Paula Tatiana Mejía Sepúlveda
Hay vida porque hay olvido (…) Cada uno de nosotros es un grano de polvo que el viento de la vida levanta, y después deja caer. Tenemos que buscar un andamio; poner nuestra mano pequeña en otra mano; porque la hora es siempre incierta, el cielo siempre lejano, y la vida siempre ajena. Aquel que llega más alto no es sino un conocedor más cercano de lo hueco y de lo incierto de todo... Bernardo Soares He traído unas fotografías para dialogar románticamente o con «voluntad operante», diría Benjamin, contenida en este numeral de la revista, y que son a su vez un dialogo mutuo originado por la preocupación, para algunos desde antes, del presente doloroso
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del lugar que vivimos. Esta selección es parte de una búsqueda que emprendí hace tres abriles. La búsqueda, junto a la pregunta, continúa abierta. La fotografía es ese arte que se plantea a la vez como lo que puede vencer el Olvido y se impone como aquello por lo cual el Olvido acaece. Bosqueja Barthes, pasaje a una estación. Ésta vertical, como el espacio de un hombre con cámara en el campo de la exterioridad jugándose la existencia de su mundo. Intermediario navegante, que atraviesa tambaleando sobre agua del tiempo; ahí, donde a cada acto fotográfico, o lo que debiera ser lo mismo, acto de la observación, lucha contra el tiempo. El acto fotográfico implica una relación afectiva: cuerpo a cuerpo. Dicha relación es el signo de un ser nuevo, es un tercer estado o Tercer