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REGIONAL

SEA LA LUZ

Nuestra Realidad

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En el orden de la creación de este planeta, la tierra estaba desordenada y vacía y las tinieblas rodeaban su faz. Cuando el espíritu de Dios se movió sobre ella y Dios pronunció, “Sea la luz”, inició la obra Maestra del Dios Creador. En perfecta secuencia, Dios ordenó nuestro planeta inaugurando con la presencia de la Luz. Esta luz marcó la diferencia entre un lugar desordenado y tenebroso y un sitio de orden y resplandor. En el plan de Dios, no podía haber primer día sin la entrada y la permanencia de la Luz, ni separación de las tinieblas sin ella (Génesis 1).

La Luz que alumbró en la creación sobre la tierra representa la Luz del Mundo quien llegó a esta tierra en la persona de Jesucristo (Juan 8:12). La misma Luz que creó en el principio ahora se hacía carne en la misma creación hecha por sus manos (Juan 1:9, 10). Jesucristo vino a separar el Camino de la Perdición, la Verdad de la Mentira y la Vida de la Muerte. Sin esta Luz no podía haber un nuevo amanecer para la humanidad, ni separación del pecado sin Él.

Así mismo ocurre en la vida de una persona. Cuando desde su neblinosa condición vislumbra y recibe a Cristo, la persona comienza a distinguir entre las tinieblas de su pecado y la verdad. A medida que la luz va iluminando y guiándola, Dios comienza a ordenar su vida en una secuencia perfecta de nueva creación.

Dios desea convertirnos en verdaderas luces ... luces que no puedan atenuarse y que brillen desde el interior.

Los que conocemos a Cristo decimos haber sido atraídos a la Luz y que ahora caminamos en la Verdad, pero muchos nos hemos conformado con solo esta experiencia y, por ende, solo reflejamos la luz cuando las circunstancias nos permiten o nos conviene. Sin embargo, Dios desea que seamos más que un reflejo de su luz. El desea convertirnos en verdaderas luces—luces que no puedan atenuarse y que brillen desde el interior.

La luz penetró en la creación y permanece hasta hoy. Cristo entró y habitó entre los hombres y vive hasta hoy. De igual manera, Dios desea entrar y habitar permanentemente en el corazón del cristiano para que éste brille continua y naturalmente. Para que se realice su obra Maestra de Transformación y Santificación necesitamos con urgencia que el Espíritu Santo obre dentro de nosotros y nos convierta de meros reflejos en luces verdaderas.

Pidamos hoy que la orden “Sea la luz” se cumpla en nosotros y que las palabras de Jesús, “Vosotros sois la luz del mundo” (Mateo 5:14) sea nuestra realidad.

Leslie Soupet es licenciada en teología y actualmente se desempeña como asistente administrativa del presidente, ministerios multilingues y ministerio de la mujer en la Asociación Regional del Suroeste.