Alejandra Pizarnik: Coreografías de la Palabra María Paz Gómez Gaviria1 paz985@gmail.com
Resumen Desde esa contradicción inevitable entre “lo que debió haber sido” y “lo que es”, la poesía ha creado numerosas batallas, ataques, donde ella misma se torna víctima, victimario y campo de guerra, donde su mayor victoria, quizá, ha sido hasta ahora no obtener respuesta alguna y levantarse de nuevo con una herida más y un vacío menos. Alejandra Pizarnik, poetiza surrealista Argentina, una mujer con muchas dentro, que al evocar la palabra la devolvía como propia, como suya, en una voz que iba dejando caer pedazos de persona. “Estos muertos son míos (...)” decía Alejandra señalando las palabras. Su poesía tiene de suplica y de amenaza, advierte que las cosas después de ser nombradas poseen bordes dentados. Pizarnik llamaba a las palabras las “damas rojas”, comprende bien la metáfora de “Leer y escribir” evocada por Zaratustra “Escribe con sangre y aprenderás que la sangre es espíritu (…)”.
¿Para qué poetas es tiempo de penuria (…)? Pregunta Hölderlin en su elegía “Pan y vino” En Pizarnik no encontramos una respuesta sino la multiplicación de la pregunta, para recordarnos que también estamos hechos de palabras y que siempre habrá algo sublime a que escribirle, algo a lo que no podemos renunciar ni siquiera en momentos de desesperación. ¿Para qué Literatura? ¿Para qué Palabras? Quizá para no olvidar que el Ser abatido y cansado sigue teniendo un sitio seguro, un ethos, su casa: El Lenguaje. Aunque la penuria y la desesperanza se empeñen en volarle el techo y las ventanas, el Ser seguirá teniendo un lugar, mientras haya alguien que hable. “¿Me hablabas de una trampa del lenguaje? El poema se abre, esa es tu fuerza”, dice Pizarnik. Palabras Clave Poesía, literatura, trasgresión, expresión, surrealismo, escritura, angustia, palabra, metáfora, pregunta, habla, ser, casa (ethos), nombre, cuerpo poético.
Palabras escritas que se mueven, combaten, danzan y manan sangre, luego las miro andar con muletas, en harapos de la A a la Z, la que debió cantar se quedo en silencio, mientras en sus dedos se susurra, en su corazón se murmura, en su piel un lamento no cesa […] Alejandra Pizarnik
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Estudiante de la profesionalización en Filosofía y Letras de la Universidad de Caldas.
Revista Cazamoscas - Año 3 - No. 3-4 - Periodicidad: semestral - Enero-Junio, 2009 - Pp. 111-114