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¿Sabías qué?
Pasa un fenómeno muy particular con las redes sociales y la comunicación actual. La “distancia” se acorta, la tolerancia a la frustración y a la “separación” disminuye.
Muchos especialistas refieren que uno de los fenómenos que se observan es la comparación y la idealización respecto a la vida de los otros. Mostramos, generalmente, la “mejor” versión; pero la pregunta es ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Cuál es la intención?
Observémonos, pensemos en la verdadera intención antes de publicar una foto en Instagram o de mandar un reel a alguien. ¿Cuál es la verdadera intención? ¿Qué deseo inconsciente hay detrás?
CÓMO HABLAR SOBRE LA COMUNIDAD LGBTIQ+ CON LOS NIÑOS
Para empezar, es esencial comprender los términos como adultos para luego poder explicarlos de manera comprensible a nuestros hijos, hermanos, familiares, alumnos o cualquier niño que tenga dudas al respecto. Estas siglas se dividen en dos partes: una que abarca la orientación sexual, como Lesbianas, Gays, Bisexuales; y otra que representa la identidad sexual de las personas, como Transexual / Transgénero, Intersexual, Queer; claro que esta comunidad es mucho más amplia que solo estas letras, pero inicialmente con conocer esto que visualmente será llamativo hacia los niños es un buen primer paso.
Cuando un niño busca aclarar sus dudas sobre este tema, lo primordial es evitar emitir juicios de adultos al explicar, sino más bien entender realmente las dudas del niño. A menudo, los niños ven el mundo de una manera muy distinta a los adultos. Centrarse en las dudas específicas del niño implica ser breve y honesto al responder solo lo que el niño pregunta, ya que de lo contrario pueden surgir más preguntas que serán difíciles de explicar en un lenguaje que ellos comprendan.
Una herramienta útil que tenemos a nuestro favor como adultos es aprovechar la imaginación del menor para evaluar su nivel de comprensión, respondiendo sus preguntas con otra pregunta. Por ejemplo, si tiene dudas sobre por qué las personas transexuales se visten de cierta forma característica, podemos responder con un “¿por qué crees tú?”. Dependiendo de su respuesta, podemos entender mejor cómo están procesando la información de su ambiente, si es que ya tienen información al respecto o si es que para ellos es algún tipo de juego, si lo están viviendo con algún juicio negativo. Es importante abstenerse de emitir juicios sobre este tema hacia los niños, ya que se está volviendo cada vez más común en nuestro entorno, convirtiéndose en algo normal para todos nuestros niños. Queremos evitar que desarrollen prejuicios negativos hacia estas personas, lo cual podría derivar en bullying en las escuelas u otros ambientes hostiles a lo largo de su vida por los prejuicios que puedan tener.
Recordemos que lo importante es que esta comunidad busca simplemente ser feliz con
su cuerpo y su apariencia física, expresándose y encontrando un grupo al que pertenecer. Si dos hombres se dan un beso, es simplemente una forma diferente de expresar amor, pero igual de válida que cuando los padres se besan o los niños abrazan a una mascota. Estas parejas solo buscan expresar su forma de amar y su manera de vivir el amor.
Por último, hay que remarcar que los niños tienen una capacidad innata para aceptar a los demás sin prejuicios, y es nuestra responsabilidad como adultos fomentar y cultivar esta actitud de respeto hacia todas las personas, independientemente de su orientación sexual o identidad de género. Al hacerlo, les estamos brindando herramientas para relacionarse de manera positiva con el mundo que les rodea y contribuir a la creación de un futuro más justo y equitativo para todos.
PSIC. TANYA FERNÁNDEZ
CREACIÓN DE UN AUTOR
El autor estudia las láminas de alabastro que reposan sobre su escritorio, antigua madera la que sostiene las ideas de su arte. Con su mano derecha empuña el cincel de grafito, dispuesto a tallar las palabras que no emanan de su tesitura, sino que brotan de su redacción. Las palabras entran y salen de su mente, rebotan por todas las paredes de su habitación y ocasionalmente alguna de ellas impacta en el lienzo que tiene enfrente.
El sutil llamado de las lágrimas veraniegas sobre su ventana invoca en sus párpados un impulso de imitar el rocío de las nubes, los suaves besos del monzón sobre su cuarto evocan en sus oídos la sensación de un arreglo fino de percusiones. Las gotas cubren su vista y contrastan con la sequía al interior de su cabeza, el llanto produce en él una sed insaciable.
Su brazo izquierdo se extiende hasta que sus dedos logran acariciar la botella a su costado. Sus labios se sellan con los del cristal y el amargo líquido ingresa por su boca, el trago se escabulle hacia su garganta y siente el sabor de su propia poesía.
El artista, en medio de la caída de su conciencia, observa en la hoja su propio bosquejo, formado a partir de trazos lánguidos y descuidados; quiere encontrar en su boceto un reflejo de su apariencia. Tras una minuciosa comparación entre su espejo y su creación, cae en cuenta que las facciones de su rostro son gemelas de las estrofas que concibió sobre el papel.
La mente del autor es embargada por sus manos, las sílabas se imprimen a la orden del lápiz y forman filas que se deslindan por el conteo de una decena. Sus recuerdos se disfrazan de metáforas para interpretar su papel, el cual debe apegarse a un acto de cuatro escenas. Tras un exhaustivo viaje entre su memoria, los bostezos se apoderan de su deseo.
El poeta muere, más no en el sentido literal de la palabra, su cabeza reposa sobre el escritorio y sus párpados se hallan sellados. La categoría de “autor” se desprende de sus ideas y se impregna al verso que escribió antes de perder la conciencia.
El joven pasa horas de inmersión en su sueño, y al despertar aparta hacia su costado todos los libros de Literatura barroca, con unos ojos de orgullo se dispone a leer su creación.
Su voz carraspera a modo de prepararse, cada palabra que recuerda haber escrito se halla contenida en dichas estrofas y versos. Alza la hoja con la suposición se encontrar su más reciente creación, sin embargo, únicamente logra encontrar la blancura de su reflejo en una pila de hojas vacías.
BRUNO G. GÓMEZ
Estudiante Preparatoria
¡Uff! que duro es perder a alguien, saber que algo se acaba, pasar por todo el proceso de duelo, en estos momentos estoy a punto de terminar mi análisis, sé que no termina porque ahora me toca a mi seguir preguntándome todo eso que mi analista hacía, la función analítica ha quedado internalizada y yo puedo sostener ese dialogo interno conmigo desde ese lugar.
Es una labor bastante difícil, es escuchar y sostener el dolor psíquico, soy muy empática con mis pacientes cuando están pasando por un momento difícil en su propio proceso, yo también lo sentí, recuerdo que en algún momento las cosas estaban muy difíciles en mi análisis, y que yo le decía a mi analista ¿cuándo se acababa? o ¿cómo se pasaba más rápido?, su respuesta fue dura: no es prudente que pase rápido, se aprende y se significa la experiencia con el sostener el dolor psíquico, fue durísimo.
Me enoje con él y le reclame que como él no lo sentía era fácil, pero ahora que tengo que decir esas palabras yo entiendo que el dolor psíquico nunca es fácil, no importa en donde te encuentres, ya sea como paciente o como analista ver al otro y ser empática con el dolor te lleva a ese lugar, lo recordé porque sin ese momento y otros igual de difíciles donde me tuve paciencia, fui amable conmigo y sostuve la incertidumbre hoy no estaría a punto de terminar mí análisis.
Una parte de mi esta muy contenta, otra tiene miedo de dejar un espacio seguro y de mucha confianza, el diván, el consultorio y el analista son un pilar para la psique, salir como lagartija analizada es una diferencia muy significativa para mí, intento brindarles a mis pacientes esa misma experiencia porque sé que funciona, se que sí aguantas el dolor, lo sostienes y vas confiando en tus herramientas la situación se puede armar de formas muy diferentes y la vida se puede construir con herramientas solidas.
Le agradezco a mi analista por haber aguantado a una paciente tan difícil, con todas las resistencias que un individuo que no sabe a lo que se esta enfrentando tiene, pero que todo el dolor psíquico que fuimos sosteniendo en el trabajo terapéutico rindió frutos, me voy de “alta”, viviendo
un proceso de duelo que tendré que sostener sola físicamente pero siempre acompañada psíquicamente.
Llevar al analista y el trabajo que hacemos es ahora responsabilidad mía, pero la vida no deja de ser dolorosa y compleja, solo que una ya viene acompañado con todas la herramientas que el análisis proporciona, no ha sido un camino fácil y creo que es importante decirlo, los análisis son dolorosos, difíciles, escabrosos y por momentos dan ganas de dejarlos, ya que uno no sabe a dónde lo van a llevar, pero sí uno logra sostenerse, las probabilidades de que uno se desarrolle son altas.
Es un articulo dedicado a todos los que están en un proceso terapéutico, cuando vean que las cosas se ponen difíciles, aguanten, sean amables con ustedes, escuchen la voz de su terapeuta y confíen que el trabajo que en conjunto hacen tiene un propósito y un fin que es el desarrollo de la personalidad.
Gracias a mi analista por todos estos años de trabajo difícil y doloroso, mi gratitud es infinita porque aun cuando salí como una lagartija y no como un dragón, la diferencia es importante, gracias por ser una función psíquica y espero muchas personas más puedan dar testimonio de que ir a terapia es la mejor inversión que uno puede hacer.
MTRA. GABRIELA ALEJANDRA CASTRO GUTIÉRREZ
Tel: 55 61156139. Psicoanalista con consultorio privado y docente. psicgabicastro@hotmail.com
PAPÁ también cría y cuida a sus hijos e hijas (PARTE 1)
En colaboración con “mamarama” compartimos una entrevista realizada al Dr. Manuel Hernández, respecto a la paternidad.
En esta ocasión queremos compartirles una entrevista realizada A Manuel Hernández en la que se habla acerca del papel tan importante de los padres -varones- en la crianza de los hijos. Esperamos que la disfruten.
“Papá también cría y cuida a sus hijos e hijas” Pero esta afirmación tan lógica, como natural, no siempre sucede así. O al menos no de forma activa, como debería ser.
Tradicionalmente, la figura masculina ha sido ‘ajena’, hasta cierto punto, al proceso de la crianza de sus hijos e hijas, y solamente ha intervenido cuando hay que ‘disciplinarlos’, debido a su papel de ‘autoridad en el hogar’ que le confería el hecho de ser el único o principal proveedor de la familia.
Afortunadamente, las cosas están cambiando. Y aunque no tan rápido como quisiéramos, hoy día se habla de que la paternidad y la maternidad implican corresponsabilidad, es decir, que tanto como papás como mamás deben contribuir de igual manera en el cuidado de los pequeños. Junto con esto, se busca que esta paternidad sea cercana y afectiva.
Cambiar estas ideas, que apenas hace unas décadas eran una ‘ley no escrita’, no ha sido fácil. Remar en dirección contraria a conceptos preestablecidos –incluido el machismo–, ha llevado su tiempo. Sin embargo, “hoy cada vez más varones se involucran de manera activa en este proceso”, considera Manuel Hernández, Doctor en Clínica y Psicoterapia Psicoanalítica, Director de la clínica y consultoría en Salud Emocional, Descübriéndote.
Ya en el artículo 18 de la Convención sobre los Derechos del Niño, que entró en vigor en 1990, se señalaba que “ambos padres tienen obligaciones comunes en lo que respecta a la crianza y el desarrollo del niño. Su preocupación fundamental será el interés superior del niño”.
La UNICEF, por su parte, explica que «la paternidad es la relación que los hombres establecen con sus hijas e hijos en el marco de una práctica compleja en la que intervienen factores sociales y culturales, que además se transforman a lo largo del ciclo de vida». Y agrega que la participación activa de los hombres como padres los involucra como cuidadores primarios de sus hijos e hijas y ayuda en el bienestar infantil y en la salud misma.
Espera la segunda y tercera parte…
POSITIVA
La enseñanza detrás de unos lentes
Recientemente, acompañé a mi hija a una revisión ocular que no tuvo los resultados que esperábamos. No obstante, traté de encontrar el lado positivo: ella tendría la oportunidad de elegir nuevos lentes que reflejaran su personalidad y preferencias. Así que comenzó a probarse una variedad de monturas hasta encontrar la “perfecta”. Me encantó cómo se veía con ellos, y bromeé diciendo que también se me antojaba un par nuevo.
Entonces, mi hija me animó a probarme casi todos los lentes de la tienda. Estaba en búsqueda de unos que fueran similares a los suyos y, finalmente, encontró un par con “mucha personalidad” que me instó a comprar. Le expliqué que esos no me convencían, ya que tenía unos similares en casa y a mi esposo no le habían gustado. Ella respondió con una pregunta y un comentario revelador: “¿Quién los va a usar, tú o él? Lo importante es que te gusten a ti, no a él”. Su respuesta me hizo reflexionar y continuamos probándonos todos los lentes disponibles en la tienda.
Al final, no compré nada (los armazones son muy costosos), pero al llegar a casa busqué los lentes que en su momento me habían parecido “perfectos” y que dejé de usar por el comentario de mi esposo. ¡Descubrí algo impactante! Eran idénticos a los que había elegido mi hija.
Esta anécdota me dejó reflexionando profundamente. Incluso pedí que nos tomáramos una foto juntas para recordar la valiosa lección que mi hija me enseñó. Me hizo cuestionarme cuántas veces había renunciado a hacer algo por temor a la desaprobación de los demás y cuántas veces había alterado mi autenticidad para complacer a otros. Las palabras de quienes nos rodean, especialmente de aquellos a quienes amamos, pueden herir profundamente. Recordé que, si no tienes nada positivo que decir, es mejor mantener el silencio.
“Los comentarios negativos de los demás hacia ti, solo tendrán el valor y la importancia que tú decidas darles” anónimo.
MIRIAM FLORES DÍAZ
Coach existencial Miyim.fd@gmail.com
LAS DESPEDIDAS (en los niños).
Viene Julio y se avecina el fin del ciclo escolar, las vacaciones. Este acontecimiento incluye despedidas, incluye cambios y movimientos en el mundo interno de los niños y de los padres. Durante más de 9 meses, los pequeños se acostumbran y se adaptan al estilo de enseñanza de su profesora o profesor en turno, crean lazos y se acompañan en muchos sentidos. Al final del año hay que hacer un “corte”; un cambio, y esto implica que hay que hacer una pausa, hay que despedirse. Despedirse de algunos compañeros que no regresarán, de una rutina, de la “Miss”, tal vez también despedirse del colegio, de un espacio físico o de todo lo que se vivió en ese espacio agradable y, tal vez, no tanto.
¿Pero qué pasa en el mundo interno cuando nos “despedimos”? ¿Qué pasa dentro del mundo infantil? ¿Cómo lo viven los más pequeños? Algunos niños lo viven desde una oportunidad, algunos otros se sienten seguros porque regresarán después de vacaciones y otros tantos lo viven como una tragedia. Todas estas respuestas tienen una historia basada en el desarrollo emocional.
Cuando los niños experimentan despedidas o “duelos”, lo más importante es poder acompañarlos y observar lo que pasa con sus emociones. Un duelo es dejar ir, hacer un pequeño espacio en la mente y en el mundo emocional para poder identificarse, guardar e integrar las experiencias completas con aquella etapa y personas que estuvieron presentes.
Al atravesar estos momentos, se pueden experimentar sensaciones intensas o emociones confusas. Lo más importante es darles espacio, dejarlas sentir y encontrar la mejor manera de irlas expresando y digiriendo. Agradecer e integrar será el objetivo final. Algunas personas recurrirán a negar y hacer actividades que les impidan sentir; otras, podrán contactar mejor y tomarán este proceso como una oportunidad de cambio.
Como padres de familia, nos corresponde prestar un poquito de nuestras mentes a los hijos para ayudarles a atravesar los cambios con la mayor cantidad de herramientas emocionales. Tal vez les enseñemos con el ejemplo, tal vez les enseñemos con cuentos, con técnicas psicológicas específicas o con bonitas pláticas; tal vez sólo abrazando y dejando sentir… calmando esas sensaciones que, a veces no tienen nombre pero están y requieren contención y de ser expresadas.
Si eres papá o mamá, te invito a observar a tu hijo, te invito a prestarle tu mente y tu espacio emocional para amarlo y darle lo mejor en los momentos que te necesite.
PSIC. ANA GABRIELA LEÓN Psicoterapeuta, orientadora y consultora en el ámbito escolar. algdc.psic@gmail.com
STATION 19
escrita por Shonda Lynn Rhimes
En esta ocasión, hablaremos un poco acerca de las series de televisión y la manera en la que se han transformado en un espacio para “depositar” algunos fenómenos psicológicos y emocionales de los televidentes.
STATION 19, escrita por Shonda Lynn Rhimes
Shonda es conocida por ser la creadora de “Grey´s Anatomy”, una famosa serie de televisión que ganó el Globo de Oro a la mejor serie de televisión en el año 2007. Esta serie proyecta y ponen en escena el ambiente médico; expone su estilo de vida y la manera en la que se viven las emociones en los hospitales.
Por otro lado, Shonda también escribe y produce “Station 19”, una serie que habla a cerca de la vida en las estaciones de bomberos. Es interesante cómo muestra y estudia la vida emocional de quienes trabajan en emergencias. En diversos capítulos, la productora trata de plasmar el mundo interno de cada personaje, haciendo que los televidentes se identifiquen consciente o incoscientemente con cada uno de ellos. Como en el hospital, en la estación de bomberos, existen diversos símbolos asociados a los fenómenos que trata de explicar. Por ejemplo, en la serie “Station 19” el fuego simboliza la energía de la vida, la intensidad de vivirla al máximo y, al mismo tiempo representa la capacidad para modificar vínculos y hacer que sean o no significativos.
Shonda L. Rhimes tiene una historia de vida interesante. Es hija de padres con un nivel de estudios superior y puestos importantes. Ella, también tiene grados escolares significativos. Siempre se interesó por la narración de historias y, poco a poco se adentró a este mundo. Estuvo como
voluntaria en hospitales y se especializó en cine, estudió escritura de guiones y fue clasificada como las mejores de su clase. Tiene un grado de Maestría en Bellas artes cinematográficas.
A través de estudiar un poco la vida de Shonda L. Rhimes y ver sus series, podemos también observar la capacidad que tiene para proyectar y estudiar su entorno. La manera en la que describe y presenta a los personajes de la serie Station 19 es muy particular; ya que, a cada uno le asigna una personalidad específica.
La descripción de cada miembro del equipo en sus series es tan apegada a lo “real” que da la facilidad para que se disfruten y se permita sentirnos parte de la historia. Inclusive, me atrevería a decir que pensamos; aún siendo adultos, como los niños pequeños, que podemos ser tal o cual. Es interesante cómo la mente proyecta, en estas identificaciones conflictos inconscientes que se pueden llegar a resolver a través de seguir la trama de cada uno de los personajes.
Te invitamos a ver esta o cualquier otra serie y, al mismo tiempo, observarte. Observa tu mente, observa cómo cada personaje puede ser un símbolo de tu mundo interno y de la gente que te rodea. Observa cómo la trama te puede llevar a lugares muy interesantes y a explorar partes de tu personalidad que jamás imaginaste.
Station 19, Gray´s Anatomy o cualquier otra serie puede causar este efecto. ¡Obsérvate! ¡Descúbrete!
A través de los ojos de *otros”.
PSIC. ANA GABRIELA LEÓN
Psicoterapeuta, Orientadora y consultora en el ámbito escolar.
No todas las terapias son para todas las personas: ¿Qué esperar de las psicoterapias?
Hablar de salud mental sigue resultando un terreno espinoso cuando se nos plantea la idea de ir a psicoterapia. ¿Cómo se escoge una psicoterapia? ¿Existe una única psicoterapia o existen -psicoterapias-? ¿Como distinguir una plática con amigos, de una sesión psicoterapéutica?. Aun cuando desde la pandemia, se siga poniendo cada vez más sobre la mesa, en distintos espacios tanto laborales o sociales, la necesidad de atender la salud mental, lo cierto es que en nuestro país existen algunas limitantes a la hora de pensar en atenderse con un profesional de la salud mental.
Sabemos que la salud mental es el resultado de un conjunto de factores sociales, psicológicos, biológicos y culturales que contribuyen a que una persona cuente con las posibilidades y herramientas necesarias para hacer frente a las demandas de la vida cotidiana. Sin embargo, cuando hablamos de psicoterapias sigue prevaleciendo la falta de información, aunado a las creencias que cada uno sostiene y a partir de las cuales las personas decidirán atender su salud mental de tal o cual manera.
Esto lleva a que, por ejemplo, algunos decidan atenderse por medio de terapias alternativas u otros métodos que resultan atractiivos por los argumentos de -venta- que ofrecen, tales
como la garantía de mayor plenitud y una mejor vida emocional. ¿Pero entonces no es ese el fin de las psicoterapias? ¿A qué acude entonces una persona de manera semanal o quincenal con un profesional de la salud mental?
El espacio terapéutico es un espacio abierto a la palabra que ofrece una posibilidad para alojar el dolor y malestar emocional de las personas. Ese malestar es resultado de múltiples causas: una relación de pareja que resulte tormentosa, una relación con el trabajo que sea poco digna e insatisfactoria, un diagnóstico de enfermedad física que ponga al límite de la vida a la persona, exigencias e ideales severos que la persona supone debe alcanzar, cuestiones biológicas que comprometan la salud física y mental, y así un sinfin de motivos por los que un paciente puede consultar.
Una de las principales diferencias entre una actividad que resulte terapéutica y un proceso terapéutico reside en la forma en que se mira el malestar emocional. Mientras que salir de compras, salir a correr o salir a divertirse es una distracción del malestar, el proceso terapéutico propone detenerse a mirar, sentir y hablar sobre aquello que ha estado generando malestar y cuyos efectos han llevado a quien padece a pasar por
... EL ESPACIO TERAPÉUTICO
ES UN ESPACIO ABIERTO
A LA PALABRA Y AL DOLOR, TAMBIÉN LO ES A LA INCOMODIDAD DE ESCUCHAR Y MIRAR AQUELLO QUE ES DIFÍCIL RECONOCER DE NOSOTROS MISMOS.
distintas consecuencias en su vida. Es fundamental no confundir consumir con sanar, o distraer con sanar, pues la forma en que se propone sanar en un proceso terapéutico es singular, no lineal y requiere del compromiso de cada paciente en encontrar otras formas de enfrentar aquello que lo llevó a consultar al profesional.
Tan importante es diferenciar lo anterior, como lo es también que existen distintos enfoques terapéuticos llevados a cabo por profesionales de la salud mental, es decir, psicoterapeutas y psiquiatras con formación en psicoterapia. Es muy frecuente que alguna persona refiera en alguna reunión social o en redes sociales que tal o cual terapia “no le funcionó”, a manera de denuncia de que tal profesional no le ofreció los resultados esperados. Ante esto, es importante señalar que tan diversas son las personalidades, como los enfoques terapéuticos y los abordajes que ofrece cada psicoterapeuta. Lo cierto es que así como
el espacio terapéutico es un espacio abierto a la palabra y al dolor, también lo es a la incomodidad de escuchar y mirar aquello que es difícil reconocer de nosotros mismos.
Resulta muy ineficaz, como profesionales de la salud mental o como pacientes, pensar que existe un único enfoque que pudiera ayudarme con mi situación emocional. Lo que es verdad, es que sea cual sea el enfoque, es requisito indispensable contar con una rigurosidad en la formación teórica, asi como tener una mirada sensible al abordar problemáticas que se manifiestan en pacientes de manera singular, pero que también son el resultado de dinámicas sociales de las que no podemos como psicoterapeutas ser ajenos o no tomar una postura al respecto.
Cuando se trata de iniciar la búsqueda de un profesional con quien puedas atender tu salud mental, es importante hacerlo teniendo en mente que si bien no existen garantías de que tal o cual tratamiento te va a funcionar perfecto, si es necesario cuestionar aquellas prácticas o terapias que se ofrecen como respuesta y solución única frente a los malestares emocionales, así como aquellas que descalifican a la psiquiatría, la medicina o a cierto enfoque terapéutico para poder sostener desde ese lugar su eficacia. Para atender nuestra salud mental, necesitamos diversidad de enfoques y abordajes, pues los cuadros clínicos, personalidades y estructuras clínicas a las que nos enfrentamos son igual de diversas y variadas.
MTRA. MARÍA MACÍAS espaciopsyche@gmail.com
En la última década se ha observado un incremento general en la difusión sobre la importancia que tiene el asistir a una psicoterapia, la idea en la que sólo era indicada para quienes padecieran trastornos mentales o de la personalidad se ha ido disolviendo para dar lugar a la concepción en la que un proceso psicoterapéutico es para todos.
¿Qué es una psicoterapia? Etimológicamente la palabra se construye con dos términos griegos, psique (alma/mente) y therapeia (curación) por lo que puede afirmarse que es la curación de la mente. La implícita idea de curación hace inevitable pensar en una enfermedad, situación que llevó a asociar un tratamiento psicoterapéutico con los padecimientos médico-psicológicos de las personas, no obstante, es mucho más que eso, pues en la actualidad existen muchas razones para decidir acercarse a un proceso de esta naturaleza, quizá una de las más habituales sea la firme intención de alcanzar un nuevo nivel de conocimiento sobre uno mismo.
La psicoterapia es un espacio que se inicia con la construcción de un vínculo de confianza y seguridad, pues sólo así un paciente
Un encuentro
(cliente o consultante) puede sentirse libre de contar situaciones personales que pudieran ser vergonzosas o demasiado privadas, empero, tal requisito es necesario si se desea tener una experiencia real.
Existen muchos estilos terapéuticos, sin embargo, todos ellos apuntan al bienestar de los pacientes y su respectivo crecimiento de conciencia, por ejemplo, en una Terapia Cognitivo-Conductual, es habitual que se trabaje por objetivos, por lo que es necesario construir un plan terapéutico adecuado a las necesidades y metas del paciente, por otro lado, en una Terapia Existencial-Humanista, el énfasis se coloca en el ser humano y sus capacidades, por lo que, ante cada adversidad, habrá la posibilidad de pensar en un aprendizaje que de significado al sufrimiento, finalmente, con una Psicoterapia Psicoanalítica, los esfuerzos se concentrarán en interpretar los sueños, recuerdos y actividades en general que tenga el paciente, bajo la premisa de que en cada uno de estos elementos existe una verdad que permanece oculta.
Sin duda, una de las experiencias más valiosas que puede ofrecer una psicoterapia
profunda es la posibilidad de pensarse.
En la cotidianidad hay infinitas maneras de alejar la atención de la propia consciencia (audífonos, las redes sociales, trabajo, actividades domésticas, otras personas y más) sin embargo, la intimidad de la consulta propone un encuentro, en el que el paciente se ve, se explora y se contempla a si mismo, hacer esto no es fácil, pues dentro de la atmósfera terapéutica pueden surgir personajes que podrían confrontar al paciente, por ejemplo, el niño lastimado de la infancia, el adulto idealizado que no se es o la posibilidad de ser radicalmente otro, la aparición de estos personajes puede ser dolorosa y poco tolerada por el paciente, situación por la que muchas personas abandonan su proceso o simplemente no buscan nunca alguno.
La psicoterapia no necesariamente es placentera, es decir, aunque los resultados puedan ser gratificantes, valiosos y útiles para el paciente, el proceso requiere la inversión de mucho esfuerzo, tiempo, trabajo, verdad y dinero -¡hay que decirlo!por parte de quien lo busca; es habitual que ante tal cantidad de aparentes exigencias aparezcan resistencias que impidan el inicio o la continuación de una psicoterapia, es fácil detectarlas, pues las personas suelen expresase así: “no tengo tiempo”, “está muy lejos”, y una más, “no me alcanza”, excusas que pueden gozar de gran verosimilitud, más, albergan un aspecto patológico que impide el análisis de la vida mental.
¿Cuándo buscar psicoterapia? Una respuesta convencional sugeriría que es la mejor herramienta para afrontar las vicisitudes de la
vida, por otro lado, en todo tiempo puede iniciarse un proceso psicoterapéutico, pues invertir en la exploración y cuidado de nuestra mente es algo verdaderamente valioso.