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SIEDAD Y ANGUSTIA
Amuchas personas les pasa que aparentemente, y de manera repentina, les surge un cierto malestar y una preocupación que no logran comprender y mucho menos explicar. A ese respecto, lo primero que me gustaría decirles es que cuando se trata de las mal llamadas emociones “negativas” todos queremos desaparecerlas porque nos resultan no sólo incómodas, sino amenazantes.
Dejamos de ver que las emociones tienen una función en específico; es decir, se convierten en una señal de alerta que nos indica que algo no está bien con nuestras emociones o nuestro estado emocional.
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Dos de las principales emociones que nos alertan son el miedo y la angustia o ansiedad. El miedo está dirigido a algo determinado que nos resulta amenazante y va muy ligado a la angustia y la ansiedad, ya que en ambas lo podemos experimentar. En este sentido valdría la pena conocer las diferencias entre angustia y ansiedad:
Angustia Ansiedad
Es una emoción que aparece cuando nos sentimos ante una amenaza que es incierta o que no conocemos del todo.
Suele experimentarse más como una preocupación.
Es una reacción que surge cuando anticipamos una posible amenaza
Afecta nuestros pensamientos y tiene e fecto en lo que sentimos en nuestro cuerpo.
Puede ayudarnos a pensar e n soluciones y estrategias para afrontar una situación. preocupaciones sin llevarnos a soluciones.
Puede p reocuparnos durante unos i nstantes. actitud comportamiento de todo nuestro día.
Síntomas: f alta d e aire, opresión e n el pecho, t emor, sudoración, f atiga, t rastornos del sueño, m iedo a morir, desesperanza, temblores.
La severidad de los síntomas es la que te puede ayudar a identificar en qué momento conviene buscar ayuda con un especialista.
Cuando los síntomas son leves hablamos de que sólo generan una pequeña alteración en la funcionalidad o las actividades sociales o en las relaciones interpersonales de quien la padece y puede ser autorregulable.
Moderado: Es cuando los síntomas generan una alteración en la funcionalidad, en las actividades sociales o en sus relaciones interpersonales de manera significativa, al punto que la persona requiere del apoyo de una psicoterapia e incluso un fármaco.
Severo: Aquí ya hay una gran alteración en la funcionalidad, puede haber ideación suicida y síntomas psicóticos.

En resumen, la ansiedad y la angustia son un mecanismo necesario para la supervivencia. Nos mantienen en alerta por si apareciera el temido peligro y así poder mantenernos a salvo. Por tanto, son una respuesta habitual con la que debemos convivir. Ambas sensaciones son saludables y es normal sentirlas en momentos puntuales de nuestras vidas.
MTRO. MANUEL HERNÁNDEZ GARCÍA
Psicoanalista manuel@descubriendote.mx
- rar, sudoración, temblor, irritabilidad, a gitación, tensión, preocupación excesiva.