La coyuntura política que atraviesa el país mantiene a los mercados internos e internacionales a la expectativa, por lo que la especulación de los inversionistas y en general de la cadena productiva de la industria de la construcción se mantiene al filo ante la incertidumbre de quién liderará el futuro de México y cuáles serán sus estrategias para su crecimiento y desarrollo.
Por un lado, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte aún incierto en las negociaciones con la posibilidad latente de su desintegración, deja un escenario donde la fórmula es apostar a la creatividad y la congruencia para que fomenten la unidad de los mexicanos.
No obstante, la inercia positiva de años pasados en la edificación se va trazando un camino claro de modernidad, integración y sustentabilidad.
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