Manuscrito Histórico Nº 5

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Manuscrito Histórico Revista Estudiantil, Año 3, Nº 5, 2013


Índice Editorial

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Caudillo, Penquista y traidor a la Patria. La Guerra a Muerte efectuada por Vicente Benavides en la provincia de Concepción (1818-1821) p. 4

La independencia de Bolivia: Regionalismo patriota de caudillos en torno a una frontera p. 26 Reseña

p. 52

Entrevista

p. 57

Imagen Portada: Carretero y capataz, siglo XIX, en Atlas de la historia física y política de Chile, por Claudio Gay. París

:

En

la

Impr.

de

E.

Thunot,

1854.

Disponible

en

http://www.memoriachilena.cl/temas/documento_detalle2.asp?id=MC0001983&id_ut=bandidajeruralenchilec entral,1820-1920&pag=0

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Editorial

El caudillismo parece algo pasado, solo imaginable en los libros de historia y que no está presente en nuestros días. El último hombre llamado caudillo murió en 1975 y gobernó por casi cuarenta años los destinos de España. Podemos descubrir tres aspectos básicos de un caudillo o del caudillaje en sí: la exaltación de la persona, el arraigo del poder y el ejercicio de este sin control alguno. De este modo resulta difícil pensar en figuras que representen el caudillaje de antaño y es que los liderazgos no son tan fuertes como los de antes y las figuras de la política solo son parte de un resultado de popularidad carismática poco empoderada. La figura del caudillo es la de un líder nato y con ideas claras, muchas veces no agrada, pero esto a la larga no importa al momento de ver la personalidad y los resultados de los caudillos, muchos de los cuales ejercen su poder en dictadura o son líderes de grupos revolucionarios. Hoy si hiciera un parangón con figuras políticas, podríamos llegar a pensar en un caudillaje político, en donde los líderes siguen son la carta de triunfo, donde si cae el guía se desordenara la masa. Por lo menos así han de pensar algunos, a quienes les da miedo la renovación y siguen invocando a los de siempre o no se la juegan por las nuevas generaciones, los caudillos son los que se sientan en el trono para no pararse jamás y donde se les nubla la visión y no miran más allá de sus narices. Los líderes de hoy son comparables a caudillos, salvo excepciones que se levantan a caminar junto al pueblo, líderes políticos se parecen mucho a los caudillos de antaño, solo actuar y a ser parte del logro, no estar con el que se sacrifica en la calle o en su tiempo con el que luchaba en su nombre, promesas de cambio que solo quedaban en eso, podríamos incluso pensar que aun pasa el dia de hoy. Pero ¿Qué vemos en estos personajes? Quizás la esperanza de que el futuro es mejor y es probablemente injusto que ellos sean los portadores de esa esperanza, pero si no son ellos ¿Quién? ¿Cómo poder empoderar a aquellos que verdaderamente son los portadores? Sin no son ellos serán otros y tendremos que buscar a aquel que verdaderamente se vuelve un verdadero líder político y cumple lo que promete. - Manuscrito 3


Caudillo, Penquista y traidor a la Patria. La Guerra a Muerte efectuada por Vicente Benavides en la provincia de Concepción (1818-1821)

Por David Alejandro Fuentes Acuña, Alumno Lic. en Historia UNAB, generación 2013.

Hablar de la independencia de nuestro país, es hablar de la gesta heroica de grandes hombres que dispuestos a entregar la vida, lucharon por eliminar todo rastro del yugo español existente en nuestra nación. Para la historiografía llamemos tradicional de Diego Barros Arana o Benjamín Vicuña Mackenna, este proceso es brillante y deslumbrante, pero siempre detrás de esa historia tan heroica para nuestra nación, se encuentra algo olvidado, oculto, lleno de misterio y horror. En esa historia aparece Vicente Benavides, un personaje casi desconocido del pasado, pero que apoderándose de los campos y ciudades de la zona de Concepción, puso en peligro y amenazó la formación de la República naciente. En este trabajo, se buscará dar una imagen más amplia entorno a este caudillo poco estudiado por la historiografía, pero no menos importante como enemigo importante en la formación republicana de Chile en la segunda década del siglo XIX. Por esto, se buscará establecer a Vicente Benavides como el líder de un movimiento generalizado existente en la zona de Concepción en contra de la formación de la república, considerada para ellos como un movimiento netamente santiaguino y aristocrático, teniendo la historiografía tradicional el papel de elevar a los grandes hombres que lucharon en la llamada “Guerra a Muerte” dándoles el título de civilizados; mientras tanto, los hombres que lucharon contra Chile y que complicaron la formación de la patria, serán denominados como bárbaros. En este sentido, dividiremos nuestro trabajo en tres capítulos.

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En el primero, se analizará a Vicente Benavides como un caudillo como tal. Aquí conoceremos un poco de su vida y cómo llegó a ser uno de los hombres más importantes en la lucha realista existente en el sur. Nos centraremos, además, en el análisis de la milicia que compone Benavides, estudiando sus modos de vida, los militares subalternos que acompañan a este caudillo y su forma de actuar contra el ejército patriota. En el segundo capítulo, analizaremos el papel de la zona de Concepción como una ciudad donde la mayoría apoya el sistema monárquico, entendiendo las razones que llevaron a que la provincia siguiera al caudillo Vicente Benavides, existiendo un claro rechazo hacia la capital. Por lo cual, intentaremos reconocer a que se debe ese rechazo y como Vicente Benavides es el líder de un movimiento provincial y no de grupo montonero que va de lugar en lugar causando terror. En el tercer capítulo, se analizará desde una perspectiva crítica el papel de Vicente Benavides dentro de la Historiografía tradicional. Como veremos, existirá una imagen negativa entorno a este caudillo por autores como Diego Barros Arana o Benjamín Vicuña Mackenna por nombrar algunos. La razón principal de ese rechazo, a nuestro entender, es que Vicente Benavides es un traidor a la patria que en vez de luchar en pos de la nación, prefirió seguir al bando realista. Cabe resaltar que pertenecen al bando ganador, teniendo esta historiografía tradicional el papel de construir una historia nacional.

El Caudillo Luego de la independencia decretada el 12 de Febrero de 1818, la resistencia del bando realista se ubicó principalmente en la región del Bíobío. Ésta estuvo liderada por Vicente Benavides. Nació “en Quirihue, provincia de Concepción. Su padre Toribio, vástago de una familia respetable, pero empobrecido ejercía allí el cargo de Alcaide de Cárcel”1. Este militar se convirtió en el caudillo realista más importante, ubicándose en la zona norte del Bíobío.

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Diego Barros Arana, Estudios históricos sobre Vicente Benavides i las campañas del sur 1818-1822. (Santiago: Impr. de Julio Belin i Compañia, 1850) 1.

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Benavides participó en la batalla de Rancagua, siendo uno de los grandes vencedores obteniendo el título de oficial. Será apresado luego del triunfo patriota en Maipú, sentenciado a muerte junto a su hermano Timoteo. Lo fusilarán, pero por el azar del destino sobrevivirá, aunque recibirá un sablazo en el cuello lo que hará que de por vida su cabeza estuviese doblada y no derecha. Este buscará apoyo de familias realistas que siguen en Santiago para que lo ayuden a sanar. Al tiempo, ya viéndose recuperado, se reunirá con el mismo San Martín para que le dé una oportunidad, teniendo el líder argentino piedad ante el caudillo, dándole como cargo trabajar como espía en las filas patriotas.2 Llegará a la provincia de Concepción, pero nuevamente traicionará a los patriotas y se unirá a las filas realistas, teniendo una gran importancia por ser uno de los militares más respetados debido a las batallas en las que anteriormente ya había participado. Vicente Benavides tenía cerca de 40 años cuando comenzó su lucha en la Guerra a Muerte, siendo un “hombre alto, musculoso, de tez morena, rostro oval y abultado con mejillas prominentes, el pelo denso, grueso y oscuro, tipo, en fin, del mestizo indígena”3. Aunque esta descripción física puede que no sea del todo fidedigna, es la única hasta el momento encontrada sobre Vicente Benavides. Su educación fue muy escasa, donde quizás el cura de Quirihue le enseñó a escribir y leer. De todas maneras, ni su nombre sabía escribir, firmándose muchas veces como Visente Benabides y señalando a al general Bernardo O’higgins como señor dirigtor4. El contingente miliciano de Vicente Benavides va a contar con “la ferocidad de los montoneros realistas i de los indios”5, siendo estos sus más fieles y constantes aliados, encontrándonos con Güerchunquir, Lencapí, Martín Cheuquemilla, Curiqueo, Francisco Mariluán y Mangin6 como los principales caciques que sostuvieron a Vicente Benavides. Para estos, “bastaba señalarle o nombrarles un patriota para que cayeran sobre él con

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Diego Barros Arana, “Estudios históricos”, 6. Benjamín Vicuña Mackenna, La Guerra a Muerte. (Buenos Aires: Editorial Francisco de Aguirre, 1972) 481. 4 Benjamín Vicuña Mackenna, “La Guerra a Muerte”, 230. Benjamín Vicuña Mackenna nos hace una breve biografía sobre Vicente Benavides y señala la mala educación obtenida por este caudillo. 5 Diego Barros Arana, Historia jeneral de Chile. Tomo XIII. (Santiago: Rafael Jover Editor, 1894) 15. 6 Benjamín Vicuña Mackenna, “La Guerra a muerte”, 122. 3

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todo el furor salvaje de su odio”7. El cacique Mangin siempre desconfió de los chilenos de la causa republicana y “veía un peligro mucho mayor en ellos que en la corona del rey de España. Su política fue apegarse a los tratados realizados con la corona y, por lo tanto, apoyar -en la medida de lo prudente- a las fuerzas españolas”8. El ejército de Benavides contará con una milicia compuesta desde mil setecientos hombres hasta dos mil quinientos, divididos casi por mitad entre infantes y jinetes9. Estas fuerzas de Caballería serán traídas desde el virreinato del Perú por su leal soldado, Juan Manuel Picó. Benavides contará con un liderazgo que lo hará, por consiguiente, hacerse respetar por su milicia, pero existieron ciertos grupos de soldados que más de un problema le ocasionaron siendo en esas ocasiones donde se mostrará como líder. Tras la toma de Concepción en 1820, por ejemplo, buscará establecer el orden en la ciudad pero muchos de sus soldados no respetarán los límites establecidos por el caudillo, haciendo de la ciudad de los ángeles un “teatro de atroces depredaciones, asesinatos y violaciones”10. Esto llevará a que Vicente Benavides, ordene fusilar a aquellos soldados que no respetaron sus órdenes. Por tanto, Vicente Benavides no será el hombre bárbaro al que apelará la historiografía tradicional11. Un caso especial en torno al liderazgo se aprecia en el asesinato del parlamentario Torres, sujeto enviado por Freire para negociar el intercambio de la esposa de Benavides, doña Teresa Ferrer -que se encontraba en manos de Freire-, por los soldados de la patria que se encontraban en manos del caudillo realista. Este le responderá a Ramón Freire que “no había sido él, sino los indios y el comandante español Arias los autores del crimen, indignados porque no habían visto llegar a su mujer”12. Aquí no existió ningún castigo hacia sus soldados, creyendo en este caso que Benavides estaba al tanto de esta situación, usando el asesinato como pretexto para iniciar la lucha. 7

John. F. Coffin, Diario de un joven norte-americano: detenido en Chiloé durante el periodo revolucionario de 1817-1819. (Santiago de Chile: Impr. Elzeviriana, 1898) 175. 8 José Bengoa, Historia del Pueblo Mapuche, (Santiago: Ediciones sur. Colección estudios históricos, 1985) 86 9 Nótese que Benjamín Vicuña Mackenna hablará de dos mil quinientos hombres, mientras que Diego Barros Arana señalará la milicia de mil setecientos. No existe, por tanto, un acuerdo sobre el tema. 10 Diego Barros Arana, “Historia Jeneral de Chile” 23. 11 Benjamín Vicuña Mackenna, “La Guerra a Muerte”, 35, Introducción. Aquí señala a Vicente Benavides como el bárbaro y protagonista de una trágica historia para nuestro país. 12 Oficio de Vicente Benavides a Ramón Freire. Concepción, 4 de Abril de 1819. En: Archivo Nacional, Fondo Ministerio de Guerra. Vol. 101, fj. 89. Cabe recalcar que para Diego Barros Arana, el crimen fue ocasionado debido a los celos contra Ramón Freire por tener una cierta relación con su mujer.

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El Virreinato Peruano tendrá un papel importante enviando recursos al caudillo con el objeto de que éste tome nuevamente el control español en Chile. Luego de la independencia, no se creía en que ninguna tropa realista pudiese traer serios problemas a los patriotas; siendo éste pensamiento un grave error, debido a que efectivamente si pasaría a complicar la formación republicana chilena; tomándose Vicente Benavides las haciendas de los patriotas y las ciudades más importantes del sur. Incluso el mismo Barros Arana señala que llegó a “comprometer la existencia de Chile como estado independiente”13, lo cual nos dará cierta cuenta del poder miliciano que manejaba. La causa principal a ese poderío establecido en Concepción, es la negligencia de las tropas chilenas que creyendo que la Guerra se había terminado no marcharon de inmediato al sur, lo que produjo que las tropas se rearmaran. Vicente Benavides será un caudillo que tendrá una fama siniestra y esto se deberá al saqueo a las haciendas y al asesinato de los rehenes. Cabe recalcar que estos asesinatos y saqueos se realizaron solo a la gente que apoyaba a las fuerzas patriotas. Tomamos como ejemplo a los indios de Benavides que manifestaron toda su rabia contra los indios de Angol y Santa fe, quienes tenían tendencia al bando patriota. Este ataque produjo que “las familias fueran saqueadas, dejándolas en el estado más lamentable”14. En cuanto a lo referente a los asesinatos de rehenes, estos se podían producir por traición y por la declaración de guerra a muerte. Este es el caso de los coroneles Andrés Alcázar y Gaspar Ruiz. El caudillo da la orden para que sean asesinados debido a que “habían sido capitanes por el rei, i habían tomado partido por los enemigos, i eran los principales revolucionarios de las provincias”15. Creemos que Benavides los asesina en venganza a la matanza de prisioneros realistas efectuada en San Luis, señalando el caudillo al Virrey Pezuela que “la guerra que me tienen declarada es sin cuartel, como se ha visto con los soldados y oficiales que hacen prisioneros, que en el momento los fusilan cuando 13

Diego Barros Arana, “Historia Jeneral de Chile”, 8 Diego Barros Arana, “Historia Jeneral de Chile”, 23 15 Oficio de Vicente Benavides al Virrey del Perú Joaquín Pezuela. Concepción, 12 de Noviembre de 1820. En: Archivo Nacional, Fondo Ministerio de Guerra, Vol. 13, fj. 134. La matanza de Tarpellanca se dio en el marco de la batalla con el mismo nombre, enfrentándose las tropas patriotas lideradas por Andrés Alcázar y las tropas realistas lideradas por Vicente Benavides. Aquí se dio una victoria realista, efectuando luego de esto la matanza de todos los prisioneros en respuesta a la Matanza de San Luis. Esta matanza dio por muerte a todos los prisioneros realistas, efectuada por Bernardo Monteagudo en 1819. Para Benjamín Vicuña Mackenna, esta será la causa del inicio de la Guerra a Muerte. 14

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no los matan a sable”16. Por lo tanto, estos asesinatos estaban justificados por aquella matanza, señalando a los hombres muertos en San Luis como “nuestros fieles y virtuosos hermanos a quien la tiranía inhumana quitó la vida”17. La venganza será algo muy común en la Guerra a Muerte existiendo en los dos bandos, solo que en la Historiografía tradicional se remarcará para Benavides debido a una identidad nacional que se está formando. Una cosa llamativa de este caudillo, era que no le molestaba unir fuerzas patriotas a sus filas. Es así como el 27 de diciembre de 1819 al pactarse una capitulación entre el mariscal Alcázar y Benavides, “se efectuó el desarme de los oficiales patriotas i la incorporación de los soldados al ejército realista”18. Esto nos lleva a pensar, primeramente, que las tropas santiaguinas no tenían una cercanía con la lucha que realizaban, lo cual significaba poco compromiso. Además, puede que Vicente Benavides entendiera esta situación, llevando a respetar la vida de éstos a cambio de que se uniesen al bando realista. También, como Vicente Benavides contaba con el apoyo -en su mayoría- de las poblaciones bajas, pudo tener más cercanía con esa milicia patriota. Esto varía drásticamente al hablar de los grandes militares patriotas como Andrés Alcázar y Gaspar Ruiz, asesinándolos por pertenecer a la clase social más importante de la ciudad santiaguina. Eran pocas las veces de tregua o de comprensión, debido a que esta guerra era dirigida a la total exterminación del enemigo. Es así como lo señala Vicente Benavides a sus altos mandos, donde cada uno “Deberá fijar por punto principal el destruir al enemigo según y cómo lo permitan sus fuerzas, persiguiéndolo siempre que pueda hasta su total exterminación, y lo mismo con todo aquel que se le justifique ser adicto y defensor de sus ideas”.19 Este es un extracto de lo que podríamos llamar una declaración de Guerra a Muerte efectuada por Benavides, la cual el gobierno de Santiago respondió inmediatamente, señalando que “todo soldado o sirviente del enemigo que se halle 16

Oficio de Vicente Benavides al Virrey del Perú Joaquín Pezuela. Concepción, 12 de Noviembre de 1820. En: Archivo Nacional, Fondo Ministerio de Guerra, Vol. 13, fj. 134. 17 Carta de don Manuel Montoya, intendente de Valdivia a Vicente Benavides. Valdivia, 22 de septiembre de 1819. En: Archivo Nacional, Fondo Ministerio de Guerra, Vol. 52, fj. 41. 18 Diego Barros Arana, “Historia Jeneral de Chile”, 17 19 Instrucciones de Vicente Benavides a su milicia estableciendo la Guerra a Muerte. Cuartel general de Arauco, 27 de Agosto de 1819. En: Archivo Nacional, Fondo Ministerio de Guerra. Vol. 101, fj, 61.

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disperso, será fusilado, aunque convendrá hacer algunos prisioneros para tomar noticias y comunicarlas al gobierno inmediatamente”20. Estas declaraciones son una especie de decreto donde se llama a la Guerra a Muerte, algo que según la Historiografía tradicional no sucedió como en Venezuela con la lucha de Simón Bolívar y Pablo Morillo. Lo cierto es que estas declaraciones son el llamado de los altos mandos a armarse contra el enemigo, existiendo en Chile desde nuestra perspectiva, decretos por ambos bandos declarando y aceptando la guerra hasta la total exterminación del enemigo. Vicente Benavides también saqueará para el beneficio de sus tropas. En el ejército del caudillo, “no recibían sueldo alguno i tenían que vivir del merodeo”21. La tropa de Benavides era pobre y por eso, todo el aguardiente y vino que tuviesen se vendía y todo el fierro que se encontrara se fundía para convertirse en lanzas y balas de fusil. Benavides, en este sentido, será visto por la historiografía tradicional como el saqueador de haciendas que asesina sin justificación alguna, siendo amigo íntimo de la barbarie y la anti-civilización, pero lo cierto es que “los asesinatos son diarios, así como los saqueos de casas, violaciones y raptos de familias, incendios de sementeras y todo género de crímenes; pues es esto más que el fusilamiento de prisioneros, lo que constituye la guerra a muerte”22. Los saqueos efectuados por el caudillo eran dirigidos a las grandes familias patriotas, no existiendo sobre las familias realistas saqueo alguno. El caudillo, fue un hombre que en momentos difíciles, supo negociar, dialogando incluso para llegar a la paz. El 1 de Marzo de 1819 se lleva a cabo el asalto a los Ángeles. Las fuerzas de Benavides estaban destrozando a los patriotas cuando un vecino de los Ángeles llamado José Antonio Pando fue a dialogar con Benavides para contarle sobre la delicada situación de los patriotas e intentará buscar una capitulación. Benavides, “aceptó este partido, i en la misma noche despachó a uno de sus oficiales de más confianza, el comandante de milicias don Felipe Días de Lavandero, en desempeño de aquel delicado

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Este documento llama la atención debido a que no señala la fecha ni quién lo envía. Creemos que evidentemente fue el gobierno central o el Ministro de Guerra José Ignacio Zenteno entre los años 1819 a 1821. En: Archivo Nacional, Fondo Ministerio de Guerra. Vol. 48, fj, 34. 21 Diego Barros Arana, “Historia Jeneral de Chile”, 26. 22 Carta de Ramón Freire a Bernardo O’Higgins, Concepción, 22 de septiembre de 1819. En: Archivo Nacional, Fondo Ministerio de Guerra. Vol. 27, fj, 73.

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encargo”23. Se reunieron las partes y se llegó a un acuerdo para establecer la paz por algunos días. Además, también tuvo un armisticio con Ramón Freire llegando a calmarse los ánimos, señalando Benavides que “todos los prisioneros de cualquier clase que se hayan hecho en el tiempo de mi mando en estas fronteras, contándose en este número las familias, deberán ponerse inmediatamente en plena libertad, permitiéndoseles vuelvan a sus hogares lo mismo que se practicará en los del ejército de la patria”24. En este sentido, Vicente Benavides es un hombre que planifica sus ataques de acuerdo a las circunstancias. Creemos que llegaba al acuerdo con el enemigo solo para poder retroceder a la zona araucana y reagrupar nuevamente sus tropas con más soldados indígenas, que como vimos, son sus más leales soldados. Entre sus altos mandos, dos se pueden considerar los más importantes. Estos son el cura Juan Antonio Ferrebú y el militar Juan Manuel Picó. El alto clero de Santiago fue un miembro activo de la aristocracia santiaguina en la revolución independentista, pero esto no sucedió en Concepción25. Aquí tomará importancia Ferrebú, sirviendo como misionero para seducir indígenas en la zona de Arauco y de emisario para enviar información de un lugar a otro. Este cumplirá la función de bendecir a los soldados de Benavides antes de cada batalla. Por su parte, Juan Manuel Picó fue un militar español y el principal aliado del caudillo. Picó siempre se distinguió “sobre sus compañeros por un celo i actividad extraordinaria. Desconfiado por carácter, severo con los suyos y cruel con el enemigo, había acabado por ser el hombre que convenía a las circunstancias de la guerra”26. Éste llega a Concepción en 1819 y viene desde Perú con recursos para las tropas de Benavides lo que permitirá que sea un ejército mejor organizado que el ejército patriota, quedándose desde ese momento a combatir por la lucha realista. Picó fue el más ardoroso sustentador de la lucha en contra de los patriotas y para Vicuña Mackenna el único caudillo militar y político de las últimas campañas de armas luego de la muerte de Vicente Benavides. 27 Era un hombre severo, implacable, terrible y sanguinario con los enemigos debido al gran odio que sentía hacia ellos por el fanatismo realista al cuál éste estaba inscrito. 23

Diego Barros Arana, “Historia Jeneral de Chile”, 17. Extracto del armisticio efectuado por Vicente Benavides y Ramón Freire. Santa Juana, 10 de diciembre de 1820. En: Archivo Nacional de Chile, Fondo del Ministerio de guerra. Vol.: 101, fj 97. 25 Benjamín Vicuña Mackenna, “La Guerra a Muerte” 62. 26 Diego Barros Arana, “Estudios históricos sobre Vicente Benavides” 24. 27 Benjamín Vicuña Mackenna, “La Guerra a Muerte” 223 24

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Un hecho importante a analizar, es la toma de la ciudad de Concepción en 1820. La ciudad de quedaría casi desierta y decimos casi porque en “Concepción no quedaban más que las familias afectas a la causa del rei, sin compromisos de ningún jénero, i en su mayor parte de condición modesta”28. Benavides, ingresará con sus tropas ocupando la casa de gobierno y manejará desde ese momento, toda la provincia con el título de Comandante en jefe del ejército otorgado por el Virrey de Perú. Al tomar Concepción, buscará establecer el orden y poner fin a la violencia. Esto intentará conseguirlo mediante dos bandos publicados en los días 4 y 12 de octubre. En estos se señalaba que cualquier habitante de la ciudad de Concepción podía regresar a sus hogares sin que se le siguiera perjuicio alguno; exigiendo la entrega de las armas que se hallasen en el poder de los particulares y de los bienes de propiedad de algún insurgente; ofreciendo una gratificación al que lo descubriese 29. Vemos que Benavides utilizaba el caos con el fin de vencer a los gobiernos patriotas, pero en el fondo, buscaba un régimen pacífico para establecerse en Concepción, siendo esa ciudad el punto de inicio para armarse y llegar a tomar la capital, siendo así efectuados sus planes de tener el dominio absoluto de Chile y fraguar los deseos de Santiago. En los bandos, se pueda destacar como se da libertad a toda persona o familia con tendencia patriota que no apoye el régimen realista: “Teniendo noticia que en esta ciudad y partidos de la provincia residen varias familias que tienen conexiones, enlaces y parentescos con los enemigos que se han refugiado a Talcahuano y aún con los que ocupan la de Santiago, por esta razón he tenido a bien concederles, como les concedo desde luego, salvo conducto y libre pasaporte para que puedan pasar a los indicados destinos que mejor les acomode, siendo protegidas por las avanzadas y partidas hasta salir fuera de la línea del ejército y entrar en la de los que elijan a Talcahuano y a los que a Chile, serán conducidos del mismo modo hasta fuera de los limítrofes de la provincia”30. Con esto, Vicente Benavides se apoderaría de la ciudad de Concepción y con eso, de las grandes haciendas, pudiendo en ese caso brindar alimento y vivienda a sus soldados.

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Diego Barros Arana, “Historia Jeneral de Chile”, 21. Diego Barros Arana, “Historia Jeneral de Chile”, 15. 30 Bandos de Vicente Benavides durante la ocupación de Concepción. 12 de Octubre de 1820. En: Archivo Nacional de Santiago de Chile, Fondo del Ministerio de Guerra. Vol. 52, fj, 85. 29

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Finalmente, Vicente Benavides tendrá duras derrotas en las batallas de Las vegas de las Saldías y en la Alameda de Concepción tras los refuerzos traídos desde Santiago comandados por el coronel Joaquín Prieto, trayéndole más de un problema con sus subalternos. Benavides, a pesar de esto, seguía siendo soberbio y no realizaba una autocrítica, llevando a que todos sus leales seguidores pierdan su fidelidad hacia el caudillo, donde incluso Picó y Ferrebú lo tildarán de “inepto, de cobarde y aún de traidor”31. Picó, al ser español, no cabe duda que pudo haber visto con malos ojos que un chileno estuviera liderando las tropas realistas luego de las duras derrotas obtenidas. Por esta razón, se amotinarán contra Vicente Benavides sacándolo del liderazgo de la milicia realista. Este se fugó a la Araucanía, donde junto a su esposa y otros soldados buscará escaparse hasta Perú, pero en el trayecto será traicionado por unos de sus soldados al detenerse en Valparaíso en busca de recursos. Será apresado y enviado a Santiago, donde: “el 23 de Febrero, a las once de la mañana, Benavides era sacado de la cárcel, i arrastrado en un serón, era conducido hasta el pie de la horca que se levantaba en la plaza. La ejecución se llevó a cabo ante millares de espectadores, i el cadáver quedó pendiente del cadalso hasta las entradas de la noche. Entonces fue destrozado por la mano del verdugo, para colocar en escarpias la cabeza, los brazos i las piernas, en los lugares que habían sido teatro de sus crímenes. El tronco del cuerpo fue quemado esa misma noche en las afueras de la ciudad”32. Así fue la Muerte del Caudillo Vicente Benavides, señalándose “como violador tantas veces del derecho de guerra, perdió todo honor militar, hasta el debido a los prisioneros, y como pirata y como bárbaro destructor de pueblos enteros, era preciso darle un género de muerte que vengase a la humanidad”.33 Su cuerpo fue mutilado, enviándose cada parte a diferentes rincones del país en señal de amenaza a cualquiera que siguiera la causa realista. Los patriotas estarán felices luego de este suceso, señalando el mismo Joaquín Prieto a Bernardo O’Higgins:

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Benjamín Vicuña Mackenna, “Guerra a muerte”. 577 Diego Barros Arana, “Historia Jeneral de Chile” 438. 33 En Gaceta ministerial de Chile, 23 de febrero de 1822. Publicada extraordinariamente con ocasión de la ejecución de Benavides. 32

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“En esta virtud, el cabildo de esta ciudad se atreve a elevar a V.E. dicha solicitud implorándole por el día grande de mañana nos conceda esta gracia para desagravio de los insultos que ha sufrido esta desgraciada provincia por ese monstruo de iniquidad. Si ya no tiene lugar nuestra súplica, por haber dispuesto V.E. de él, al menos concédasenos la cabeza para fijarla en un palo para eterno escarmiento y que acompañe a la de su compañero Zapata, y una mano para mandarla a Venancio, para que con ella corra la flecha y se noticie en toda la tierra este feliz suceso de nuestras armas”34. O’Higgins, aceptará la carta y en señal de respuesta el mismo día de la muerte salió para Concepción una carreta con la cabeza y los brazos de Benavides.

El Penquista No cabe duda que la independencia de nuestro país fue aristocrática. Esta nació en Santiago y para el pueblo la “noticia no fue tan feliz, pues los vientos de cambio que soplaban en las bóvedas de la elite no borraron de sus mentes los abusos y atropellos cometidos tantas veces en su contra por los aristócratas”35. En ese sentido, llama la atención como el apoyo de Benavides viene de las grandes familias y del pueblo de la provincia de Concepción, caracterizándose por su fervor realista. John F. Coffin, un joven extranjero que residió en casi todas las ciudades de aquélla provincia, señala en los tiempos donde residió en Chile que “he vivido solo con realistas de todas clases y condiciones, en diferentes lugares y en diversas situaciones; pero excepto a través de las rejas de una prisión o sobre alguna lejana colina, declaro que jamás he visto un patriota declarado”36. La ciudad de Concepción fue el lugar donde el apoyo realista se vio con más fuerza y no es casualidad que la lucha se llevara en ese lugar. El Reino de Chile se dividía en dos provincias marcadas: Santiago y Penco. Los penquistas se sentían orgullosos de poseer la primera Real Audiencia del país y la primera de todas las ciudades del continente en estar

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Carta de Joaquín Prieto a Bernardo O’Higgins. Concepción, 11 de Febrero de 1822. En: Archivo Nacional de Chile, Fondo del Ministerio de Guerra. Vol. 27, fj, 163. 35 Leonardo León, Ni Patriotas ni Realistas. El bajo Pueblo durante la Independencia de Chile. (Santiago: Editado por Universidad de Chile, 2010), 10. 36 John. F. Coffin, “Diario de un joven norte-americano”, 223.

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cara a cara detrás de la barbarie indígena37. Por esta razón, luego del triunfo patriota en Rancagua, Benavides armará su ejército en la zona de Concepción debido a la adhesión fanática de la población38, siendo este caudillo la cara visible de todo un movimiento provincial, donde como señala el mismo Virrey Pezuela, “afortunadamente la mayor parte de la tropa que aparece de baja se ha incorporado al capitán don Vicente Benavides, oficial expedito, valiente y que conoce perfectamente el país; que quedó en las fronteras de Arauco con el objeto de hostilizar a los enemigos”. Este apoyo generalizado en el sur de nuestro país a la causa realista, quedará marcada en el gobernador de Valdivia, don Manuel Montoya. Éste, despachará alimento, ropa y armas a Benavides en la zona de Arauco cuando éste comienza a armar su tropa. Montoya le señalará a Benavides que: “me han sido de un singular regocijo las rápidas proezas que usted y sus tropas han hecho

en esa provincia de Concepción, a favor de nuestras armas reales y contra el orgulloso insurgente. Las ventas que resultan en el dia al real servicio por la permanencia de usted en esos puntos, son de suma importancia e interés, debiendo estar persuadido que serán estos servicios de la mayor complacencia al Excmo. Señor Virrey, a quien tengo avisado de oficio todo lo últimamente ocurrido”39. Este apoyo generalizado de Concepción, hace pensar que el Virrey Pezuela necesita a Benavides para efectuar ciertos planes con el objetivo de distraer la atención del gobierno chileno, absorbiendo todas las miradas hacia el interior para hacer fracasar la expedición libertadora del Perú. Creemos que la idea consistía en que Benavides llegará incluso hasta la misma capital, batiendo en el camino al ejército que se encontraba en el Maule al mando de Joaquín Prieto. Por esta razón, Vicente Benavides comenzará a ser un hombre fundamental para las pretensiones peruanas. Manuel Montoya será importante para que el nombre de Vicente Benavides se traslade por América y principalmente en el Perú. Montoya llegará a protegerlo del mismo núcleo realista que no ve con buenos ojos que un chileno luche en favor de España y

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Benjamín Vicuña Mackenna, “La Guerra a Muerte”, 46 Carta de Joaquín Pezuela al Ministro de Guerra español. Lima, 7 de Julio de 1819. En: Archivo Nacional de Santiago de Chile, Fondo del Ministerio de Guerra. Vol. 52, fj, 61. 39 Carta del Intendente de Valdivia Manuel Montoya a Vicente Benavides. Valdivia, 23 de Junio de 1819. En: Archivo Nacional de Chile, Fondo de Ministerio de Guerra. Vol. 52, fj 35. 38

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comande toda la milicia española. Es así como Montoya le señalará a Benavides que “Aquí no faltan sus envidiosos que están royendo las piernas a usted. No se le dé cuidado: proceda usted bien y como un militar honrado, que yo estoy por acá a la mira de todo”40 Lo curioso, es que Santiago sabe del fervor español en Concepción, siendo necesario extirparlo a como dé lugar. Por esta razón, en las instrucciones dadas al coronel Joaquín Prieto por José Ignacio Zenteno señala que: “Las familias de los partidos de ultra-maule evidentemente enemigas de la libertad americana, adictas a los españoles, a Benavides y los bárbaros serán arrancadas de aquellos pueblos y remitidas con escolta de milicias a esta capital; donde se les dará el destino conveniente. Se encarga mucho la ejecución de este artículo al comandante en jefe, quien cuidará que ni una mujer, ni un solo niño pertenecientes a familias enemigas quede en aquellos lugares”41. Esta instrucción consta, además, en atacar en montoneras, algo muy contrario al pensamiento civilizatorio que propone la República naciente. En este sentido, tienen que recurrir a la montonera porque no pueden vencer a Benavides de otra forma, salvo atacándolo de la misma forma que él lo hace. Será tanto el temor de la capital a una posible invasión de Vicente Benavides, que las órdenes para Joaquín Prieto a la hora de marchar hacia la zona sur del país, son simplemente proteger desde el Maule “la provincia de Santiago, cuya defensa es el primer carácter y empeño de la segunda división”42. ¿Cómo la España, que no envió a nuestras costas sino tres batallones peninsulares, uno en 1814, otro en 1817 y el último en 1818 pudo prolongar la lucha con un país que contaba con cerca de un millón de pobladores? 43 Esto se debe al apoyo generalizado del pueblo de Concepción, donde “Mujeres, hombres, niños y cuanto encuentran lo devoran 40

Carta del Intendente de Valdivia Manuel Montoya a Vicente Benavides. Valdivia, 18 de Octubre de 1819. En: Archivo Nacional de Chile, Fondo del Ministerio de Guerra. Vol 52, fj 49. 41 Oficio de José Ignacio Zenteno al Coronel Joaquín Prieto. Santiago, 18 de Octubre de 1820. En: Archivo Nacional de Chile, Fondo del Ministerio de Guerra. Vol. 27, fj 77. 42 Oficio de José Ignacio Zenteno al Coronel Joaquín Prieto. Santiago, 18 de Octubre de 1820. En: Archivo Nacional de Chile, Fondo del Ministerio de Guerra. Vol. 27, fj 77. 43 Benjamín Vicuña Mackenna, “La Guerra a Muerte”, 42.

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como el fuego. Así como son indecibles los estragos que han hecho en la Laja y demás partes, lo son también las tentativas de amistad que se les ha hecho y de que se han burlado”.44 Por esta razón, Freire solicitará “a la mayor brevedad posible venga el mayor número de caballería de la otra parte del Maule, pues debe V.E. persuadirse que la provincia se levanta en masa, siendo destrozada mi fuerza de caballería, quedando solo en esta ciudad alguna milicia”45. Era tanto el fervor realista en la zona de Concepción, que muchas veces Ramón Freire tuvo que escapar para sobrevivir, señalando que “si me encerraba en Talcahuano, la provincia toda se me levantaba. Por otra parte, mis fuerzas eran muy débiles para más de dos mil hombres que tuvo Benavides entre milicia y tropa veterana. En estas circunstancias preferí aventurar antes que perecer encerrado. Ello es que la fortuna me ha favorecido y la campaña ha sido feliz”46. En ese sentido, podemos ver como Benavides ya comenzaba a poseer el control de la zona de Concepción gracias al compromiso de toda la provincia. Ese apoyo del pueblo se refleja en que muchos soldados “no recibían paga y andaban vestidos con tiras de alfombras o desnudos”47, es decir, había un compromiso total con el rey español y el caudillo Vicente Benavides, lo que provocaba el temor y miedo de Ramón Freire, ya que toda la provincia de Concepción estaba en manos de los enemigos o alzada, quedándose este sin víveres, dinero, armas y caballos. Era tan triste la situación de Ramón Freire que según su propia letra “ando escondiéndome de mis soldados porque me da rubor ver su desnudez y miseria48. Un papel importante de ese apoyo monárquico vendrá de los indígenas araucanos, siendo leales a Concepción pero no a Santiago. Una de las razones al apoyo de la causa realista es al contacto con la Monarquía española luego de los parlamentos del siglo XVIII o bien, el rasgo indígena que posee Benavides49, siendo este un líder con características no aristócratas, algo que pudo ser llamativo para la masa que lo seguía. Es así como el 44

Carta de Ramón Freire a Bernardo O’Higgins. Concepción, 3 de Marzo de 1819. En: Archivo Nacional de Chile, Fondo del Ministerio de Guerra. Vol. 27, fj 40. 45 Carta de Ramón Freire a Bernardo O’Higgins. Concepción, 23 de Septiembre de 1819. En: Archivo Nacional de Chile, Fondo del Ministerio de Guerra. Vol. 27, fj 75. 46 Carta de Ramón Freire a Bernardo O’higgins. Concepción, 29 de mayo de 1819. Archivo Nacional de Chile, Fondo del Ministerio de Guerra. Vol. 27, fj 68. 47 Carta de Ramón Freire a Bernardo O’higgins. Concepción, 29 de mayo de 1819. Archivo Nacional de Chile, Fondo del Ministerio de Guerra. Vol. 27, fj 68. 48 Oficio de Ramón Freire al Ministro de Guerra José Ignacio Zenteno. Concepción, 21 de Diciembre de 1819. Archivo Nacional de Chile, Fondo del Ministerio de Guerra. Vol. 27, fj 82. 49 Benjamín Vicuña Mackenna, “La Guerra a Muerte”, 481.

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comandante de armas Dionisio Vergara señalará en la búsqueda de apoyo araucano a la causa patriota que: “a mi parecer, hablaron con los embiados de Angol i se interesaron para que se trabajase sobre la paz general i que no estuviesen comiendo, i bebiendo, i engañando a sus amigos criollos, i que ellos heran patriotas i que si el butalmapu de los llanos no quería sujetarce sería preciso castigarlo; me han confesado que los malos españoles les han mandado recados que el parlamento que nosotros les ofrecemos es para reunirlos i matarles”50. Lo interesante es el pensamiento que tienen los indígenas en torno al movimiento patriota y como Vicente Benavides busca mediante la amenaza de la traición de los chilenos buscar que estos se unan a la causa monárquica. Con lo dicho, Vicente Benavides fue un caudillo importante para toda la zona de Concepción y no tan solo de ciertos grupos de sujetos sin Dios ni ley que solo buscan destruir todo a su paso51. Santiago, el lugar desde donde se comenzó a planificar la independencia no podía ser del gusto de los penquistas que “ni ahora ceden de buen grado su predominio en los destinos de la patria”52. Es curioso como Vicuña Mackenna hace esta enunciación, demostrando como en la segunda mitad del siglo XIX, existe todavía un rechazo hacia el centralismo de Santiago. En Chile, la independencia fue llevada por unos pocos aristócratas que vieron la oportunidad de usurpar un poder que pertenecía a otro. La Aristocracia se refugió en el patriotismo y legitimaron su poderío mediante el rechazo a este caudillo provincial. Vicente Benavides al contar con el apoyo de las grandes familias de la zona de Concepción y además, tanto del bajo pueblo como de la mayoría de los indígenas, será un temor para la Aristocracia santiaguina que quería establecer su poderío en Chile. Siempre se piensa que el 18 de Septiembre de 1810 fue un día muy importante para la independencia de todos los habitantes de Chile, pero no fue así, debido que para el pueblo esta “noticia no fue tan feliz, 50

Oficio de Dionisio Vergara al Ministro José Ignacio de Zenteno. Vol. 83, fj 43. Lamentamos señalar que no tiene fecha, pero a nuestro entender, debe datar de 1819, luego de la matanza de los indios de Benavides a los indios de Angol. 51 Diego Barros Arana. “Estudios Históricos sobre Vicente Benavides”, 19. 52 Benjamín Vicuña Mackenna. “La Guerra a Muerte”, 50.

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pues los vientos de cambio que soplaban en las bóvedas de la elite no borraron de sus mentes los abusos y atropellos cometidos tantas veces en su contra por los aristócratas”53 produciendo que no apoyasen la independencia de la nación y siguieran siendo leales al gobierno del Rey. El Traidor La Historia tradicional de nuestro país ha señalado el proceso de conformación del Estado chileno como la excepción de Latinoamérica, siendo un proceso de paz, armonía y el ejemplo para todos los países vecinos, donde la patria venció a todo caudillo que complicara la formación republicana. La historiografía tradicional, en el caso específico de Vicente Benavides lo analizará de una forma negativa. Esto se deberá principalmente, a que se intentará limitar el estudio histórico sobre Vicente Benavides en el siglo XIX debido a que los historiadores de ese siglo tienen la labor de construir una historia chilena, lo cual produjo a nuestro entender, que se alzara a los grandes héroes patrios en desmedro de los caudillos realistas por apoyar una causa distinta, pero Vicente Benavides más allá de aferrarse a la Monarquía para recibir apoyo, representaba a una zona penquista que no estaba de acuerdo con las decisiones de unos pocos santiaguinos. Es así como dentro del análisis historiográfico entorno a Vicente Benavides nos encontramos con Diego Barros Arana en dos de sus obras. “Estudios históricos sobre Vicente Benavides i las campañas del sur” y “Historia Jeneral de Chile. Tomo XIII”. Aquí se nos hablará de las principales características del caudillo, pero efectuadas desde la subjetividad por sobre el análisis objetivo, reflejándose la labor de construcción patriota realizada en el siglo XIX. Se hablará de un Vicente Benavides que es amigo de la barbarie y que no puede efectuar el control de su milicia ni de ningún territorio que éste ocupe 54. Lo curioso, es que el mismo Barros Arana señalará que al ingresar Benavides a la ciudad de Concepción elaborará bandos con el fin de poner orden a la ciudad55, existiendo una clara contradicción del autor. También, señalará a Benavides como un asesino despiadado 56 que se refleja en el saqueo y las muertes a los altos mandos patriotas como Andrés Alcázar y 53

Leonardo León, “Ni patriotas ni realistas”, 10. Diego Barros Arana, “Estudios históricos”, 13 55 Diego Barros Arana, “Estudios históricos”, 17. 56 Diego Barros Arana, “Estudios históricos”, 12 54

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Gaspar Ruiz. Lo que no entiende Barros Arana, es que los actos que realiza Vicente Benavides están dentro del marco de la Guerra a Muerte, entendiéndolo las fuerzas patriotas y realistas. Además, los patriotas también adoptaron la lucha hasta la muerte57 y el total exterminio del enemigo, por lo que los realistas también sufrirán gravemente la pérdida de hombres importantes de su milicia como en la Matanza de San Luis. Desde esta perspectiva, la subjetividad en Barros Arana existe independientemente de la importante información que nos entrega, aunque esto en todo Historiador por su importante oficio, lo llevará a “fijar la regla, el tiempo y las divisiones en periodos hechas, según él, de tiempos débiles y de tiempos fuertes, de momentos de latencia y luego de crisis”58. En este sentido, Barros Arana eligió a su manera las fuentes que le permitieron realizar su investigación, donde la subjetividad llevó a elegir y desclasificar documentos que lo favoreciesen a la hora de estudiar al caudillo. Llamativo es el pensamiento sobre Vicente Benavides efectuada por Walterio Millar. Señala sobre este caudillo que fue: “chileno siniestro y desleal, traicionó dos veces a su patria. Primero fue soldado patriota; después se pasó a los realistas. Tomado prisionero en Maipo, se le hizo fusilar, pero las balas apenas le rozaron la piel y él se fingió muerto. Siete meses pasó escondido, hasta que un día se presentó a San Martín y obtuvo su perdón. Incorporado al ejército patriota, Benavides volvió a desertar, declarándose terrible enemigo de su patria. Sembró el terror desde Chillan al sur, secundado por los hermanos Pincheira, con una feroz guerra de pillaje, que se llamó guerra a muerte”59. Millar intenta conocer la mentalidad de Benavides desde una perspectiva negativa, transformando un relato de lo imaginario a lo real, pero olvida que “el historiador se halla en la imposibilidad absoluta de comprobar por sí mismo los hechos que estudia”60 por el simple hecho de que como historiadores jamás podremos estar en el momento exacto del 57

Como señalamos en el primer capítulo, no sabemos quién es el que escribe esa declaración, lo cierto es que es lo más cercano a aceptar la guerra efectuada por Benavides. 58 Arlette Farge, “Lugares para la historia” (Santiago: Ediciones Universidad Diego Portales, 2008), 84 59 Walterio Millar, Historia de Chile (Santiago: Editorial Zig-Zag, 1973). 195. A pesar de lo básico o escolar que puede ser Millar, es importante ponerlo a la palestra debido a que es la imagen más clara de lo que piensa la Historiografía chilena sobre Vicente Benavides. 60 March Bloch, La observación histórica, Introducción a la Historia (México: FCW, 1952), 52

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hecho histórico que se desea estudiar. Por lo cual, todo historiador debe tener presente esta situación antes de establecer juicios valóricos. Además, señala repetitivamente el apelativo de traidor. Ahí depende desde la perspectiva de cada uno, porque Benavides señala que “Dígalo la revolución francesa; dígalo Napoleón llamado el grande. Yo no sigo más ley que la que dicta mi deber y las muy sabias del soberano”61, siendo Benavides un hombre que sigue sus principios. Por esta razón, nos encontraremos con el apelativo de traidor tanto para los patriotas como los realistas. Todo dependerá de la tendencia a la cual uno estará inscrito. Otros como Julio Heise van más lejos. Heise señala que Chile enfrentó la organización del Estado con “una aristocracia muy cohesionada, que con mano firme dirigió y orientó este proceso. Es ella la que en verdad hace la historia. Es impresionante la ausencia de masas y de caudillos populares en esta etapa de nuestra historia. Es éste uno de los rasgos más originales del desenvolvimiento político-social chileno del siglo XIX”62. Es curioso cómo se intenta reflejar que ningún caudillo complicó la existencia republicana, dándole a Chile la primera posición en comparación con las demás regiones vecinas. Lo interesante, es que “aunque es verdad q quando se tuvo la noticia de lo ocurrido en la ciudad de Concepción, se pintó con los colores de un verdadero motín. Subversivo al orden público”63. Si no existieron caudillos populares para Heise, la toma de Concepción en 1819 por parte de Benavides fue un simple invento. En ese sello, se narra como la toma de Concepción ha impactado incluso en Mendoza, dejando entrever el gran impacto a nivel nacional e incluso internacional que producía Vicente Benavides. Ahora bien, se señalará que Benavides “entabló comunicación con Carrera, uno de los caudillos de los anarquistas, que afligían a la provincia de Mendoza y circunvecinas para tener parte en las devastaciones de aquellas"64. En este sentido, vemos como ambas posturas discuten en torno a un hecho específico, pero el diario la Gaceta Ministerial es un diario capitalino, evidenciando la fragilidad del postulado de Heise. Contrario a lo señalado por Heise, “la 61

Carta de Vicente Benavides a Ramón Freire. Benjamín Vicuña Mackenna, “La Guerra a Muerte”, 40. Julio Heise. Años de formación y aprendizaje político 1810-1833. (Santiago: Editorial Universitaria. 1978). 110 63 Sello de oficio enviado desde Coquimbo hasta la Intendencia de Concepción. Curiosamente, desconocemos quien la escribe, 22 de Junio de 1823. En: Archivo nacional de Chile, Fondo Ministerio de Guerra. Vol. 83, fj 122. 64 En Gaceta Ministerial de Chile, 23 de febrero de 1822. 62

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noticia de los sucesos del Sur inquieta a los santiaguinos. Nadie niega ya, en vista de lo que ha pasado, la posibilidad de que ese desertor que se ha levantado del banquillo para irse a insurreccionar se aproxime con sus hordas hasta la ciudad donde el Gobierno central ha fijado su asiento”65. El deseo de Heise, es establecer a Chile como el país donde la formación republicana fue la más tranquila y sólida, pero ese afán por establecer a Chile en el primer lugar, solo produce un grave error en la Historiografía, debido a que no se efectúan estudios históricos completos. Por lo cual, este grado de subjetividad ha afectado la investigación histórica sobre Vicente Benavides privilegiando la formación de la identidad nacional sobre el análisis objetivo histórico. A pesar de que se ha estudiado a Vicente Benavides por la historiografía tradicional, hay que romper con esa negatividad existente en torno a su imagen promoviendo nuevas investigaciones que saquen a relucir aspectos positivos que dificulten los análisis efectuados por aquella historiografía.

Conclusión En este trabajo, hemos intentado de una forma muy simplista, desmitificar a Vicente Benavides como el bandido enamorado de la barbarie. Este caudillo, tenía contactos con hombres importantes con el Virrey Pezuela, era un líder que al momento del desorden castigaba por no respetar sus decisiones y poseía el apoyo de la zona de Concepción que apoyaba con fervor la causa monárquica debido a los roces históricos existentes con Santiago, por lo que verán con malos ojos el movimiento revolucionario efectuado por la capital. En ese sentido, la Historiografía tradicional castigará a este caudillo en sus escritos por rechazar la idea republicana santiaguina, tratando de establecer que en Chile no existió ningún caudillo que complicara la formación de la patria como nación. Con esto, surge una pregunta muy interesante. ¿Por qué con la toma de Lima por parte del ejército libertador de los andes, Benavides no cesó su lucha? Creemos porque esta guerra iba más allá de un conflicto chileno-español, esta guerra era un conflicto entre la 65

Miguel Luis Amunátegui, La Dictadura de O’higgins (Santiago: imprenta, Litografía i encuadernación Barcelona, 1914), 362

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zona penquista de Concepción que no estaba de acuerdo con las decisiones que ha adoptado la aristocracia de la capital santiaguina. Es más, Vicente Benavides incitará a Joaquín Prieto a que vayan a la lucha, porque él no se rendirá. Señalará: “Con la inteligencia que no verificándolo experimentará todos los rigores de la guerra y oscurecerá las glorias que tiene adquiridas en la larga serie de triunfos, dejando en los fastos de la historia la negra mancha de cobarde. También le prevengo se abstenga de irrogar el menor perjuicio al capitán de dragones, don José Ignacio Neira, que se halla en poder de usted, pues de lo contrario acabaré con el inmenso número de familias que tengo facilidad de castigar dentro de breves momentos”66 Si hasta el mismo Barros Arana, un historiador tradicional que ataca a Vicente Benavides en todos sus escritos, señala que la guerra de la independencia había creado “la Aristocracia más odiosa aunque la de título había superado a la de familia. Mientras que con una mano luchaba por echar al enemigo del último rincón de Chile, con la otra buscaba un apoyo para escalar en el gobierno”67. Claramente, se ve que la historia la escriben los vencedores, pero siempre existe otra historia, la de los derrotados que será modificada por los triunfadores. Esa es la historia de Vicente Benavides.

66

Respuesta de Vicente Benavides al fin de la guerra propuesto por Joaquín Prieto. Chillán, 2 de octubre de 1821. En: Archivo Nacional, Fondo Ministerio de Guerra. Vol. 52, fj 101. 67 Diego Barros Arana, “Estudios históricos sobre Vicente Benavides” 8.

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Bibliografía Diego Barros Arana, Estudios históricos sobre Vicente Benavides i las campañas del sur 1818-1822. (Santiago: Impr. de Julio Belin i Compañía, 1850). Benjamín Vicuña Mackenna, La Guerra a Muerte. (Buenos Aires: Editorial Francisco de Aguirre, 1972). Diego Barros Arana, Historia jeneral de Chile. Tomo XIII. (Santiago: Rafael Jover Editor, 1894). John. F. Coffin, Diario de un joven norte-americano: detenido en Chiloé durante el periodo revolucionario de 1817-1819. (Santiago de Chile: Impr. Elzeviriana, 1898). José Bengoa, Historia del Pueblo Mapuche, (Santiago: Ediciones sur. Colección estudios históricos, 1985). Leonardo León, Ni Patriotas ni Realistas. El bajo Pueblo durante la Independencia de Chile. (Santiago: Editado por Universidad de Chile, 2010). Arlette Farge, “Lugares para la historia” (Santiago: Ediciones Universidad Diego Portales, 2008). Walterio Millar, Historia de Chile (Santiago: Editorial Zig-Zag, 1973). March Bloch, La observación histórica, Introducción a la Historia (México: FCW, 1952) Julio Heise. Años de formación y aprendizaje político 1810-1833.. (Santiago: Editorial Universitaria. 1978). Miguel Luis Amuntegui, La Dictadura de O’higgins (Santiago: imprenta, Litografía i encuadernación Barcelona, 1914), Archivo Nacional (AN), Santiago de Chile. Fondo del Ministerio de guerra. La Gaceta Ministerial de Chile (GMC).

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La independencia de Bolivia: Regionalismo patriota de caudillos en torno a una frontera

Por Mauricio Andrés Faúndez Parra, Alumno Lic. en Historia UNAB, generación 2012.

El presente trabajo partió siendo una investigación realizada en colaboración con un ex compañero Félix Pizolti, para la cátedra de Formación de las Repúblicas Americanas el año 2012. Introducción “A finales del siglo XVII Hispanoamérica se había emancipado de su inicial dependencia de España. El primitivo imperialismo del siglo XVI no podía durar”68, esto lo afirma John Lynch, al postular que América había logrado tal grado de autonomía económica y al mismo tiempo una cierta autonomía administrativa, traducida en una gran comodidad criolla. Con la caída de la dinastía de los Habsburgo en España y la llegada de los Borbones al trono se inicia lo que el autor define como un nuevo imperialismo, lo cual traerá con sus reformas un nuevo peso para las elites criollas que tan a sus anchas se desenvolvían hasta por lo menos 1700, este reformismo, obedeciendo a dinámicas complejas que no vamos a discutir aquí, se vuelcan en lo que los historiadores han definido como la crisis colonial, o de otro modo, crisis de independencia69, en este contexto, estallan

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Lynch, John, “Las Revoluciones Hispanoamericanas 1808-1826”, ed. Ariel, Barcelona 2008, pág. 10 Halperín, Tulio, “Historia contemporánea de América Latina”, ed. Alianza Madrid, 1972. también Tulio Halperín y co-autores, La independencia en el Perú, IEP ediciones, 2° edición, lima, Perú 1981, capitulo 3, la crisis de independencia. también con respecto a las reformas y el control monopólico de la economía hispana en la época y sus implicancias, ver Leslie Bethell, Historia de América latina, tomo V la 69

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acontecimientos que desatarán el engranaje necesario para la emancipación de Hispanoamérica, ahora bien, si de hecho a lo largo del imperio este proceso siguió líneas generales, también según los distintos territorios y unidades administrativas (virreinatos, reales audiencias, capitanías generales, intendencias y provincias) las dinámicas de los hechos serán distintas y conformará diversos gobiernos al término de esta “convulsión histórica” A la luz de este trabajo hemos de tener en cuenta este elemento de carácter distintivo regional, lo cual al mismo tiempo constituye el interés por la realización del mismo; el hecho de que los proyectos americanistas unitarios en busca de la realización de una sola América latina hayan fallado al momento de la independencia. Nuestras miras se encuentran principalmente aquí, en el fracaso del “sueño bolivariano”, ¿por qué, si el ejército colombiano logra la liberación de Bolivia

y al mismo tiempo la expulsión

definitiva del antiguo régimen en América, la nación se separa de este conformando una unidad por sí sola, aparte de la pretensión de la Gran Colombia? Nuestra suposición al respecto fue, tomando los conocimientos parciales poseídos en primera instancia, producto de una desorganización política, pero si se toma en cuenta la noción de identidad nacional como posible producto de esta realidad, la desorganización política no completa el marco necesario. Así es como se nos hace necesario enmarcar nuestra problemática de trabajo a cierto aspecto de la historia alto peruana; el territorial, la experiencia geográfica administrativa, esto es, su vida como Real audiencia, como intendencia y como nación posteriormente. Ahora bien resulta un tema bastante atractivo por el hecho de que al momento de la revolución de independencia, hay que hablar de Real audiencia de Charcas como una mera definición jurídica, porque de facto, su autoridad como entidad burocrática colonial es bastante cuestionable, tampoco podemos definirla como una organización, aun menos de unidad, declaradamente revolucionaria en un periodo de 16 años aproximadamente (1809, Junta tuitiva de los derechos del pueblo, 1825, declaración de independencia).

independencia, ed. critica, Barcelona, España, 1° capitulo, Los orígenes de la independencia Hispanoamericana, por John Lynch

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No se pretende en este ensayo realizar un examen acucioso ni acabado del proceso, por ello mismo tan poco no hemos de recurrir a fuentes primarias, se buscará realizar una evaluación general, una presentación de un relato de la independencia en función de esta hipótesis de trabajo para lograr un par se reflexiones expuestas al final. Para ello primeramente se analizara el contexto como un todo, es decir, los elementos generales que no se pueden omitir de la historia de la independencia boliviana. La Junta tuitiva de los derechos del pueblo de la cual veremos su ideal democrático de cabildo e integración popular. La recuperación o más bien ocupación represiva de las tropas realistas bajo órdenes del virrey Abascal de los territorios alto peruanos. La “guerra” de guerrillas o más bien conocidas como republiquetas y en el transcurso de estas últimas, la dinámica propia de estas, como la generación de una clase de caudillos en particular, el “desarrollo y dialogo” de estas mismas guerrillas con los caudillos regionales argentinos y más tarde con el ejército colombiano comandado por el Mariscal Sucre emisario de Bolívar y su plan unitario de la Gran Colombia, en fin el marco clásico y necesario para entender este proceso de independencia. No hemos de ahondar en la consolidación de la independencia boliviana (momento en el cual todo tipo de independencia se realiza, más allá de la firma del acta, el hecho de la descolonización y una estable autonomía política y económica), más que en ciertas proyecciones inherentes a las republiquetas. Efectivamente, nótese que este consistirá nuestro objetivo en dilucidar la realidad de las guerrillas, su formación y carácter, el perfil de las mismas y la relación con los vecinos Lima y Buenos Aires, pero lo principal y profundo, es la definición del trasfondo de este periodo de 16 años que creemos clave de la identidad y definición nacional. Para trabajar en esta idea hemos recurrido a una serie de autores tomando de cada uno de estos ideas y afirmaciones orientadas a nuestro cometido, principalmente a John Lynch en su libro “Caudillos en Hispanoamérica 1800-1850” principalmente su concepto de los caudillos en las distintas partes de Latinoamérica

y su definición general de los

mismos, complementando con lo postulado por Gustavo y Heléne Beyhaut en “De la independencia a la segunda guerra mundial”, siendo este el de un líder popular que será especificado más adelante. Al historiador boliviano José Luis Roca con su obra “Ni con Lima ni con Buenos Aires” el que postula que la creación de un estado independiente se 28


desarrollará en Bolivia en rechazo a la integración de una unidad con respecto de Argentina y Perú, siendo esta idea uno de los principales lineamientos para el desarrollo de nuestro trabajo. Por otro lado hemos sostenido el desarrollo de ciertas ideas secundarias con los autores Armando de Ramón y co-autores, en el texto, “Ruptura del viejo orden hispanoamericano”, a José del Pozo en, “Historia de América latina y el Caribe”, siendo estos una guía básica de la independencia de los países latinoamericanos, de estos hemos rescatado afirmaciones útiles y complementarias a la globalidad del proceso. Otro autor que no podemos obviar es a Fernando Díaz Venteo con, “Las campañas militares del Virrey Abascal”, principalmente para afirmar y demostrar el punto de la represión impuesta en 1809 para aplastar la incipiente revolución. Por último hemos tomado a otros autores en obras particulares para afirmar y demostrar ciertos puntos complementarios de carácter secundario.

Gesta

de

la

revolución

Charqueña

producto

de

la

represión

(planteamiento de la revolución) Antecedentes histórico-geográficos Un antecedente que hay que tener en cuenta para entender cómo se forma la dinámica del proceso de emancipación de Bolivia, es la relación con el extranjero. La influencia que los acontecimientos de las nuevas ideas, los nuevos modelos políticos, la captura de Fernando VII, la revolución industrial, la Revolución francesa, todos factores que van a conformar el marco del proceso a nivel internacional, no serán influyentes directos, y como afirma el autor Frank Safford, “la validez de tal tipo de generalizaciones varía mucho, dependiendo del país”70, es decir, siendo el territorio Alto Peruano aislado geográficamente y dependiente históricamente de otras entidades administrativas coloniales, el carácter y el perfil de lo ocurrido desde el 16 de Julio de 1809 (junta tuitiva de los derechos del pueblo) hasta la intervención de Bolívar por medio del Mariscal Sucre (y si es necesario establecer un hito en este proceso, está la batalla de Ayacucho el 9 de

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Safford, Frank en Bethell, Leslie 2Historia de América latina, tomo VI América latina independiente”, ed. critica, 1° edición Barcelona España 2000. Pág. 71-72

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diciembre de 1824), va a estar supeditado a la interacción de los poderosos vecinos de la Real audiencia de Charcas.

Conviene entonces analizar el contexto histórico de la región en relación con estos vecinos En 1778 se consolida la reorganización del imperio español por el Borbón Carlos III; el virreinato del Perú, que hasta esta fecha había conformado la principal entidad administrativa de Sudamérica ahora compartirá la categoría de virreinato con otros dos, el de Nueva Granada y el de Río de la Plata. Debemos prestar atención principalmente a este último, ya que el territorio comprendido en la Real audiencia de Charcas, el Alto Perú, pasa a conformar parte de la gobernación de los rioplatenses, llamándose ahora la intendencia de Potosí, siendo esta “la villa de Potosí con todo el territorio de la provincia de Porco en que está situada, y los de Chayanta o Charcas, Atacama, Lípez, Chichas y Tarija; pues estas cinco Provincias han de componer el distrito privativo de la restante intendencia”71 esto es en otras palabras, hacia el norte con Perú, la provincia de Puno, Atacama hacia la costa, con el río Loa, la ciudad de Tarija hacia Argentina y hacia el oriente con Brasil. Esta modificación significó gran pérdida para el Perú y al mismo tiempo, fue también gran beneficio para los Bonaerenses durante los años que estuvo a su disposición, en su momento, “hay que dejar constancia de que el 80% del valor de las exportaciones por Buenos Aires, correspondía a la plata de Potosí”72, lo cual habla por sí solo de la importancia económica significante para la corona, en un momento en que la crisis colonial estalla, con un Buenos Aires insurrecto y revolucionario, explica también las prioridades tomadas por el virrey Peruano “en 1810 (esta fecha es una aproximación, la recuperación del territorio alto peruano fue, a fines del año anterior), y en los años siguientes el Virrey Abascal debió enfrentar algunos serios problemas que requerían urgente solución (charcas 71

Vásquez Bazán, César “El virreinato del Perú en 1792.- El célebre plano preparado por el cosmógrafo oficial Andrés Beleato y publicado por Hipólito Unánue.- el partido y el desierto de atacama pertenecen a la intendencia de potosí”, 14 de Mayo 2012. http://cavb.blogspot.com/2012/05/mapa-del-virreinato-delperu-en-1792-el.html. 72 de ramón, Armando Vial, Samuel Couyoumdjiani, Juan Ricardo “ruptura del viejo orden hispanoamericano”, ed. Andrés Bello, Santiago 1993. pág. 172

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y Quito)”73. Con respecto a esto, cabe destacar que las motivaciones económicas fueron importantes para Buenos Aires al momento de su revolución; cuando se hacen tentativas de integrar nuevamente el territorio, alegando la reforma de Carlos III, la legitimidad de esta provincia para el río de La Plata. Esto evidenciado además, en el empeño el caudillo Pueyrredón en su momento con sus saqueos al territorio aludido. El primer grito de independencia La recuperación de los territorios, en ningún caso sería pacifica, tampoco los motivos de esta reincorporación territorial serían meramente económicos, si poseen una gran importancia para lograr las intenciones de cada bando que no deja de tener gran importancia a futuro, el fin u objetivo de la recuperación constituye la respuesta a lo que ya se estaba gestando en La Paz, Chuquisaca y las demás ciudades de la provincia; me refiero con esto a la junta tuitiva de los derechos del pueblo; por decirlo de algún modo, es la reacción natural de la facción realista contra el primer movimiento separatista en el continente (recuérdese el conflicto que se desarrolla en Haití en 1795). La represión fue encabezada por el general Goyeneche, el cual

“arribó (a la

provincia) el 11 de Noviembre de 1808 para informar sobre los graves sucesos de la península”74, es decir, la Junta central Gubernamentativa del reino, (en otras palabras la del cabildo formado en España en lealtad al rey capturado por Napoleón y que en reemplazo del, pretendía tener la soberanía de las colonias americanas) a la cual hay que sumarle que también traía la propuesta de la Infanta Carlota Joaquina, Hermana de Fernando VII, también conocido como proyecto carlotista75, el cual fue rechazado por el claustro de la Universidad de Chuquisaca, calificándola de subversiva en el caso de esta ultima y poco satisfactorio en el hecho de rendir obediencia a la junta de España y su 73

de ramón, Armando Vial, Samuel Couyoumdjiani, Juan Ricardo op. cit., pág.130 ibid. pág. 106 75 acerca de la infanta Carlota Joaquina ver, Elba Brídez de Zayas, Carlota Joaquina las ambiciones de la infanta, anuario del instituto femenino de investigaciones históricas, Volumen n°1 asunción Paraguay 197071, http://www.portalguarani.com/obras_autores_detalles.php?id_obras=15185 y también ver la obra dirigida por Carlos escudé y Andrés Cisneros, Historia de las Relaciones Exteriores Argentinas, tomo II capitulo 5, titulo el proyecto carlotista, Obra desarrollada y publicada bajo los auspicios del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), en el contexto de las tareas de su Centro de Estudios de Política Exterior (CEPE). es una obra puesta en la web el año 2000. http://www.argentinarree.com/historia.htm 74

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cabildo. Entonces estalla una rebelión popular que tuvo lugar el día 25 de mayo de 1809 ahí se exige la renuncia del presidente Ramón García Pizarro, gobernador intendente de la audiencia, quien no estaba de acuerdo con la decisión tomada y adopto medidas en desmedro del claustro universitario. Luego sigue un mes y medio de tensión política, de un silencio expectante, las fuerzas realistas se preparaban para la movilización, ni la Real audiencia ni las elites dirigentes mostraban una postura clara, y más que una postura al respecto, una organización de cabildo de auto gobierno el cual como se sabe es el siguiente paso en el proceso emancipatorio de las colonias hispanoamericanas; una posición fue elegida en el momento del rechazo a las proposiciones del emisario Goyeneche, existía una intención separatista de por medio pero que le faltaba madurar. Esto va a suceder el 16 de julio de 1809, por el hecho que la proposición de Goyeneche fue “desairada tanto por los magistrados como por los miembros del cabildo y el claustro universitario”76 así los mismos miembros de éste van a buscar adhesión a otras ciudades del Alto Perú hasta que eventualmente se organizarán en la ciudad de La Paz en la fecha ya señalada, para conformar la también ya nombrada Junta tuitiva de los derechos del pueblo, y esta si bien se tratará de un movimiento desde la elite, no será de un modo tan exclusivo, Pierre Vilar dice que “corresponde a las Clases medias, a los “doctores”, estudiantes, juristas de la universidad de Chuquisaca (…) se ve aparecer la palabra “patria” y la palabra “pueblo” (junta protectora de los derechos del pueblo y no como en otros lugares de Fernando VII)”77 también José Luis Roca dice que “fueron criollos ilustrados que habían recibido su educación en la Universidad de San Francisco Xavier y la Academia Carolina”78 lo cual da cuenta del carácter de los miembros de la junta , ambas instituciones son entidades educativas locales, (cabe destacar que en otras áreas de América latina los criollos ilustrados iban al extranjero a completar sus estudios, O’Higgins, Bolívar, Carrera, San Martín por nombrar algunos) además por el hecho de que el territorio de Charcas no estaba dominado por elites de carácter tan alto como en otros territorios, no se trataba de grandes aristócratas, en comparación con la situación en el Perú o en México estos no tenían gran prestigio ni poder. Lo mismo es explicación posible del porque se evidencia en 76

Roca, José Luís “ni con Lima ni con Buenos aires: La Formación de un Estado Nacional en Charcas”, Plural Ediciones, 1° edición 2007 La Paz, Bolivia, Pág. 174 77 Vilar, Pierre y co-autores, “La independencia en el Perú”, op. cit. Pág 203 78 José Luis Roca, Op. cit., 179 (también señala a los miembros por sus nombres en las páginas 179-182)

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su discurso la integración del pueblo y desdén a los dominadores ibéricos: “se libertaron de alcabalas los productos de las manufacturas indígenas y se desarmó a los europeos, haciéndoles jurar fidelidad al pueblo”79. Se evidencia entonces, empatía a las clases populares, su adhesión a las masas, su proximidad a éstas; los ideales puestos en la junta van en cierto modo en rechazo a las elites tanto bonaerenses como peruanas, y a su vez, busca una cohesión interna entre estratos sociales, esto último efectivamente será de vital importancia para el movimiento y sus proyecciones, como la conformación patriótica y nacional. Como ya se mencionó anteriormente, la revuelta de Chuquisaca tuvo cierto número de adherentes, pero luego se trasladó hacia cuidad de La Paz, haciéndose la definitiva pronunciación con más adeptos. Si bien la segunda tuvo mayor popularidad, mayor peso político, mayores convicciones y poder, aun así no se expandió a todos los rincones del Alto Perú, pero adquiría más popularidad conforme transcurrían las semanas; por ende generó mayor temor a los dirigentes del bando realista, estos serían los intendentes, gobernadores y los demás representantes de la burocracia colonial. Los cuales tenían el temor latente de que sus distritos se sumaran a la causa patriótica de la junta, la expectante situación no podía suscitar otra cosa que la respuesta del bando realista ante tal escenario. Este escenario, valga la redundancia, es el de un movimiento que había dado luces, pero no asestado golpe de trascendencia, además que aun no se extendía a toda la provincia que, sin embargo paulatinamente adquiría simpatizantes. Entonces gracias a esta suma creciente de brazos manifestantes, los intendentes actuaron pidiendo ayuda a Río de La Plata y al Perú “El intendente de Puno, (…) escribió inmediatamente a Abascal con el fin de darle cuenta de lo ocurrido y hacerle patente por otra parte la incapacidad en que se hallaba de defender la provincia en caso de ataque de los insurgentes”80. También se pasa la noticia al presidente del Cuzco que luego de cierto diálogo con el virrey, se toma la decisión de enviar a don Juan Ramírez, intendente de la provincia de Huarochiri, en custodia de Puno, también este se puso en contacto con otros realistas en el Alto Perú. Goyeneche se sumó junto con las fuerzas del Perú y por medio de sus contactos a las del 79

Díaz Venteo, Fernando “Las campañas militares del Virrey Abascal”, publicaciones de la Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla, Primera edición; junio 1948 Sevilla, pág. 58 80 Díaz Venteo, Fernando, Op. Cit. Pág 59.

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Virreinato de La Plata donde aún se conservaba una gran fuerza realista, “el resultado fue que los jefes de la sublevación, con Murillo a la cabeza, (…) (decidieron que) sería inútil toda resistencia, y acordaron someterse a la mediación de este último (Goyeneche que ofrecía la capitulación de los insurgentes)”81 entregaron las armas, pero en el intertanto, dada la decepción por parte de los miembros de la junta y disconformidad de los revolucionarios, hubo respuesta. Esta revuelta generó el carácter anárquico del levantamiento como un todo. Lo que comenzó como una propuesta de autogobierno empático con las masas populares, en el claustro de la universidad de Chuquisaca, pasará a formar un “movimiento de fugitivos”. Esto se genera partir de una treta de Indaburu que termina haciendo por parecer que el dirigente de la junta tuitiva, Pedro Domingo Murillo ordenó aquella respuesta de resistencia, contradiciendo lo que los emisarios enviados tenían tarea de comunicar a los contrarios, cortando así las relaciones diplomáticas con Goyeneche, como dice el autor Fernando Díaz Venteo, “el cabecilla del movimiento fue un tal Indaburu, que se hizo con el mando de las tropas y el poder de la ciudad. Esta conmoción tuvo como principal agente a las clases bajas (…) por entregar la ciudad sin lucha y dirigida principalmente contra los europeos”82. Principalmente se explica por dos motivos: uno por que Indaburu era miembro de la junta y Murillo líder de una asociación con un ideal definido y con pretensiones “democráticas de cabildo”, por lo tanto le debía más a la causa que a su superior. Y por otro lado, como ya se menciona anteriormente la “entrega de la cuidad de La Paz sin lucha”, arroja por la borda las promesas hechas al pueblo, por lo tanto, amotinar nuevamente a las masas motivadas por sus incipientes derechos no resultaría tan difícil, estos factores pasaran a ser en esencia, el origen, las bases y la promesa del levantamiento. Una vez sublevados, fueron reprimidos por medio de la violencia, se abandonó la vía de una negociación ya que “a Abascal le interesaba acabar pronto con la cuestión de La Paz, por que el 10 de agosto había estallado un movimiento semejante en Quito”83. Murieron cuatro manifestantes y ni un realista, pero fueron perseguidos por el general y sus oficiales por los territorios indígenas y distintas localidades, “Tristán (un oficial de 81

ibid. Pág. 69. ibíd., Pág. 70. 83 Ibíd. Pág. 71. 82

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Goyeneche) tomó una porción de indios para que le sirviesen de espías y evitar las emboscadas que tan fácilmente se prestaba el camino”84, lo que da cuenta de la situación desesperada del bando real, lo que termina por ser producto de la estrategia apostada de los revolucionarios, una vez reprimidos y expulsados de la cuidad, quiebran la unidad de las masas y estas a su vez abundaron a las tierras aledañas, arrancaron en marabunta a las sierras, pero la lucha por la causa siguió en pie; es continuada por dirigentes que reagruparon grupos menores, se apostaron en caminos y recodos esperando el mejor momento de asestar un golpe a sus persecutores, esta táctica de batalla por parte de los insurgentes es tan característica de esta sublevación como de las posteriores republiquetas o guerrillas. Además entra en juego el elemento indio quienes en este momento podrían haber tomado cualquiera de los dos bandos, siguiendo la lógica del mejor postor, es decir, quien ofreciese mejores beneficios o que llegase con antelación a pedir ayuda; de estos serían los partidarios. En otras palabras, tomando en consideración que la represión ya había comenzado desde un punto de vista moral, aglutinando los realistas tal número y potencia armada, las masas ya se sentirían atropelladas en su libertad de hacer, en este sentido se puede afirmar que “la maduración del hecho nacional se realiza en la lucha, la cohesión entre masas y minorías a menudo no es sino una consecuencia de la represión”85, es decir, que a pesar que los insurgentes fuesen disgregados, estos siguieron su cometido, en cierto modo obedeciendo la lógica del atropello de sus derechos, “no se puede decir que la cuestión quedara liquidada definitivamente. Los odios subsistieron (…) El matiz especial de estas primeras sublevaciones nos servirá para explicarnos más tarde el carácter particular que tomó la revolución alto peruana”86. Van a aprender que la opción de la lucha frontal contra los ejércitos profesionales, entrenados y disciplinados, no podía ser contrarrestado ni siquiera por todos los alto peruanos en fila, se entendió así, que la lucha de guerrilla era lo propicio para descargar la frustración anti realista, ya que sus protagonistas serían los mismos “dueños del lugar”, no necesariamente las elites, los caudillos regionales conocedores de la geografía, la utilizaran a su favor y defenderán sus territorios, después de

84

ibíd. Pág. 73. Vilar, Pierre y co-autores, op.cit. 205. 86 Díaz Venteo, Fernando, op. cit. pág.79. 85

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todo estos han vivido toda su vida en tal o cual lugar del Alto Perú, éste aspecto del dialogo del hombre respecto de la geografía y entre otros factores serán los que conformarán el perfil de los mismos caudillos. Aunque los focos se fueron apagando uno a uno por mano de los realistas, luego en mayo del año siguiente, comienza, o más bien estalla un movimiento de las mismas características en el poderoso vecino bonaerense, una junta de gobierno que inicia movimientos para la desarticulación del gobierno colonial, y la implicancia más importante es la modalidad en que se lleva a cabo, si bien el proceso de caudillaje argentino es un tema que no nos compete trabajar aquí, vale recordar sus características generales, siendo estos; sistemas de organización regional al mando personalizado de un sujeto en particular el cual ostentará cierto prestigio para su adhesión a las masas, pero también es importante otro aspecto, los objetivos que se tomarán con la influencia del factor masónico, es decir el ideal americanista de la famosa Logia Lautarina. Por otro lado, recordemos el peso que tendrá la riqueza de Potosí, riqueza que será objetivo por el hecho de que ayudará a realizar las empresas de liberación y posterior consolidación del proceso, riqueza que despertará un gran hambre en los argentinos. Las Republiquetas, carácter y dinámica de una revolución, y sus proyecciones (desarrollo de la revolución) Movimientos de guerrilla y caudillos La revolución se hallaba en sus inicios, no se acabaría por la mera ocupación de las tropas de Abascal, y cabe destacar que estos actos solo fueron los albores, los inicios de un proceso. Luego de 1811 los sucesos aislados de levantamientos en pequeños pueblos comienzan una escalada, y no principalmente por simple iniciativa local, algo tenía que pasar para esta reacción. Ya sabemos el contexto histórico en relación con el virreinato de La Plata y el Perú. Cuando empiezan los movimientos revolucionarios de Argentina “el Alto Perú fue un objetivo de vital importancia para la revolución de mayo. Objetivo económico por ser productor de plata y estratégico por constituir la plataforma de la contrainsurgencia”87, es precisamente que desde este momento se inicia un “juego” en el cual los 87

Lynch, John, “Caudillos en Hispanoamérica 1800-1850”, Editorial MAPFRE, España, 1993, Pág. 71-72.

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participantes serán los leales a la corona, los revolucionarios argentinos y los locales propiamente tal. Ahora bien, se puede dejar en evidencia que tanto los locales como los revolucionarios argentinos se encontraban en desventaja en relación a las tropas realistas, pero más aún los “nativos”; los peruanos poseían, en primer lugar, un ejército profesional, contaban con armas de primer nivel para la época, controlaban el movimiento y destino de las riquezas que generaba la región de Potosí, dejando de este modo sin solvencia económica a los locales; a esta situación hay que sumarle que los nacientes caudillos rioplatenses se empeñaron

primeramente, (antes la “popularización” del sentimiento

americanista unitario), al saqueo, el pillaje de los pueblos de nuestra aludida región. Entonces tal realidad de doble represión impulsa el hecho de que “las masas alto peruanas querían desembarazarse de la opresión colonial”88, y a su vez de los abusos externos de parte de los argentinos, “en medio de esas turbulencias, Pueyrredón hizo de las suyas. La madrugada del 25 de agosto de 1811 (en un saqueo), partió con monedas acuñadas, lingotes de plata y tesoros cargados en 400 mulas”89. Lo cual habla de la razón natural del rechazo hacia los caudillos argentinos, explicación incluso de la conciencia nacional que se va a conformar más tarde. (Ciertamente posible, evidenciado en el rechazo de conformar una unidad con la Argentina). Esto imbuido dentro de un sistema en que se imponía un orden colonial que estaba ya quebrado, el ordenamiento y obediencia se encontraban descansando sobre el débil edificio de la represión constante. Bajo estas condiciones se inicia un ciclo llamado las republiquetas, un episodio de la revolución boliviana en la cual emergieron sujetos importantes que marcaran pauta en este marco, estos sujetos estarán motivados por la realidad descrita, (el saqueo de los pueblos, localidades, injusticias) el hostigamiento externo, en síntesis es el principal gestor y motivante de los caudillos en esta zona del mapa. Ahora bien la dinámica de este fenómeno irá tomando identidad a lo largo de los años, los autores Gustavo y Heléne Beyhaut ofrecen una descripción bastante elocuente del

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Luis Roca, José op.cit. Pág. 301. También ver Lynch, John “los caudillos en Hispanoamérica 1800-1850”, op.cit. pág. 77. 89 Luis Roca, José op. cit. Pág. 305.

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perfil que adoptaran los dirigentes populares y sus seguidores en un ámbito general: “La modalidad de la lucha impuso un tipo de relación muy personal entre jefes y subordinados. Cada caudillo se debió preocupar por la protección de sus tropas, resolver sus pleitos internos, interesarse por el mantenimiento de sus familias. Los subordinados se mostraban orgullosos de las hazañas y el valor de sus jefes”90. Es decir el caudillo es un líder carismático, y si bien su carisma radica en un buen discurso, capaz de convencer y enardecer a las masas locales o regionales, al mismo tiempo estará supeditada su aceptación a una serie de tareas, asociadas principalmente a la conformidad de sus seguidores y a veces a otro caudillo de “mayor rango” capaz de subyugarlo, o un aristócrata que podría dejar de abastecerlo (y se puede dar el caso de que el aristócrata sea saqueado o que el mismo aristócrata se convierta en caudillo junto con una fuerza de peones de hacienda), dentro del mismo marco, el caudillo podría estar bajo designios de un general que a su vez estará bajo órdenes de una junta de gobierno. Como menciona John Lynch, y de manera concluyente para este punto, los revolucionarios del Alto Perú son “caudillos por defecto”91, ya que era la única opción que tuvieron para poder entrar a la lucha por su territorio. Las condiciones disponían que se adopte tal modo de organización, en efecto era la decisión posible. Ahora bien las características generales de los caudillos Alto peruanos, son similares en cuanto a esta estructura básica de autoayuda entre caudillo y subordinados, son distintos en su origen como ya dijimos son “por defecto”, esta dimensión implica la acentuación de una característica presente en la mayoría del caudillaje en América. A diferencia de sus “pares” por decirlo de algún modo; la anarquía fue un carácter más marcado en el sentido que no existía una organización que dirigiese estratégicamente a los dirigentes, por ende ni un ordenamiento de bandos, era una “guerra” todos contra todos, en un primer momento la mayoría estaba en igualdad de condiciones, pero su sistema económico se basaba en el saqueo de otras localidades y el robo a los pueblos en control de los realistas lo cual paulatina, pero progresivamente unos se irán haciendo más poderosos que los otros, lo cual resultará en el hecho que “en todos las bandos existirán rivalidades por el control del liderazgo, al propio Lira (Eusebio Lira uno de los más prestigiosos en la

90

Gustavo y Heléne Beyhaut, “de la independencia a la segunde guerra mundial”, siglo XXI editores, México 1985, Pág. 124 91 Lynch, John, Op.Cit.Pág. 60-77.

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región Alto peruana por su “ferocidad) le perjudicaron más los conflictos internos que los ataques realistas”92. Esta característica de “anarquismo” tanto entre bandos y dentro de estos, ciertamente contribuirá a la dificultad que conllevará terminar con el proceso revolucionario, de hecho también la situación permanecerá bajo los mismos patrones hasta la llegada de Sucre con el ejército colombiano, si bien existirán movimientos y dinámica gracias a los aportes de los dirigentes regionales del Río de La Plata (con Güemes principalmente) estos permanecerán como ya se mencionó antes, efectivamente bajo los mismos patrones. Lo que no significa que haya sido un fenómeno petrificado o plano, el mismo carácter de lucha por el liderazgo de las guerrillas va a resultar en su evolución y progreso, se van a ir conformando bandos más fuertes, alianzas, trabajos en equipo, lo cual va a resultar en mayor resistencia a los realistas, pero más fundamentalmente en republiquetas más centralizadas y poderosas, “hubo seis focos de resistencia, comandados por otros tantos jefes de la guerrilla. En el norte el sacerdote Ildefonso de Muñecas (Titicaca y ruta hacia el bajo Perú), Juan Antonio Álvarez (destruyó las comunicaciones entre Cochabamba, Chuquisaca y Santa cruz)”93 entre otros caudillos importantes que van a ser más de un dolor de cabeza a los realistas. De este fenómeno, en sus eventuales conflictos entre uno y otro caudillo se van a desprender y desarrollar odios interregionales que tienen proyección en el tiempo. El que más se va a destacar o más poder va a detentar va a ser Eusebio Lira, el cual comandó la guerrilla o republiqueta de Hayopaya en 1814, que fue la más fuerte dentro de este proceso; Lira destacó por su capacidad de reclutamiento de indios y criollos, los cuales habían sufrido la persecución de los realistas, de hecho fue el que más problemas dio a éstos últimos. Se destacó por su ferocidad y por su carácter aguerrido al estar siempre a la cabeza de la insurgencia, motivo de su prestigio, popularidad y la adherencia que las masas populares tenían para con él. Profundizando más sobre el aspecto mental de Eusebio Lira se puede llegar a afirmar que dentro de la imagen de caudillo alto-peruano fue efectivamente éste el que marcó la pauta, es decir, las masas lo seguían tomándolo como un líder igual a ellos, en cuanto a su historia de vida atropellada por los realistas que forja sus convicciones 92 93

Ibid. Pág. 74. ibid. Pág. 72

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y a la vez lejanos a él y admirable por su aparentemente inexistente miedo a la muerte. De hecho murió a manos de tres oficiales bonaerenses (Marquina, Morales y Contreras), lo cual habla de sus firmes y quizá exacerbadas convicciones patrióticas sin preferencias ni subordinación al extranjero, “murió el 15 de diciembre con un crucifijo en las manos y un cura a cada lado: “muero patriota, muero como cristiano católico”94, lo cual puede llegar a ser un relato casi romántico de este episodio, pero que igual confirma sus motivantes convicciones. Por último, para entender este breve marco general sobre los caudillos alto peruanos debemos agregar que si bien es posible que el sentimiento patriota ya existiera con antelación es evidente que la coyuntura va a exacerbar a este, entendamos por patria la fijación territorial, que en este caso es limitado a la región en que se habita, este fenómeno es central en las proyecciones que tiene la coyuntura.

Los indios:

Los indígenas poseían una historia de mayor bagaje con respecto de los “incipientes” caudillos que dominaban la región, su estrato social los limitó y protegió en ciertas medidas desde la llegada del conquistador y sus métodos impositivos laborales. Si bien se siguió con los modelos y ordenes incaicos (mita, mitayos, yanaconazgo, entre otros), muchos otros sistemas se pusieron a disposición para su disciplinamiento laboral, es decir, el sistema de encomiendas, diezmos, demoras y demás. Conforman la realidad del indígena, supeditado esta condición jurídica a ojos de los criollos como mera fuerza de trabajo. En este contexto si consideramos lo anterior, se va a tratar de apoyo numérico de tal o cual bando, sin importar mucho sus intereses. Al mismo tiempo se puede afirmar que en su momento estos sistemas lograron algún acomodo para las comunidades. Con las reformas borbónicas, se introdujeron nuevos modelos burocráticos a la política y la economía, además de la intromisión del orden jerárquico propio de las comunidades, evidenciado como detonante de la revuelta de Tomas

94

Ibid. Pág. 74

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Catarí95 en 1781, o en el caso Túpac Amaru con los corregidores y más técnicamente, estaba en contra de una figura de poder colonial, no su ordenamiento en general96, si bien no eran revueltas independentistas los historiadores las postulan como preludios, lo cual no nos compete trabajar aquí, lo que es tocante para nuestro tema es principalmente la experiencia vivida por las comunidades que obviamente no iban a olvidar tan fácilmente, es decir no buscaría meterse en problemas sin que las retribuciones fuesen satisfactoria. Debemos tener en cuenta este elemento al momento de que los realistas y revolucionarios comienzan sus campañas de reclutamiento, si bien muchos indios, quizá una mayoría se sentiría adepto a los caudillos insurgentes, estos no eran seguidores de la causa patriótica, a pesar de la posible contradicción, “los indios se unían a un líder de guerrilla en particular, no a una causa abstracta”97, y como se menciona anteriormente se adherían a la causa de quien ofreciese mejores privilegios y ganancias, conveniencia sin importar su bando, esto quizá porque los mismos guerrilleros tenían la imagen de los indios como simples utilidades y no como iguales a ellos, se los reclutaba e términos de aumentar el número de brazos en los movimientos de guerrilla La junta tuitiva ofrecía beneficios a la indiada y la promesa de una liberación colonial, pero las comunidades siempre podrían adaptarse, de hecho ocurre antes de las rebeliones de 1780 y en el periodo anterior a la revolución charqueña. “acosados por el ejército realista y la guerrilla, los indios no tenían nada que ganar con la guerra”98, de hecho llega un momento en que deciden no conformar parte, ni de apoyar a ni un bando y con ello quiero decir que tomaran partido dentro de sus propios intereses, sus eventuales escaramuzas estarán impulsadas en el caso de que se transgrediesen sus intereses y territorios, es posible del mismo modo que desarrollasen su propio sentimiento de fijación territorial, con esto el panorama de disgregación regional se hace un tanto más agudo.

Influencia extranjera:

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ver Seruknikov, Sergio “Conflictos sociales e insurrección en el Mundo Colonial andino”, cap. III. “costumbres y reglas: racionalización y conflictos sociales durante la era borbónica”, Fondo de cultura económica, 2006 96 del Pozo, José “Historia de América latina y del Caribe desde la independencia hasta hoy”, LOM ediciones, Santiago, Chile, 2002, Pág. 18 97 Lynch, John Op Cit. Pág. 78 98 ibid. Pág. 78

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Como bien se sabe, esta lucha por la independencia del Alto-Perú tuvo factores importantísimos venidos desde el extranjero que fueron motivando cada vez más este anhelo de separación al fin de los gobiernos realistas existentes en este territorio. Una de estas implicancias externas fue el período que se va a desencadenar entre 1815 hasta 1820, donde “la combinación de la presión realista y la resistencia regional forzaron a Buenos Aires a replantear su estrategia política e inaugurar una nueva fase de la expansión revolucionaria“99, se puede dar cuenta con esta observación, que la lucha no sólo sería comandada por caudillos del Alto Perú, sino que más fundamentalmente el factor extranjero, iba a ser el descollante en la revolución del territorio. Para esta lucha, se necesitó de hombres que ya tuviesen algún poder considerable dentro de sus distritos, para poder mover masas abultadas que se revelaran en contra de los realistas. Uno de estos cabecillas de la revolución, o más bien de la influencia extranjera venida desde la parte argentina del continente, fue el caudillo Martín Güemes. Este último (nombrado gobernador de la provincia de salta en 1815) estaba bajo órdenes de San Martín. Lo tocante de este caudillo es a lo que fue ordenado en 1816, custodiar la frontera del alto Perú y de pasada hostigar al enemigo realista, principalmente en el saqueo de ganado y bienes de todo tipo al bando realista en campañas periódicas, lo cual a los caudillos locales cayo de buen grado, de este modo se da un dialogo entre ambas partes. El argentino dio un carácter unitario a los alto peruanos disgregados en bandos, conformándose un cierto orden y dirección en los objetivos de la las republiquetas por lo menos en el área sur del Alto Perú, más o menos en las regiones de Tarija, Arce, Áviles, sur Lipez para hacerse una imagen relativa de su influencia, pero su poder cohesionador no se va a extender a las demás republiquetas que más al norte, donde el dominio colonial tenía una influencia más aplastante. La manera en la cual Martín Güemes luchó contra los bandos realistas fue, en un principio, muy cuestionada por los revolucionarios, pero poco a poco fue tomando fuerza, e incluso “promulgó decretos requisando el ganado, confiscando bienes y requiriendo fuertes donaciones para hacer frente a los gastos de la guerra”100, lo cual fue muy productivo para

99

ibid. Pág. 62. ibid. Pág.64.

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su bando, ya que la defensa de la frontera y de los territorios alto peruanos, y los ataques por parte de estos mismos hacia los bandos realistas se hicieron con un gasto mínimo, haciendo que la aristocracia salteña pagase por ello. Si bien esta lucha no se dio totalmente en y para la liberación del alto-Perú, si fue una motivación en cuanto al modo de lucha y ordenamiento de caudillos y sus respectivas milicias que hacían notar que para llevar a cabo una revolución a través de este tipo de estrategia, las republiquetas o guerrillas, no se necesitaban muchos fondos; ya que se auto sustentaban con los saqueos y por la misma aristocracia. Otro contingente que también aportó, y de manera excepcional y definitiva a la independencia del territorio alto peruano fue el Mariscal Antonio José de Sucre, realizador a distancia de campañas ordenadas por Bolívar y al mismo tiempo emisario del ideal americanista. Comandando tropas colombianas desembarcó en el puerto del Callao en el Perú, y ayudado por el general Andrés de Santa Cruz en agosto de 1823 ingresó a la cuidad de La Paz. La gran importancia de este personaje, y junto al gran libertador del Alto Perú Simón Bolívar, es que organizó un ejército de revolucionarios colombianos y peruanos, y el 6 de agosto de 1824 derrotó al ejército realista del general Canterac en la batalla de Junín, lo cual fue el paso previo a la gran batalla de Ayacucho. Luego de esta batalla (batalla de Junín) Sucre, enviado por Libertador Simón Bolívar, continua la campaña militar en el Perú, y el 9 de diciembre de 1824, los revolucionarios logran la gran victoria en la batalla de Ayacucho, en la cual con la capitulación del Virrey La Serna se reconocía la Independencia del Perú y América101, tras esta batalla se logra la tan anhelada independencia, y el 8 de agosto de 1825 la actual República de Bolivia se constituye como país independiente. Si bien “su nacimiento es una profunda contradicción de Bolívar con su propio pensamiento”102, y esto debido a que Simón Bolívar tenía un sentido unitario panamericanista, el cual quería la unión de las colonias americanas como Colombia, Perú, Bolivia, etc., y hacerlas una sola nación, nombrándola La Gran Colombia.

101

Suplemento Nuevos Horizontes, http://www.bolivianet.com/historia/independencia.html. Bonilla, Heraclio “Un siglo a la deriva. Ensayos sobre el Perú, Bolivia y la guerra”, Instituto de Estudios Peruanos, 1a. ed., Lima, 1980 Pág. 110 102

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Gracias a todo esto y en manos de José Mariano Serrano, presidente de la Asamblea Deliberante en Chuquisaca y junto a una comisión redactó el Acta de Independencia en agosto de 1825 en honor a la batalla de Junín por el gran Libertador: “El mundo sabe, que el Alto Perú ha sido en el continente de América, el ara donde se vertió la primera sangre de los libres y la tierra donde existe la tumba del último de los tiranos”103 letras que se firmaron en el documento y hablan claramente del sentimiento de libertad luego de esta casi interminable lucha contra los coloniales opresores, Bolivia nace como organización política, se irá perfeccionando en sus instituciones y democratización, e cual será un proceso tortuoso y lento, hemos visto brevemente en este último apartado que la influencia externa al territorio será piedra angular para lograr el objetivo de expulsar al español del continente, es decir es muy probable que por sí solos los líderes de guerrilla no lo hubiesen logrado, y más aún es probable que la división territorial se agudizara.

Proyecciones en la era republicana, desorganización hasta la confederación Peruano-Boliviana Luego de la independencia del territorio boliviano, como se mencionó en las páginas anteriores, lo que se veía venir, y como ocurrió en casi todos los demás países independizados de Hispanoamérica, será un período de desorden y de conflictos que en muchas ocasiones se tildarían de anarquías dentro del país: “La historia política de Bolivia hasta la guerra con Chile registra una cadena inacabable de golpes y contragolpes, de cuartelazos como medio expeditivo de llegar al poder y saquear los magros recursos del Estado”104, tal y como lo menciona en esta cita Heraclio Bonilla, Bolivia se encontraba en una crisis política luego de la independencia de la corona española, ya que había una inexperiencia política en cuanto a manejar un país libre y que ahora las leyes, decretos, derechos y deberes de los ciudadanos de este territorio debían ser implantados por personas que jamás, o muy pocas veces, tenían la autoridad y conocimientos para tomar decisiones sobre el comportamiento de las personas dentro de una región establecida.

103 104

Acta de independencia de Bolivia, 6 de agosto de 1825 Bonilla, Heraclio, Op- cit. Pág. 117.

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Este aspecto que debemos señalar, es que en Bolivia, al igual que en muchas otras zonas del continente, el caudillismo tuvo muchas repercusiones luego de su independencia, debido muchas veces a la ambición de los líderes de guerrilla que comandaron la liberación del país, y valga la redundancia, “saquear los magros recursos del Estado”105, era objetivo de los mismos, además de hacerse con el poder político, situación que fue motivo de tratar de establecer un orden para poder gobernar este nuevo modelo de país que poco a poco se iba transformando en un territorio más hostil. Fue durante el gobierno de Santa Cruz (1829-1836) donde se trató de dar un ordenamiento administrativo y económico de Bolivia, al igual que buscar nuevas rutas para romper el aislamiento externo de Bolivia. A pesar de todas estas medidas que se implantaron durante su gobierno, Santa Cruz es especialmente recordado como el ejecutor frustrado de la unidad andina entre el Perú y Bolivia, frustrado en un principio pero que a la larga de unos años esta confederación iba a llegar, estableciendo al fin un orden en la administración, en la política y en los objetivos de un país, que en ese momento era la lucha contra Chile por un territorio que era muy productivo para Bolivia, tanto por su nexo de abastecimiento de las provincias del norte boliviano, como también un puerto de salida para las exportaciones bolivianas hacia el exterior, propuso un objetivo por el bien común y al mismo tiempo como elemento cohesionador a Chile, como enemigo del bien común de Bolivia Este país logró establecer un orden, ya que por fin todos remaban hacia un mismo objetivo, todos luchaban, como en la época colonial, por una misma causa sabiendo que todos se verían beneficiados de ésta misma, deduciendo de esta manera que fue gracias a la composición de la Confederación Perú- Boliviana que se logró al fin un orden, que se logró la estabilidad tanto política, administrativa y económica del país ya mencionado: La República de Bolivia o eso es lo que se ve en la oficialidad, las incipientes naciones de la época entran un común denominador; uno de sus problemas será el regionalismo, a este respecto haremos un par de reflexiones de inmediato.

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Ibid Pág.117.

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Conclusión Patente es que la junta tuitiva de los derechos del pueblo es uno de los pioneros movimientos en pos del auto-gobierno en América, una de las primeras tentativas de autonomía en la América española, sin embargo la firma del acta de independencia en Bolivia será la última en ser firmada. Es sabido también que el nombre Bolivia está dado en honor al libertador Simón Bolívar, sin embargo a pesar de este acto de liberación y su paso por el gobierno de ese país no será suficiente para que este fuese integrante de su ideal unitario. Este hecho obedece a una realidad histórica que se hará explicita en la coyuntura vivida entre los años 1809-1825 y que dejará sus huellas. Hemos decidido conceptualizarlo en la noción que este periodo es efectivamente el resultado de la constitución de una zona de frontera. Para entenderlo hay que dejar en claro ahora que no hablamos de una revolución abiertamente declarada, o sea, la idea de que los sujetos que vivieron en esta época y contexto, que los caudillos y habitantes en general hayan sabido que eran participes de una reconfiguración del orden colonial a uno republicano, está lejos de ser una verdad, además carecemos de las fuentes necesarias para probarlo. Sabemos también que la primera insurgencia de 1809 será aplastada a la brevedad por Goyeneche y sus oficiales, lo cual es una de nuestras primeras conclusiones, es decir, por el hecho de que la represión venida del virrey Abascal sobre los territorios alto peruanos pasará a ser motivo de la gestación de la revolución, más bien de la transformación de la revolución Charqueña y de La Paz, al momento en que se disgrega la unidad del movimiento, se hablará de guerrillas. Estas, tan características del alto Perú se verán motivadas por este atropello y al mismo tiempo tomará su característica distintiva de caudillaje y montoneros. En los ideales que se gestaron en la junta tuitiva de los derechos del pueblo se tomaron referentes, pero los caudillos en el Alto Perú forjaron sus propios objetivos según sus necesidades, los que no son contrarios a los de la junta, es decir con esta se sembró una idea que fue desarrollándose y adoptando cierto carácter, el de la destitución del ordenamiento colonial si, en primera instancia, además de ello, para con todo elemento externo, más 46


específicamente con el argentino, si bien en su momento mantuvo relaciones de alianza con estos, nunca se van a tratar de real subordinación ni aceptación de ser argentinos, la identidad del caudillo y en general del montonero alto peruano será la de un patriota. A pesar que se califica de un periodo de anarquía lo cual es una realidad, existe este sentimiento de patriotismo, evidenciado con el caudillo Eusebio Lira en el relato de su muerte, también tácita evidencia de que existía una conciencia más que de simple insurgencia, se fortalece la fijación territorial y de comunidad, una comunidad que debía de defenderse; aquí encontramos otra pista importante, por el hecho que hay que integrar al marco al factor argentino, no como una simple alianza. Pusimos en evidencia que Pueyrredón, el caudillo rioplatense hizo campañas para saquear el Alto Perú, los motivos económicos fueron estimulantes muy fuertes para Argentina por el hecho que el territorio aludido fue el principal exportador de plata durante la colonia; el Alto Perú consistía evidentemente en parte, en un botín de guerra. Bajo esa lógica también expusimos que los caudillos Alto peruanos no eran ni caudillos regionales ni revolucionarios por opción, sino porque no tenían opción, los saqueos por parte de los argentinos, los abusos por parte de los realista también estarían acompañados por el robo, a muchos no les quedó opción de tomar las armas y defenderse en contra de los realistas y unirse a la causa de los patriotas bonaerenses, lo que John Lynch define como caudillos por defecto. Asistimos a un momento y lugar de la historia en que la tensión entre los bandos llega a su punto álgido, no es casualidad que se dé aquí la última batalla por la liberación de América. Como ya hemos dicho es precisamente donde se da este juego de tira y afloja durante 25 años aproximadamente entre el virreinato del Perú, el principal bastión de la corona en América del sur y Buenos Aires, si bien en este escenario Bolívar y Sucre serán determinantes, lamentablemente no será definitivo el orden que se llega establecer durante un breve periodo, lo que evidenciamos en la sucesión de golpes de estado hasta la guerra con Chile y la unificación política que hace Santa Cruz, todo herencia de la conformación de esta frontera de guerra.

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A manera de síntesis lo que queremos decir de forma precisa es que la conformación de la identidad nacional y por ende de la realidad nacional vista en los límites físicos de Bolivia es producto de esta coyuntura fronteriza, se puede hablar de una cohesión nacional sí, pero la estructura real de aquella comunidad escapa a lo que Estado controla, la unificación se logra a través del mecanismo de la alianza con el exterior (Perú) y al mismo tiempo del enemigo extranjero (Chile), este tipo de mecanismo si es útil, pero es de suponer que no posee una gran proyección, porque los ánimos de guerra nunca duran eternamente, con ello quiero decir que luego de terminado el conflicto con Chile es muy posible que se genere un sentimiento xenofóbico en tal comunidad, pero aquello no quiere decir que se logre una nacionalidad ideal dentro del país, el sentimiento patriótico de fijación territorial y es ese caso regional es más fuerte y más antiguo por ende cala mas hondo en el subconsciente colectivo, si nos contextualizamos en la época estudiada bien vemos que se reproduce elocuentemente este principio patrio e incluso la coyuntura de frontera, o fronteras lo va agudizar, recordemos las luchas intestinas entre republiquetas, se evidencia más que un ideal uniforme de defender al pueblo como un género común, se tratará más bien de un ideal de defender a los pertenecientes de sus propias comunidades de tal o cual provincia o localidad. En este sentido, y para terminar, no quiero decir con esto que el fenómeno de la nacionalización del país sea menos preciada, tal afirmación debe estar sustentada por algún estudio concerniente a la construcción de nación en Bolivia, lo que quiero proponer aquí es que se considere el punto anteriormente desarrollado al momento de reflexionar o trabajar con respecto a la unidad de nación y sobre todo en periodos cercanos a las revoluciones de independencia.

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Bibliografía: - José Luís Roca, “Ni con lima ni con Buenos Aires: La Formación de un Estado Nacional en Charcas”, Plural Ediciones, 1° edición 2007 La Paz, Bolivia disponible en Google Books, http://books.google.cl/books/about/Ni_con_Lima_ni_con_Buenos_Aires.html?id=JzPOmee oX_MC&redir_esc=y. - John Lynch, “Caudillos en Hispanoamérica 1800-1850”, Editorial MAPFRE, España, 1993. - Gustavo y Heléne Beyhaut, “De la independencia a la segunda guerra mundial”, siglo XXI editores, México 1985. - Armando de ramón, Samuel Vial, Juan Ricardo Couyoumdjiani, “ruptura del viejo orden hispanoamericano”, ed. Andrés Bello, Santiago 1993. - Fernando Díaz Venteo, Las campañas militares del Virrey Abascal, publicaciones de la Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla, Primera edición; junio 1948 Sevilla. - José del Pozo, “Historia de América latina y del Caribe desde la independencia hasta hoy”, LOM ediciones, Santiago, Chile, 2002 - John Lynch, “Las Revoluciones Hispanoamericanas 1808-1826”, ed. Ariel, Barcelona 2008. - Tulio Halperín, “Historia contemporánea de América Latina”, ed. Alianza Madrid, 1972, 2° capitulo. - Leslie Bethell, “Historia de América latina, tomo V la independencia”, ed. critica, Barcelona, España, 1° capitulo. - Tulio Halperín, Heraclio Bonilla, Pierre Chaunu, Pierre Vilar, Karen Spalding, E.J. Hobsbawm, Instituto de Estudios peruanos, “La independencia en el Perú”, IEP ediciones, 2° edición, lima, Perú 1981

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- Heraclio Bonilla, “Un siglo a la deriva. Ensayos sobre el Perú, Bolivia y la guerra”, Instituto de Estudios Peruanos, 1a. ed., Lima, 1980 - Leslie Bethell, “Historia de América latina, tomo VI América latina independiente”, ed. critica, 1° edición Barcelona España 2000. - Sergio Seruknikov, Conflictos sociales e insurrección en el Mundo Colonial andino, cap. III. Costumbres y reglas: racionalización y conflictos sociales durante la era borbónica, Fondo de cultura económica, 2006. Material de internet: - César Vásquez Bazán, “El virreinato del Perú en 1792.- El célebre plano preparado por el cosmógrafo oficial Andrés Beleato y publicado por Hipólito Unánue.- el partido y el desierto de atacama pertenecen a la intendencia de potosí”, 14 de Mayo 2012. http://cavb.blogspot.com/2012/05/mapa-del-virreinato-del-peru-en-1792-el.html. - Elba Brídez de Zayas, “Carlota Joaquina las ambiciones de la infanta”, anuario del instituto femenino de investigaciones históricas, Volumen n°1 asunción Paraguay 1970-71, http://www.portalguarani.com/obras_autores_detalles.php?id_obras=15185 -Carlos escudé y Andrés Cisneros, “Historia de las Relaciones Exteriores Argentinas, tomo II capítulo 5, titulo el proyecto carlotista”, Obra desarrollada y publicada bajo los auspicios del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), en el contexto de las tareas de su Centro de Estudios de Política Exterior (CEPE). Es una obra puesta en la web el año 2000. http://www.argentina-rree.com/historia.htm -Suplemento Nuevos Horizontes, http://www.bolivianet.com/historia/independencia.html.

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Reseña

Walker, Charles F., “De Túpac Amaru a Gamarra. Cusco y la formación del Perú Republicano 1780-1840”, Cuzco: Centro de Estudios Regionales Andinos “Bartolomé de las Casas”, 1999, 316 pp.

Por María Cecilia Morán Tello, Lic. en Historia de la Pontificia Universidad Católica, profesora de la cátedra “Historia Contemporánea Siglo XIX” en Universidad Nacional Andrés Bello

Charles Walker se centra en el análisis de las clases bajas y el caudillismo en el Perú desde 1780 hasta 1840, en el paso de colonia a república, tomando en cuenta las relaciones que éstas clases tuvieron entre sí. Critica a la historiografía tradicional pues según él, no ha tomado en cuenta el real papel de las clases bajas, los indígenas de la zona, siendo éstos un grupo clave. Debido a que desde este período no fueron realmente considerados como reales actores de la sociedad sólo fueron contemplados en la medida de que prestaban ciertos servicios, aportaban con individuos para las milicias o con el diezmo. Realza las dificultades para que estas clases se incorporaran a la política, las problemáticas económicas a las que estaban constantemente expuestos derivadas de catástrofes naturales, generalmente, y de las reformas económicas del período que desestructuraron la economía indígena, sin dejar de lado que las redes de caminos estaban estropeadas o eran inexistentes en algunos casos, lo que iba en directo desmedro de toda la economía del Perú, sobretodo de las clases bajas que se habían basado desde tiempos ancestrales en el sistema de auto subsistencia. Así, el autor realiza un incisivo análisis de las problemáticas gestadas desde el

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periodo colonial en la sociedad peruana haciendo hincapié en la segregación que estos individuos vivieron y siguen viviendo hoy en día. Parte de la base de que tanto en el Estado colonial como en el republicano a los indígenas se les trató de manera diferente y que por ello nunca, ni liberales ni conservadores, pudieron imponer sus programas en este grupo social. Las relaciones entre indígenas y élite fueron intrincadas, problemáticas y al final siempre se optaba por dejarlos de lado, este es uno de los principales problemas que el autor identifica para afirmar que el Estado-Nación peruano se construyó desde sus mismas bases malogrado y que en ello se pueden encontrar muchas de las características que se ven en el Perú reciente. Para Walker las clases bajas eran una voz muy pocas veces escuchada, lo que resalta al tomar en cuenta su fuerza por el revitalismo Inca, su participación en juicios y la información que la mayor parte de estos tenían acerca de la política en los tiempos en lo que vivían ya que si bien, la educación no penetró en sus esferas culturales, pese a los esfuerzos de algunos personajes como Andrés Bello, ellos, mediante otros artilugios como la lectura a viva voz de panfletos y conversaciones sí sabían el estado de las cosas en materia política. En su análisis toma en cuenta el caudillismo peruano, diferenciándolo en algunos puntos con el caudillismo del resto de Latinoamérica, teniendo presente que en Perú predominaron los caudillos por sobre los regímenes políticos debido a las características peculiares que presentó la región al hacer una diferenciación tan amplia entre clases sociales y también porque nunca se llegó a considerar a los “indígenas” como actores. Se basa en la figura de Agustín Gamarra como un caudillo importante en el sentido de que intentó incorporar algunos elementos indígenas en su discurso, entre ellos el revitalismo Inca, además de haberse considerado como una parte esencial de la sociedad peruana al recalcar que él había nacido en Cusco, incorporando en su lucha al nacionalismo. El gran problema de Gamarra fue que estas tentativas fueron utilizadas para lograr intereses personales o del grupo político que lo acompañó, el conservador, y por esto no se le puede considerar como un caudillo que realmente intentó reconocer a los indígenas como reales 53


actores sociales o políticos, sino que sólo los tomó en cuenta para objetivos políticos. Así Gamarra, pese a sus logros, cometió el error de seguir con la diferenciación entre indígenas y no indígenas. Por otra parte, al haber sido la cabeza de un régimen caudillista, se encontraba frente a un espectro distinto de la política normal, su régimen se salía de los cánones normales. Es importante recalcar otra problemática suscitada en el período de transición ya que existían luchas entre conservadores y liberales, ambos con planteamientos ideológicos diferentes, pero que en la práctica se desarrollaban bajo las mismas características, siempre dejando de lado a los indígenas. Este factor es clave en el sentido de que desde la formación de la República a las clases bajas no se les consideró realmente como anteriormente lo señalamos. Hay un punto muy importante que debemos destacar por las consecuencias que posteriormente trajo a la sociedad política peruana, esto es la rebelión de Túpac Amaru, lo que por un lado nos muestra la capacidad de organización indígena en contra de la sociedad que los oprimía y no tomaba en cuenta y, por otro lado, ya que las secuelas que esta rebelión trajo fueron importantes en el sentido de que hicieron que el miedo ante una nueva insurgencia penetrara en los círculos políticos, esto, en definitiva, hizo que a los indígenas se les considerara como actores pasivos y que no fueran dejados de lado totalmente. El autor habla de divisiones entre las regiones andinas pero no deja en claro la real importancia que éstas tuvieron para la real consecución política de Perú, sino que lo analiza brevemente enfatizando en la importancia que tenía para los caudillos y de los individuos que les apoyaban y de quienes lo dejaban de hacer, así como también el valor que esto tuvo para lograr la Independencia del Perú ya que hubieron sectores en los que los indígenas fueron parte activa de los batallones en contra de los realistas. El problema fue que luego de eso se les siguió considerando como indígenas simplemente y así continuó la problemática. La gran dificultad fue que a los indígenas se les consideraba como individuos poco aptos para pertenecer a una sociedad integral ya que se les veía como flojos, ebrios, malentretenidos, incapaces de llevar a cabo ciertos trabajos o de tomar decisiones por sí mismos, cuestión errada ya que se contradice con la amplia revisión de fuentes y archivos 54


del autor en las que comprueba que los indígenas eran parte de la sociedad política y pública de la sociedad ya que participaban en juicios, en milicias y eran nombrados en diarios y periódicos de la época como individuos que estaban informados acerca de la situación en la que vivían. Ciertamente, el autor nos deja en claro que el Perú postcolonial pudo haberse configurado de una forma estable si no hubiese sido por los errores en los que caían, tanto liberales como conservadores, ya sea en la práctica de sus políticas, así como también al haber dejado de lado a los indígenas como ciudadanos. Existieron divisiones tan grandes e irreconciliables entre estos grupos que llevaron al Perú a mantenerlas por años, incluso hasta hoy en día hay temores de revueltas o de golpes militares.

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Entrevista

Considerando el tema de este número, tal vez lo mejor sería conocer la opinión sobre caudillismo que nos presente alguien cercano al tema. La siguiente entrevista fue realizada al profesor Gonzalo Serrano del Pozo, académico de la Universidad Nacional Andrés Bello, quien imparte la cátedra de “América Latina en el Siglo XIX”.

1) Los procesos de independencia en Iberoamérica tienen un carácter aristocrático, e el sentido que son las élites las que tienen la iniciativa y tutelan el proceso, pero existe una mayoría de la población que eventualmente apoya o no estos movimientos y de distintas formas; modo característico es este escenario es el caudillismo mi preguntas es:

a) ¿Porque en Hispanoamérica el fenómeno posee tal potencia; qué condiciones posee la América española para que sea tan popular esta forma de organización

El caudillo es efectivo porque es concreto, luchar por una idea resulta demasiado abstracto, por eso es más fácil que las personas se embarquen en proyecto liderado por una persona de carne y hueso. Mientras menor sea el nivel educacional de la población, menos posibilidades tienen de poder pensar en términos abstractos y más fáciles lograr su manipulación. El número de caudillos es proporcional a la educación de los pueblos. Ese es un fenómeno que se puede observar hasta el día de hoy.

b) ¿Qué factores o elementos determinantes debe tener este tipo de organización para denominarse como tal?

El caudillo basa su liderazgo en el carisma, pero también en poseer poder militar. Recordemos que el proceso de independencia se produce por la acefalía del rey, algo que sucede en Europa. América no está preparada para autogobernarse, principalmente porque no existe una clase política, como la que hay hoy en día. La mayoría de quienes ocupaban 57


cargos públicos eran miembros de la Corona, cuando éstos se transforman en parias, alguien debe llenar este vacío y aquí es donde los militares llenan este espacio por tener una formación regular y organización. Ellos son los llamados a hacerse cargo de las nacientes repúblicas, es en este contexto donde surgen los caudillos.

2) Se me viene a la mente e postulado de Fernand Braudel acerca de los tiempos históricos la larda, la media y la corta duración y en espacial su dimensión dialéctica inherente es decir cuando la primer condiciona a las siguientes y estas hacen lo propio, en este sentido el caudillismo ha de dejar un huella o proyección ¿cual o cuales serian estas y como se explican?

Al contrario, una de la esencias de lo que yo entiendo por un caudillo es su personalismo. Se acaba cuando este muere, salvo que otros se aprovechen de esto para transformarlo en mártir. Pero en esencia, los caudillos carecen de proyectos, viven el día a día intentando mantener su poder o acrecentarlo. Es tan débil el piso que los sostiene que no tiene tiempo para dejar un legado. En esta dinámica, las políticas a largo plazo no sirven, sino el día a día, siguiendo un poco los postulados de El Príncipe de Maquiavelo.

3) Acercándonos un poco a las particularidades y valga la redundancia sabemos que América en esta época va estar casi "plagada" de caudillos, pero deben existir ciertas diferencias entre el carácter de los peruanos, argentinos o venezolanos por nombrar algunos ¿nos podría dar un breve recorrido por los casos más destacados y sus diferenciaciones?

El carácter nacional de los caudillos fue otorgado posteriormente por los historiadores con el fin de reafirmar el sentido del Estado Nacional, sin embargo la realidad indica que los primeros caudillos fueron regionalistas y se diferencian uno de otros no por su nacionalidad, sino por su particularidad, por la representación de una zona determinada o de sectores económicos específicos. Andrés Santa Cruz, por ejemplo, fue un caudillo útil a peruanos y bolivianos de manera indistinta. Lo mismo pasa con Simón Bolívar, un caudillo

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transversal a colombianos, venezolanos, peruanos y ecuatorianos. La identificación del caudillo con lo nacional es la mayoría de las veces anacrónica.

4) Por último y pensado para guiar a algún lector interesado en el tema ¿Que obras o autores recomendaría para estudiar el fenómeno? ¿Por qué?

El tema hay que estudiarlo a partir de los contextos en el que surgen, el periodo de independencia, en ese sentido hay que enfocarse en historiografía actualizada que logre comprender al caudillo como un elemento más dentro de esta búsqueda de un sistema de gobierno. Lo último que me llegó sobre este tema es el libro editado por Jaime Rosenblitt, Las revoluciones americanas y la formación de los estados nacionales, editado por la DIBAM. Aquí se puede encontrar una mirada bastante renovada del periodo, visto en términos globales y particulares. Textos clásicos sobre el período Francois Xavier Guerra, John Lynch, Tulio Halperin, por nombrar algunos. Y sobre el caudillismo como fenómeno, en cambio, se pueden revisar los libros de Felix Luna, Cristóbal Aljovin, Magnus Mörner y también John Lynch.

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Próximo Número

En nuestro próximo número presentaremos un especial sobre Historia Medieval por lo que aquellos interesados en participar, recuerden enviar sus trabajos a revistamanuscrito@gmail.com, y visitar nuestro blog para consultas formales, o mayor información http://r-manuscrito.blogspot.com. Nos reencontraremos en Julio. Hasta luego.

-Manuscrito Histórico

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