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OKLAHOMA

TOC, TOC

El Señor Tocó a Mi Puerta de Nuevo

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Toc, Toc. - ¿Quién es? -Soy Yo… Jesús, ábreme.

No podía creerlo, en un año donde el COVID-19 estaba tocando la puerta de tantas personas, ¿que a mi vida fuera Jesús quien tocara la puerta? Esto era más que un milagro.

Yo había aceptado el mensaje Adventista y por 13 años había servido al Señor en mi país natal, México. Había tenido el privilegio de llegar a ser diácono ordenado, pero lo que más había marcado mi experiencia cristiana fue el trabajar con el Club de Conquistadores; pero esos fueron otros tiempos. El enemigo había tramado una encrucijada y me había apartado de la iglesia, cada paso que di, lejos de los caminos del Señor, me hicieron pensar que jamás tendría la oportunidad de regresar. Cada día me sentía más perdido, más abandonado a mi propia suerte y por cinco años estuve huyendo del único que realmente me amaba y se preocupaba por mí. Llegó el momento en que las circunstancias me llevaron al extremo de mis necesidades, las de mi esposa y de mis hijos; entonces tomé la decisión de venirme a los Estados Unidos, con la esperanza que los dólares fueran la solución a todos los problemas de mi vida.

Dios tenía otros planes para mí, “porque son más altos sus caminos que mis caminos y sus pensamientos que mis pensamientos”. Llegué a la ciudad de Tulsa, en el estado de Oklahoma, porque ahí estaba viviendo mi hermano Saúl, quien sin perder tiempo me invitó a ir a la iglesia adventista de Independence. Lo acompañé y encontré un grupo de personas muy amables, cariñosas, que me hicieron sentir el amor de Dios nuevamente en mi vida. Me involucraron en sus actividades y ahora tenía la oportunidad de volver a servir en el Club de Conquistadores, así que la única decisión que tenía que tomar era bautizarme para poder participar activamente con los jóvenes, pero estaba indeciso, no quería volver a fallarle a Dios.

Se aproximaba una fecha muy especial, la celebración de los 70 años del Club de Conquistadores y para celebrarlo se hizo un programa entre el distrito y la conferencia. Sería al aire libre, ya que por causa de la pandemia no podíamos reunirnos todos en el templo; entonces el pastor de mi iglesia me visitó para darme una noticia: “Propuse tu nombre en la junta directiva de la iglesia y fuiste aprobado para ser bautizado en un lago durante la celebración del aniversario del Club”. No me dio ninguna otra opción, sólo oramos y esperé ansioso ese momento.

Hoy puedo decir que ha sido uno de los días más felices de mi vida, cuando, junto con un grupo de seis personas más fui bautizado. Ahora me gozo en el Señor, quien en medio de la pandemia tocó la puerta de mi corazón y me llevó en sus brazos de regreso a Su hogar.

|Experiencia del hermano Eloy Sánchez Sánchez. Escrita por Luis Prieto quien es el pastor del distrito Central de Tulsa en el estado de Oklahoma.