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La compasión
Ficción / Poesía
Ladrón microscópico
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Por Gibrán Flores González*
Ser pequeño, de dudosa procedencia, que el tiempo has detenido y a la vez transcurre, del mundo entero has terminado su paciencia, de mis pensamientos soy prisionero, no sé qué ocurre.
Ladrón de los sueños y esperanzas, nos has metido a todos en jaulas, sean mentales, del alma o nuestras casas, corre, corre, a ver si me alcanzas.
A la distancia te vimos llegar, despreocupados, vivíamos sin pensar, y en un momento, no dejaste de atacar, insensible, no permites descansar.
Robaste vidas inocentes, por culpa de los inconscientes, con el corazón en la mano nos dejas frustrados, por negarnos a despedirnos de los seres amados.
Nos arrebataste la vida, nos acercaste a la muerte, has dejado una herida, que permanecerá por siempre.
En la violencia no pensaste, infiernos y tormentas agudizaste, pobres indefensos, en un callejón dejaste, su agonía y asfixia, ¿las consideraste?
Fotos de CDC en Pexels
* Mi nombre es Gibran Flores González, he dado 17 vueltas al sol en la Ciudad de México. Me encuentro en la búsqueda de mi propósito y en el camino me gusta expresar, mediante el arte, lo que las palabras no pueden decir. La ENP 5 no es mi escuela, es mi segundo hogar.
Iconografía / Pintura

Por Gibrán Flores González
Ficción / Cuento Ficción / Minificción
Linda niña
Por Ximena Contreras Gutiérrez*
Cuando era pequeña, soñaba con un monstruo que me atrapaba y me hería de miles de formas diferentes. A veces me tiraba al suelo y me pateaba, otras veces me decía lo fea que yo era, pero siempre que despertaba mi madre me afirmaba que esos monstruos no existían, y yo siendo solo una niña inocente le creía. Mientras crecía todos me decían que tenía que ser una niña buena, una linda niña, pero mientras tanto, mi padre decía que era su princesa, y que por eso merecía una vida muy linda. Mis tías me señalaban que tenía que ser una dama. Creo que toda mi vida hice lo que me decían y lo que tendría que ser, para que siempre fuera una linda niña, sin pensar un minuto en lo que yo sentía, y en lo que pronto me pasaría. Así viví hasta que encontré a ese príncipe azul que tanto me contaban en los cuentos. Tan alto, tan guapo, tan trabajador. Lo que no sabía es que no le debí hacer caso a mi madre, ya que los monstruos sí existen.
* Mi nombre es Ximena Contreras Gutiérrez, tengo 18 años. Siempre he creído que cada persona puede formar sus mundos para poder escapar un momento de los malos ratos que esté pasando. Desde que tengo memoria me ha gustado escribir. Este gusto por la literatura me lo fomentó mi madre Leticia Gutiérrez, ya que ella me regaló mis primeros libros y mis primeros diarios, así que todos mis cuentos y logros que alcance con ellos será gracias a mi mamá por su inmenso apoyo.
Iconografía / Pintura
Autora: Jimena Guadalupe Delgado Suasnávar Título: “Ya no me lo puedes devolver” Técnica: acríclico. Año: 2021.

Ficción / Prosa poética
Los insaciables verdugos
Por Aurora González Velázquez
Nací en agosto de 2003. Soy muy sensible al arte dramático y disfruto mucho el teatro. Estoy orgullosa de pertenecer a la Escuela Nacional Preparatoria No. 5 y vivo profundamente agradecida por la calidad de enseñanza que demuestran mis profesores y su compromiso a mi formación como a mi persona.
Aquí, en este mismo instante me estoy violentando, me sitúo en un sitio del que no puedo salir, en que los golpes son constantes y la sangre recorre mi cuerpo. Me encuentro constantemente escuchando todo tipo de palabras que recorren cada hueso que me conforma y quedan impregnadas en mi ser. Todos los días hacen su aparición para reclamarme por qué soy una persona tan incapaz y cada día me comparan con aquel del que sus logros fueron dignos de reconocimiento, aquel del que su talento innato sobresalió y a mí me dejó en un oscuro hueco de sombras, en el que se encuentran las personas que tuvieron todo el corazón para hacer algo y no tuvieron lo que su hermano le exigía para incorporarse al mundo. Fui opacada por aquel que, sin intención, sólo por su timidez vencida, sacó adelante cada situación y su intuición lo llevó a lugares desconocidos. Soy violentada por palabras que me repiten que soy muy poco, que soy mucho de lo mismo y poca innovación, que no soy bella como mi hermano sigue exigiéndomelo, que no cuento con luz para iluminar y que mi odio se ha nutrido gracias a la inconformidad que tengo conmigo misma, ¿ya qué puedo dar de bueno si lo único que hay dentro de mí es rencor? Rencor hacia lo que hemos construido como mundo, a las diferencias que establecimos entre hermanos para establecer jerarquías, todo ello me causa vómito, escándalo y repudio a mí misma por pertenecer a esto y no contribuir a la extinción de aquellas actitudes.
Y poco a poco, golpe tras golpe, pequeñas gotas de sangre surgen de las articulaciones más profundas de mi cuerpo, inundándome a lo largo de mis extremidades, pasando por la totalidad de mi esqueleto, dibujándome de color sangre, símbolo de consecuencia, huella de la vida violenta, llena de tortura con un verdugo que lleva por nombre el mismo que yo y que se encuentra muy dentro de mí.
La violencia soy yo, porque en lugar de tomar lo que el espacio me brinda para mejorar, tomo forma de un verdugo que se encarga de sembrar culpa dentro de mí para que no actúe, sólo me autoflagele cada día más. El verdugo que vive dentro de mí se alimenta de la sangre que me recorre e inunda mi cuerpo, por ello sigue usando aquel látigo que lanza letras que luego se convierten en palabras que terminan por destruirme.
Cada nota la tomo como si me atacara y aquello forma parte de la destrucción a mí misma, las notas se convierten en una niebla espesa que no me permite ver claro, ni siquiera a aquello que existe fuera de mí.
Llevamos un verdugo dentro, tal vez con fuerzas distintas, pero al final vive y se proyecta al mundo. Como ser individual, podemos decidir entre escuchar al mundo y comprenderlo, y a través de ello actuar de acuerdo con su propuesta, o escuchar sólo aquello que nos dice el verdugo que vive dentro de nosotros y seguir contribuyendo a la violencia que nos ahoga y estanca en un enorme charco de sangre.
Iconografía / Pintura

Técnica usada: Acuarela Autora: Andrea Poblano Zepeda

¡Hola! Mi nombre es Andrea y tengo 16 años. Nací el 4 de octubre del 2004 en la Ciudad de México. Pintar, sobre todo con acuarela, es uno de los tantos pasatiempos que tengo. Me relaja, lo disfruto y ha sido una herramienta útil para poder dar vida o todo lo que imagino. Cada dibujo que finalizo, lo firmo. Firmarlo, provoca en mí un sentimiento de satisfacción y agrado por la obra que concluí.