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COSTUMBRE

Mi padre siempre ha dicho: “Yo nunca cambié un pañal”, y hoy veo a muchos hombres que, no solo han cambiado pañales, bañado y alimentado a sus hijos, sino que también están a cargo del hogar, mientras su mujer, la esposa, la mamá, encara el desafío de traer la provisión. ¿Es este movimiento un avance hacia la evolución, o un detrimento hacia la masculinidad? Ante esa pregunta, tuve que desafiar mis creencias limitantes y así escribir este artículo con más objetividad. Soy Consteladora Familiar y a través de mi profesión busco la reconciliación y la integración del todo, y este tema en particular había permanecido como un punto ciego para mí.

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Entonces pensé, “si la vida nos muestra ahora esta tendencia sobre hombres, padres a cargo del hogar, es porque así ha de ser”. Pero, “¿por qué?”, me pregunté, pues vengo de un padre paternalista, proveedor, proteccionista, que como él mismo expresa: “yo nunca cambié un pañal”. Y vino a mí la imagen de estos hombres de las cavernas, llenos de coraje para cazar y afrontar las más adversas condiciones con tal de traer provisión al hogar. Eran ellos los encargados de salir y desafiar los peligros propios de esos tiempos. Se necesitaba de ese masculino bruto, fuerte, grande para atreverse.

En paralelo a ese hombre de las cavernas, evoqué la imagen del hombre moderno, lo vi con una fuerza mesurada, una capacidad mayor de intuición, una sensibilidad especial, más consciente de sus emociones, que abraza el masculino sin descuidar su propio femenino. Lo vi en su carro o medio de transporte, bus, avión, helicóptero, bicicleta, bote, de camino a su trabajo u oficio, llegando a una oficina, al campo o espacio de trabajo con todo lo que necesita a la mano: luz, agua, techo, comida a sus horas, descanso y recreación. El hombre moderno goza de muchas comodidades de las cuales careció el hombre de las cavernas. Es por ello, que la masculinidad ha cambiado y se ha ido adaptando, evolucionado en el tiempo. Recordé entonces lo que dijo Charles Darwin, padre de la teoría de la Evolución: “No es el más fuerte ni el más inteligente el que sobrevive, sino aquel que mejor se adapta a los cambios”. La vida hacia atrás fue más dura, ello requería de un hombre con genes y facultades de mayor rudeza y fuerza, y en la paulatina evolución, los hombres y sus genes se han adaptado a las nuevas condiciones.

Mi percepción y análisis personal lo acompaño de lo que arrojó un estudio de biólogos de la Universidad de Kent: “El cromosoma Y está desapareciendo.” El cromosoma Y contiene el interruptor principal que define si los embriones serán machos o hembras. Darren Griffin, profesor de genética, y Peter Ellis, especialista en biología molecular y reproducción, aseguran que el “símbolo de la masculinidad” está cada vez más claro que es “de todo, menos fuerte y duradero”. “Además, está degenerando rápidamente, dejando a los hombres con una X y una Y arrugada”, argumentan también. Lo anterior no se refiere a un hombre en detrimento, o a la decadencia del gen masculino, sino a un hombre que evoluciona y se adapta al cambio.

Hombres a cargo del hogar nos muestran el proceso de evolución, lo cual refleja que muchas de sus nuevas facultades están al servicio de una vida cada vez más cómoda, fácil, provista y sustentable, donde la fuerza bruta es cada vez menos requerida y por ello, ellos evolucionan para seguir siendo útiles a la vida, ahora también desde el hogar y desde una nueva masculinidad.

Agradezco el haber tenido la oportunidad de escribir este artículo, que hoy me lleva a seguir enalteciendo a mi padre y todos los padres reales. Hoy reconozco que no se trata de seguir haciéndolo igual a anteriores generaciones, sino que el desafío bilógico y muchas veces inconsciente, que encarnamos en esta humanidad, está en saber evolucionar. Seguir hacia adelante, al ritmo y compas que la vida dicte, en el dejarse llevar por la sabiduría del alma que siempre nos pone donde debemos estar, sea en casa, ayudando con los oficios y los niños, o sea afuera, en el trabajo, al servicio de la provisión y el sustento.

Hoy hago un reconocimiento a todos los padres en sus diversos tipos, posibilidades e imposibilidades; con cromosoma, o sin él. Tengan siempre la certeza de que son ustedes lo que sus hijos necesitan. Sus aciertos y sus errores forman parte del aprendizaje que sus hijos deben tener para aprender a amar.

El hombre en casa a cargo del hogar, es evolución y un futuro esperanzador para las nuevas generaciones de hombres.