P U E B L O S O R I G I N A R I O S Y “ E S TA D O S N A C I Ó N ”
ENFOQUE
¿Qué lugar ocupan en el sur del mundo? Reconocer los países tal como los consideramos hoy, implica reconocer las comunidades indígenas como pueblos originarios de esas tierras. Los actuales Estados nación están compuestos por una diversidad étnica que es imprescindible legitimar e incorporar, para construir una sociedad sólida, inclusiva y trascendente.
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a realidad de los pueblos originarios dentro de los Estados nacionales de los países del Sur puede presentarse bajo una suerte de desconocimiento, indiferencia e, incluso, como parte del reduccionismo folclórico que los confina a un pasado remoto, carente de toda relevancia en la actualidad. Una de las raíces de este distanciamiento puede encontrarse en una larga historia de exclusión estructural, marginación e imposición
POR DAMIÁN CANTÓN*
ideológica que, lejos de conducir a sociedades integradas, ha conformado espacios fragmentados que aguardan ser incluidos desde su propia identidad. Así, superando las corrientes del materialismo y objetivismo, surgen los conceptos de “luchas por el reconocimiento” y “contrato social moral”, que cobran cada vez mayor vigor para considerar y construir sociedades plurales.
1. “Libres” pero conquistados En términos de formación sociopolítica de los países latinoamericanos del Sur, podemos identificar varios rasgos comunes, y uno de estos aspectos tiene que ver con la invisibilización y “deudas” hacia los pueblos originarios. Haciendo un recorrido histórico es posible encontrar, al menos, dos grandes hechos que los presenta con patrones de identificación comunes: por un lado, los pueblos prehispánicos, quienes contaban con una marcada estructura de pertenencia comunitaria; por otro, el arribo de los españoles, que trae un primer periodo de conquista y uno posterior de colonización. Sobre esto último cabe consignar que el término “indio” queda definido por la Corona española en correlación con su pretendido desembarco en las Indias orientales y que, a pesar de contar con un régimen de protección y no ejercer la esclavitud, principio avalado por Isabel la Católica1, esta se sostenía con un sistema de encomiendas y reducciones. Este sistema conformó un modelo de estratificación cerrado que confinaba a los pueblos prehispánicos a los últimos escalafones, justo antes de la población afrodescendiente. En definitiva, los “privilegios” otorgados por parte de la cultura colonizadora (concedidos a aquellos que no presentaran ánimos de batalla) no representaron más que subsistemas de exclusión que, salvo excepciones, recreaban condiciones autónomas de identidad y repro-
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Ciudad Nueva | Agosto 2022