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Lo que realmente necesitan los niños
Durante mis vacaciones tuve la oportunidad de convivir con varios niños, todos ellos vueltos locos, ávidos de aventuras, gritos, risas, peleas, travesuras; y claro también, llenos de frustraciones, aburrimiento, cansancio y desesperación. Los niños traen mucha alegría y también cargan con mucho caos y de la nada pueden convertirse en pequeños monstruos gritando y llorando. Es aquí cuando los padres quedan a merced de los hijos, o viceversa, los niños quedan completamente a merced de los padres que suelen estar también: cansados, hartos, con problemas y a punto de la desesperación.
Durante estas vacaciones puede ser testigo de la combinación perfecta entre niños y padres desbordados. Fui testigo de berrinches incontrolables y de padres completamente fuera de sí. De vacaciones “en familia”, pero donde cada uno de los miembros de ésta están completamente aislados unos de los otros. Fui testigo de los regalos más caros que he visto para unos niños que lamentablemente se encuentran afectivamente abandonados.
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Fui testigo de padres anulando, ignorando y rechazando a sus hijos y también presencié “berrinches” fuera de control, suplicas y gritos por atención.
Normalmente, un niño quiere ser visto, sentido, apreciado y aceptado por su núcleo más cercano. Nos quejamos de los niños consentidos, que lo tienen todo, pero al mismo tiempo no tienen nada de lo que realmente necesitan: límites, atención, comprensión, contención y amor.
Vivimos muy superficialmente, y creemos que las actitudes de nuestros hijos son igual de absurdas, banales y superficiales. Ellos literalmente, gritan y lloran por algo más que cosas, buscan una conexión real con sus padres, buscan ser observados y validados, buscan sentirse amados. Sabemos que no todo el tiempo los padres se encuentran en las mejores condiciones, que nosotros como adultos estamos muchas veces a punto de estallar al igual que nuestros hijos, pero alguien tiene que responsabilizarse por la crianza emocional.


Como adultos tenemos la capacidad para autorregularnos, y así poder enseñar esto a los más pequeños. Las vacaciones son para construir lazos, aventuras y recuerdos que van a quedarse para siempre.
No sabes qué regalarle a un tu hijo en su cumpleaños, en navidad, o en alguna ocasión especial. Regálale atención, regálale tu tiempo sin celular, sin redes sociales, regálale tu esencia, conecta con él o ella. Ese regalo no tiene precio y vale más que cualquier cosa que puedas comprar.
MIRIAM FLORES DÍAZ
Coach y consultor miriam@descubriendote.mx
