High Class de Abril 2016

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CULÍ DE CUNA Las que son vs. las que se hacen (y no les sale) por Nicoletta Fizzotti

Todos los sábados tengo una cita impostergable con Alexei, mi peluquero de confianza y sensei capilar. Mientras va domando mi blonda cabellera natural, no solo me relajo, sino también me entretengo intercambiando con él los más jugosos chismes, anécdotas inverosímiles y estudiados debates sobre el rubio ideal. El sábado pasado, mientras me encontraba en pleno debate sobre quiénes pueden decolorarse el pelo –y quiénes no deberían ni siquiera asomarse al blondon– me interrumpe una cachaquera fuera de contexto (¿Me pueden explicar qué hace una cachaquera en mi peluquería Fino?). La susodicha –una tal Dalmys, según Alexei– acotó superemocionada: “¡Dios míaaaa! ¡Hablás igualiiiito que Lorenza Agrias! Masiado bien ko te sale el acento de teresiana”. Mientras mi alisado se hacía frizzé levanté una ceja mientras le contesté indignada: “¡¿Perdóooooonn?! ¡¿Qué quéeee?!”. A lo cual la Dalmys me contesta orondamente: “Y así todo pipí cucú”. Ya al borde del afro, le contesté conteniendo una apoplejía: “Disculpame, ¡pero yo soy culí de CUNA!”. ¡Este acentito podrá ser imitado, pero nunca igualado si no sos de pura cepa! ¡Estamos todos locos! ¡Cuando se ha visto! Estamos ante una verdadera invasión de impostoras, que en vez de aprender dicción y ortografía (y decencia), deciden gastar sus energías en fingir acento de culí exagerado y mal pronunciado (y a veces con algunas eses de más y otras tantas de menos). Pero cómo no se dan cuenta de que culí se nace y no se hace. ¡Es como pretender pasar por rubia natural cuando no te da lo morocha! Para desenmascarar a las impostoras que fingen demencia robando acentos les voy a pasar esta guía sencilla para distinguir a una 104 HIGH CLASS

culí de cuna de una culí de catre. 1. A una culí de cuna nadie le baja el penacho y menos una rubia teñida con nombre en inglés mal escrito. ¡Pero por favor! Cómo se va a achicar ante una Yesica Yohana, una culí que tiene DOS apellidos que son CUATRO palabras (y los usa TODOS). 2. A una culí de cuna todo le queda bien, siempre. Se puede incluso permitir ciertos deslices fashionistas sin que sean vistos como tropiezos, sino más bien como audacias ya que ella dignifica todo lo que luce. Una culí de cuna puede aparecer en una fiesta en zapatillas e igual ser vista como canchera. Una culí de catre tiene el efecto contrario, entruchece hasta al Louis Vuitton más auténtico. En ella el logo de Gucci siempre instala una duda de Trucci. 3. Una culí de cuna no ostenta ni auto, ni novio, ni viaje, ni marca. Es sobria hasta en sus posteos del Facebook y está convencida de que gastar dos palos verdes en una fiesta de quince es una guanacada de las hordas de nouveaux riches. Una culí de catre sube luego hasta la foto escandalosa en trikini, acotando que le regaló su nuevo ami junto con un cheque con fondos ilimitados del chonguex del momento, contrata a un decorador hasta para el cumple de su salchicha… lastimosamente el combo del decorador no incluye lecciones de buen gusto. 4. A una culí de cuna no le quita el sueño salir en ninguna revista. Por su parte, la culí de catre sueña con salir en Chic, aunque ni en sus sueños va a zafar el filtro. Lo más probable es que tenga que conformarse con salir en la portada del Popu con algún titular nefasto tipo: “Temo perder la virginidad”.


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