de Ifni. Pero para Javier Cercas, Manuel Mena representa algo más: “Antes de esta novela era otra cosa, era un símbolo, era alguien de quien me hablaba mi mamá, era una fotografía en la pared, y quizás, sobre todo, sí, un símbolo del pasado peor de mi familia y también de otro sentido: mi país. De mi herencia más desdichada. Ahora es una persona de carne y hueso. Un chamaquito que fue a la guerra del lado equivocado, que murió”. La duda es si en la guerra hay lados correctos. A final de cuentas, en cada lado hay pérdidas irreparables y heridas no sólo en el cuerpo, sino también en el alma. Tal vez siempre que se va a la guerra, es del lado equivocado: “O no. O no lo sé. Porque los chamaquitos que van a la guerra van creyendo que están haciendo algo bueno, que están haciendo lo mejor que pueden hacer. Siempre han ido por eso, porque creen que están haciendo lo mejor por su familia y por su país y por su gente y por sí mismos, entonces podemos decir que estaban equivocados: es difícil. La historia luego dice ‘éstos eran los buenos, éstos eran los malos’. Tampoco lo dice tanto la historia, pero alguien que hace algo y que se juega la vida y la pierde por algo en lo que cree, yo no sé si está acertado o está equivocado. Yo preferiría no tener que verme en esa situación”. Y, sin embargo, de cierta forma Cercas terminó en esa situación. No en el campo de batalla, pero sí tratando de entender si Manuel Mena estuvo en lo correcto, tratando de comprender y perdonar el pasado de su familia, que parece aún pesarle. Esto podría ser un intento de reivindicar un pasado que lo avergüenza, tomando el riesgo que le advierte su amigo David Trueba en una de las pláticas descritas en el libro: “Escribas lo que escribas, unos te acusarán de idealizar a los republicanos por no denunciar sus crímenes, y otros te acusarán de revisionista o de maquillar el franquismo por presentar a los franquistas como personas normales y corrientes, y no como monstruos”. Es cierto, la familia de Javier Cercas era franquista, y eso hasta la fecha sigue siendo casi un crimen. Él estaba decidido a no escribir la historia de Manuel Mena, su tío abuelo. Javier Cercas cambió de parecer. O lo cambiaron. O tan sólo pasó. Lo que vale la pena es la oportunidad de volverse testigo del proceso, algo así como el Gran Hermano que tanto le gustaba ver a su madre, y estar presente en conversaciones en las que somos bienvenidos. “Tú puedes meterte en la conversación de mi madre y mía si te importa. Si mi madre y yo estamos hablando de algo que realmente te atañe, que sientes que tú estás ahí, que también tu vida está ahí metida, que en eso te va algo vital, no es puro cotilleo, es que en esas vidas pequeñitas ves reflejado algo de la tuya”. En descubrir a Manuel Mena, Javier Cercas iba intentando descubrirse a sí mismo, pero no desde la primera persona, sino por medio de esa distancia segura que le brindan los narradores de la historia. “Hay un narrador que es un historiador que habla de mí en tercera persona, y que en realidad cuenta la historia, una historia del pasado, de mi tío Manuel Mena y de mi familia y de mi pueblo durante la guerra. Ese narrador para mí era muy importante porque yo necesitaba poner distancia para contar una historia tan íntima, tan personal. Necesitaba que fuese otra persona quien lo contase, alguien que lo hiciera casi con guantes, con la máxima objetividad, con la máxima complejidad, hablando de mí en tercera persona, corrigiéndome, etc. Necesitaba esa asepsia, pero necesitaba esa asepsia combinada con otro narrador. El otro narrador es uno que se llama Javier Cercas y que se parece mucho a mí, o que soy yo mismo, y que cuenta en paralelo el propio proceso de hacerse la novela. Yo a veces he dicho que escribo novelas de aventura sobre la aventura de escribir novelas”. Descubrir la historia de lo que verdaderamente ocurrió con Manuel Mena no fue tarea fácil. El primer obstáculo fue el tiempo. Hacía décadas que había muerto, y la gran mayoría de las personas que lo conocieron estaban igual-

mente muertas, o habían salido del pueblo de Ibahernando y su rastro se perdió. Quedaban testigos, por fortuna, de aquellos acontecimientos, y la historia de Manuel no fue la única que revivió. Con ella revivieron las memorias dolorosas de un pasado que era mejor no recordar, y que en el caso del Pelaor, así se mantuvieron: escondidas, en secreto, después de tantos años. Uno pensaría que un hombre de edad tan avanzada podría ser traicionado por su memoria, o por las pocas ganas de recordar pasajes lúgubres, después de todo la memoria engaña, aunque Cercas está seguro de que: “El Pelaor estaba contando la verdad. Pongo la mano en el fuego porque nunca lo había contado, porque estaba delante de su hija. Su hija nunca se lo había oído. […] Para ese hombre era vital lo que estaba contando, y sobre un hecho así no se miente. Se miente por muchas cosas y uno se engaña acerca de muchas otras, pero del hecho que cuenta y que es estremecedor, el más importante de la vida de este hombre, sobre eso es imposible mentir, nadie miente, y menos un hombre humilde que no tiene nada que ganar y nada que perder”. El del Pelaor no es el único testimonio que recoge Cercas. Existen otras personas, documentos —algunos de ellos equivocados—, y existen los recuerdos de su madre para quien Manuel era “un hombre valiente que se había jugado la vida y la había perdido por defender a la familia, la religión y la patria. Entonces para ella era un héroe, un príncipe. Yo no voy a cambiar la imagen que ella tenía de él, pero sí le he contado muchas cosas que no sabía, porque la familias de estos pasados duros no hablan nunca. La herencia de violencia con la que todos cargamos; ninguna familia habla de esto porque es demasiado duro, porque quien lo vivió no quiere hablarlo”. Ese dolor es real, tan verdadero como los personajes de la novela. Hay tanta verdad que llega el punto en el que no puede hacerse una distinción entre realidad y ficción, pero para Cercas se trata de un proceso casi natural: “la ficción pura no existe, eso nunca ha existido. Es un invento de los que no saben lo que es la ficción. Siempre está mezclada con la realidad, la realidad es el carburante de la ficción. Si existiera la ficción pura, no tendría el menor interés. Desde Homero no sabemos lo que es real ni lo que es ficticio. En Shakespeare, en Cervantes, todo está mezclado. Entonces que sean reales o ficticios los personajes, en el fondo no importa mucho. Las reglas del juego son distintas”. Ficción y realidad juntas, para contar una historia que termina por ser muchas: al final, Manuel Mena venció y Javier Cercas se permitió, o se atrevió, a contar esta versión. “Probablemente venció mi madre. No quería escribir sobre él porque estaba equivocado, porque creía que contar su historia era una forma de justificarla o de reivindicarla. Contar su historia es una forma de asumirla, que es muy distinto. Una forma de entenderla, que es lo que yo quiero”. ¿Cuál es, pues, la importancia de Manuel Mena? Ninguna y toda. Pareciera que ninguna porque él fue sólo un joven entre muchísimos: “hay millones de Manuel Mena. Ha habido millones de pobres chamaquitos que van a la guerra creyendo salvar al mundo, a sus familias, llenos de ideales y de ilusiones y de coraje y de generosidad, que se encuentran la realidad de la guerra, que es un error absoluto e indigno, y que acaban como Manuel Mena: un soldado perdido en una guerra ajena. Así acaban los chamaquitos idealistas en las guerras, pero ellos han dado lo mejor de sí mismos al margen de que las causas que defiendan sean justas o injustas”. Es también que todos vamos a nuestras propias guerras a librar batallas individuales. Todos tenemos que volvernos el héroe de nuestra vida, a veces también sin saber con certeza si es lo más sensato. Todos, a su vez, tenemos una historia digna de ser recordada. Esperemos tener la fortuna de que, sin importar el tiempo que llevemos enterrados, venga alguien a sacarnos de ese hoyo del olvido y quiera contar esa historia. Qué suerte la de Javier en tener a Manuel. Qué suerte la de Manuel en tener a Javier. +

Por Angélica Fajardo C.


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ENTREVISTA

PIERRE LEMAITRE

Foto: Ciro Costantini©


C

asi no necesita presentación: fue ganador del Premio Goncourt 2013 por Nos vemos allá arriba (Salamandra, 2016), es escritor y guionista; de manera reciente visitó ferias de libros en Colombia y en Argentina. En esta ocasión, Pierre Lemaitre nos espera en una pequeña sala entre micrófonos y cámaras que entran y salen por la presentación de su último libro Tres días y una vida (Salamandra 2016); aguarda con semblante sereno y una pequeña libreta de apuntes, lo que hace recordar sus otros oficios tanto de psicólogo como de docente. La compasión fue el sentimiento que acompañó a Lemaitre durante el proceso de escritura de Tres días y una vida: “Lo que le ocurre a este niño —Antoine, el protagonista— es un accidente, este niño no es malo, es como si los dioses quisieran regresar a Antoine constantemente a su desdicha. Yo no soy tanto el autor, sino el testigo de la desdicha de Antoine, y como testigo sentí mucha compasión por la historia de este niño”. Pareciera que los personajes de Lemaitre son víctimas de sus propias circunstancias, aunque se refiera a “los dioses”, como aquella fuerza ajena que se manifiesta a lo largo de la novela. En un punto, me platica sobre los personajes femeninos que abundan en la novela, y también en toda su obra: “La idea que tengo es que las mujeres tienen más resiliencia, son seres que tienen más todavía que los hombres la capacidad de resistir las dificultades, con motivos históricos, porque siempre han sido víctimas de los hombres, y para sobrevivir desarrollaron estrategias de resistencia mucho más eficientes que los hombres. Las mujeres son como un pueblo colonizado y, como todos los pueblos colonizados, generan métodos para resistir a la opresión, tal vez así concibo a las mujeres como más capaces de resistir”. En el principio de la obra hay un perro, Ulises, cuyo accidente desencadena la serie de infortunios que padecerá el protagonista, ¿es éste un guiño al perro de Ulises, el de La Odisea, que tuvo que morir para no delatar a su amo?: “Me gustan los buenos lectores. Quien encuentra a Ulises, el perro, se da cuenta de que lo que trato de hacer es contar un cuento al revés; en el fondo trato de construir la historia como una tragedia. La particularidad de la tragedia es que el final ya está incluido en el principio, en la tragedia de Edipo rey la pregunta no es si sí o no se va a acostar con su madre y matar a su padre: los dioses ya lo decidieron; la cuestión es cómo y cuándo va a suceder, y para Antoine la pregunta es si el pasado lo va a alcanzar. Como yo estaba jugando con la tragedia me pareció interesante meter ese perro, al que le puse Ulises, porque creo que en el libro de Homero no tiene nombre, es un perro ya viejo y lleno de pulgas que llama a la compasión y espera a su amo para morir, como si le diera permiso. Ya hablamos de la compasión al principio de la entrevista y encontramos la compasión en el personaje del perro”. Lemaitre agradece a una serie de autores que aparecen al final del libro. Es muy conocido, asimismo, su gusto por Raymond Carver y por Georges Simenon. No obstante, sobre los nombres que consagra en la lista, el escritor francés comenta: “Esa lista con la que termino mis libros se ha malinterpretado. Algunas personas lo interpretan como una lista

de autores que me gustan y que les estoy dando un crédito. Hay, en esa lista, un montón [de autores] que no me gustan para nada y algunos que detesto. No es de los autores que admiro, sencillamente cuando estoy trabajando sucede que aparece una palabra, una frase o un personaje, el perro, por ejemplo, y a veces me acuerdo de dónde salió ese personaje o esa palabra, y si en una página me acordé de Homero, me nace ser honesto aunque no me gusten los autores, y los cito. Vamos a tomar un ejemplo: un personaje que agita la cabeza como perico mojado, en mi entorno no hay muchos pericos, yo no tengo uno, e investigué y un día, por pura suerte, en un libro de Stephen King lo encontré y lo cité, es una forma de decir, ‘voy a ser pretencioso’; nada de lo que escribimos realmente nos pertenece, lo que escribimos son cosas que vimos, que vivimos, que hemos escuchado, sentido, pero todo eso nos viene de los demás; todo lo que yo he entendido me lo explicó alguien más o lo que recuerdo alguien más me lo dijo. Creo que el trabajo del novelista es escribir todo lo que nos ha llegado, hay un campo enorme que es la literatura”, se detiene y dibuja un círculo en su libreta: “y yo soy aquí un puntito que recibe la influencia de todo lo que sale de burbujas de ese caldo, estoy en un medio que es la literatura, que me hace más humilde y me hace también más pretencioso porque me coloca en ese entorno de autores”. “Tengo la fortuna de enseñar literatura, y cuando uno imparte literatura lee con más precisión, con más profundidad, cuando uno lee por gusto no investiga si no entiende una parte, cuando uno imparte su curso no puede decir ‘esa página me la salto porque no la entendí’. Así que uno tiene que ir tras bambalinas de la literatura y eso para mí fue un aprendizaje considerable”, agrega cuando platicamos de la práctica docente que ejerce. El contexto histórico de Francia en la actualidad está envuelto en la vorágine que parece devorar a la mayoría de los países, tanto en América como en Europa: “Tengo mucha compasión por la izquierda francesa que se está hundiendo de manera dramática, compasión para con François Hollande, porque es el hombre que dejará un debate, una vez que termine su periodo presidencial, entre Macron y Le Pen, y así será recordado en la historia: como un presidente sin continuidad, y por eso le tengo compasión pero no le tengo piedad, porque no tengo piedad por la gente que nos hace desdichados”. Pierre Lemaitre es un hombre curioso, y como tal ha incursionado en varias disciplinas, como el cine y la novela gráfica. Para aprovechar la ocasión, le pregunto también si le interesaría el teatro: “Sí, lo pensé, pero no soy bueno. El cine, la televisión, el cómic, todos tienen su propia gramática, puedo entender la del cine, pero la del teatro no se me da, no la capto, nunca voy a conseguir escribir una obra de teatro, no importa, me voy a consagrar escribiendo novelas porque no soy bueno escribiendo teatro”. En la sala donde platicamos nos apuran: un par de fotos, un par de firmas en los libros, y unas palabras finales para ustedes, que nos leen y lo leen a él; sólo agrega “gracias”. +

Por Juan Manuel Velázquez Miranda


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GÉNESIS Sebastião Salgado/ Lélia Wanick Salgado TASCHEN Un día como cualquier otro de 1970, Sebastião Salgado tomó por primera vez una cámara entre sus manos. Tenía veintiséis años. Al mirar a través del visor tuvo una epifanía: la vida cobró sentido. Génesis es el resultado de una épica expedición de ocho años para redescubrir mundos y pueblos que han eludido la impronta de la sociedad moderna. Génesis, junto con el Instituto Terra, fundado por Lélia y Sebastião Salgado, se propone mostrar la belleza de nuestro planeta, revertir el daño que se le ha causado y conservarlo para el futuro.

Foto: Ciro Costantini©

DIOR BY AVEDON Justine Picardie/ Jacqueline de Ribes/ Olivier Rizzoli International Publications Inc. El trabajo de Richard Avedon no sólo cambió la fotografía como se conocía, sino también cambió la manera en la que el mundo mira la moda. Una de sus colaboraciones más prolíficas fue con la casa Dior, que se remonta a 1947.

ROMEO Y JULIETA William Shakespeare FCE Para conmemorar los cuatrocientos años de la muerte de Shakespeare, llega esta versión ilustrada del clásico Romeo y Julieta, obra que se publicó por primera vez en 1597. Esta propuesta gráfica, ilustrada por Mercè López, narra la historia de amor juvenil que, desde el comienzo, predice su trágico desenlace, y que como dijera Fray Lorenzo: "Al placer violento sigue un final violento”.

LITTLE THINKERS. THE UNEMPLOYED PHILOSOPHERS GUILD www.philosophersguild.com Edgar Allan Poe (el primero de izquierda a derecha), Oscar Wilde (el segundo, al lado de su libro), Frida Kahlo (la tercera en escena), Sherlock Holmes (el último, esperando entrar en acción). NOVIEMBRE Achero Mañas 2003 Empujado por su espíritu idealista, Alfredo decide crear "un arte más libre capaz de hacer que la gente se sienta viva". Su concepto del teatro va más allá del escenario, se traslada a la calle, cara a cara con el público esperando que éste se implique, provocándolo si es necesario. Sus actuaciones cargadas de denuncia social llevan a poner en alerta a las fuerzas del orden público.

THE COLLECTED WORKS OF OSCAR WILDE Oscar Wilde Wordsworth Library Collection Oscar Wilde, de origen irlandés, escribió cuentos para niños, de los cuales el más conocido es “El Príncipe feliz”; es autor también de El retrato de Dorian Gray, y de obras de teatro como La importancia de llamarse Ernesto, Salomé, y Un marido ideal. Sus ensayos y poemas también están incluidos en esta colección.

Productos disponibles en: Librería Mauricio Achar, Miguel Ángel de Quevedo 121. Productos de importación sujetos a disponibilidad.

EL SHOW DE TRUMAN Peter Weir 1998 Truman Burbank es un hombre corriente y algo ingenuo que ha vivido toda su vida en uno de esos pueblos donde nunca pasa nada. Sin embargo, de repente, unos extraños sucesos le hacen sospechar que algo anormal está ocurriendo. Todos sus amigos son actores, toda su ciudad es un plató, toda su vida está siendo filmada y emitida como el reality show más ambicioso de la historia.

BALLET Juan Arturo Brennan/ Ericka Martínez Ediciones Castillo Juan Arturo Brennan escribe y Ericka Martínez ilustra el volumen que nos introduce al mundo del ballet. La estructura del libro nos hace pensar en el escenario donde el ballet se presenta, en conjunto con la interpretación y la música. El libro incluye repertorio desde clásico hasta contemporáneo, con fichas de información.


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EL MATRIMONIO LOVING

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Ismaël Ferroukhi ZATMENI

Mamoru Hosoda ZIMA

Susan vive un matrimonio insatisfactorio cuando recibe un paquete que contiene el nuevo manuscrito de su exmarido, Edward. La novela está dedicada a ella, pero su contenido es violento y devastador. Susan no puede evitar recordar su pasada propia historia de amor con el autor.

MUSAS Natalia Lafourcade SONY MUSIC ENTERTAINMENT MÉXICO S. A. DE C. V.

En este nuevo álbum de Natalia Lafourcade conviven su gran voz y la calidez de dos guitarras acústicas: las de los Macorinos (Juan Carlos Allende y Miguel Peña). Con Musas, Natalia desea entrar en la vida de otros y brindar cariño a los corazones, compartiendo algo que nos sustenta y que en estos tiempos corremos el riesgo de perder: nuestras raíces.

Está inspirada en el caso de la pareja interracial Richard y Mildred Loving, quienes después de casarse en 1958 fueron arrestados, porque las leyes del estado de Virginia prohibían el matrimonio entre personas de diferente color. El director estadounidense Jeff Nichols incursiona en el drama rural con esta historia que aboga por una puesta en escena sobria.

BITCHES BREW - 40TH ANNIVERSARY Miles Davis SONY MUSIC UK

Ningún otro músico del siglo xx exploró las posibilidades de la música tan ferozmente como el trompetista Miles Davis. Frustró tanto a los críticos como a los fans al abrirse a direcciones inesperadas en el pensamiento musical, mientras continuamente modelaba y refinaba sus notables habilidades en la trompeta.

Michèle parece una mujer indestructible. Ella es la cabeza de una empresa dedicada al diseño de videojuegos, y siempre tiene una actitud despiadada, sea en su vida amorosa o en los negocios. Pero cuando es atacada en su hogar por un extraño asaltante, su vida cambia para siempre.

En el París de la Segunda Guerra Mundial, un inmigrante argelino se siente motivado para alistarse en la resistencia por la inesperada amistad que desarrolla con un hombre judío.

Kenji Koise es un joven de Tokio, reservado, de diecisiete años, al que le apasionan las matemáticas y la informática. Llegadas las vacaciones de verano, es invitado por la chica más popular del instituto, Natsuki Shinohara, a pasar el resto de las vacaciones en casa de su familia.

THE COMPLETE COLLECTION

PARA LA ETERNIDAD

MÚSICA PARA UN ÁRBOL

Karen Souza SONY MUSIC ENTERTAINMENT MÉXICO S. A. DE C. V.

Celia Cruz UNIVERSAL MUSIC

Mario Lavista MANDUJANO RODRIGUEZ RANULFO

Con una carrera musical que la ha llevado de gira por todo el mundo y ha generado ventas de más de un millón de copias, Karen Souza es un fenómeno que ha trascendido las fronteras del jazz. Por primera vez todas sus grabaciones de estudio aparecen disponibles juntas en este lujoso boxset de tres discos.

Para rendir homenaje a esta gran figura, se encuentra disponible esta nueva compilación Para la eternidad, en la que se hace presente la personalidad y gracia que tenía Celia, para poner ambiente y felicidad en cada una de sus interpretaciones.

Este disco reúne dos piezas de Mario Lavista: “Música para un árbol” y “Bocetos para una rama”, escritas ex profeso para acompañar de manera respectiva a las series-exposiciones De Ser árbol y Desnudatio Perfecta, de Sandra Pani. Existe correspondencia entre las diferentes artes y hay vasos comunicantes entre la música y la pintura.

Esta sección contiene historias de Matt Willis-Jones, relatos breves en inglés que apoyan la temática mensual de nuestra revista, cuya traducción podrás leer en mascultura.mx antes de dar el siguiente respiro. Ahora, inhalen, exhalen… comencemos. Mattwillisjones.com ‘What could possibly go wrong?’ said the crash test dummy when he found his car keys. It was a lovely day. Blue skies with sparse clouds. Wind speed 2.4 mph. They walked out over the tarmac and gazed at the distant wall, glaring brilliant white in the sunlight. ‘Maybe it’s cardboard boxes, you know, like in the movies’. She tried to force a laugh but instead had to choke back tears. He squeezed her hand tightly. ‘Your make-up’s smeared.’ She flipped open a little pocket mirror to check the large yellow and black circle on her temple, licked her index fin-

ger and wiped away the smudge. Snapping the mirror shut she sniffed away another tear. ‘Thank you’, she said urgently, ’Thank you for ev-’ The klaxon blasted. Amber lights flashed. She let go of his hand and made her way to the other side of the car. One had to admire her professionalism; by the time he took his seat she was already starring vacantly ahead, seat belt on. ‘Natalia’ he whispered. ‘Natalia…’ But she said nothing. They sat together, alone, and hurtled toward the wall. The void of infinite possibilities filled the windscreen.

***

When they first met they’d been drunk. It was a surprise to both of them to find themselves sitting next to each other at a theatre performance of J. G. Ballard's Crash two evenings later. He thought she was lovely. Just the type of person he needed, but he knew that was the wrong reason to be with someone —and she knew it too. He walked her to the bus stop and as he gave her a kiss goodbye he swore he could make out something written just below her hairline. It read: ‘Not for you dummy!’. Days passed and she contacted him again. There had been a flaw in her calculations she said: ‘We both know we’re

leaving in three weeks, let’s spend them together, just us, just those three weeks’. What could possibly go wrong?

*** The slow motion replay shows him turn towards her milliseconds before impact, reading those words just below her hairline one last time: ‘I’m yours’, they read. ‘Yours forever’.


l yoga disfruta ahora de buena fama en Occidente; de E ser considerada una práctica satánica pasó a convertirse, en menos de cien años, en parte de los programas de salud estatales. Para la gente, los beneficios del yoga van desde los más superficiales (como una linda figura, la piel sana y radiante, mejorías en la salud física y mental) hasta los más elevados, filosóficos y espirituales. Lo cierto es que en los últimos veinte años el yoga en México se ha promovido como nunca, pero, de manera sorprendente, ha estado con nosotros desde hace mucho más tiempo: en los escenarios y las pantallas, varias generaciones han disfrutado de actuaciones realistas que en el fondo son producto de la influencia del yoga en la actuación moderna. Hay que recalcar que el yoga no consiste en aeróbics orientales. Yoga en sánscrito quiere decir “unión”, aunque no se puede resumir tan fácil; el yoga no es una religión, tampoco un entrenamiento o un arte marcial, no es arte circense, ni práctica chamánica espiritista. Todas estas cosas pueden hacerse con yoga, que sí es un sistema filosófico. Esto podrá llevar a algunas cejas a realizar una serie de acrobacias. Y es que hay que repensar la filosofía como un modo de vida. En ese mismo tenor, Tales de Mileto dijo “¿Cuál es el hombre feliz? El que tiene un cuerpo sano, un espíritu despierto y una naturaleza apacible", cosas que se logran con el yoga. Quizá se deba a que el yoga, ahora en Occidente, se presenta como una alternativa para llevar una vida más sana, provechosa y tranquila. El yoga es en muchas ocasiones digno de asombro; más allá de que muchos actores lo practiquen como entrenamiento físico, las coincidencias entre el sistema descrito en los Yogas sutras (c. 3000 a. C) atribuidos a Patanjali, y el sistema desarrollado por el padre de la actuación realista moderna, Konstantin Stanislavski (1863-1938), son indiscutibles. Cuando comencé a practicar yoga hace ochos años, de inmediato noté las similitudes entre éste y lo que aprendí en la universidad sobre el mal llamado “método” de Stanislavski”. Pensé que sería lógico que el genio ruso fuera influido por el yoga, por su cercanía con India, y que la influencia asiática en Rusia había sido la ruta obvia del yoga al sistema de actuación del director del Teatro de Arte de Moscú. Sin embargo, por estudios recientes sa-

bemos que las referencias directas y los comentarios de Stanislavski sobre el yoga, los hace respecto a un libro de origen un tanto oscuro. Un autor estadounidense, un tal W. W. Atkinson, escribió en 1904 Serie de lecciones sobre raja yoga de Ramacharaka, y parece que este autor se inventó que había conocido a Yogui Ramacharaka, y que luego de una charla en cabina de tren rumbo a Chicago decidieron unir esfuerzos: el indio, por un lado, con su sabiduría yóguica, el estadounidense, por otro, con sus cualidades literarias —puesta en duda por muchos—. Gracias a un maravilloso trabajo de Mario Cantú Toscano, La ciencia en Stanislavski, sabemos que su asistente practicaba yoga y era él quien ayudó a incorporar aspectos prácticos del yoga a la teoría de su maestro. También apunta Cantú a lo largo de su libro que Stanislavski siempre se vio en conflicto primero con el pensamiento cientificista de finales del xix y luego, más aún, con el régimen materialista soviético. ¿Cómo hablar de espíritu, de energía, pulsión y demás cosas inmateriales? Parecería que con el ashtanga yoga y sus ocho ramas: principios éticos, disciplina personal, postura (asana), respiración, introyección de los sentidos, atención, concentración (meditación) y liberación (Samadhi), que coinciden con la imaginación, la concentración de la atención, atención externa e interna, relajación y descanso muscular, el estado creativo, la acción, la memoria de las emociones y por supuesto el sentido de la verdad del mal traducido Un actor se prepara. En resumidas cuentas, lo que propone Stanislavski no es más que un conócete a ti mismo, pues el instrumento del actor es su propio ser. La actuación acaba siendo un malabar psíquico, físico, afectivo del ser, para mostrar a otros una verdad. La próxima vez que vea a un actor realista, al que pueda considerar sublime en algún momento de la representación, sepa usted, querido lector, que ella o él están haciendo yoga, y han alcanzado Samadhi, o en otras palabras, el Nirvana: el momento en el que un actor se vuelve un artista que conecta, que une a través de sí el cosmos con la tierra; es uno con el cosmos, porque sencillamente lo es, aunque sea por un breve instante, y es, por ese brevísimo momento, la razón por la que algunos actuamos y otros ven actuar y maravillarse. +

Por Emilio Savinni

@emiliosavinni



La Celestina (Fernando de Rojas, España, 1499). La tragicomedia en la que Calisto se enamora profundamente de Melibea, a raíz de un encuentro fortuito cuando él buscaba a su halcón. Melibea, a pesar de los cortejos, lo rechaza. Sempronio, su criado, le sugiere que vaya con Celestina, una alcahueta y dueña de un burdel que se hace pasar por vendedora para —por medio de diversas artimañas— entrar a las casas y concertar encuentros entre los enamorados. Pármeno, otro criado, intenta disuadirlo pero termina por acceder y planea junto con Celestina y Sempronio obtener grandes ganancias cuando su amo pague a la alcahueta por sus servicios, que gracias a un conjuro resultan efectivos. En un inesperado giro, lo que encuentran los personajes es traición, venganza y muerte. (En tercer plano, La Celestina). Tío Vania (Antón Chéjov, Rusia,

1899). El profesor Serebriakov llega a la hacienda en donde viven su hija Sonia y la madre y hermano (tío Vania) de su difunta primera esposa. Va acompañado de su joven y atractiva nueva mujer, Elena. Vania siente una gran atracción por Elena y hace lo posible por llamar su atención obteniendo sólo rechazos. Sonia está enamorada del doctor Ástrov, quien cree ser incapaz de amar. Serebriakov le anuncia a la familia que tiene noticias que cambiarán la vida de todos, obteniendo una negativa reacción especialmente por parte de Vania. Esta obra se caracteriza por presentar una trama en la que no hay un clímax, pero explora temas como el amor no correspondido, los vanos esfuerzos y la pérdida del tiempo. (En imagen, Antón Chéjov).

La importancia de llamarse Ernesto (Oscar

Wilde, Irlanda, 1895). Es una farsa situada en la época victoriana. Jack Worthing está al cuidado de Cecily, hija del hombre que lo crió después de encontrarlo abandonado. Para poder gozar de una vida más liberal en la ciudad, Jack se hace pasar por su hermano ficticio Ernesto. Los malos entendidos comienzan cuando Jack se enamora de Gwendolen Fairfax. El primo de ésta y amigo de Jack, Algernon Moncrieff, impulsado por la curiosidad, se hace pasar por Ernesto y termina enamorándose de Cecily. Dos mujeres enamoradas del mismo hombre que no es real, pero con el nombre perfecto para ambas. Al final, y entre una serie de enredos, las parejas sólo podrán estar juntas si se demuestra que son adecuadas social y económicamente. (Con pose romántica, el retrato de Oscar Wilde).

La casa de Bernarda Alba (Federico García Lorca,

España, 1945). Esta obra tiene su origen en una historia real que García Lorca usa tanto de inspiración como de arquetipo para explorar los temas principales: las apariencias, la represión, el dinero, la envidia y la venganza. Es la historia de la reciente viuda Bernarda Alba y el fuerte control que ejerce sobre sus cinco hijas solteras en su intento por mantener la reputación de la familia. Al final su intento resulta fallido y la tragedia sobreviene, no sin un último desesperado esfuerzo de Bernarda por cuidar su buen nombre y el de sus hijas. (En acción, verde que te quiero verde, Lorca).

Un tranvía llamado deseo (Tennessee Williams, EUA, 1947). Esta obra de teatro está ubicada en el barrio francés de Nueva Orleans, justo después de la Segunda Guerra Mundial. Toda la acción ocurre en el departamento de Stanley Kowalski y su esposa Stella. Blanche, hermana mayor de Stella, llega sorpresivamente a irrumpir la vida de la pareja. El choque entre Stanley y Blanche es inmediato y evidente. Para ella, Stanley es casi una bestia, no es digno de ser esposo de su hermana y mucho menos de formar parte de su familia. Stanley, en respuesta a los malos tratos de su cuñada y sospechando de sus historias y acciones, es pieza clave en la inminente decadencia de Blanche, quien esconde un sombrío pasado. (Stella).


El Avaro (Molière, Francia, 1668). Harpagón, un viejo

avaro, es padre de dos hijos: Cleanto y Elisa. Cleanto está enamorado de Mariana, hija del adinerado Anselmo, y Elisa de Valerio. Harpagón, ignorando los sentimientos de sus hijos y cuidando de sus intereses propios, decide que Mariana será para él, y que Elisa debe casarse con Anselmo. Los hermanos traman un plan para evitar que su padre se salga con la suya, pero esto no resultará fácil. Sin embargo, el dinero, máxima debilidad del avaro, hará que Harpagón caiga en su propia trampa. (En la imagen, con 3gr. de plástico, Harpagón).

Romeo y Julieta (William Shakespeare, Inglaterra, 1597). La famosa tragedia de dos enamorados a quienes la rivalidad entre sus familias —Capuleto y Montesco— les impide a toda costa estar juntos. Tras verse por primera vez en un baile de máscaras de los Capuleto, los jóvenes quedan perdidamente enamorados, al punto de no importarles los riesgos que corren al defender su amor. Toda la ciudad de Verona se ha visto afectada por el conflicto, y al decidir estar juntos, Romeo y Julieta sólo consiguen que la violencia escale. Con la complicidad de fray Lorenzo pueden consumar su amor, pero no sin graves consecuencias para ellos y sus familias. (En escena, Shakespeare).

Don Juan Tenorio (José Zorrila, España, 1844). El conocido mito es contado por medio de este drama que narra las peripecias de don Juan, un hombre joven a quien sólo parece interesarle llevar una vida de duelos a muerte y conquistas amorosas. Prueba de esto es la apuesta que hace con don Luis un año antes de esa noche. Don Juan es el claro ganador, pero como victoria final apuesta que puede agregar a su lista una novicia (Inés) y a la prometida de don Luis (Ana). La obra está dividida en dos partes, cada una transcurrida en el lapso de una noche, con cinco años de diferencia, y estando la segunda parte llena de lúgubres imágenes de un trágico pasado. (Con la espada desenvainada, Don Juan Tenorio).

El eterno femenino (Rosario Castellanos, México, 1975). Lupita, mujer joven de clase media, está a punto de casarse y acude al salón de belleza a que la peinen para la ocasión. Ese mismo día, un vendedor llega a ofrecerle a la dueña del lugar una gran novedad: un pequeño dispositivo instalado en los secadores que provoca sueños en las clientas para evitar el peligro que representa que las mujeres piensen. Lo que sigue es una serie de escenas oníricas en las que Lupita puede ver los distintos panoramas posibles de su vida al lado de Juan. Matrimonio, maternidad, religión, machismo. Estos temas son el hilo conductor de esta entretenida historia. (Con dos centímetros de altura, Rosario Castellanos).

¿Quién teme a Virginia Woolf? (Edward Albee, EUA, 1962). George y Martha, un matrimonio de mediana edad, regresan de una fiesta de la universidad en la que él trabaja. Desde el inicio es evidente la mala relación que hay entre ellos. Esperan invitados: Nick, un nuevo profesor de la universidad y su esposa Honey. Lo que les espera es una extraña velada en la que todo se sale de control, y George y Martha utilizan a la joven pareja como peones en su batalla. Los diálogos y la acción están cargados de fuerza, de insultos, de actos indecorosos. Esta noche se dejará todo al descubierto y cada uno se enfrentará a sus demonios. (En esta esquina, Martha).


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“El Teatro Instantáneo de Farabeuf es una alucinación, un sueño cuya realidad no puede dejar de ser puesta en duda. Se trata de un delirio momentáneo causado por la distorsión del espacio producida en la superficie de ese espejo manchado al que la luz del crepúsculo llega con un reflejo que todo lo vuelve confuso, inclusive aquello que somos capaces de concebir metodológicamente en nuestra imaginación”. Salvador Elizondo, Farabeuf o la crónica de un instante: 50 años

E

ntre las múltiples posibilidades sugeridas por Farabeuf o la crónica de un instante, de Salvador Elizondo, está la de asumirlo como un texto dramatúrgico. Catalogado en la mayoría de los casos como una novela —y por su autor simplemente como “libro” (o en ocasiones “experimento”)— es una concatenación de escenas, diálogos, evocaciones cinematográficas e imágenes de una crueldad extrema que se suceden al tiempo, que son atravesadas por un lenguaje seductor y, en ocasiones, de una ternura desconcertante. Cargado de un contenido intelectual robusto que transita entre las tradiciones de Oriente y Occidente, su argumento se limita a la relación de unos amantes que contemplan una fotografía capturada en 1901, la cual muestra a un hombre siendo torturado por el método de Leng T’ché o “muerte por mil cortes”. Esta aparente simplicidad argumental se entreteje en una compleja red de símbolos empoderados por una destreza lírica inaudita. Marcado por el principio de montaje de Sergei Eisenstein y la escritura ideogramática china, el autor convierte al histórico anatomista francés Louis Hubert Farabeuf en el director de un teatro ritual en el que las imágenes habitan la tensión entre el erotismo y la muerte. Farabeuf es también un conjunto de instrucciones. Por medio de la sugerencia de imágenes y de objetos predispuestos en un salón para ser vistos sucesivamente, de cuadros que demandan el movimiento o la inacción del cuerpo y sus sensaciones, y de diálogos que reclaman su lectura en voz alta, el texto no se retrae a la página, sino que asume por momentos una naturaleza teatral de modo plenamente consciente. Lo dice de manera explícita el Dr. Farabeuf al detallar la preparación de su Teatro Instantáneo: “Estoy seguro de que te gustará la forma en que habrá de desarrollarse el espectáculo. He tratado de cuidar cada uno de los detalles […]. Me he permitido, inclusive, un pequeño golpe de teatro”. Cuando en el 2015 se conmemoraron los cincuenta años de su publicación, se pudo haber pensado que el entendimiento de la obra habría madurado lo suficiente para dejar de causar escándalo. Durante la inauguración de una exposición alusiva en el Palacio de Bellas Artes, a un colaborador se le ocurrió decir que había quedado “bonita”, teniendo en frente la fotografía del supliciado chino, lo cual no dejó de causar desconcierto en varios

de los asistentes. Esta anécdota está directamente asociada a la naturaleza del texto como productor de contrapuntos inauditos. Durante junio del 2016 se llevaron a cabo en El Colegio Nacional las Jornadas de reflexión, remake y lectura en conmemoración del x Aniversario Luctuoso de Salvador Elizondo. Durante dos días, un sinnúmero de jóvenes convocados por el colectivo Telecápita avezaron las reflexiones más atrevidas sobre Farabeuf, explicándo lo mismo como un problema matemático que como un hipertexto adelantado a la literatura digital. En su participación, Héctor Bourges recordó la primera tentativa de escenificación de Farabeuf por Teatro Ojo en 2005-2006: “Farabeuf desbordaba de tal forma nuestras vidas que no supimos hacer otra cosa que hacerlo teatro”. La obra que durante muchos años fue considerada irrepresentable había adquirido décadas después el carácter de hito teatral. A su vez, la edición de aniversario preparada meticulosamente por Paulina Lavista y Alejandro Cruz Atienza, rica en referencias visuales, ahora era usada por otros grupos escénicos como una especie de guión-objeto. En esas mismas Jornadas se presentaron dos versiones escénicas de Farabeuf, no necesariamente acotadas al texto, sino que hacían uso de sus elementos visuales y buscaban recrear su método y los alcances de su efecto. Lo curioso fue que, pese a ser contemporáneas y partir del mismo libro, ambas versiones llegaron a soluciones escénicas completamente opuestas. Mientras que Colectivo Ene Ene, dirigido por Marco Norzagaray, usó los elementos visuales de Farabeuf para hacer una reflexión sobre la incapacidad e inmoralidad de la representación de la violencia, Proyecto 9, dirigido por Omar Lopgar, la desnudaba de imágenes para concentrarse en los límites del cuerpo ante la agresión extrema. La diversidad de lecturas no se detuvo. Sin embargo, quizá más recurrente fue la persistencia de las reflexiones en torno a imágenes de la violencia que hoy vemos a diario y a todas horas en medios de comunicación, no tan comunes cuando Farabeuf fue escrito. Es cómo el Teatro Instantáneo invade el día a día. En la versión de aniversario editada por El Colegio Nacional, la fotografía del supliciado fue recuperada de su original y revela un elemento ausente en las anteriores versiones del libro y que posiblemente el mismo Salvador Elizondo ignoraba: la tortura se lleva a cabo sobre un paisaje familiar de fondo. Es una ciudad industrial. El gesto brutal se acerca, amenazante, a nuestra cotidianidad. El libro habla, ahora, de nuestro pavoroso teatro cotidiano: del atrevimiento de escribirlo, verlo y representarlo. +

Por Fernando Martín Velazco



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ESPERANDO A GODOT Samuel Beckett TUSQUETS Cuando en 1953 se estrenó en París Esperando a Godot, casi nadie sabía quién era Samuel Beckett, salvo, quizá, los que ya lo conocían como exsecretario de otro irlandés, no menos genial, llamado James Joyce. Por aquellas fechas, Beckett tenía escrita ya gran parte de su obra literaria; sin embargo, para muchos, pasó a ser el autor de Esperando a Godot.

TEATRO COMPLETO Bertolt Brecht CÁTEDRA

TODO MENOS DIGNO

Cuarenta años después de que Barthes vaticinara que la obra de Brecht sería cada vez más importante, cabe preguntarse si tal profecía se ha cumplido y cuáles son sus matices. La aparición de su Teatro completo quizá sea un buen momento para averiguarlo. Brecht sigue siendo Brecht. A la solidez de los bastidores, que con frecuencia le preparaban sus colaboradoras, añadía esa indiscutible marca Brecht, que consistía esencialmente en la habilidad para la respuesta irónica o desvergonzada, la narración épica, los poemas y las canciones intercalados en la poesía.

TEATRO I Jorge Ibargüengoitia BOOKET El teatro fue el primer género literario que cultivó Ibargüengoitia. Esta edición, además de rescatar una faceta prácticamente desconocida del escritor de Los relámpagos de agosto, vislumbra de forma muy peculiar el rol femenino en la década de 1950. Susana, Clotilde y Carmen, protagonistas de las tres piezas reunidas aquí (Susana y los jóvenes, Clotilde en su casa y La lucha con el ángel), nos revelarán lo poco o lo mucho que hemos cambiado las últimas décadas.

El teatro puede existir sin vestuario o escenario, sin música, sin luces y aun sin texto. El único elemento sin el cual el teatro no puede existir es el actor. Grotowski propone despojarse de todo elemento superfluo y concentrar la esencia del arte teatral en el actor, hacer de su cuerpo la expresión máxima y definida de este teatro.

HACIA UN TEATRO POBRE Jerzy Grotowski EDICIONES GANDHI

POR ALEJANDRO

FLORES VALENCIA

L

as formas modernas del teatro mexicano expiraron hace muchos años, aunque en la academia y en las instancias universitarias el teatro que se forja siga hablándole a un espectador que ya no existe. Hay, sin embargo, estéticas emergentes y relacionales que han procurado el desbordamiento de lo que comúnmente entendíamos o englobábamos en la categoría teatro. Pero su aparición no ha procurado la sustitución de los elementos modernos del teatro, por una preceptiva de corte ultramoderno que supere el diagnóstico de fragmentariedad que ha colmado el estudio de las estéticas durante las últimas décadas. Por otro lado, las lógicas del espectáculo han copado todos los espacios teatrales, incluidos los institucionales o rompedores. Esto ha tenido como consecuencia el paulatino alejamiento del espectador de las salas, quien no ve colmado su inconsciente deseo de enajenación en el hecho escénico, y ha devenido en una serie de operaciones que impiden a los hacedores de teatro, y quizás a los creadores en general, darse cuenta de la perfección con la que siguen operando los dispositivos modernos de asimilación del arte, de modo fundamental por medio de las prácticas que se asientan tanto en la mutua consagración del maestro hacia el alumno, y viceversa, como en la persecución de la genialidad y la laxitud crítica, lo que habla también de una precariedad periodística. El teatro no le importa a (casi) nadie en este país (más que a la gente de teatro). Y ése es uno de los principales problemas al hablar del teatro en México. Otro problema tiene que ver con los celos de quienes ocupan los espacios de validación, pues ellos niegan las estéticas menos convencionales (unicidad de la mirada del director, obediencia del actor, representación ficcional, delimitación ca-

nónica de los cuerpos que deben ser mostrados). Quienes las niegan son aquéllos que han construido su carrera en las artes escénicas a la par de un pequeño coto de poder, y quienes con la ligereza de su pluma o de su decir, y con la pereza que les ha cargado la edad, han proferido varias veces: “eso (otro) no es teatro”, problema que parecería por demás superado, pero que no obstante pesa y sigue perfilando los modos de hacer tradicionales; es curioso que algunos de ellos firmaran un manifiesto titulado “Teatro por la Dignidad”. No ahondaré más, pero el dilema de la dignidad exigiría más bien la revisión de los esquemas en los que se manejan los convocantes. TRES PROBLEMAS DEL TEATRO En 2015 la organización Telecápita, por invitación directa del entonces director artístico de dicha edición, Alberto Villarreal, participó como observador crítico de la 36 Muestra Nacional de Teatro (36MNT), que se celebró en la ciudad de Aguascalientes. Nombramos a este ejercicio “Seguimiento Crítico”, y consistió en diversas actividades desplegadas a lo largo del proceso de preparación y realización de la 36MNT —máxima reunión anual de los hacedores del teatro en México—, y en la cual se gastan millones de pesos. Como resultado de este ejercicio presentamos un “Modelo Complejo”, que arrojó tres principios centrales que en su conjunto determinaron, de un lado, lo que significa o implica la realización del evento y, del otro, las problemáticas que enfrentan y su eventual solución. Éstos son: Política cultural, derivada de las políticas públicas: la preocupación se enfoca en cómo concentrar las metodologías y visiones múltiples que legitimen un espacio de representatividad, y que de allí puedan ser elevadas a políticas culturales, a modos de hacer. Tarea pendiente.

Ethos teatral, derivado de la Sociología del Arte: lo que llamamos ethos teatral es la serie de gestos que se articulan en torno al teatro. Partimos de preguntas como: ¿qué imaginó, reflexionó y qué quiso poner en escena, y proponer al diálogo con sus pares la comunidad teatral? ¿Qué heterogeneidades están puestas en juego dentro del gremio? ¿Quién ve nuestras obras y cuál es la pertinencia de su presentación? ¿Cómo hacemos


para llegar al público? ¿Qué estrategias de difusión conocemos y cuán efectivas son? ¿Cómo financiar e impulsar la labor teatral más allá de los apoyos gubernamentales? En esa misma línea también cabría preguntarse si las instituciones culturales son conscientes de sí mismas, es decir, de sus estrategias, exigencias y visiones culturales, de sus agremiados y si en función de ello determinan sus políticas, filiaciones y, por extensión, su propia estructura jerárquica y económica. Público y “calidad” teatral, derivados de la teoría del teatro: como ya hemos dicho, una de las principales crisis del teatro nacional es el desinterés social en el teatro. La expansión de los medios virtuales, el desgaste y la reducción de espacios escénicos, así como la falta de familiaridad con las propuestas clásicas o contemporáneas de la escena, limitan al público y los recursos que establecen los parámetros de calidad en cualquier circuito artístico. Dichos ejes son campos en los cuales propusimos explorar el fenómeno teatral en México, aunque no existe un proyecto de continuidad específico. Me parece que lo que está en el fondo de esta tríada es que los intereses de quienes participan no trascienden en las políticas ni en la repartición de recursos para el ejercicio y desarrollo de la práctica, sino que obedecen al capricho de quienes otorgan recursos o reconocimientos. Cambiar la lógica significaría cambiar el sistema como se crea, produce, distribuye y critica el teatro. Requiere tiempo. Y requiere pensar. Y en la lógica del capital, pensar es problemático. LA APORÍA DE NUESTRO TIEMPO El filósofo húngaro Gyorgy Lukács escribió a inicios de los años sesenta el libro Significación actual del realismo crítico, cuyo ensayo medular “¿Franz Kafka o Thomas Mann?” inaugura desde el título un correlato con las posibilidades del mundo envuelto en una lucha por la supervivencia, en plena Guerra Fría, cuando la humanidad cargaba con el fantasma de la amenaza nuclear. El dilema planteado por Lukács en los sesenta, al respecto de la “salvación de la humanidad” —superar o no la angustia propiciada por la amenaza nuclear en el marco de la Guerra Fría— hoy adquiere actualidad prácticamente por el futuro distópico, de

pánico y pavor que comprueban los más de cien mil muertos de la Guerra contra el narcotráfico en México y los más de 24 mil desaparecidos de 2005 a la fecha, o el dato duro que indica que 99% de los delitos en nuestro país quedan impunes. En ese contexto, un teatro verdaderamente digno es aquél que pueda desestabilizar y cuestionar los modelos de producción, representación y aparición de los cuerpos en un contexto de sustracción y desaparición. La aporía mexicana exigiría otra actitud del creador escénico, de la forma en la que las corporalidades propician la invención y producción de imaginación social. Son pocos los ejemplos de quienes lo han hecho, pero hay diversas experiencias que se mantienen en la práctica: los trabajos de teatralidad social o traducción simbólica en espacios rutinarios donde sucede la vida, como los realizados por La Comuna, con el liderazgo de Rubén Ortiz, o por Luisa Pardo, del colectivo Lagartijas Tiradas al Sol, quien actualmente trabaja con niñas y niños mixtecos en Santo Domingo Yanhuitlán, Oaxaca, misma entidad donde Saúl López Velarde ha utilizado las herramientas de la teatralidad para producir otro tipo de emplazamientos. Asimismo, las exploraciones de otros modelos de producción como los desarrollados en Guadalajara con la batuta de Aristeo Mora o las prácticas de indagación a partir de la captación de memoria y su traducción a materialidades en los trabajos de Shaday Larios, entre otros. No todo trabajo con el exterior o con “lo otro”, con el oprimido o con la ocupación de espacios o con el riesgo es digno. Hay ejemplos de festivales o producciones laxos de sentido crítico y con contenidos aparentes, que venden lágrimas en Tepito o euforia vacua y riesgo innecesario en espacios marcados por la violencia. El problema no tiene que ver con los escenarios, sino con el uso del poder y los cuerpos, es decir con la política como repartición de lo sensible y la capacidad reflexiva como parte de lo sensible. No es un ejercicio menor. Y quienes detentan esa distribución han demostrado no tener cabeza para entender lo que está en juego en una sociedad como la mexicana y lo que el teatro en esa sociedad podría provocar. Queda claro, pues, que la apropiación de las prácticas artísticas está en manos de los interesados. + @Telecapita


Sir Ian McKellen y sir Patrick Stewart en Esperando a Godot, Londres, Inglaterra 2005. Foto: Danny MartindaleŠ


l teatro es como una receta de cocina: todo comienza con la lista de ingredientes, y después se siguen los pasos de su preparación. El meollo del asunto es que por más que se tengan las cantidades exactas de cada cosa y las instrucciones se cumplan al pie de la letra, cada persona obtendrá un resultado completamente distinto. Así sucede con el teatro. Existen los textos, los actores, el público, la escenografía y otros tantos ingredientes más; viene después el desarrollo de la acción en un escenario. Sin embargo, una obra de teatro no es la misma dos veces. Ni siquiera tratándose de la misma puesta en escena, con los mismos actores, en el mismo lugar. Una función jamás será igual a otra.

E

Hay veces en que la combinación de ingredientes resulta desafortunada. No siempre se corre con la suerte de que todo se integre a la perfección, pero cuando esto llega a suceder, la experiencia del teatro es mágica. Una de estas ocasiones pudo verse y vivirse, durante muchas noches, cuando la dupla conformada por sir Patrick Stewart y sir Ian McKellen subieron al escenario para darle vida a Vladimir y Estragon, respectivamente, en el montaje de Esperando a Godot. Este clásico del teatro del siglo xx, ya es por sí solo una garantía. Samuel Beckett (Irlanda, 1906-Francia, 1989) escribió y publicó originalmente el texto en francés, y después él mismo lo tradujo al inglés. Sintió una conocida atracción por el vodevil, el teatro de variedad y las películas cómicas del cine mudo, protagonizadas por Chaplin, Laurel y Hardy —El Gordo y el Flaco— y Buster Keaton, y no es de sorprender que estas influencias lo llevaran a crear esta maravillosa historia. Dos viejos amigos se encuentran para esperar al misterioso Godot. Desde el inicio de la historia es muy clara la cercana relación entre estos dos hombres que han conocido mejores años. Se conocen tan bien que por momentos uno pareciera la extensión del otro; ríen y discuten, se ayudan y se reclaman, completan sus frases y sus pensamientos. Encontrar a dos actores que pudieran encarnar a estos simpáticos hombres ha sido una difícil tarea que los directores y productores de teatro, cine y televisión se han dado en muchísimas ocasiones. La lista de versiones de Esperando a Godot es casi innumerable. Sean Mathias, actor, productor y director británico, logró una de las más emblemáticas al juntar a dos grandes actores reconocidos internacionalmente: Patrick Stewart e Ian McKellen. Nadie mejor para representar a Vladimir y Estragon que dos amigos verdaderos. Stewart y McKellen se conocieron en los años setenta, pero su amistad surgió casi tres décadas después cuando trabajaron juntos en algunas películas de la saga de X-Men, en los papeles del Profesor X y Magneto. A partir de ahí el público internacional fue testigo de las ocurrencias y la complicidad entre ambos actores. Es así que bajo la dirección de Mathias, los perfectos Didi y Gogo subieron al escenario en el 2009 en el Theatre Royal Haymarket de Londres, rompiendo todos los récords de taquilla tanto para el recinto como para la obra. Después de esta temporada, y debido al gran éxito, decidieron volver a montarla en el 2013. Con cuatro años entre un montaje y otro, Stewart declaró que pudo acercarse más al estilo requerido para representar a Vladimir. Esto lo logró experimentando y comprendiendo los contrastes del personaje. Así, el Vladimir de la producción del 2009 en Reino Unido y el de la producción del 2013 en Broadway no fue el mismo. Ni siquiera era el mismo cada noche. Idénticos ingredientes, un sabor diferente. Esa diferencia es algo que el propio Stewart conoce bien. La primera vez que fue a ver una función de Esperando a Godot su cabeza se llenó de dudas, y al notar que muy probablemente no había comprendido la obra en su totalidad, decidió ir nuevamente al día siguiente, y repetir la aventura una tercera noche consecutiva. Cada noche la experiencia fue única. Haber tenido la fortuna de ser parte del público de alguna de las funciones de la producción de Mathias debió ser inolvidable. Pero no sólo lo fue para los asistentes. En palabras de McKellen, cada noche los abrazos durante la representa-

ción eran verdaderos. Se sostenían el uno al otro en un gesto que prueba cómo lograron trasladar su amistad al escenario. Personajes y actores se conocen de arriba a abajo, desde lo más profundo hasta lo más superficial, y lo expresan en el lugar en el que se sienten más seguros: el teatro. Cuando decidieron hacer Esperando a Godot de nuevo en el 2013, y en una especie de combo, Mathias tuvo la visión de aprovechar a su elenco y montar también Tierra de nadie (No Man’s Land), de Harold Pinter. A pesar de no tratarse de su obra más reconocida, Pinter (Inglaterra, 1930-Inglaterra, 2008) hace una perfecta demostración de su destreza en el uso del lenguaje y su gran habilidad para los chistes al escribir un historia que en la superficie es una graciosa comedia, pero en el fondo está llena de profundas reflexiones sobre la vida, la muerte y la permanencia. Hay una confrontación al sugerir entre líneas que el mundo que conocemos como real puede ser tan sólo una ilusión que emula lo que queremos ver y no lo que es. En contraste con Esperando a Godot, Tierra de nadie no trata de dos viejos amigos, como sucede en la primera y en la vida real, con ese tipo de bromance, amor fraternal, que se profesan ambos actores. En este caso, Hirst y Spooner acaban de conocerse en una situación un tanto decadente, pero lo que aprende cada uno de sí mismo gracias a su contraparte es más de lo que en algunas ocasiones puede aprenderse en una larga amistad. Tanta sabiduría intercambiada por medio de las risas del público reafirmó la buena decisión de Mathias al mantener a Stewart y McKellen en los roles principales de Hirst y Spooner. Estos dos hombres se conocen en una noche de tragos en la que el intelectual de clase alta, Hirst (Stewart), invita a Spooner (McKellen), un decadente poeta, a su casa. En realidad, más que a su casa lo está invitando a su vida. La velada, a la que se unen el secretario y el mayordomo de Hirst, termina siendo un singular ir y venir entre realidad e imaginación. Para el elenco, una vez más, cada noche fue una aventura en la que, según declaraciones de los propios actores, hubo elementos que no habían estado ahí antes y la recompensa, además, fue siempre la reacción del público. Las sorpresas no dejaron de darse. En el mismo 2016, Tierra de nadie se presentó en distintas ciudades del Reino Unido para el gozo de aquellos afortunados que pudieron asistir a alguna función. Estar en este papel de espectador fue algo que marcó a McKellen desde el inicio. Su amor por los escenarios se dio en la infancia cuando sus padres lo llevaron a ver Peter Pan. Para él no hay otra forma de enamorarse de este arte más que siendo testigos presenciales. De ahí que le fuera de gran importancia esta gira y la oportunidad que les brindaba a todos los involucrados. Y esto se extendió cuando se hizo también una versión para transmitirse en cines como parte del programa del National Theatre Live. Gracias a eso, el indiscutible talento actoral, la amistad y la complicidad de Stewart y McKellen, y los brillantes textos de Beckett y Pinter, pudieron llegar a más y más personas alrededor del mundo. Esta suma de ingredientes de primera calidad logró humanizar de una manera inigualable dos obras complejas que no tendrían sentido si se hubiesen quedado tan sólo en el papel. Así pues, y regresando a la analogía de la cocina, cuando un platillo nos gusta, volvemos a comerlo una y otra vez. De la misma manera, lo que nos apasiona es algo que no podremos dejar de hacer y disfrutar y buscar la manera de continuar haciéndolo. Al verlos y escucharlos es evidente que Stewart y McKellen están muy lejos de renunciar a su pasión. Son los dos viejos necios Vladimir y Estragon, siempre en espera de la siguiente oportunidad. Los confundidos y, sin saberlo, sabios Hirst y Spooner en esa última recta que puede cambiar el rumbo de todo. Para ellos, como actores, su platillo predilecto, la cereza en el pastel, será siempre el aplauso y la entrega del público. +

Por Angélica Fajardo C.


Hace mucho tiempo conocí a un rockero que entonces era muy famoso. De hecho, me lo presentó un amigo mutuo que, en esa época, era famosillo también. Recuerdo perfectamente que me dijo: “Raquel, voy a presentarte a X, así que piensa algo inteligente qué decirle”. Yo pensé y pensé y, por supuesto, no se me ocurrió nada inteligente, así que terminé diciendo: “Hola, mucho gusto”, y luego de una media hora: “Adiós”. Creo que el entonces famoso rockero no se acuerda de mí ni de mi lamentable torpeza social (que, por cierto, sigue siendo una de mis características notables), porque hace poco coincidimos en una reunión y platicamos un rato. Esta vez él resultó tan poco interesante como yo, y ahora que lo pienso, no acabo de entender por qué me puse tan nerviosa aquella vez. Supongo que la fama vestía al cuate éste de misterio y sofisticación y que, para colmo, la presión de mi amigo fue paralizante. Sin embargo, lo que más me sorprende es que, aunque todos sabemos —o intuimos— que la fama va y viene y que no es una característica que realmente nos defina como personas, es fácil que nos seduzca: muchos quieren cortejarla, atraerla, conservarla, sea una fama propia o de una persona cercana. Y entonces, de pronto, nos topamos con alguien que la tuvo y la dejó escapar, o peor, que renunció a ella, y entonces no entendemos nada.

pareja del rock, Kieran y Meg Ferris, que tuvieron una banda casi tan importante como Nirvana pero que se separaron —como pareja y como banda— cuando Phoebe era pequeña. Para colmo, la hermana de Phoebe, Luna, acaba de desertar de la universidad para dedicarse también a la música, y le está yendo bastante bien: es muy probable que pronto ella también sea una estrella. ¿Suena ideal? Sí, claro. Y a la vez no. Phoebe no sabe por qué su madre rehúye a sus fans y hasta finge, cuando puede, que no es la otrora famosa cantante; tampoco sabe por qué su padre prefirió a sus fans que a su familia y cortó el contacto con ellas de tajo hace tres años; y, sobre todo, necesita saber cuál es su lugar en el mundo, más allá de los logros, talentos e infiernitos privados de su padre, su madre y hermana. Por si fuera poco, al mismo tiempo tiene que lidiar con sus propios problemas: su mejor amiga de toda la vida está enojada con ella y hay un chico que le gusta, pero que quizá no debería gustarle.

La novela es divertida, está llena de referencias musicales, de personajes y situaciones memorables. A lo mejor, la próxima vez que me digan: “te De eso, entre otras cosas, trata Chicas en la voy a presentar a un famoso, piensa algo inteliluna, una novela de Janet McNally publicada gente qué decirle”, podría hacerle una reseña de por Editorial Océano. La protagonista, Phoebe, Chicas en la luna y así salir airosa del problema. + es una chica de diecisiete años que tiene encima una carga complicada: es hija de una mítica @raxxie

Identificar a los personajes de una obra con algún animal o usar un título zoomorfo es un recurso frecuente en el género dramático. Desde Las avispas, de Aristófanes, hasta el guión, las películas y las adaptaciones para musicales como El rey león, los animales están presentes en el texto como parte de la postura crítica del teatro y como herramienta del dramaturgo para plantear temas controvertidos. El animal como metáfora proyecta generalmente una imagen degradada de la conducta humana, como en El coloquio de los perros, de Miguel de Cervantes, en el que hace una crítica de la corrupción humana, y habla con crudeza del bien y del mal por medio de la voz de sus dos protagonistas: Berganza y Cipión. Con la humanización de aquél, el dramaturgo genera distancia y se coloca por sobre el resto de los personajes humanos, mirándolos con ironía, como es el caso de Últimas palabras de Copito de Nieve, de Juan Mayorga. En esta fábula, basada en un hecho real, se habla de la identidad y la muerte. A pesar de sus privilegios, este gorila albino, emblema del zoológico de Barcelona, vive en una jaula y debe representar el papel de agradar a los niños para no ser tratado despectivamente como el vecino mono negro. En la obra se habla del zoológico como un símbolo de la sociedad actual, donde “ya no hay rejas” y “todo está muy bien organizado” aunque no haya libertad. Aquí el primate es utilizado como vehículo para revelar vicios humanos y decir verdades incómodas. En la puesta en escena La mujer que mató a los peces, de Clarice Lispector, la directora y actriz Clarissa Malheiros

LA FAMA Y SUS VELEIDADES

lleva a niños y adultos el mensaje del respeto a los animales. “Mi corazón es dulce. Nunca dejo a un niño ni a un animal sufrir junto a mí”, dice la protagonista contrariada por la muerte accidental que le causó a los peces que vivían con ella y con sus hijos. A lo largo de la obra los protagonistas hacen un repaso de los seres con quienes han compartido techo, vivencias y cariño. Con un estilo agudo, se expone la repulsión que sentimos hacia algunos animales —“quienes ni siquiera matan para comer”, como las cucarachas— y el deseo de acariciar o proteger a otros. En una escena de La mujer que mató a los peces se escucha a Liliana Felipe cantar “Yo no como conejos” mientras un conejo narra que se escapó de su jaula al enterarse de que algunos humanos se los comen, e interactuando con el público, pregunta: “¿Ustedes se comerían a sus amigos?”. Al emplear el juego como estrategia para reflexionar sobre nuestras prácticas con los animales se denuncia su uso en laboratorios para productos de consumo, por ejemplo; de cómo los tratamos y de lo importante que es cambiar esta visión desde la infancia. El teatro permite generar empatía con quienes están en el escenario, ponernos en su lugar y revisar los prejuicios con los que muchas veces actuamos, incluso en nuestro trato hacia otras especies. +

@leonoraesquivel www.AnimaNaturalis.org



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D

esde hace más de cincuenta años las ciudades consideradas metrópolis dieron paso a una nueva forma de urbe: la megalópolis. La metrópolis tenía distintas dimensiones, además de la demográfica, que heredó la megalópolis. Si bien la mezcla es una de las principales características de la ciudad en el tiempo, la satisfacción de una demanda de escala masiva sólo pudo ser satisfecha con la metrópolis posterior a la Revolución Industrial y a la consolidación del sistema capitalista con su producción en serie. Esta diversidad también repercutió en el ámbito cultural. Las puestas en escena en la metrópolis eran mucho más diversas que espectáculos como la ópera, por ejemplo, porque existían distintos formatos —dramas, comedias, sátiras, teatro de revista, cabaret, etc.— para distintos recintos, aunque todos recibieran el nombre de teatros. Los foros teatrales contaban con filas escalonadas y en secciones, lo que permitía separar por estratos socioeconómicos a los asistentes. En México no sólo existió una separación social que se marcaba en los foros teatrales, sino también en el territorio. Esto podemos apreciarlo de modo especial el día de hoy con las cifras que existen para el equipamiento cultural. La entidad con la mayor infraestructura cultural en 2007 era el entonces Distrito Federal, y contaba con ciento treinta y un teatros, mientras que Nayarit contaba sólo con tres espacios de este tipo. Es decir, existen distintos rangos de déficit de equipamiento cultural en el país. Hay que considerar, además, que este tipo de cifras es únicamente parte de la fotografía general, pues no se consideran la mayoría de foros independientes, que en ciudades como Monterrey, Guadalajara y la Ciudad de México han tenido auge debido a los recortes presupuestales para cultura.

Ésta es la dimensión física y estructural del teatro en las ciudades mexicanas. Sin embargo, existe otra dimensión: la ciudad como tema dentro del mismo. Según David Harvey, el racionalismo separó la dimensión social de la espacial, y el espacio fue relegado. De este modo algunas disciplinas y artes aunque privilegian el espacio, lo separan de su contexto. La dramaturgia y las puestas en escena posteriores al año 1968 intentaron situar en su espacio y tiempo algunos textos y recursos escénicos en México. Entre ellas pueden encontrarse D. F. 52 obras en un acto, de Emilio Carballido; y De la calle, del director Julio Castillo. En ambas, el contexto urbano es un detonante de los textos y determinante a la hora de su expresión escénica. Muy recientemente la crítica social en el arte dramático ha privilegiado la ciudad como parte de su hacer. Con el denominado “giro social” fue que ésta comenzó a ser un tema obligado en algunos casos. En esta corriente teórico-escénica los artistas se preguntan por la función del arte y por la de ellos mismos en las dimensiones éticas y sociales. Al mismo tiempo se cuestionan los formatos del teatro hegemónico y “moderno” o tradicional, que necesita de una estructura jerárquica de la puesta en escena y de un público pasivo. Así, “la escena expandida” o “las artes vivas” han venido a poner en crisis el teatro contemporáneo al convertir a los espectadores en participantes y al transformar los foros tradicionales para la representación teatral. Así, la ciudad ha pasado a ser el lugar donde los participantes pueden reflexionar sobre fenómenos y procesos urbanos contemporáneos como la socioespaciación, la segregación urbana, la gentrificación, los megaproyectos, la privatización del espacio público, etc. Los participantes son también quienes explican las piezas y las inquietudes de los artistas escénicos de salir a las calles. En México

pueden contarse algunas piezas como Los encuentros secretos, de La Compañía Opcional, que intenta recuperar la memoria de los barrios de la capital jalicience, con herramientas como la cartografía y los instrumentos de planeación urbana. En la Ciudad de México existen distintas experiencias. La primera es ¿Quién es el habitante de la casa?, auspiciada por el Museo Universitario del Chopo en 2016. En esta pieza tenía lugar un recorrido por diversos lugares de la colonia Santa María la Ribera, colonia antigua que se encuentra en el centro norte de la capital. Durante el recorrido los asistentes eran llevados por una audioguía personal que les indicaba los puntos seleccionados de la colonia que tenían que ver con una memoria invisible del barrio y que la narradora ayudaba a descubrir. Otra aproximación es la de La Comuna: Revolución o futuro, del Colectivo La Comedia Humana, quienes en algunos de sus diversos capítulos indagaron en los procesos de autoconstrucción de la Ciudad de México, la transformación de la vivienda en el centro de la ciudad o la segregación social en Guadalajara, y realizaron recorridos significativos para los habitantes de colonias tradicionales de la Ciudad de México. Sin duda, en un mundo donde más de setenta por ciento de la población vive en ciudades, las urbes seguirán siendo un tema recurrente para las expresiones culturales. Debemos considerar que en México las ciudades son los lugares que cuentan con la infraestructura para el desarrollo de ciertas actividades como el teatro, pero aun entre ellas esta distribución es desigual y hay importantes déficits que paliar en el territorio nacional. Por otro lado, hay que considerar que la ciudad no sólo ha pasado a ser un tema recurrente, sino el escenario necesario para visibilizar y presentar desde la emotividad y la sensibilidad las problemáticas contemporáneas. +

Por Erika Alcantar

erika.alcantarg@gmail.com





Foto: Federico García Lorca, http://blogs.publico.es

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o sé con precisión en dónde me encuentro, pero lo he llamado inconsciente. Es un desierto pálido, horrendamente blanco, inmenso, en el que un día, de pronto, vine a despertar. Yo permanezco acostado, junto a mi esposa Sara. Tenemos una sábana encima y una almohada debajo de la cabeza, como si estuviéramos sobre una cama gigante. Desde que llegué, Sara está dormida. Le he dicho que despierte, que me explique qué es esto, pero no se mueve. Pienso en un estado de coma, y no sé qué pudo haberlo originado. Respira en automático, obedeciendo a un impulso de su cerebro —en apariencia— muerto. ¡No estés jugando, Sara! ¡Reacciona! He llegado a gritarle sin obtener nada de vuelta.

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esde la tragedia y comedia griegas, la dramaturgia nos ha permitido observarnos a nosotros mismos como especie: los héroes, grandes acontecimientos, guerras, eventos desafortunados. Desde Esquilo y Eurípides, pasando por Shakespeare, Marlowe, Calderón de la Barca, Lope de Vega, Tennessee Williams, entre muchísimos otros. Así como el teatro observa la vida, también lo hace la poesía. Dentro de la llamada Generación del 27, en España, particularmente un hombre trabajó ambos géneros: poesía y teatro. Federico García Lorca es el aclamado y ya clásico autor de obras como La casa de Bernarda Alba, Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, Yerma y Bodas de sangre. Un personaje fascinante por la época y la gente de la que se rodeó: amigo de Salvador Dalí, Rafael Alberti, Pablo Neruda y Luis Buñuel. Con respecto a su obra poética, Lorca es considerado como uno de los puntos más significativos de la literatura española del siglo xx. De entre nueve diferentes poemarios, como consejo para el lector que desea iniciarse en su obra, destacaría dos: Poema del Cante Jondo y Poeta en Nueva York. El primero posee a un poeta más joven, profundamente influido por la tradición gitana, Andalucía y la cultura popular. Ya están presentes muchos elementos que definieron su estilo: la profundidad lírica y cierta oscuridad en la creación de imágenes. “Empieza el llanto de la guitarra”, el instrumento más conocido de la música flamenca, la guitarra, para él no canta, sino llora y prepara el ambiente con melancolía, así sabemos que “se dejó el balcón abierto/ y el alba por el balcón/ desembocó todo el cielo”. El paisaje de Granada, Sevilla, Málaga y Córdoba es descrito con elementos de la cultura local: “El campo de olivos se abre y se cierra como un abanico”. El autor explora la metáfora y la llena de sentido. Poeta en Nueva York muestra, de manera posterior, un trabajo de mayor madurez. Su último poemario, de hecho publicado póstumamente, retrata la impresión de esta ciudad estadounidense y un nuevo imaginario para el autor granadino. “En mis ojos bebían las dulces vacas de los cielos./ Y las brisas de largos remos/ golpeaban los cenicientos cristales de Broadway”. La ciudad queda entre su interculturalidad, entre variedad de razas, voces, el concreto, la arquitectura y sus calles: “Cuando el chino lloraba en el tejado/ sin encontrar el desnudo de su mujer/ y el director del banco observaba el manómetro/ que mide el cruel silencio de la moneda,/ el mascarón llegaba a Wall Street”. Imposible no dejarse llevar por sus figuras retóricas, la cadencia lírica y su monumentalidad: “Asesinado por el cielo,/ entre las formas que van hacia la sierpe/ y las formas que buscan el cristal,/ dejaré crecer mis cabellos”. Muy querido lector, si no ha tenido el placer de contar con un poemario de García Lorca en sus manos, no deje pasar la ocasión. + @rsanchezriancho

Cuando me percaté de que ella no despertaría, comencé a caminar esperando encontrar alguna pista, pero entonces supe que no tenía caso cambiar mi ubicación: el desierto blanco nos volvía cuerpos celulares, minúsculos. Si era una venganza de Dios, uno de sus ajustes de cuentas, debía ser el más absurdo. No hay hambre ni sed; no hay viento ni sonido. Sólo existe este desierto inmóvil, suave, que habitamos Sara y yo. Pero Sara no está. Quiero decir: está su cuerpo. He llegado a pensar que todo, cuanto veo a mi alrededor, tiene que ver con una imagen de mi infancia. Sin embargo, hasta donde puedo recordar, nada se asocia con un espacio de tales magnitudes. Lo último que evoco antes de aparecer en este paisaje es una discusión: sentados en el comedor, Sara y yo hablamos del trabajo, de las deudas, de los hijos que no llegamos a tener. Hubo algo que nos alteró, algo irremediable. Luego me fui a la cama, cerré los ojos, dormí, y desperté aquí. He concluido, al cabo de esta temporada en el desierto, al lado de un cuerpo inerte, que estoy en un escenario onírico. Intentaré explicarlo: creo que al otro lado del sueño soy yo el que está dormido en el cuarto de un hospital, con mangueras en los brazos y un respirador artificial en la boca. Y es Sara quien me cuida. Espera que algún día despierte, aunque, en el fondo, sabe que nunca lo haré. Porque lo mismo pienso al verla. Es una hipótesis que llega en mis ratos de ocio, cuando esta condena se diluye y queda sólo la semilla, la esencia del sueño, y no es el desierto blanco sino el ocio lo que me atormenta hasta el delirio. Miro en lontananza, donde la línea del horizonte se difumina con el cielo, y enseguida me vuelvo a Sara, tan lejana de todo. La observo, la observo siempre. Como un imbécil con la mirada perdida. Permanezco a su lado. Me da miedo alejarme en busca de respuestas y, de súbito, perderme, quedarme sin ella, sin Sara. Quedarme, entonces sí, completamente solo. En este lugar, qué otra cosa podría ser más terrible.

Roberto Abad Cuernavaca, 1988. Escritor y músico. Ha publicado en diversos medios nacionales e internacionales. Varios de sus cuentos fueron traducidos al francés y al portugués. Orquesta primitiva (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2015) es su primer libro de cuento brevísimo. @ROA07

En esta sección aparecerán relatos de autores contemporáneos. Cada mes una ficción para arrebatarle un espacio a la vida cotidiana.

AL OTRO LADO del sueno Roberto Abad



n año después de haber obtenido el Premio Mezcal en U el Festival de Cine en Guadalajara y el premio al mejor largometraje mexicano en el Festival de Guanajuato, la opera prima del cineasta mexicano Joaquín del Paso, Maquinaria Panamericana, llega a las pantallas tanto de la Cineteca Nacional como de algunas salas comerciales con una propuesta que mezcla en atinadas dosis la comedia negra, el surrealismo “Godínez” y la idiosincrasia mexicana, con el fin de hablar de uno de los sectores menos populares de la cinematografía nacional: la clase trabajadora. Los empleados de una compañía de maquinaria para la construcción tendrán que enfrentar el desamparo laboral tras la muerte de su jefe, pues hasta ese momento se enteran de que la empresa estaba en quiebra desde hace algunos años y su salario era cubierto con el dinero del difunto. En un intento por salvar el legado de su patrón, los empleados se encierran en las instalaciones de la compañía para evitar el futuro desalojo y buscar una solución a su problema. Muy pronto la convivencia entre los empleados se transforma en un absurdo carnaval de situaciones en el que salen a relucir el inventario de secretos familiares, los vacíos emocionales y las crisis profesionales del personal entre innumerables pilas de archivos. Maquinaria Panamericana es una comedia de tintes surrealistas que, retomando los clichés de oficina —pasteles de cumpleaños al lado de la fotocopiadora, escritorios decorados al gusto rimbombante de las secretarias— hace una metáfora del estado de salud de la clase trabajadora en el país. Estereotipos que tampoco dejan de ser ciertos, pero que aquí evocan un espíritu aletargado, estancado en un pasado que se rehúsa a aceptar su fin. Huérfanos de un sistema económico igual de muerto que don Alejandro, esa clase en decadencia fue alguna vez el reflejo del progreso empresarial que siempre tuvo la intención de alcanzar el éxito pero nunca lo hizo. Ilusiones de capital variable que en su nombre pretendían trascender lo nacional y se presumían internacionales, pero que en la realidad nunca pasaron del

ámbito regional. No son gratuitas las imágenes de archivo de la empresa ficticia, pues constituyen el recuerdo de prosperidad bajo el cual sigue operando neciamente. En Maquinaria Panamericana no existe el futuro, nunca lo hizo; el pasado es el tiempo presente. Así como Luis Buñuel se divertía encerrando a un grupo de burgueses dentro de una opulenta residencia en El ángel exterminador (1962), Joaquín del Paso coloca a este grupo de trabajadores dentro de su compañía sin posibilidades de salir. Pero a diferencia de los personajes de la primera película, los trabajadores de Maquinaria Panamericana son presos voluntarios. Están atrapados en su “proceso de duelo”, en la negación de la muerte de su jefe, de la ruina de su empresa, del fantasma de su jubilación, de toda aspiración más allá del escritorio. Son presos del reloj checador, del saco bien puesto y la corbata bien amarrada. Y aunque la puerta siempre ha estado abierta y no pagan horas extra, los empleados son fieles a su desesperanza laboral. D: Joaquín del Paso. G: Joaquín del Paso y Lucy Pawlak. F en C: Fredrik Olsson. M: Christian Paris. Con: Javier Zaragoza (Jesús Carlos), Ramiro Orozco (Ignacio), Irene Ramírez (Soledad), Edmundo Mosqueira (Celestino), Delfino López (Delfino), Cecilia García (Juanita). CP: Amondo Films, Black Maria, Mantarraya Producciones, imcine. Prod: Joaquín del Paso, Susana Bernal y Jaime Romandía. México-Polonia, 2016, 86 min. +

Por Israel Ruiz Arreola @wachitou

Ilustración del poster de Maquinaria Panamericana, Joaquín del Paso.

@Esteban__Suárez



B

astaba verlo una sola vez para que te cambiara la vida”, dice Inés Rancé en la introducción del libro Mauricio Achar, un librero de nuestro tiempo, en el que se recopilan testimonios de la gente cercana al fundador de Librerías Gandhi, con el fin de construir un mosaico de las impresiones y cariños que le tenía la gente a un hombre que no sólo se apasionaba por la lectura, sino por el teatro y la emoción de vivir. Mauricio Achar nació en 1937, hijo de José Achar y Mazal Hamui, ambos emigrados de Siria hacia principios del siglo xx. Tuvo siete hermanos y un solo sueño: difundir la cultura de una manera novedosa durante los incipientes años setenta. Las ideas y la perseverancia se materializaron en un pequeño local de ciento cincuenta metros cuadrados sobre la avenida Miguel Ángel de Quevedo, número 128, en 1971, que se popularizaría con el nombre de Librería Gandhi. En aquel local originario, que poco a poco fue ampliándose hasta contar con librerías en todo el país, se colocó un escenario en el que Mauricio Achar montaba pastorelas y obras de sátira política, al lado de uno de sus amigos más cercanos, Germán Dehesa: “Primero fue la librería, galería y cafetería; después empezamos con las presentaciones de libros y el foro de teatro. Mi gran hobbie desde que tenía 14 años fue ser actor de teatro. Durante 30 años trabajé con mi maestro Germán Dehesa”, confiesa Mauricio en palabras que se rescatan en el libro Mauricio Achar y el legado Gandhi.

Y reflexiona Mauricio: “Me hago librero por inquietud. Me encantaba leer. Entonces, a raíz de un libro que leí por recomendación de un psicoanalista, modifiqué mi vida. No totalmente, eso no es posible, pero sí una parte importante en una persona: el espíritu. El libro fue La muerte de Iván Ilich, de León Tolstoi. Es un relato maravilloso. Un tipo que tenía 55 años de edad, que vivía en Rusia, muy bien pagado en rublos, en un ministerio, propietario de dos casas, una en el campo y la otra en la ciudad, con una mujer muy bella por esposa y con una hija. De pronto le avisan que tiene una enfermedad incurable y que le quedan tres meses de vida. En ese momento comienza a reflexionar qué hizo de provecho en su vida y se da cuenta que, lo que hizo, era lo que convenía, no lo que él hubiera querido hacer”. Como revista queremos manifestar que siempre está Mauricio en nuestra mesa de trabajo, cada vez que pensamos un tema, un título, una imagen, nos preguntamos ¿cómo lo haría Mauricio? El lado lúdico y emocionante de la experiencia humana, la aventura de luchar porque la cultura sea accesible, divertida y que nos cambie la vida cada vez que nos dejemos atrapar por un libro, una obra de teatro o cualquier expresión de arte. Nuestra meta es montar la mejor obra posible, mes a mes, tema tras tema. Siempre presente en nuestros corazones, Mauricio, querido amante de la cultura. +




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