Manuscrito Nº 6

Page 1

Manuscrito Histórico Revista Estudiantil, Año 3, Nº 6, 2013

1


Índice Editorial p. 3

Expansión, Madurez y Crisis del orden oligárquico p. 5 Las Heroínas p. 19 Fuente de los ideales políticos de Bernardo O’Higgins: Una aplicación mediada por su contexto. p. 27

La prensa de derecha en Chile y su estrategia política durante la Unidad Popular, 1970-1973. p. 39 Trasgresión religiosa, repercusión patriarcal. p. 55

2


Editorial

Si comenzáramos a describir Chile, podríamos decir que es un país en medianía de edad, con ganas de surgir, pero que en ocasiones le cuesta. Chile habría tenido problemas con sus vecinos muchas veces, con dos de ellos habría llegado a los golpes, cosas de adolescentes se podría decir. Chile habría tenido problemas de identidad. Fue un vecino humilde hasta que llego el tiempo de las vacas gordas y miro en menos el vecindario, trato de hacerse amigo de los del barrio alto, pero estos solo lo querían por lo que tenía en su patio, que muchas veces no conoce ni él. Chile podría ser un hombre de barrio, que ha pasado por momentos difíciles, pero se las ha sabido arreglar para terminar bien, en ocasiones ignora lo que tiene que cambiar y mejorar, pero en si es una buena persona. Ha sufrido tragedias, pero sabe levantarse. Ha tenido conflictos consigo mismo de los cuales tiene heridas, algunas cicatrizadas, otras aun parecen frescas. Chile puede hacer que la cicatriz sane, pero siempre estará ahí, como cicatriz que le recordara lo mucho que se puede sufrir. Aun así mira sus otras cicatrices y sabe que ha aprendido de ellas, unas son de su infancia y otras son más recientes. Chile podría ser un hombre de clase media que quiere ser mas, pero lo traicionan sus malas decisiones. Chile podría ser un hombre que quiere ser buen vecino, pero que no sabe cómo tener una buena relación con sus vecinos y siempre se prepara por si llega a tener un problema con alguno. Chile es un hombre sentado en la puerta de su casa mirando al mar pensando en que pueden llegar días más felices, al fin y al cabo, chile es un hombre con esperanzas. En este mes cumplimos un año de vida y la historia de nuestro país nos sigue dando que hablar, nos sigue dando temas de discusión, así también la historia universal. Un año de vida es quizás un parpadeo, solo una pincelada, pero nos emociona el futuro que nuestra revista puede tener, queremos agradecer a todos aquellos que hacen de manuscrito algo real y algo que ha ido creciendo conforme nos vamos poniendo metas más ambiciosas. Un ciclo de documentales, tratos con editoriales y por supuesto una revista bimensual que está hecha por estudiantes para estudiantes. Estamos orgullosos de lo que hemos logrado hasta ahora y queremos, no esperamos, seguir creciendo para 3


hacer de esta revista una herramienta útil para aquellos que aman la disciplina de la historia. Gracias a todos aquellos que cooperaron de alguna manera, gracias por acompañarnos en este difícil, pero grandioso, año de vida. - Manuscrito

4


Expansión, Madurez y Crisis del orden oligárquico

Por Andrea Jara Morales, Alumna Licenciatura en Educación en Historia y Ciencias Sociales USACH, generación 2011.

A comienzos del siglo XX, Chile se hallaba en una atmósfera de bonanza y una visión esperanzadora al haberse constituido como un país moderno, tanto en infraestructura, transporte y comunicación. Luego, de haber sufrido una crisis económica en 1870 en cuanto a los precios de las materias primas exportables, está sumergió gracias a la adquisición de los territorios nortinos de Tarapacá y Antofagasta abundante en nitrato, lo cual constituía un futuro prometedor para las finanzas por la alta demanda de sus propiedades fertilizantes y materia prima para explosivos. Esta prosperidad de las arcas fiscales será a través de los impuestos del salitre de propiedad extranjera y que coincide con la celebración del centenario del proceso de la Independencia, donde la oligarquía se autoevalúa eficientemente en la administración y conducción del país, además de la consolidación hegemónica de su poder caracterizado por Estados fuertes y autoritarios. Este período es conocido como “La Belle Epoque” donde la ciudad pasa a ser símbolo de modernidad. Sin embargo, paralelamente se aprecia un contraste dentro de las ciudades, una bella fachada de palacios y por otro lado, las paupérrimas condiciones de vida del proletariado junto a un creciente sentimiento de frustración y malestar. En este sentido podemos decir que “al cambiar el siglo la sociedad enfrentaba, en realidad, una de sus más agudas crisis históricas”1, fundamentalmente asentado en los territorios urbanos. Esto trae como consecuencia un despertar de la población obrera, definida según DeShazo, como individuos que ejercían tareas a cambio de un salario, que no requerían

1

Garcés, Mario. “Crisis social y motines populares en el 1900” Editorial LOM. Santiago, Chile. 2003. Pág. 84

5


ningún tipo de educación y ni compromiso de capital, ante las inclemencias de las condiciones de vida debido al hacinamiento y fundamentalmente de políticas en materia social. Esta crisis social o “Cuestión social” “se refiere a todas las consecuencias sociales, laborales e ideológicas de la industrialización y urbanización naciente, es decir una resultado de las modificaciones económicas y la formación de una fuerza de trabajo industrial”2 incluyendo a los trabajadores mineros. De esta manera inicia 1900, cuando la “cuestión social” atrajo por primera vez la agenda nacional, ya que anteriormente ésta era una realidad, pero la cual las clases dirigentes se mostraban ciegas e ineficientes frente a las quejas del mundo popular. El fruto frente a esta inoperancia fue el auge de los movimientos sindicales en Chile entre 1902 y 1927, “producto más de las experiencias urbanas que rurales o de enclaves mineros”3. Para efectos de los requerimientos de la evaluación enumeraremos tres causas de este malestar de las condiciones de vida del trabajador urbano que derivaron en el despertar de los movimientos sociales frente a la no solución por parte de la clase dirigente: las migraciones urbanas, la naciente industrialización y la inoperancia del Estado ante las paupérrimas condiciones de vida. Las migraciones se caracterizan por ser internas dentro del territorio chileno en dirección a los centros salitreros en el norte y centros urbanos, especialmente Santiago y Valparaíso facilitado por la creciente conexión a través del tren. Esto se debe en primer lugar al desplazamiento de la inversión oligárquica del campo a las actividades con más utilidades, como la construcción de líneas del ferrocarril y obras públicas, y posiblemente como sostiene Carmagnani, por una mayor exigencia en las labores por parte de los hacendados. Por otro lado, la minería del salitre al igual que el desarrollo de las ciudades, sedujo a la población chilena a desplazarse al norte. La expulsión de los peones subordinados bajo el dominio terrateniente mercantil de los campos chilenos, buscará nuevos horizontes en la ciudad y su calidad de vida. Las urbes serán por lo tanto un polo de atracción para el destino de estos peones y

2

Morris, James “Las Elites, los intelectuales y el consenso". Editorial Del Pacífico. Santiago, Chile. 1967. Pág.79 3 DeShazo, Peter. “Trabajadores urbanos y sindicatos en Chile: 1902-1927”. Centro de Investigaciones Diego Barros Arana. Santiago, Chile. 2007. Pág. 31

6


gañanes por el reflejo de la modernización, a través de sus edificaciones y espacios de encuentro al estilo parisino. Particularmente, la ciudad puerto de Valparaíso se destaca el aumento de la demanda por trabajos manuales concernientes a la descarga del puerto, la industria y transporte, manteniendo el segundo lugar de la ciudad más poblada del territorio chileno. Según cifras DeShazo en 1930, cerca de un cuarto de la población total residía en las cuatro ciudades: Santiago, Valparaíso y Concepción. Producto del crecimiento demográfico gracias a las migraciones, la ciudad tuvo que responder ampliando sus perímetros urbanos, en el caso de Santiago en todos los puntos cardinales transformándose en una verdadera metrópolis. Asimismo, “los asentamientos de la clase obrera en el oeste y sur, movieron los límites de la ciudad más allá de Quinta Normal y el Zanjón de la Aguada”4. Sin embargo, los aires parisinos de la renovada ciudad no podían seguirle los pasos a la expansión urbana debido al crecimiento de sus habitantes, porque a pesar de los avances en materias como el pavimento y ensanche de las vías públicas, alcantarillado e iluminación sólo estaban destinados para la población oligarca. En cambio, para los obreros ubicados generalmente en la periferia no disfrutaban de ninguno de estas obras públicas y servicios. En otras palabras la modernización de la ciudad no era homogénea, sino que dividida en dos sectores: ricos y pobres. Dentro de los barrios populares, se caracteriza por la carencia de equipamiento en las viviendas y la ausencia de toda norma en la regulación de calles y servicios públicos. Calles inundadas en inviernos, acequias rebalsadas, escasez de alumbrado público y agua potable, ineficiente recolección de desechos fueron la tónica de los problemas populares en la ciudad. “Este conjunto de problemas urbanos llevaban consigo inevitables consecuencias sociales: hacinamiento, pestes y enfermedades”5. El segundo factor causal de la “Cuestión Social” es el proceso de industrialización a comienzos del siglo XX, pues los talleres artesanales se habían sustituido en establecimientos industriales, dando origen al proletariado; asimismo podemos decir que Santiago y Valparaíso concentraban la gran cantidad de centros manufactureros. En general, los salarios de los obreros en Chile eran relativamente

4

Ibíd. Pág. 37 Garcés, Mario. “Crisis social y motines populares en el 1900” Editorial LOM. Santiago, Chile. 2003. Pág. 41 5

7


bajos en comparación con otras naciones latinoamericanas, apenas alcanzaba para subsistir. “Antes de la Guerra del Pacífico la economía chilena se centraba principalmente en la exportación de productos agrícolas y mineros sin procesar”6, sin embargo este mismo acontecimiento estimuló el crecimiento industrial para los suministros de uniformes y asuntos propios del conflicto. Paralelamente, el incremento de las vías férreas también estimulaba el aumento de maestranzas donde se reparaban los trenes; pues era demasiado el tiempo que se tardaba en llegar los repuestos del extranjero. Por otro lado, la adquisición de los territorios salitreros, según DeShazo representó un papel importante en la producción industrial chilena, sobre todo en materias de las faenas del mineral y los medios de transporte. En este sentido, el autor señala que la ampliación de las exportaciones del salitre, en 1885-1890 estuvo acompañada de un rápido crecimiento industrial. Frente al desarrollo de la industria ésta requería suficiente mano de obra, la que fue cubierta por la migración de peones y gañanes provenientes de las áreas rurales. No obstante, “la ciudad demostró escasa capacidad para integrarlos económica y socialmente, si se considera el débil desarrollo de la industria y la infraestructura urbana”7. Además, la gran cantidad de migración procedente de las zonas rurales provocó una desigualdad entre oferta y la demanda industrial. Este fenómeno tuvo la consecuencia en “la aceleración del proceso de empobrecimiento de las capas inferiores y el comienzo de otro proceso, la marginación de la población víctima del paro o del desempleo”8. Esta carencia de trabajos en el sector manufacturero, llevó a gran número de individuos a desarrollar labores domésticos y de servicios, especialmente población femenina Por otro lado, la minería del salitre, sedujo a la población chilena a desplazarse al norte. La explotación del salitre concentró gran cantidad de trabajadores con las actividades extractivas y de procesamiento. Carmagnani señala que los salarios a fines de la primera guerra mundial tendieron a subir debido a este auge, en comparación a los salarios del resto del país. Las comunidades del salitre pagaban con sistema de

6

DeShazo, Peter. “Trabajadores urbanos y sindicatos en Chile: 1902-1927”. Centro de Investigaciones Diego Barros Arana. Santiago, Chile. 2007. Pág. 40. 7 Op. cit 43 8 Carmagnani, Marcelo. “Estado y Sociedad en América Latina, 1850-1930”. Turín. Editorial Crítica. 1984. Pág.206

8


fichas, que muchas veces se prestó para muchos abusos por parte de los dueños de las oficinas. La tercera causa corresponde a la insuficiente gestión de políticas del Estado frente a las precarias condiciones que coexistía la población popular. En general los sectores obreros compartían la insatisfacción frente a la no respuesta a sus demandas y la baja de los salarios; sobre todo cuando la economía chilena vivía el auge del nitrato, permitiendo que familias oligárquicas hicieran ostentación con la construcción de palacios, mientras ellos se morían de hambre y enfermedad. La pobreza dentro de las ciudades era evidente junto a las precarias condiciones sanitarias y urbanistas donde habitan los sectores populares, haciendo acrecentar sus molestias. Frente a esta situación, la elite atribuyó los síntomas de malestar de los obreros al impacto de la propaganda anarquista y socialista, es decir a las ideas perturbadoras del orden social que iban ganando espacio entre los trabajadores9. Para la mentes oligárquicas, las masas populares debían estar sumisas ante la acción del Estado, obviamente a la élite le resultaba más fácil no escuchar y confiar en el aparato represivo de la nación. De esta manera, reconocer el movimiento de la “Cuestión Social” significaba emprender una reforma sustantiva al Estado fuerte y autoritario implantado desde períodos anteriores de mando oligarca, algo que no estaba dispuesto a realizar ni ceder frente a la masa. Sin embargo, como expresa Mario Garcés la actitud de la oligarquía al ignorar algo que estaba frente a sus ojos, se traduce en una confesión de una carencia de legitimidad social y política de los sectores subalternos. Es por ello que debe disciplinar y reestablecer el control sobre esta masa, ya no por la vía del consenso y la negociación sino a través del silenciamiento y la negación como interlocutor. Igualmente, la oligarquía manifiesta su amplio poder a través de la fuerza para demostrar efectivamente que la “Cuestión Social” no era tema. En síntesis, esta nueva pobreza genera una tensión social. El Estado decide no intervenir en mitigar o corregir los problemas sociales dejados por la propia implantación de la modernización. En este sentido, la élite gobernante mostró su lado

9

Garcés, Mario. “Crisis social y motines populares en el 1900” Editorial LOM. Santiago, Chile. 2003. Pág. 84

9


más precario para hacerse cargo de los problemas de la mayoría de la población popular, consecuencia de ello es que los propios proletarios tengan que construir una postura social y política para enfrentar la resolución de sus problemas frente a la inoperancia y comodidad que los círculos de poder adoptaban ante esta situación. A partir de las causas anteriormente expuestas, podemos sostener la existencia un deteriorado dominio social por parte de la oligarquía, pues su orden modernizador e implantación de un modelo capitalista se le estaba yendo de las manos; pues ahora “en contraste con el inquilino obediente y sumiso, el nuevo obrero de la fuerza laboral industrial y minera era independiente y rebelde y llegó a creer que la única forma en que podía obtener aceptación era a través de su propia reorganización de la sociedad”10. Dentro de los rasgos y componentes de la “cuestión social”, que derivó en la participación de la clase obrera hacia los sindicatos y la acción colectiva, son esencialmente las malas condiciones de vida en cuanto a la vivienda, la dieta y salud sumadas a la inflación a comienzos del siglo XX en nuestro país. Asimismo, esta miseria en las condiciones sociales de los trabajadores califica como un fenómeno propiamente urbano dentro de la historiografía chilena.11 Respecto a la vivienda Peter DeShazo sostiene que entre 1902 y 1927, los trabajadores por lo general vivían en la periferia de los sectores urbanos de Santiago y Valparaíso. Las viviendas obreras se centraban en tres tipos: conventillo, el cité y pasaje. Por lo general el pago de su arriendo constituía el segundo ítem de su precario presupuesto. “En Santiago y Valparaíso, el conventillo era la vivienda más común de la clase obrera”12, casi el 40% de la población en la primera década del siglo. A modo general, eran edificaciones de uno o dos pisos, con una sola puerta a la calle que daba a un patio cuadrado. La típica familia obrera ocupaba una habitación, sin agua potable, ni electricidad y la cantidad de personas que la arrendaba era relativa según el tamaño y el ingreso de familiar. Según cifras de la OT indican que durante los años 1906 y 1925 los conventillos se encontraban en serias condiciones de hacinamiento debido al

10

Morris, James “Las Elites, los intelectuales y el consenso". Editorial Del Pacífico. Santiago, Chile. 1967. Pág.98 11 Apuntes de ayudantía de cátedra. Elizabeth Martin 12 DeShazo, Peter. “Trabajadores urbanos y sindicatos en Chile: 1902-1927”. Centro de Investigaciones Diego Barros Arana. Santiago, Chile. 2007. Pág. 100

10


crecimiento demográfico y los altos precios de los arrendamientos, lo que derivó que los trabajadores no le faltaran motivos para participar activamente del movimiento popular. En antítesis, las familias que podían optar a mejor condición salubre y de espacio, fueron los cité, generalmente de dos a tres habitaciones, un baño privado y un lugar para cocinar. Por último, “el pasaje era de similar diseño que el cité, excepto por el corredor atravesaba completamente la cuadra hasta la otra calle”13. Por otra parte, en las habitaciones de los obreros salitreros, la situación no era mejor, pues las compañías no demostraban mayor interés en invertir en viviendas obreras. A las familias se les otorgaba una habitación dentro del campamento, elaboradas de fierro junto a material frágil frente al calor de la pampa. En cuanto a la dieta de los obreros, este representa el mayor gasto de su salario debido a los altos precios, resultando una dieta desequilibrada ante los esfuerzos del trabajo industrial. Mario Garcés señala que la alimentación estaba basada principalmente en pan, papas, carne, azúcar, porotos, maíz y arroz. Las quejas constantes de los obreros eran en contra de los altos costos de los alimentos, lo que también sumó la participación de las movilizaciones de masas, pues el mínimo aumento alteraba el presupuesto familiar. En este sentido, destacamos la “Huelga de la Carne” en 1905 frente a las alzas proteccionistas ante la llegada de la carne extranjera. El precio de los alimentos fluctuaba debido a muchas razones, una de ellas “parece haber sido, el rápido aumento en los precios internacionales básicos de consumo, lo que estimuló a los hacendados a exportar la mayor parte de su cosecha entre 1916 y 1921”14. Los altos precios de los alimentos, tuvo como secuela la venta de ellos en malas condiciones y de última categoría para poder comer, ya que no existía protección efectiva en contra de la venta de alimentos adulterados. Debido al poblamiento peonal de las ciudades como Santiago, Valparaíso y Concepción durante el fines del siglo XIX, tuvo efectos en el hacinamiento de la población, como mencionamos anteriormente, siendo germen de grandes epidemias y pestes, además de la muerte prematura en las clases obreras. Los factores que propagaban el daño a la salud, se debían a los deficientes servicios sanitarios y el suministro de agua potable, además de la ausencia de alcantarillados, provocando

13 14

Ibíd. Pág. 106 Ibíd. Pág. 112

11


enfermedades en forma exponencial dentro de estos sectores marginados. Entre las enfermedades más frecuentes, se encuentran la peste bubónica, la viruela, fiebre tifoidea, enfermedades venéreas, tuberculosis y el cólera. También el consumo de alcohol creció entre los barrios populares y el campamento minero auspiciado por la conservación de sus bajos precios. Muchas veces la ingesta del alcohol entre el proletariado era para olvidar las continuas preocupaciones y el descontento de sus problemas sociales ante la no respuesta de sus demandas y oídos sordos del Estado. De la mano del alcoholismo se desarrollaba el juego y el burdel. “Este último era pieza obligada de los pueblos mineros del norte y se instalaba al interior del mismo conventillo en las ciudades como Santiago”15 con un gran registro de prostitutas. En cuanto a los accidentes y asistencia pública de salud ante las enfermedades de las masas populares, sólo en 1911 en Santiago hubo una clínica pública donde trataban casos de emergencia de los trabajadores gravemente enfermos; además de la existencia “organizaciones de caridad, muchas de las cuales recibían el apoyo de las organizaciones laborales de Santiago, intensificando el esfuerzo por combatir al alcoholismo, las enfermedades venéreas y la tuberculosis”16. Por otro lado, dentro mismo período, la dependencia de la economía chilena del mercado internacional especialmente del salitre, era causa frecuente de los desequilibrios en los precios de los productos. Garcés sostiene que aparte de la dependencia de las economías foráneas, existían condiciones internas para agravar la situación, tales como la supresión del patrón oro y las emisiones de papel moneda que favorecían la especulación tendiente la creciente inflación del país. Los grandes poseedores de la riqueza, esencialmente agricultores y banqueros, se aprovecharon de tal inflación para obtener nuevas emisiones que hicieron descender aún más el cambio. De esta manera, se encareció los artículos de primera necesidad de los obreros, agravando la miseria que, ante tal coyuntura tuvieron que “pedir fiado” en los almacenes y endeudarse en casas de empeño.

15

Garcés, Mario. “Crisis social y motines populares en el 1900” Editorial LOM. Santiago, Chile. 2003. Pág. 94 16 DeShazo, Peter. “Trabajadores urbanos y sindicatos en Chile: 1902-1927”. Centro de Investigaciones Diego Barros Arana. Santiago, Chile. 2007. Pág. 118

12


Por último, debemos mencionar la inexistente legislación de trabajo obrero, en cuanto al precio de los salarios, la poca seguridad del trabajo, el no establecimiento de una jornada de trabajo y la ineficacia del sistema escolar y de salud. Igualmente, no existía ningún tipo de previsión social salvo las sociedades mutuales desarrolladas por los obreros. En el caso de las salitreras la ausencia de libertad de comercio, al establecer el pago en fichas, se prestó para muchos abusos dentro de las pulperías en el precio de los productos. En suma, estos rasgos y componentes mencionados más las causas del descontento de las masas populares tuvieron como consecuencia protestas y el desarrollo de la organización obrera, ya que no les quedó otro camino que demandar al Estado y extender sus propias organizaciones para obtener un mínimo de justicia y dignidad. En cuanto a esto, la formación de sindicatos ofrecía una salida ante la indiferencia de las autoridades. La “Cuestión Social” basada en las pobres condiciones de vida popular también se manifestó como protesta contra el orden social y político existente para modificar su situación de deterioro y abandono. Esto tiene relación con el reconocimiento de las clases populares como sujetos sociales, políticos y como interlocutores válidos, a través de la organización y autoeducándose para generar un cambio. En otras palabras, podemos decir que existe un proceso de “afirmación de identidad de un actor social, en este sentido, no se verifican solo por oposición a un sujeto antagónico, sino que por la propia capacidad que alcanza el autor para autorreconocerse”17. “Las primeras huelgas chilenas, que datan de la década de 1880, tuvieron lugar entre los obreros calificados de las ciudades, los obreros portuarios y las cuadrillas de los constructores de ferrocarriles”18 la mayoría eran de índole pacífica. No obstante, en la primera década del nuevo siglo ocurrieron estallidos de violencia sobre todo ante la represión del Estado, ejemplo de ello es lo sucedido en 1907 con la matanza de los obreros salitreros en la escuela Santa María de Iquique.

17

Garcés, Mario. “Crisis social y motines populares en el 1900” Editorial LOM. Santiago, Chile. 2003. Pág. 137 18 Morris, James “Las Elites, los intelectuales y el consenso". Editorial Del Pacífico. Santiago, Chile. 1967. Pág.93

13


Los principales movimientos de protestas se verificaron en el país entre 1903 y 1907, recurriendo a la huelga y la manifestación de las demandas y las peticiones que la elite englobó bajo el concepto de la cuestión social. Dentro de las más conocidas, está la Huelga de la Carne 1905 en Santiago para terminar con el impuesto que protegía a los ganaderos nacionales frente la a la importación de ganado argentino que se traducía en un encarecimiento de ese alimento, y en 1906 en Antofagasta por una hora y media para almorzar que debela la ausencia de la legislación laboral. También, la prensa obrera juega un rol fundamental en la difusión de las ideas contra el orden establecido potenciado aún más por la labor instructiva que tuvieron estas organizaciones. Las primeras organizaciones laborales obreras eran las sociedades mutualistas, databan de mediados del siglo XIX, afirma Morris. Su creación se orientó al auxilio de sus miembros, en cuanto a la enfermedad y muerte, previsión, salud y ahorro mutuo. Asimismo, en el aspecto político se destaca la creación del Partido Demócrata con Malaquías Concha a la cabeza en 1887, vinculado al mutualismo y quién sería el primero en referirse al mundo popular en cuanto a sus demandas de cambio y justicia social, asociándose a jóvenes intelectuales de clase media. No obstante, debido a las fracciones y la falta de representación de las demandas obreras, el Partido Democrático se debilitó. Uno de estos disidentes será Luis Emilio Recabarren, tipógrafo considerado socialista y quién formó el Partido Obrero Socialista. Por otro lado, existieron las llamadas “sociedades de resistencia” que tuvieron un desarrollo en los primeros años del siglo, asociado con la protesta popular. Estas organizaciones se unieron con el la ideología anarquista organizándose según el oficio. La formación de la Federación Obrera de Chile en 1909 y el Partido Obrero Socialista en 1912, surgieron para dar vida al ala obrera y política del PC, además de estimular la sindicalización y la ideología revolucionaria. El florecimiento de las organizaciones laborales luego de 1909 tuvo una directa vinculación con la prosperidad económica del país, una mayor manufactura, impuestos del salitre y la expansión del ferrocarril. La FOCh operó como “una sociedad de socorro mutuo cuyo fin era ayudar a sus miembros, aumentar el nivel cultural de la clase obrera y mejorar el bienestar económico”19 a través de la recolección de las cotizaciones de sus miembros agrupando

19

DeShazo, Peter. “Trabajadores urbanos y sindicatos en Chile: 1902-1927”. Centro de Investigaciones Diego Barros Arana. Santiago, Chile. 2007. Pág. 195

14


individuos de oficios similares. Una de las luchas destacables fue el logro del pago del dinero retenido de los trabajadores de los ferrocarriles del Estado en Santiago y Valparaíso en 1910. Asimismo, argumentaba que las huelgas eran materia innecesaria porque eran destructivas, prefiriendo ampliamente la negociación con el Estado. Aunque, cabe destacar que los trabajadores temerosos de perder su empleo prefirieron el mutualismo. El país continuó bajo las reglas de un libre sistema de relaciones industriales en Chile, como señala DeShazo, no se hizo ningún intento por establecer un sistema de procedimientos formales para llegar a acuerdos en las huelgas, a excepción de la ley de accidentes laborales de 1916. El único paso significativo del gobierno hacia los trabajadores fue la formaciones en 1907 de la OT, sirviendo regularmente como un intermediario de los problemas, intentando también, encontrar trabajo a las personas que lo solicitaban. Sin embargo, la efectividad de este organismo “fue socavaba por la falta de entusiasmo del Congreso por aprobar o poner en marcha las leyes sociales, y por la resistencia de los empleadores a acatar las obligaciones”20. Con todo esto podemos establecer que a comienzos del siglo XX, la única preocupación de la elite en cuanto a las masas populares era que éstas no interfirieran en las celebraciones del centenario de la nación, por lo que despliega gran cantidad de policías, además del temor de atacar sus residencias. En 1919, siete senadores del Partido Conservador presentaron al senado un proyecto de la ley de trabajo, primer manifiesto oficial de la expresión de un partido en relación a la contingencia obrera. Morris argumenta que el proyecto contemplaba el mejoramiento de las condiciones de trabajo, la formación de sindicatos industriales, normas humanitarias para niños y mujeres y el arbitraje de los conflictos laborales. Esta iniciativa está relacionada directamente con la preocupación de la cuestión social por la religión católica, inspiradas en las encíclicas del Papa León XIII en relación al trabajo industrial. Dicha ley sólo se concretó en 1924, luego de casi veinte años de efervescencia entre huelgas y protestas ignoradas por la clase gobernante, en síntesis se aprueba siete leyes relativas a los contratos de trabajo, seguro de enfermedad, invalidez y accidentes, conciliación y arbitraje ante los conflictos, cooperativas y sindicatos. Estas

20

Ibíd. Pág. 210

15


leyes serán el preámbulo de lo que será posteriormente el Primer Código de Trabajo en 1931. Finalmente el período comprendido entre 1914-1930 según Carmagnani, representa una desarticulación de las estructuras económicas y sociales, pues se registran los primeros desconciertos de la clase hegemónica y la rápida formación de otras clases, como la media concerniente a cargos burocráticos. Asimismo, se ha denominado “progresista al proyecto político que, sumando las fuerzas de las capas medias y las del proletariado mediante una alianza de partidos que expresan a estas fuerzas sociales, intentan oponerse al poder hegemónico de la oligarquía e introducir algunas reformas en la estructura social y política”21. A modo de conclusión podemos señalar que en el desarrollo de la agitación de “La Cuestión Social, desembocó en el importante autorreconocimiento de la clase popular como individuo capaz de modificar la estructura. Un rol importante dentro de este proceso fueron las ideologías anarquistas, socialistas y comunistas que se difundieron por las calles obreras. Las condiciones paupérrimas de vida de las masas populares no correspondían con la bonanza económica que poseía el país, expresada en grandes palacios lujosos además de las comodidades visibles del equipamiento urbano. En primera instancia la clase dirigente hizo oídos sordos frente al creciente descontento de la masa popular, por lo mismo desplegó todo su aparato represivo para mantener el orden. De hecho, la “Cuestión Social” puso en el tapete las condiciones sociales arrastradas con anterioridad y que llegaron a su clímax, logrando posicionarlo como tema nacional. No obstante, pese a las manifestaciones, huelgas y organización, los obreros no consiguieron medidas o reformas inmediatas, sino mucho después. Podemos destacar de toda esta coyuntura que “las actividades más importantes de la clase obrera, especialmente aquellas que alteraron el orden social en Chile, fueron consecuencia de la acción combinada de muchos grupos”22 como la alianza con las clases medias con formación educacional que impulsaron los atisbos necesarios para dar la estructura de los movimientos.

21

Carmagnani, Marcelo. “Estado y Sociedad en América Latina, 1850-1930”. Turín. Editorial Crítica. 1984. Pág. 243 22 DeShazo, Peter. “Trabajadores urbanos y sindicatos en Chile: 1902-1927”. Centro de Investigaciones Diego Barros Arana. Santiago, Chile. 2007. Pág. 193

16


Por último, cabe mencionar se puedo haber evitado esta agitación social por medio de una legislación social, alimentos más baratos, mejoras en la vivienda y una mayor atención de las clases gobernantes frente a los problemas sociales, para así haber evitado las continuas matanzas y represiones de un pueblo que sólo deseaba una mayor dignidad en su situación de vida.

17


Bibliografía Carmagnani, Marcelo. “Estado y Sociedad en América Latina, 1850-1930”. Turín. Editorial Crítica. 1984. DeShazo, Peter. “Trabajadores urbanos y sindicatos en Chile: 1902-1927”. Centro de Investigaciones Diego Barros Arana. Santiago, Chile. 2007. Garcés, Mario. “Crisis social y motines populares en el 1900” Editorial LOM. Santiago, Chile. 2003. Morris, James “Las Elites, los intelectuales y el consenso". Editorial Del Pacífico. Santiago, Chile. 1967.

Apuntes de ayudantía de cátedra. Elizabeth Martin

18


Las Heroínas

Por Valentina Gutiérrez Contreras, Alumna Licenciatura en Historia UNAB, generación 2015.

El inicio de la conquista en Chile requirió del establecimiento de roles para ejercer la dominación. Rápidamente los españoles comenzaron a dividir las funciones y a establecer una jerarquía en el territorio que ejerciera el control sobre la población indígena como sobre españoles. Los roles se establecieron de forma paulatina y junto a los roles se formó una sociedad incipiente que hacia el período Colonial tendría tanto jerarquías como posiciones establecidas. Los indígenas y españoles fueron situados fácilmente dentro de la división social principalmente por el origen étnico y el fenotipo. El español se situó sobre el indígena siendo el primero quien ejerció la dominación sobre los pueblos arraigados en el territorio chileno sometiéndolo tanto a sus políticas y formas económicas y las diferencias culturales evidentes entre ambos tipos humanos hizo del plan de división una tarea simple. Junto con la necesidad de división cultural entre los ocupantes del territorio Chileno, nació el menester de generar una división que si bien no respondía netamente a lo cultural, obedecía a parámetros históricos más evidentes correspondientes al género de los mismos ocupantes independiente del fenotipo. Quizás, la división más difícil en la historia de la humanidad se ha producido al intentar definir las diferencias entre hombre y mujer en materias de comportamiento y tareas intentando obedecer a las expectativas de ambas partes, y la sociedad colonial no se vio excluida de la problemática.

19


Desde la llegada de los españoles a Chile la descripción del actuar de las mujeres ha sido puesta en tela de juicio debido a las circunstancias del momento, la necesidad de supervivencia arrancó a las mujeres de la forma española de acción a la cual estaba acostumbrada la sociedad obligándola a actuar de formas distintas que causaron revuelo entre los españoles. La idea de mujer conquistadora o mujer fuerte fue siempre un problema para el español que extrapoló el modelo femenino desde Europa a América sin contar las circunstancias del territorio. Fue principalmente en el período de conquista (siglos XV y XVI) cuando el rol femenino español se vio más amenazado al verse las mujeres obligadas a tomar las armas y actuar de forma violenta por la necesidad humana de sobrevivencia. Quizás el ejemplo más clásico de mujer que tomó posturas “masculinas” y fue puesta en tela de juicio por su actuar es Inés de Suárez, que al ser parte de la hueste de Pedro de Valdivia y llegar junto a los primeros españoles al territorio chileno tuvo que enfrentarse a la belicosidad indígena y actuar en defensa de la misión española, de su hueste y su propia vida. Inés de Suárez corresponde a la primera mujer que conoció Chile que obvió su postura femenina clásica y que tomo acción dentro de la conquista como protagonista. Inés de Suárez respondió a un tipo de mujer explicado por Paulina Zamorano en contraposición al papel de la víctima, roles que la autora define como las formas que la historiografía ha tomado para definir a la mujer dependiendo de su forma de comportamiento23. La autora explica el personaje de la heroína como mujeres que han generado un “trasplante y adaptación de estrategias de supervivencia”24 imponiendo este tipo de personaje a un contexto específico en el que el actuar “masculino” de las mujeres se explica por las circunstancias belicosas del momento identificando a personajes como Inés de Suárez bajo este contexto. Es así como la existencia de mujeres que actúan de forma similar a Inés es aceptada, quizás con recelo, pero logran justificar sus formas bajo las condiciones coyunturales del momento que la explican como un apoyo a las huestes y un actor importante dentro de la defensa de las ciudades españolas en Chile (contexto de Inés de Suárez) excusando así una forma que no sería lo usual en una mujer. La explicación de

23

Paulina Zamorano, “Mujeres conquistadoras y conquistadas. Las constructoras de un nuevo mundo”, en Ana María Stuven y Joaquín Fermandois (eds.), Historia de las mujeres, Tomo I, Taurus, 2010, pp. 43 24 Ibíd.

20


su actuar bajo la idea de coyuntura se hace fundamental para una sociedad machista que segrega las actividades femeninas de las masculinas acorde a la violencia o la fuerza de las acciones permitiendo así que una acción mal vista sea aceptada. La imagen de la mujer fuerte e independiente, la heroína, se entiende entonces como un rol circunstancial que no será aceptado siempre para la mujer en cuestión y que se aprueba por la necesidad momentánea de apoyo y defensa permitiendo entonces que cualquier mujer actúe en parámetros masculinos. Así comprendemos entonces, que el actuar de las mujeres en general se define bajo parámetros circunstanciales en los cuales la imagen de la heroína se toma como una excepción en la integración de la mujer a actividades masculinas. La conquista de Chile y América, fue un período favorable para la existencia de tipos femeninos de las características previamente mencionadas, sin embargo, con el establecimiento de la sociedad colonial de estamentos - me atrevo a caracterizarla como estamental debido a la existencia de niveles sociales basados en calidades jurídicas, ya sea por linajes aristócratas, por pertenencia a la clerecía o por pertenecer a la barbarie que automáticamente los sitúa en la parte inferior de la pirámide al no poseer los mismos derechos de los estamentos previos por ser considerados mano de obra que es propiedad de su amo- la mujer pierde su independencia por encontrarse subyugada ya sea a su marido o a su padre cambiando radicalmente el modelo femenino que ya no posee la necesidad de actuar de forma violenta debido a que el contexto ya es favorable, al menos en las ciudades. El siglo XVII consistió en una parte de período colonial en que las ciudades españolas al norte del río Bío-Bío estaban ya alejadas del conflicto con los indígenas, en un asentamiento seguro donde se forjaba la sociedad chilena. El clima se hizo favorable en este espacio del país y las mujeres llegaron en grandes cantidades a vivir al país en busca de sus maridos y de nuevas oportunidades. Estas llegaron a formar familia en Chile, poblar y dar un orden más establecido a la sociedad. En un inicio éstas se vieron obligadas a actuar en defensa de sus familias, pero ya avanzado el período colonial la vida de las mujeres cambió radicalmente y volvieron a su posición usual, réplica del modo europeo de actuar. La idea de una mujer irreverente e independiente ya no era aceptada y la rebeldía mal vista por parte de una sociedad que comenzaba a generar redes aristocráticas donde 21


la opinión pública era fundamental. La mujer independiente se consideró rebelde y contra este mal la religión fue la principal ayuda, la mujer con características de heroína se perdió junto con la idea de la existencia del personaje. La mujer respondía ahora a la devoción, la piedad, la obediencia, la calma, la belleza, etc. en términos acotados, respondía a los parámetros occidentales citadinos de mujer en que la que su ocupación es la casa y la familia y la apariencia lo más importante. Que la imagen de la heroína- imagen aceptada- se haya perdido, no significó la inexistencia de mujeres que respondan de una u otra forma al modelo. Mujeres independientes que se negaron a obedecer ciegamente a las órdenes del hombre que poseían a su lado han existido siempre y quizás una de las más famosas fue la criolla Catalina de los Ríos y Lisperguer, más conocida como la “Quintrala”. Catalina de los Ríos fue una mujer del siglo XVII conocida por su rebeldía e irreverencia, impiedad, crueldad y los crímenes que cometió a lo largo de su vida; si bien su historia corresponde mayormente en una leyenda urbana, la información que se posee sobre ella y su aristocrática familia corresponde principalmente a la obra de Benjamín Vicuña Mackenna que toma tanto la leyenda popular como los documentos oficiales. Mackenna, trata en su libro a Catalina como una “hembra indómita, arrebatada y casi salvaje”25 resaltando de esta forma la personalidad impulsiva y rebelde que tenía la protagonista que se negó en varias ocasiones a obedecer a su padre llevando su independencia y desacato a cometer el crimen de asesinar a su padre 26. A lo largo de su obra, Mackenna, habla de Catalina como una persona esencialmente mala producto de los crímenes que él afirma que cometió incluso llegando el autor a señalar que superan la cantidad de 40 asesinatos, muertes que correspondían en su mayoría a sus criados y esclavos producto de los duros castigos que ella les proporcionaba. De esta forma, el autor condena a su personaje por los duros castigos que ella arremetía contra sus empleados olvidando que los abusos a los indígenas eran una práctica común que llevó a la abolición de la esclavitud en siglo XIX, ¿se deberá la desaprobación del actuar de Catalina a su género cuando los actos que ella cometía eran repetidos por otras personas también? Dejando a un lado los

25

Benjamín Vicuña Mackenna, Los Lisperguer y la Quintrala (Doña Catalina de los Ríos). Episodio histórico-social con numerosos documentos inéditos, Valparaíso, Imprenta del Mercurio, 1877. pp. 74 26 Ibídem, pp. 65-66

22


crímenes cometidos a su padre y a sus amantes (asumiendo que el relato es verídico cuando Mackenna no presenta fuentes específicas de donde haya extraído la información) la idea de tipo de mujer se interpone entre la pluma del autor y los hechos, haciendo que sus concepciones de actuar se mezclen con la realidad para dibujar la imagen de una mujer que era considerada mala por su rebeldía, desacato e impiedad principalmente, una mujer considerada “salvaje” por no subyugarse ante su padre. Catalina de los Ríos obedece a ciertas características que posee la descripción que entrega Paulina Zamorano en su texto “Mujeres conquistadoras y conquistadas. Las constructoras de un nuevo mundo” al caracterizar a la heroína de autónoma y acusarla de perseguir la fama y la fortuna esboza un perfil que de forma anacrónica incluye al personaje tomado por Mackenna, la Quintrala, dentro de la representación. Además de cumplir con las características expuestas por la autora para definir el actuar de las mujeres en la historiografía, el actuar de la Quintrala se ve reforzado por un personaje cercano que al igual que ella está sometido. Si bien la aceptación y la admiración hacia Catalina no se explicitan, en la película de Hugo del Carril podemos observar como bajo la impresión del autor la criada de la protagonista se mantiene junto a ella en todas sus acciones sin representar miedo y/o repudio hacia Catalina27. La interpretación de Hugo del Carril sitúa a la cómplice de la Quintrala en un papel subordinado que mediante su apoyo refleja la admiración hacia su ama por su irreverencia de desobedecer constantemente al poder subyugante. La idea de una mujer que desafíe las normas establecidas de poder causaba una imagen dura y temible desde quienes ejercían la autoridad pudiendo significar un apoyo de quienes se encontraban en situaciones similares, la idea de una mujer autónoma era amenazante y no existía coyuntura que la explicara. Catalina vivió en una época en la cual lo que se esperaba era la suma obediencia y la piedad ante la Iglesia, Iglesia que por sus propios preceptos ordenaba al recato y sumisión haciendo de las apariencias algo importante y logrando generar una sociedad en la que el romper el perfil de mujer occidental de familia y bien casada significaría juicio social y deshonor para la familia, haciendo del tipo de mujer heroína que se independiza en sus decisiones y defiende lo

27

Película “La Quintrala”, de Hugo del Carril, 1955.

23


que ella considera correcto un tema tabú al ser ella quien toma las decisiones y no el hombre que posee su cuidado. Quizás la idea de autonomía era una amenaza a la familia y el poder de las mujeres se generaba de forma intrínseca al ser ellas quienes continúan el legado cultural mediante los hijos y ser quienes pueden generar uniones convenientes mediante matrimonios o la unión al monasterio (práctica común entre las mujeres de la época) y la demostración pública de poder haya sido considerada de forma negativa en la sociedad. Lo que si sabemos, es que la mujer alcanzaba su autonomía al perder a su marido, al convertirse en viuda, y que antes de esa situación estaba obligada a obedecer y podía actuar solo bajo el permiso ya sea de su marido o su padre, impidiendo totalmente la posibilidad de la existencia del personaje. Si bien las circunstancias no permiten que la Quintrala se tome como una heroína, entendemos que el tipo de personaje se repite en ella y que la visión respecto a su modo de actuar ha variado desde la conquista a la colonia por las formas esperadas de conducta de la mujer. El tipo de personaje como la heroína es aceptado en contextos específicos, y como mencioné anteriormente se entiende como una excepción y al ser Catalina de los Ríos una mujer colonial que vive en una ciudad de forma acomodada no se explica su rebeldía ni mucho menos su autonomía generando automáticamente el rechazo hacia sus actitudes. La visión que entrega Benjamín Vicuña Mackenna corresponde al punto de vista esperable de un hombre ilustrado del siglo XIX que aprecia a la mujer bajo los preceptos de la “perfecta casada, la mujer gobernada”28 calificando a su personaje, Catalina de los Ríos, bajo los ideales de su propio tiempo que mezclados con las formas contemporáneas a la Quintrala terminan por exagerar una imagen casi diabólica de una mujer que quizás solo desafió el poder de su autoridad. Las condiciones contextuales de ambos, Vicuña Mackenna y Catalina, los delimitan generando en el primero un recelo hacia una mujer que en sus tiempos y en los de ella habría sido mal vista y en la segunda la carencia de contexto bajo ella que apoye sus formas de actuación y excuse sus prácticas.

28

Op.cit. Zamorano, pp.82

24


Quizás Catalina de los Ríos es tan condenada como fue ya que las prácticas que ella realizaba no eran usualmente protagonizadas por una mujer y que además la violencia de su actuar no correspondía a una virtud ni de una doncella en edad casamentera, una señora española y ni si quiera una viuda. El arquetipo de la heroína es un personaje que veremos repetidamente en la historia, sin embargo, épocas marcadas por un machismo importante no permiten que su imagen se aprecie como tal. Las mujeres que hayan sido autónomas y desafiantes fuera de contextos desfavorables, probablemente fueron tratadas de la forma que lo fue Catalina de los Ríos llegando incluso a los relatos que la califican como mujer endemoniada bajo la legitimidad de las leyendas y conversaciones entre las personas del pueblo. La imagen social en épocas como la recientemente tratada es de alta relevancia sobre todo para la aristocracia que entiende como un deshonor que se comente sobre su vida privada en público castigando la autonomía de una mujer que se negó a obedecer ciegamente las órdenes de su padre por querer ella misma manejar su vida. La imagen de heroína depende del contexto en que el tipo de mujer se emplace al igual que la aceptación y la caracterización de la misma. Inés de Suárez llegó a conseguir encomienda por su valentía y participación en la conquista (a pesar de la oposición que generó en un inicio la disposición de Pedro de Valdivia), es decir, tuvo reconocimiento por ejercer un comportamiento que los mismos cronistas, en palabras de Zamorano, definen como varonil

29

, mientras una mujer de la época colonial que se

negó a ser subyugada por las ordenes de su padre, que se caracterizó por ser independiente y buscar por su parte formas para alcanzar fortuna y redes importantes de protección (como lo hizo con la Iglesia), fue mitificada y “demonizada” llegando a construir un relato crudo y violento que mezcla principalmente las leyendas urbanas con la información real, es decir, su imagen fue víctima de su período y de la ausencia de una coyuntura desfavorable que la situara al igual que Inés de Suárez, como una excepción.

29

Op.cit. Zamorano, pp.45

25


Bibliografía

Paulina Zamorano, “Mujeres conquistadoras y conquistadas. Las constructoras de un nuevo mundo”, en Ana María Stuven y Joaquín Fermandois (eds.), Historia de las mujeres, Tomo I, Taurus, 2010, pp. 43

Benjamín Vicuña Mackenna, Los Lisperguer y la Quintrala (Doña Catalina de los Ríos). Episodio histórico-social con numerosos documentos inéditos, Valparaíso, Imprenta del Mercurio, 1877. pp. 74 Película “La Quintrala”, de Hugo del Carril, 1955.

26


Fuente de los ideales políticos de Bernardo O’Higgins: Una aplicación mediada por su contexto.

Por Gerardo Castillo Morales, Alumno Licenciatura en Historia UNAB, Generación 2014.

Introducción

El siguiente trabajo tiene una razón de ser actual. Por distintas circunstancias, en la actualidad el nombre de Bernardo O‟Higgins, ha sido visto progresivamente como un ente adverso para la sociedad. Se han enaltecido otros personajes, como los hermanos Carrera y Manuel Rodríguez, los cuales claramente tienen en su momento un rol protagónico en la emancipación de Chile, pero este ha sido exaltado. El autor de este trabajo, ve la reciente creación de una teleserie sobre Manuel Rodríguez, como un ejemplo de esta sociedad que privilegia otras ideas, una especie de romanticismo, una misión de vida que en la práctica lleva al martirio. Las series “Héroes” son otro ejemplo de esto, Los hermanos Carreras y Manuel Rodríguez, son tremendamente exaltados, nuestra sociedad se maravilló e impregno de ideas Románticas que llevan al martirio. Es posible que el actual contexto histórico que vive Chile, en el cual desde 2006, tenemos una juventud que se siente fuertemente combatiente por ideas de mayor equidad social, mayor participación en nuestra república, estén generando el desprestigio de Bernardo O‟Higgins. Frente a estos ideales, la imagen de Bernardo O‟Higgins, como fundador de nuestra república, una república que en la actualidad es vista por la juventud de forma adversa, es muy mal vista, es una imagen en decadencia, apoyada por distintos programas televisivos que se sirven de esta sensación social. Frente a este contexto el siguiente trabajo, no esconde la idea de ser una defensa hacia Bernardo O‟Higgins, pero no una defensa ciega, el historiador debe intentar lograr la objetividad en su análisis y ese intento de objetividad esta en el actual trabajo, la 27


subjetividad nace del motivo por el cual se escogió el tema a trabajar. La hipótesis del trabajo es la siguiente: Los actos de Bernardo O‟Higgins, son producto de la tensión entre distintos ideales políticos, mediados por su contexto histórico-social. Producto de esto, el objeto de estudio de este trabajo, son las fuentes de las ideas políticas de Bernardo O‟Higgins, y cuál es el motivo por cual estas ideas, no fueron aplicadas de forma absoluta. Se intentará explicar cuál es el motivo por el cual un creyente en la república, la constitución y la soberanía popular, no crea una república plenamente representativa. En otras palabras, se intentará mostrar como el contexto histórico y social, es mediador entre las ideas y las prácticas. Influencia política de Ambrosio O‟Higgins, en Bernardo O‟Higgins: Al analizar las fuentes del pensamiento político de Bernardo O‟Higgins, se puede pensar que la influencia de su padre debe ser fundamental, y en gran medida lo fue, pese a la relación prácticamente inexistentes. Al hablar de la relación entre padre e hijo, es necesario pensar en una relación fría por la distancia, pero sin embargo existió en forma indirecta. Según Guillermo Feliú Cruz, el ejemplo del padre de Bernardo O‟Higgins, fue de donde él se impregnó del espíritu político y de su forma de afrontar la política, llevando a cabo medidas que dan muestra de “una administración energética, que encara las resoluciones sin titubeos”30. Pero más evidente se hace la influencia cuando es el mismo Bernardo O‟Higgins, quien en una carta en 1840, nos dice: “Con el ejemplo de mi respetable padre ante mis ojos, no trepido en decir, que sería indigno de ser llamado su hijo, si no trabajara mientras dure mi vida, en beneficio de la América del Sur, y muy especialmente de mi tierra nativa, por la que él trabajo, tanto y tanto” 31, en esta frase queda de manifiesto la influencia que produce su padre. Pasos similares a los de su padre, emprende Bernardo O‟Higgins cuanto se trata del tema de los Araucanos. La visión que Bernardo, tenia de su padre en cuando al trato con este pueblo, es la siguiente:

30

Feliú Cruz, Guillermo. “El pensamiento político de O’Higgins. Estudio histórico”. Imprenta Universitaria Valenzuela Basterrica y Cía. Santiago de Chile, 1954, pp. 14-15 31 Valencia Avaria, Luis. “El pensamiento de O’Higgins”, Talleres Gráficos Corporación Ltda., Santiago de Chile, 1974, p. 16.

28


“De sus abundantes servicios públicos no hay parte que haya mirado con tanta admiración o que haya deseado mas imitar, como sus inocentes esfuerzos por conferir sobre los indígenas, primitivos habitantes de Chile (tan absurdamente llamados indios). Las bendiciones de la religión, industria y civilización… Teniendo a la vista el avanzado periodo de la vida en que mi finado señor padre se empeño en tan ardua empresa, creo que no es demasiado tarde, sino que es mi indispensable deber, imitar su ilustre ejemplo en cuanto esté a los alcances de mi ingenio y de mi poder” 32

Aquí se muestra como en cierto aspecto, Bernardo O‟Higgins, buscaba imitar lo que él consideraba como buenos ejemplos de su padre. Más evidente se vuelve esto si analizamos la carta de Arauco, escrita por el mismo Bernardo O‟Higgins: “Las valientes tribus de Arauco, y demás indígenas de la parte meridional, prodigaron su sangre por más de tres centurias defendiendo su libertad contra el mismo enemigo que hoy es nuestro.”33 En este extracto vemos como las tribus de Arauco son resaltadas, ya que existe un espíritu de cercanía para con ellas, espíritu que muy posiblemente es un herencia indirecta de su propio padre. Hay mas, en la misma carta Bernardo dice querer una alianza fuerte con las tribus de Arauco, sin embargo, en esta ocasión mejorando aún más, la relaciones que su padre pretendía con estas tribus y esto se refleja en una leve critica a la relaciones que pasados gobernadores tuvieron con la tribus, Bernardo dice : “Araucanos, cunchos, huilliches y todas las tribus indígenas australes: ya no os habla un Presidente que siendo sólo un siervo del rey de España afectaba sobre vosotros una superioridad ilimitada; os habla el jefe de un pueblo libre y soberano, que reconoce vuestra independencia, y está a punto a ratificar este reconocimiento por un acto público y solemne”34. Esta frase, nos muestra dos cosas, en primer lugar se continua dejando de manifiesto la idea de tener una mejor relación con las tribus de Arauco, esto siguiendo el ejemplo de su padre, pero de la misma manera como se dijo anteriormente, existe una crítica al “siervo del rey de España” que “afectaba sobre vosotros una superioridad ilimitada” no se puede desligar la figura a la que Bernardo apunta, la de su padre. En el

32

Valencia Avaria, Luis. “El pensamiento de O’Higgins”, Talleres Gráficos Corporación Ltda., Santiago de Chile, 1974, p. 16. 33

Carta a los Araucanos, Bernardo O‟Higgins Director Supremo de Chile, Santiago, Sábado 13 de marzo de 1819, se puede ver en versión online, en el siguiente enlace: http://www.movimientoporlaconstituyente.cl/index.php?option=com_content&view=article&id=155:cart a-de-bernardo-ohiggins&catid=38:documentos-densos&Itemid=70 34 Carta a los Araucanos, Bernardo O‟Higgins Director Supremo de Chile, Santiago, Sábado 13 de marzo de 1819, se puede ver en versión online, en el siguiente enlace: http://www.movimientoporlaconstituyente.cl/index.php?option=com_content&view=article&id=155:cart a-de-bernardo-ohiggins&catid=38:documentos-densos&Itemid=70

29


fondo Bernardo O‟Higgins, toma un carácter, una forma de afrontar la política, similar a la de su padre, pero es claro que Bernardo, también busca hacer cosas propias, ya que el contexto en el que él se encuentra es distinto al de su padre que estaba dentro de un sistema monárquico, por tanto el actuar es distinto, Bernardo opta por reconocer la independencia de las tribus de Arauco y por tanto verlas como iguales, en este aspecto se va mas allá de lo que llegaría el padre, pero como se dijo, el contexto era distinto y requería de un actuar distinto. Bernardo O‟Higgins, solo pudo ver una vez en su vida a su padre, sin embargo la influencia política indirecta es muy probable ya que su padre era conocido y difícilmente Bernardo, estaría ajeno a información sobre el padre. Pese a la lejanía Ambrosio O‟Higgins pago los estudios de su hijo en España, posteriormente en Inglaterra, lugares donde Bernardo, tendría contacto con las nuevas ideas ilustradas. Pese a la muerte de Ambrosio O‟Higgins en 1801, este seguiría afectando decididamente la vida del hijo, en esta ocasión ya no con su influencia política, o en la educación, sino con algo más concreto, en su testamento Ambrosio O‟Higgins diría: “mando que a don Bernardo Riquelme, luego que llegue de Europa, se le entregue la estancia de Las Canteras, existente en la provincia de La Concepción, de Chile, con tres mil cabezas de ganado de todas edades, para que la haya y tenga, en virtud de esta disposición, como suya propia encargándole le procure conservarla y perpetuarla en su familia”35 si se está revisando la influencia que Ambrosio O‟Higgins, dejo de legado a su hijo, en cuanto a lo político, no se puede dejar de lado esto, ya que estas posesiones de tierra, son las que lo transformarían en un hacendado y por tanto sus posteriores cargos políticos son en alguna medida gracias a la herencia que Ambrosio O‟Higgins dejo para su hijo. Influencia política de Miranda, en Europa, hacia Bernardo O‟Higgins: Producto de los estudios que Bernardo O‟Higgins realizó en Europa, se logró nutrir de todas las nuevas ideas de la Ilustración, como la soberanía popular, la constitución, liberalismo, etc. Pero estas ideas no llegarían a Bernardo O‟Higgins, solo como causa de la lectura de libros, existió también un sujeto que fue intermediario en

35

Valencia Avaria, Luis. “Bernardo O‟Higgins. El buen genio de América”, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1980, p. 40

30


estos conocimientos y ese es Francisco de Miranda. La idea de que Miranda fue una gran influencia en la vida de Bernardo, es apoyada por Fernando Arrau Corominas, en su libro “El diputado Bernardo O‟Higgins, en el congreso de 1811”, referido a esto el autor nos dice:” No se sabe con certeza como ambos se conocieron en Londres. Bernardo haba sido enviado por su padre a España cuando tenía dieciséis años, en 1794, para continuar sus estudios. Nicolás de la cruz, su tutor en Cádiz – a pesar de sus buenos vínculos con Ambrosio O‟Higgins, a quien había conocido en Concepción,… Pronto quiso deshacerse de él y le envió a un colegio católico en Londres”36 Según el mismo autor, las fuentes respecto a la estadía de Bernardo en Londres son escasas, pero se sabe que estudió “inglés, francés, geografía, historia antigua y moderna, música, dibujo y manejo en armas”37. Es aquí en Londres donde se terminaría por concretar una relación intelectual entre Miranda y Bernardo O‟Higgins. Sería bueno mencionar algunos antecedentes sobre Miranda y porque puede ser considerado como uno de los padres intelectuales de la emancipación de América. Francisco de Miranda, nacido en el año de 1750, en Caracas, fue un gran seguidor de ilustrados franceses, participó militarmente en la revolución francesa, por lo cual recibió el título de héroe de la revolución. En 1798 fue deportado por el Directorio Francés, llegando a Inglaterra en donde intentó tener conversaciones con el gobierno inglés para apoyar la causa de liberación de América 38. El apoyo por parte de Inglaterra no existió, por tanto Miranda se dedicó a captar jóvenes para instruirlos en las ideas revolucionaras, con este objeto creo las logias de Lautaro. Sobre esta fase en la vida de Miranda, el mismo Bernardo O‟Higgins nos relata (en un texto escrito en tercera persona): “El general Miranda se contrae exclusivamente a buscarlos (jóvenes) para instruirlos y probarlos en el gusto del dulce fruto del árbol de la libertad. Elige entre ellos a su más predilecto discípulo, a O‟Higgins, que para su educación había sido mandando por su padre a una Academia de Inglaterra a los 14 años de edad.”39 Esta labor de captar jóvenes y nutrirlos con nuevas ideologías, llego a variados jóvenes, pero en palabras del mismo Bernardo O‟Higgins, el se consideraba el discípulo predilecto de Miranda, de ahí que no se pueda pasar por alto esta influencia

36

Fernando Arreu Corominas. “El diputado Bernardo O‟Higgins, en el congreso de 1811”, Editorial Maval Ltda. Santiago de Chile, 2009, pp. 31 37 Fernando Arreu Corominas. “El diputado Bernardo O‟Higgins, en el congreso de 1811”, Editorial Maval Ltda. Santiago de Chile, 2009, pp. 32 38 Fernando Arreu Corominas. “El diputado Bernardo O‟Higgins, en el congreso de 1811”, Editorial Maval Ltda. Santiago de Chile, 2009, pp 31-32 39 Fernando Arreu Corominas. “El diputado Bernardo O‟Higgins, en el congreso de 1811”, Editorial Maval Ltda. Santiago de Chile, 2009, pp 33 En. Archivo Nacional, op. cit. Tomo I, pp. 26-29.

31


que intentare ejemplificar a continuación. En la carta a los españoles-Americanos, de 1791, Miranda dice: “bajo cualquier aspecto que sea considerada nuestra dependencia de España, se verá que todos nuestros deberes nos obligan a terminarla. Lo debemos por reconocimiento a nuestros antepasados que no prodigaron su sangre y sus sudores para que el escenario de su gloria o de sus trabajos devinieran en este de nuestra miserable servidumbre”40, idea muy similar se encuentra en un documento ya revisado: “Las valientes tribus de Arauco… prodigaron su sangre por más de tres centurias defendiendo su libertad”41, en ambos textos existe una exaltación a la sangre entregada en años de dominio español, y en respuesta a esta entrega o sacrificio de quien la entregan, se justifica la libertad. En ambos casos es compartida una radiografía sobre los años de dominio español, hacia América. Miranda, dijo: “Aquel gobierno malvado, celoso y exclusivista, que vigila sus colonias como un tirano asiático vigila su desarrollo”42, mientras tanto Bernardo O‟Higgins, hacía declaraciones como la siguiente: “la corrupción y la ignorancia engendradas durante tres siglos por la mala administración de un Gobierno corrompido & ignorante”43. En la época existe una forma más menos generalizada de promover los ideales de la ilustración, pero una de las más exclusivas e iniciadas en Europa por Miranda, son las Logias, espacio físico-privado, en el cual un grupo cerrado de personas discute distintos temas y problemáticas políticas, desde una óptica ilustrada. El mismo Bernardo O‟Higgins, participó en Londres de las Logias de Lautaro, pero una vez en Chile, continuo con esta misma forma de difusión de ideas políticas. A la vuelta de Bernardo O‟Higgins a Chile, hizo amistad con José Antonio Prieto, un abogado penquista, de ideas ilustradas, de esta amistad nació un grupo de personas con ideas políticas claras, las ilustradas. Estos se reunían en casa de José Antonio Prieto, y con el tiempo se sumaron más personas como: Manuel Bulnes Quevedo, Venancio Escanilla, Francisco Calderón, José Antonio Fernández Barriga y José de la Cruz. Este grupo es el fundador del “club” de Prieto. A este grupo posteriormente se le unirían nuevos miembros como: Luis de la Cruz, alcalde de Concepción, Fernando Urízar, José Urrutia, Antonio 40

Fernando Arreu Corominas. “El diputado Bernardo O‟Higgins, en el congreso de 1811”, Editorial Maval Ltda. Santiago de Chile, 2009, pp 36, En Miranda, Francisco. “Carta a los españolesamericanos”. En Archivo del General Miranda. Negociaciones 1770-1810, T. XV, pp. 322-342 (en francés). Tipografía Americana, Caracas, 1938. p. 339 41 Carta a Arauco 42 Simon Collier, “Ideas Políticas de la Independencia Chilena”, Editorial Andres Bello, 1977, pp 184 43 Simon Collier, “Ideas Políticas de la Independencia Chilena”, Editorial Andres Bello, 1977, pp 185

32


Mendiburu, Pedro Ramón Arriagada, Ramón Freire Serrano, Miguel Zañartu Santa María y Diego José Benavente, este grupo sería conocido como “los duendes verdes” y posteriormente como el “club de la revolución”44. Es así como medio de difusión de ideas políticas, naciente hace pocos años atrás en Europa, llegaba a Chile, en las cercanías de Concepción. Cuando tratamos el tema de la fuente de los ideales políticos de Bernardo O‟Higgins, esta demás mencionar libros ilustrados, como el “contrato social”, o “sentido común”, estos tenían una alta difusión en Europa, y en Inglaterra aun más, por tanto aquí se obvio esa lectura. Se intentó demostrar a grandes rasgos cuales fueron los grandes ejemplos a seguir o agentes de inspiración para la posterior búsqueda o correcta recepción de los ideales ilustrados, y esos fueron los mencionados: Ambrosio O‟Higgins, un modelo de buena administración y Miranda, modelo revolucionario, portador de los nuevos ideales. Es así como en Bernardo O‟Higgins, se genera un juego entre estas dos influencias, por un lado una rígida administrativamente, claramente monárquica y otra igualmente rígida, pero con ideas totalmente distintas, como las ilustrada. Bernardo O‟Higgins llevara durante gran parte de su vida esta dualidad de dos modelos pragmáticos.

El Gobierno de un hombre ilustrado Bernardo O‟Higgins, fue claramente un hombre Ilustrado. Estudió en España y Londres, se nutrió de las nuevas ideas revolucionaras, y siguió las ideas Miranda. Se podría pensar que un gobierno de Bernardo O‟Higgins, sería un gobierno plenamente ilustrado, que entregaría una constitución a forma de pacto social, que la soberanía recaería en el pueblo, medidas liberales para la economía. Sin Embargo, estas no fueron completamente ilustradas o cuando menos la forma no lo fue. Las reformas que llevó a cabo, fueron impuestas de forma energética, sin tener mayormente en cuenta a la Aristocracia, y en el plano económico no existieron prácticamente grandes reformas, las políticas liberales pudieron ser algo esperable, pero la forma no fue tal. En palabras de Eduardo Cavieres: “A comienzos de la vida independiente de Chile, las actividades

44

Fernando Arreu Corominas. “El diputado Bernardo O‟Higgins, en el congreso de 1811”, Editorial Maval Ltda. Santiago de Chile, 2009, pp 24-25

33


mercantiles seguían funcionando casi al mismo nivel que había tenido desde las últimas décadas de los tiempos coloniales. La inexistencia de un sistema bancario, la ausencia de inversiones productivas, el desconocimiento de técnicas de comercio moderno y prácticamente la ausencia de instrumentos de crédito, eran las principales realidades económicas de la época”45. Entonces surge una pregunta, ¿Qué factores hicieron que O‟Higgins no siguiera de forma total, reformas ilustradas, como una república plenamente representativa, con plena participación? Las reformas existen, pero ¿cuál es la razón de ser, de no hacer reformas de forma ilustrada y de no crear un comercio liberal? Son las preguntas que se intentarán responder. Cuando O‟Higgins llega al poder en Chile, en el año 1817, ya era un hombre endurecido por la guerra de independencia, su pragmatismo a la hora de tomar decisiones, había ido en aumento. La idea de crear un gobierno plenamente representativo, había sido pospuesta. El motivo es una radiografía que el mismo Bernardo O‟Higgins, hacía de la sociedad en esos momentos, el estado de anarquía y agitación, estaba en aumento, por lo cual era necesario un gobierno fuerte que devuelva el orden, O‟Higgins, estaba planamente consiente de la necesidad de aplastar todo signo de anarquía.46 Es más, el mismo Bernardo O‟Higgins, le diría a San Martin: “Ese pueblo – el de Chile- requiere palo ciego; es muy revolucionario; pero luego que suena el chicote no hay quien chiste”47. Resulta evidente que el primer freno con el que se encuentra Bernardo O‟Higgins, para implementar una república representativa es el mismo pueblo, este pueblo es visto como revolucionario, una forma de la época para llamar a agitados. Es decir, en vista de un pueblo agitado, no es posible una república representativa. Además para poder tener un Gobierno del tipo representativo, era necesario un pueblo ilustrado, amante de la libertad, es decir un pueblo educado en ideas ilustradas. Bernardo O‟Higgins diría:”

El actual estado de la civilización y de las luces nos descubre bien la necesidad de adelantar o, por mejor decir, plantear de un modo efectivo y suficiente la educación e ilustración. Necesitamos formar hombres de estado, legisladores, economistas, jueces, negociadores, ingenieros, arquitectos, marinos, constructores hidráulicos, maquinistas,

45

Eduardo Cavieres, “La formación y creación de un mercado moderno: comercio y finanzas en Valparaíso”, Valparaíso, Univ. Católica de Valparaíso, Instituto de Historia, 1988, p 103 46 Simon Collier, “Ideas Políticas de la Independencia Chilena”, Editorial Andres Bello, 1977, pp 225-227 47

Simon Collier, “Ideas Políticas de la Independencia Chilena”, Editorial Andres Bello, 1977, pp 227

34


químicos, mineros, artistas, agricultores, comerciantes…”48 En esta frase nos queda de manifiesto que la idea de formar una sociedad ilustrada y moderna, sigue existiendo. El mismo Bernardo O‟Higgins, nos entrega aquí la clave del porque la sociedad Chilena no puede tener un gobierno ilustrado, y esa es la falta del componente humano ilustradomoderno. No hay gran componente ilustrado, por eso se necesita una mejor educación, no podemos tener una economía liberal, ya que no tenemos los hombres necesarios para hacerlas. La sociedad chilena, además de ser muy revolucionaria, carece de profesionalismo en distintas áreas. El mismo O‟Higgins diría que la educación no se debía limitar a la aristocracia, sino también a la gente pobre49. Para que el punto quede aun más claro, analicemos una carta de 1831, escrita por el mismo Bernardo O‟Higgins: “Una simple ojeada sobre nuestras secciones hasta el primer día grande que dio principio a nuestra feliz revolución, nos presenta demostrablemente hasta la evidencia, que los pueblos no estaban en aptitudes de entrar tan repentinamente en los goces que hasta el presente no han encontrado y que otros más antiguos, más sabios y experimentados en el arte de gobernar apenas han podido alcanzar. … las ventajas de acostumbrar en sus tiernos años a la juventud a una nueva educación que produzca hombres más sensibles, mas amantes de las luces y reconocidos a los que, pasando por una educación costosa, se las traigan desde el antiguo continente y la comuniquen a sus hijos con progresos agigantados” 50.

La revolución de Chile, llegó entonces en un momento en que su pueblo no estaba preparado para entender el cambio que esta frente a ellos, esta sociedad no preparada, es lo que Bernardo O‟Higgins intentó combatir a través de la educación, ya que esta es la que entrega las luces, y como él mismo nos dice, la educación debe de ser entregada en los primeros años de vida de los jóvenes, y esto los hace amantes de las luces. Bernardo O‟Higgins, no implementó un gobierno republicano representativo, pero es por motivo de la circunstancias en las que se encuentra, sus ideales continúan existiendo y esto lo vemos en su carta de despedida al pueblo chileno: “Sea cual fuere el lugar donde á donde llegue, allí estoy con vosotros y con mi cara patria; siempre soy súbdito de ella y vuestro conciudadano… El congreso va a instalarse, y él secundara sus esfuerzos; vuestra docilidad los hará provechosos. Debéis recibir en breve sabias

48

Simon Collier, “Ideas Políticas de la Independencia Chilena”, Editorial Andres Bello, 1977, pp 234-235 Simon Collier, “Ideas Políticas de la Independencia Chilena”, Editorial Andres Bello, 1977, pp 235 50 Fernando Arreu Corominas. “El diputado Bernardo O‟Higgins, en el congreso de 1811”, Editorial Maval Ltda. Santiago de Chile, 2009, pp 50 49

35


instituciones acomodadas al tiempo y a vuestra posición social… Quiera el cielo haceros felices, amantes del orden y obsecuentes al que los dirige…”51. En su exilio Bernardo O‟Higgins continuará trabajando en su patria, esto se demuestra por el hecho de que muchas de las cartas revisadas son posteriores a su exilio. Se hace presente que la sociedad debe recibir instituciones acomodadas a la posición de su pueblo, es decir instituciones acorde al chileno. Es esto lo que Bernardo O‟Higgins intento siempre, hacer dialogar al ideal ilustrado, con la realidad chilena, es aquí donde se aprecia claramente el juego de dos tipos de pragmatismos, el del padre y el de Miranda.

Conclusión

El sentido de este trabajo era buscar las relaciones entre las ideas políticas de Bernardo O‟Higgins y como estas fueron realizadas, también, que ocurrió con ese ideario al momento de implantar determinadas medidas. Bernardo O‟Higgins se vio enfrentado a una fuerte dualidad en la práctica. El pragmatismo monárquico de Ambrosio O‟Higgins, su padre, y el pragmatismo ilustrado de Miranda, su mentor. Desde el juego entre estas dos formas de hacer política salió a flote, en el mismo momento en que la posiciones política de Bernardo O‟Higgins, lo llevó a un rol protagónico en Chile, esta posición ya sea desde que fue parlamentario, a Director Supremo, lo hizo ver la realidad social de Chile de otra manera, y esa realidad hacía imposible en la mentalidad de la época, el implementar toda la gama de ideas que abarca la Ilustración, ya que las reformas de la ilustración, necesitaban de un bagaje cultural fuerte para poder entender las diferencias de fondo entre un sistema absolutista y otro republicano. La percepción de ver a la sociedad como no ilustrado es transversal en toda América. Bernardo O‟Higgins, se vio en la posición de tener que modificar la forma de llevar a cabo todas sus ideas, es por esto que muchas fueron impuestas de forma energética y es por esto que él dice: “Si no quieren llegar a ser felices por su propio empeño, se los hará felices por la fuerza, ¡voto a Dios que han de ser felices!” 52. Aquí esta ejemplificada dos visiones de hacer política. La idea de hacer felices a las personas es de la ilustración, pero la imposición de esta idea a través de un gobierno fuerte y energético, es influencia de su padre. Así es como el contexto de Chile gatilla

51

Carta de despedida al pueblo chileno, Bernardo O‟Higgins, Valparaíso, julio 17 de 1823. Disponible para su descarga en: http://www.memoriachilena.cl/temas/dest.asp?id=despedidaohiggins 52 Simon Collier, “Ideas Políticas de la Independencia Chilena”, Editorial Andrés Bello, 1977, p 232.

36


un forcejeo entre dos influencias políticas, el resultado de esto fue en la práctica muy similar al absolutismo ilustrado, una figura única potente, entrega la luz por imposición a un pueblo sin luz. La figura del Director Supremo, no está muy alejada de un monarca, no es perfecta, pero fue la forma en que Bernardo O‟Higgins, pudo intentar modernizar una sociedad y poner énfasis en la educación para generar con el tiempo una sociedad ilustrada. Juzgar si Bernardo O‟Higgins es un promotor del republicanismo o no, es algo que no tiene buen fin, lo que si podemos sacar como conclusión, es que Bernardo O‟Higgins, o sus actos, son hijos del choque entre sus ideas políticas y su contexto histórico.

37


Fuentes y Bibliografía:

Arreu Corominas, Fernando. “El diputado Bernardo O‟Higgins, en el congreso de 1811”, Editorial Maval Ltda. Santiago de Chile, 2009 Carta de despedida al pueblo chileno, Bernardo O‟Higgins, Valparaíso, julio 17 de

1823.

Disponible

para

su

descarga

en:

http://www.memoriachilena.cl/temas/dest.asp?id=despedidaohiggins Carta a los araucanos, Bernardo O‟Higgins Directos Supremo de Chile, Santiago, sábado 13 de marzo de 1819, se puede ver en versión online, en el siguiente enlace: http://www.movimientoporlaconstituyente.cl/index.php?option=com_content&view=art icle&id=155:carta-de-bernardo-ohiggins&catid=38:documentos-densos&Itemid=70 Cavieres, Eduardo, “La formación y creación de un mercado moderno: comercio y finanzas en Valparaíso”, Valparaíso, Univ. Católica de Valparaíso, Instituto d Historia, 1988 Collier, Simon, “Ideas Políticas de la Independencia Chilena”, Editorial Andrés Bello, 1977 Feliú Cruz, Guillermo. “El pensamiento político de O‟Higgins. Estudio histórico”. Imprenta Universitaria Valenzuela Basterrica y Cía. Santiago de Chile, 1954 Valencia Avaria, Luis. “El pensamiento de O‟Higgins”. Talleres Gráficos Corporación Ltda., Santiago de Chile, 1974

38


La prensa de derecha en Chile y su estrategia política durante la Unidad Popular, 1970-1973. Por Juan Díaz, Alumno Licenciatura en Historia U. de Chile, generación 2014

Introducción Marco teórico: Convencidos de que la libertad de prensa, expresión e información están intrínsecamente ligados a los regímenes democráticos del mundo y en específico, de nuestro país, nos dirigiremos a indagar y a estudiar el rol que cumplió la oligopolítica derechista chilena en la lucha por imponer y expandir a la población, una política marcada por el macabro socavamiento al gobierno de Salvador Allende y la Unidad Popular. Para ello, hubo de crear un exhaustivo trabajo que permitiera a la oposición – mediante la prensa escrita- no sólo deslegitimar al gobierno por sus „malas prácticas políticas‟, sino también a imponer una „caricaturización‟ del gobierno y sus componentes, y alarmar a la población que bajo este reprochable actuar, precipitaban una profunda crisis nacional. Desconocemos en totalidad que haya algún medio de comunicación que transparente la información real de las cosas. Por el contrario, muchos de ellos obedecen a ciertas inclinaciones políticas-económicas con intereses deslegitimadores de uno o el otro lado del centro. Ejemplos hay varios, y hay uno en particular que nos concierne directamente como chilenos: el golpe de Estado a Salvador Allende en 1973, y la ridiculización del Presidente y su comitiva por el poder mediático de la derecha chilena. Por eso, en base a esto último, creemos y entendemos el concepto de „prensa de derecha‟ como la utilitaria política mediante el cual se impuso a la ciudadanía –como uno de los tantos medios de control- un descontento generalizado y eficaz que permitiera deslegitimar el respeto tanto al Estado, como al gobierno de Allende. De 39


hecho, desde antes del gobierno de la Unidad Popular, la prensa de derecha se empeñaba en desacreditar la política socialista que proclamaba en su campaña. Su objetivo: “crear un ambiente adecuado como para que importantes sectores de la ciudadanía acepten la aceleración de una crisis y acepten su desenlace sin experimentar inconsistencias muy marcadas”53. Tanto los medios comunicacionales y la prensa como actor principal, apoyaron a la derecha para acentuar aún más el hostigamiento político, pues ellos eran los dueños de la verdad; una cuya piedra angular se sustentaba en base a agravios e improperios. Asimismo, tanto la mala práctica llevada a cabo por el gobierno de la UP (mencionada anteriormente), como la constante intromisión de Estados Unidos para impedir el avance del socialismo y en especial, del comunismo en Latinoamérica, propiciaron aún más las tensiones internas del país, y su objetivo principal: extirpar el gobierno de la Unidad Popular. Hipótesis: “La prensa escrita de derecha como estrategia deslegitimadora al gobierno de la Unidad Popular, armó un escenario político de crisis en el país generando un ambiente „adecuado‟ para legitimar el acto golpista de 1973”. Objetivo general: -

Analizar el rol de los medios de comunicación de la derecha chilena, específicamente el escrito, como un agente generador y acelerador de una imagen del Gobierno de Salvador Allende en crisis.

Objetivos específicos: -

Demostrar que por sus características políticas, nacionalistas y patrióticas, el sistema de prensa derechista en Chile está lejos de ser una cuestión democrática.

-

Establecer que la prensa derechista en Chile logró en la población la idea de que la condición interna del país era deplorable y estaba sumergida en el caos y el terrorismo.

53

Dooner, Patricio. “La prensa de derecha en Chile 1970-1973 una estrategia desestabilizadora del regimen político”. Santiago de Chile: ICHEH, 1985. Pág. 9

40


Para ello, utilizaremos bibliografías que apoyen la moción y otras fuentes directas a la fecha (1970-1973) que corroboren que los dos objetivos anteriormente expuestos sí se ven escritos explícitamente, tanto en los titulares de diarios, como en el contenido de ellos. Por este motivo, al final de la investigación se adjuntará parte del material recopilado, el cual se constituye de: -

Diario “La Tribuna”, 11 de Diciembre de 1971. Página 3.

-

Diario “La Tribuna”, 7 de julio de 1972. Página 1.

-

Revista “PEC”, n° 391, 5 de marzo de 1971. Página 1.

Presentación del problema: Los medios de comunicación en masas se han convertido a lo largo del tiempo, en piezas fundamentales a la hora de entregar información, entretención, y transmisión de ideas. Estos se han ido configurado como un puente efectivo para la sociabilización de ideologías (mediante los canales de televisión, de radio y de prensa escrita), pues funcionan como aliados estratégicos a la hora de generar influencia sobre la población. En este sentido, es importante mencionar la prensa escrita, con especial énfasis en los periódicos, puesto que cumplen una función preponderante dentro de la lucha de fuerzas, especialmente políticas, lo cual se presentó con ímpetu durante el período de la Unidad Popular en Chile y sus confrontaciones con la oposición, denominada derecha chilena. Es bajo este prisma que dirigiremos el punto central de esta investigación, considerando al periódico como el principal agente de socialización. En aquel escenario de lucha política que se vio manifestada con fuerza luego del ascenso al poder de Salvador Allende el año 1970, se conformó una radicalizada prensa opositora, la cual se sintió parte de la élite y del poder económico de los partidos de derecha. Como contraposición –por naturaleza- a los periódicos oficialistas dirigidos por la izquierda chilena, se encargó de difundir a la población lo que los diarios oficiales ocultaban o, en variadas ocasiones, presentar los errores y malas prácticas de los dirigentes gubernamentales (lo cual no estuvo ausente de falacias y montajes en pos de un deterioro de la imagen del „enemigo‟). De esta manera, los periódicos conformaron un eje central en aquella disputa, puesto que tenían una importante incidencia en la sociedad y en la imagen que ésta crearía sobre sus autoridades. Es decir, cada información entregada en sus páginas fue parte del proceso de formación de una

41


memoria colectiva de la sociedad con respecto al período, por lo que la omisión, la adición y la alteración de la verdad generarían cambios en el resultado del proceso. Es así como entendemos que la prensa no sería tan sólo un artefacto de lucha – tal cual un arma- para las fuerzas políticas en disputa, sino que también un transmisor y generador de memoria. De esta forma, confluirían por lo mínimo, dos influencias dentro de la memoria individual creada por los sujetos, la cual se integra en una estructura mayor como lo es la memoria colectiva. Ambos tipos de memoria estarían dadas por la existencia de una memoria oficial, de la cual Elizabeth Jelin menciona54; y otra memoria, a la que se le denominará como „extraoficial‟55, ergo en el proceso de construcción de una memoria oficial, la prensa oficialista ocupó un rol fundamental. Esto porque se constituyó –y se constituye hasta el día de hoy- como uno de los medios de comunicación más influyente y confiable para las personas. De esta manera, la información que se entregaba y que era recibida por los lectores se creía fehacientemente (producto, además, de que los periódicos extraoficiales aún no tenían una alta difusión, por lo que la contrastación de información no era una práctica habitual) y se instalaba en las memorias individuales de las personas. Pues bien, la prensa de oposición fue el actor contrario en aquel proceso, en el cual las líneas editoriales de diarios como “La Tribuna” o la revista PEC tuvieron una importante incidencia a la hora de maquillar y manipular la información con la finalidad de anular el prestigio del gobierno y deslegitimizarlo, lo que contribuyó al deterioro de la imagen oficial, y una disputa de memorias en los sujetos. Por un lado, se interiorizó la imagen y la memoria generada por la Unidad Popular mediante la prensa oficialista y, por otro, los periódicos de derecha entregaban un panorama distinto, en el cual los defectos de Allende y sus colaboradores se veían realzados con la intención de imponer en las personas ideas negativas de ellos, generando un ataque directo a la memoria impuesta por el oficialismo. De esta manera, podemos observar lo que nos explica Jelin en “Los trabajos de la Memoria” quien nos plantea que a la hora de estudiar la memoria,

54

Sobre este punto, Jelin proclama que al remitirnos al uso de las memoria colectivas, y por ende del pasado como un campo de lucha, permite visualizar las diferentes imposiciones de memoria que buscan que la memoria individual tenga esa presente como una verdad. El Estado por medio del currículum educativo ocupa un lugar importante dentro de nuestra memoria individual, pues es garante de homogenizar a la población y perpetuarse dentro de ella. 55 Concepto al que nosotros daremos alusión a la versión informada por la prensa de derecha. Una memoria impuesta que está presente hasta el día de hoy.

42


nos remitimos a un escenario de luchas políticas donde se enfrentan voces opuestas con el afán de defender su posición y sus convicciones. Los inicios. Durante el gobierno de Salvador Allende –e incluso previo a este-, el aparato publicitario a cargo de los grandes monopolios económicos y burgueses que manejaban el interés político del país, confeccionaron en conjunto el financiamiento e interés político de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), una política de hostigamiento y de freno a la constante propagación y amenaza que representaba el comunismo en el mundo. Por ello cabe preguntarse, ¿cómo incide esta política publicitaria en la memoria individual, y de qué forma se hacía el freno a ideologías que atentaran el „orden nacional? La bautizada „campaña del terror‟ impuesta ya desde 1964, se caracterizó por la invención y el financiamiento de políticas militares coercitivas y coactivas (dependiendo de la situación política de cada país y de cualquier amenaza a implantarse un modelo socialista), y por el control de los medios de comunicación, cuyo fin era crear consciencias –previo y pos a las elecciones- que empañaran el programa de la Unidad Popular. Para ello, estos agentes comunicacionales desempañaron un papel preponderante en la propagación de ciertas ideas que formaban un criterio pro o contra la administración allendista. Tanto la televisión, como radio y la prensa escrita apoyaron la moción y el interés de la derecha chilena, siendo estos los principales agentes de socialización: el objetivo de la información manipulada y divulgada debía desempeñar el fin de desacreditar las acciones de la UP e imponer una hecatombe política, económica y social; un escenario en crisis que permitiera y „naturalizara‟ a la ciudadanía el acto de un posible acto golpista. Para Juan Rojo-De la Rosa, “estas formas de organización de la estrategia se dieron con claridad durante los tres años que duró el gobierno del Presidente Salvador Allende”56, tiempo en el que se incentivó la necesidad de un cambio de gobierno por la incapacidad de él y su comité, y por la urgencia de poner orden a la crisis interna que imperaba en su gobierno. El poder de la prensa y el deterioro de la imagen de la autoridad.

56

Rojo-De la Rosa, Juan. “Manipulación de información y conflicto ideológico: Chile 1970-1973”. Nueva Sociedad, 1976. Pág. 70. [En línea: <http://www.nuso.org/upload/articulos/246_1.pdf>] [Revisado: 01 de agosto de 2013]

43


El estado en el que se encontraba el país durante el período de la Unidad Popular propició el aprovechamiento de la prensa derechista y el fortalecimiento de una política comunicacional deslegitimadora, la cual se apoyaba en la supremacía que presentaba la prensa opositora en el ámbito de la difusión. Con respecto a ello, las cifras eran reveladoras57:

De esta manera las portadas, los titulares, las imágenes y las noticias presentadas en los periódicos de derecha, los cuales se ha comprobado que tenían una significante supremacía, se referían principalmente a las falencias presentadas en el gobierno. Si bien aquello formaba parte de la estrategia política de los partidos de la derecha chilena con miras a alcanzar el poder, la información se sostenía en una seguidilla de conflictos sociales que se venían presentando desde aproximadamente 1972, el segundo año de mandato presidencial del Presidente. De esta manera, periódicos como “La Tribuna” o

57

Uribe, Hernán. “Prensa y periodismo político en los años 1960-70”. En: “Morir es la noticia”. CEME. [En línea: <http://www.archivochile.com/Medios_de_Comunicacion/html/text_gen/comutextgen0003.pdf>] [Revisado: 03 de agosto de 2013].

44


“La Prensa” respaldaban su información en lo que efectivamente ocurría en el país, un reconocido conflicto social. Los principales problemas de los cuales la derecha chilena supo aprovecharse fueron los conflictos sociales, que derivaban en su mayoría de la inestabilidad económica que se encontraba el país. En palabras de Hernán Uribe, “el sabotaje económico, el desabastecimiento deliberado por los productores y un virtual bloqueo financiero internacional, acompañaron una renovada campaña publicitaria ahora perfectamente planificada y provista de abundantes dólares. Los temas en ese campo fueron, entre otros, entregar al público la sensación de desgobierno, descrédito de las autoridades (en primer término, del Presidente), fomento de la violencia, difusión de inexistentes amenazas a los poderes legislativo y judicial y, la mentira mayor, una carencia de libertad de prensa en Chile”58. De esta manera, se evidenciaba un colapso económico dado por complicaciones como el aumento de la deuda externa, la inflación, la quiebra de empresas, la desvalorización del escudo y, fundamentalmente, las altas tasas de desempleo y el desabastecimiento, problema principal al que el gobierno tuvo que responder. Para ello, se decretó una política de precios fijos a los insumos básicos, por lo que la población debía concentrarse en los locales donde se continuaba vendiendo mercadería, acoplándose en largas filas esperando horas para la compra. Cabe mencionar, además, que la población estaba obligada a una compra limitada y condicionada a la filiación de las JAP (Juntas de Abastecimientos y Precios), creadas para la venta de los insumos en los barrios. De esta manera, las familias se vieron con fuertes problemas de abastecimiento y racionamiento, lo que generó la explosión de un potente mercado negro. Aquel problema, considerado como principal durante el gobierno de la Unidad Popular, se vio agravado durante el mes de octubre de 1972, año en el que se presentó uno de los paros nacionales más masivos del período, cuya prolongación fue de 24 días. En él, importantes sectores de la población, como comerciantes, gremios profesionales y organismos estudiantiles, fueron convocados por el gremio de los camioneros a paralizar, los cuales, además, contaban con un importante aliado: los partidos de derecha, principalmente el Partido Nacional. En ésta, se exige a Allende cumplir con las

58

Ibídem.

45


promesas de campaña, entregándole un documento sobre lo que fue denominado como el “Pliego de Peticiones de Chile”. Es aquella la muestra material de lo que venía ocurriendo en el país luego del ascenso de Allende, la misma que desembocó en múltiples manifestaciones sociales en las cuales, incluso, se contó con el apoyo y la paralización de los trabajadores de la minería, dejando al país con un déficit negativo en la producción y venta de su principal recurso económico. El aprovechamiento de aquellos conflictos sociales fue la estrategia principal de la prensa derechista, la cual utilizó recursos visuales y escritos con el fin de “crear un ambiente adecuado como para que importantes sectores de la ciudadanía acepten la aceleración de una crisis y acepten su desenlace sin experimentar consistencias muy marcadas.”59 Los dardos de los periódicos de oposición apuntaron principalmente a concientizar a la población de que un cambio era necesario, y de que la revolución del pueblo en la que insistía Allende había fracasado junto con su proyecto político. Para ello, se comenzó una campaña de ataque al oficialismo, dada principalmente por dos aspectos: a) La intensificación de la imagen de un Chile sumido en la crisis. Para ello, se publicaron noticias que apuntaban al deterioro de la autoridad política y religiosa, a la cual la población miraba con respeto. Y por otro lado, las noticias que apuntaban a la sensibilidad de los sujetos eran recurrentes, las cuales les hacían reflexionar sobre la calidad de vida que estaban sosteniendo durante el período de la UP. b) El implícito llamado a un golpe de estado, producto de la inestabilidad del país y su inevitable desenlace catastrófico. Si las autoridades del gobierno y sus principales personeros ya debían responder a la crisis institucional y política que se vivía, la disminución del apoyo popular los aniquilaría en su proyecto de gobierno. Entendiendo aquello, los periódicos de derecha, especialmente los más radicales (“La Tribuna” y la revista “PEC”), se encargaron de hacer visible la incapacidad y la corrupción en la que estaba sumida el gobierno. Allende, como jefe de gobierno, fue quien se llevó los principales dardos, los cuales

59

Dooner, Patricio. Ob. Cit. Pág. 9.

46


consistieron principalmente en ataques personales. Se apuntó a su conocida fama de bebedor, con titulares como: “Regresó Allende: ¡Tantas botellas sin verlo, Oiga…!”60 o, en casos más extremos, ejemplos como el siguiente: “En el puro Tufo se Afirma Allende”61, titular que se acompañaba por dos polémicos subtítulos: “¡Que renuncie!...”62 “¡Un Millón y Medio de Mujeres! Sepultaron sus Ambiciones de Dictador y Manoseador de las FF.AA.”63 Otra efectiva manera de ataque escrito utilizado por tales periódicos fue la ridiculización del mandatario, utilizando principalmente frases con un contenido sexual implícito. Así, se publicaron ediciones con titulares como: “¡In Fraganti! Allende sorprendido tratando de Meter a Mujer en La Moneda”64. “En Pleno Marruecos se le echó a Perder el Aparato a Allende.”65 El asunto se radicalizó y la difamación al mandatario y su incapacidad para gobernar el país se hizo evidente días antes al golpe, tal como lo evidencia Patricio Dooner en su libro “La prensa Política de Derecha en Chile 1970-1973”, quien nos describe: “En el mes de septiembre de 1973, apareció un artículo titulado “La Renuncia y el Suicidio”. Este era un supuesto análisis astrológico de “un ciudadano nacido el 26 de junio de 1908, a las 2 de la noche en Valparaíso”. Aquí, Allende es acusado de “ambición”, “sed de poder”, “desórdenes psíquicos casi demoníacos”, “inclinación excesiva para las aventuras sentimentales con manifestaciones morbosas y anormales”, etc. Además, se le compara con Kruschev, Robespierrey César Borgia. El artículo concluye señalando que su única salida es el suicidio.”66 Pero las acusaciones a la autoridad política no fueron las únicas. La derecha chilena tenía clara conciencia de la influencia que generaba la Iglesia Católica en los diversos sectores sociales del país. Ante esto, la prensa derechista se aprovecha de la estrecha relación que estaban manteniendo ciertos sectores de la Iglesia con los 60

La Tribuna, 15 de diciembre de 1972, Pág. 1. La Tribuna, 6 de septiembre de 1973, Pág. 1. 62 Ibídem. 63 Ibídem. 64 La Tribuna, 17 de junio de 1972, Pág. 1. 65 La Tribuna, 11 de noviembre de 1972, Pág. 1. 66 La Tribuna, 24 de abril de 1972, Pág. 1. 61

47


dirigentes de partidos de Izquierda. De esta manera, los ataques se formularon de dos maneras: por un lado, se apeló a la religiosidad de los fieles (la cual estaba fuertemente arraigada en la cultura chilena) con titulares como éstos: “Gobierno pretende eliminar por Decreto a la Virgen María”67. “Una ola de indignación causó entre los católicos el anunciado propósito del Gobierno de suprimir a contar del año próximo, las festividades religiosas dedicadas a la Virgen María (8 de diciembre) y de Todos los Santos (1 de noviembre), que los chilenos dedican al recuerdo de sus difuntos con romerías y visitas a los camposantos”. Por otro lado, las autoridades eclesiásticas se ven atacadas producto de su supuesto acercamiento hacia el Gobierno, a partir principalmente de la negativa del Cardenal Raúl Silva Henríquez a ser parte de la oposición debido a que muchos grupos católicos veían en el socialismo la solución a los conflictos sociales. Es por esta razón que el rechazo a la figura del cardenal, principalmente, se manifestó en las páginas de los periódicos de derecha. Los ejemplos más representativos se aprecian en las siguientes publicaciones: “Con gran despliegue propagandístico, los publicistas de la Unidad Popular dieron a conocer el mensaje enviado por el Cardenal Arzobispo de Santiago, Raúl Silva Henríquez, a la Central Única de Trabajadores, al celebrarse el Primero de Mayo. El prelado fue uno de los primeros en llegar al estrado de Plaza Bulnes, „testimoniando así el aprecio y confianza a la Iglesia para con el mundo del trabajo‟. Ahora el cardenal está „en la onda‟ y así como los católicos pueden llamarlo Hermano Cardenal, los marxistas podrán llamarlo „compañero Cardenal‟”68 “Cuando el Cardenal habla de „la mentalidad de ciertos grupos… cada día más marxista y menos cristiana‟, ¿está hablando de él mismo? ¿Cree el Cardenal que su obsecuencia con el Sátrapa de Caribe aumenta o mejora „la vitalidad de la fe, de la esperanza y de la caridad‟ que debe animar el espíritu la mentalidad cristiana…? ¿O tiene razón el diario italiano „Corriere della Sera‟ cuando califica a Silva Henríquez como el „Arzobispo Rojo‟?”69

67

La Tribuna, 11 de diciembre de 1971. Pág. 3. Revista SEPA, 11 de mayo de 1971. Pp. 1 y 4. 69 Revista SEPA, 30 de noviembre al 6 de diciembre de 1971. Pp. 18 y 19. 68

48


49


Otro de los grandes objetivos que perseguía la derecha chilena era despopularizar al gobierno y generar en la población una idea de que sus representantes políticos no cumplían con sus demandas. Asimismo, se comenzaba a instaurar mediante el manejo de la prensa derechista, el sentimiento de una crisis generalizada producida, justamente, por políticas gubernamentales. La atención se concentro, especialmente en uno de los problemas insolubles para el Gobierno de Allende: los problemas de abastecimiento. Aquel fue uno de los puntos que la prensa derechista utilizó de forma más eficaz, aprovechando el descontento de grandes sectores de la población. Así, aquella estrategia se ve reflejada en titulares como: “Los „Éxitos‟ de la UP: Hoy Cesantía; Mañana Racionamiento”70 “Hay que Conversar a Distancia: Se acabó la Pasta de Dientes”71 “Dueñas de Casa desesperadas por el Hambre”72, entre otros. Incentivo al Golpe de Estado y consideraciones finales Para el autor Dooner, “la derecha tenía varias cartas para jugar. Una de ella les permitía, incluso, mantener su imagen democrática; esta era la renuncia o el suicidio de Allende”73. Frente a esta situación, nos encontramos frente a una real dicotomía. Por un lado, la prensa derechista hizo un llamado a la renuncia inmediata del mandatario en forma „democrática‟ y así encubrir su real proyección: el Golpe de Estado, y por otro, la vía que ya todos conocemos, el acto mismo. La prensa logró crear una imagen de crisis nacional en la memoria de la población. Titulares como “Chile Exige Hoy un Nuevo Gobierno”74; “Sólo Falta que Allende le pida al „Compañero‟ que se Vaya. Porque ya lo hizo Chile Entero” 75, atestiguan y corroboran el fin que la derecha chilena buscaba –y logró- en la población: naturalizar el uso de la armas (maquillado en una falsa „democracia‟) y pavimentar el posterior acto golpista. Por otro lado, los titulares se radicalizaron días antes del golpe, utilizando expresiones que contenían un visible mensaje violentista. Ejemplo de ello:

70

Revista PEC, N° 391, 5 de marzo de 1971 Pág. 1. La Tribuna, 24 de junio de 1972. Pág. 17. 72 La Tribuna, 17 de febrero de 1973. Pág. 1. 73 Dooner, Patricio. Ob. Cit. Pág. 47. 74 La Tribuna, 4 de marzo de 1973. Pág. 1. 75 Ibíd. 31 de agosto de 1973. 71

50


“Don Salvador No tiene Salvación. Si hace el Plebiscito se muere. Si no lo hace nos dicen que, también”76. Es importante mencionar algo que notamos a simple vista. En los enunciados anteriores vislumbramos que cada una de ellas son pronunciadas con una mayúscula. Esto –como anteriormente lo dijimos, un mecanismo de control- con el fin de pronunciar y recalcar a la población que como conglomerado, el poder económico y político del país estaba en total desacuerdo con la gobernabilidad democrática del programa UP. No es curioso que la ironía, la blasfemia, el sarcasmo, el insulto, la ridiculización, etc., se impusieran de una forma tan explícita, porque se entiende –y así mismo se ha demostrado en los gráficos anteriores- que estos agentes sociabilizadores (y en especial, el diario) generan memorias y conductas efectivas como el descontento y el prejuicio al gobierno. Ejemplos como este, se encuentran también dentro de la dictadura. Grupos musicales con marcada politización derechista, como los „los huasos quincheros‟ utilizaban (con o sin querer. Nosotros nos inclinamos al primero) temas que tratasen de controlar, manipular y hacer olvidar los pesares del miedo, el trauma, la violencia o las desapariciones constantes hechas por la policía estatal a la población. El caso particular nos remite a pensar en las paradojas de la vida; hombres de buen status social y económico disfrazados de huasos como una forma de ensalzar y exaltar los popular, lo „chileno‟, lo patriótico y lo nacional. Recordemos que uno de los pilares fundamentales de la derecha chilena, es justamente el chovinismo y el arraigo a la „patria‟. Sin embargo, la Nueva Canción chilena (y sus protagonistas, pese a verse en la clandestinidad o el exilio) supo estar presente en la memoria colectiva. Nuestro caso en específico, tiene esa particularidad en cuanto al control. La derecha chilena supo cómo manejar la situación y generar una imagen país que legitimara su levantamiento y la toma –por la fuerza- del poder. Finalmente, es importante dejar en claro que esta, con su marcado carácter hegemónico, macabro, hostigoso, persecutor, etc., lejos de ser „seria‟, „verdadera‟ y „democrática‟, fue siempre su opuesto, una prensa anti-democrática creadora

de

estereotipos y „enemigos‟: ridiculiza e ironiza la imagen de un mandatario y de todo el

76

La Tribuna, 7 de julio de 1972. Pág. 1.

51


sistema burocrĂĄtico que sostiene el orden del paĂ­s, con la Ăşnica finalidad de negar toda su democracia.

52


53


Bibliografía

Diario La Tribuna, Santiago de Chile, 1970 a 1973. Dooner, Patricio. “La prensa de derecha en Chile 1970-1973: una estrategia desestabilizadora del régimen político”. Santiago de Chile: ICHEH, 1985. Dooner, Patricio. “Periodismo y política: la prensa política en Chile: 1970-1973.” Santiago: Editorial Antártica, 1989.

Halbwachs, Maurice. “La memoria colectiva”. España: Prensa Universitaria de Zaragoza, 2004. Jelin, Elizabeth. “El trabajo de la memoria”. España: Siglo XXI, 2002. Navarro, Arturo. “El sistema de prensa en Chile (1973-1984). Santiago: CENECA, 1985. Halbwachs, Maurice. “La memoria colectiva”. España: Prensa Universitaria de Zaragoza, 2004.

Uribe, Hernán. “Prensa y periodismo político en los años 1960-70”. En: “Morir es la noticia”. CEME. [En línea: <http://www.archivochile.com/Medios_de_Comunicacion/html/text_gen/comutextg en0003.pdf>] Revista PEC. Santiago de Chile, 1970 a 1973. Revista PEC. Santiago de Chile, 1970 a 1973.

54


Trasgresión religiosa, repercusión patriarcal Por Dania Sánchez Hernández, Alumna Licenciatura en Historia UNAB, generación 2014.

Frente a las distintas imágenes que podemos crear con respecto a la Colonia en Chile, no hay ninguna más fascinante, intrigante y quizás aterradora como lo es Catalina de los Ríos y Lisperguer, conocida popularmente como la Quintrala, y que de dicha forma se le tratara a lo largo de este trabajo. Esta mujer ha despertado la imaginación de los hombres y la censura de las mujeres, pero, ¿por qué se le odia y se admira a la vez? Tanto las producciones cinematográficas como televisivas nos han brindado la imagen de una mujer malvada, orgullosa y difícil de controlar; que su sola presencia dejaba sin habla al más audaz varón y a la más respetada dama. Y es esta imagen la que deseo analizar: la mujer profana y orgullosa de sí, pero desde un punto de vista tanto religioso como desde el patriarcal, o “machista”, y demostrar que al cometer actos profanos eran, de igual forma, cometerlos contra la sociedad patriarcal. Pero, a la vez que nuestra Quintrala sea “revivida intelectualmente”, existe otra mujer que puede compartir nuestra atención tanto por su inocencia como su protagonismo en un caso de exorcismo: me refiero a la “endemoniada” Carmen Marín, mujer que nos dará una nueva luz sobre las representaciones en el siglo XIX, como lo es la Quintrala para el XVII. Con esto, mi intención es realizar una comparación entre ellas para lograr dar cuenta, al fin, de las pautas de comportamiento y devoción femenina aceptadas en la colonia y su perduración en el tiempo y de qué forma se transgredieron. Es de esta forma que tanto la Quintrala como la endemoniada tenían cosas en común, por ejemplo, en el aspecto religioso: ambas fueron acusadas de forma popular de estar relacionadas con el demonio. Esto es digno de mencionar tanto por los antecedentes que nos da Benjamín Vicuña Mackenna como el presbítero José Raimundo 55


Zisternas. Debemos tomar en cuenta que la sociedad que conformaba la ciudad de Santiago del siglo XVII destacaba por ser muy creyente, o “tan profundamente mística”77 y un pueblito “devoto, crédulo, ocioso i repleto de capellanías”78. Ejemplo de esto es la confesión de Catalina, al momento de redactar su testamento, que no sabía firmar. Mackenna lo señala como parte de la creencia de que las mujeres trocaban la escritura en “arte del diablo”79. Dicha creencia, como lo señala el autor recién citado, forma parte de un cuerpo y una construcción masculina que ha hecho de la mujer un ser supersticioso y muy ligada a la religión. Sin embargo, la figura de la Quintrala es polémica, ya que transgrede algunas normas, como por ejemplo, se nos muestra como una mujer provocativa, erotizada tanto para los caballeros como para los miembros de la Iglesia. En este aspecto, La Quintrala, película de Hugo del Carril (1955)80, también trata de representar este ímpetu sexual hacia un hombre de fe, poniendo en juego el voto de castidad, haciendo de la lujuria, uno de los siete pecados capitales, quizás la expresión máxima del deseo carnal y romper lo establecido por esta mujer. Otro ejemplo gráfico de estas representaciones puede ser la “La Doña”81, emitida hace algunos meses por la señal abierta en nuestro país. Qué mejor manera de dar a conocer la mentalidad que aún mantenemos sobre el siglo XVII; cuando pensamos en la Colonia, sólo vemos sensualidad, honor y religión. En contraste con lo anterior, Carmen Marín se ofrece como una muchacha candorosa, de una inteligencia despejada y corazón bueno82. Nacida en Valparaíso en 1838, al morir sus padres fue enviada al campo, de donde regresó cerca de los 13 años de edad para estudiar en un colegio de monjas. Fue entonces cuando “a medianoche, en sueños, le pareció que estaba peleando con el Diablo”83. Si nuestro apasionado historiador de los Lisperguer se enteró de aquello, puede que se imaginara una vuelta a las creencias propias de la Colonia, que aún mantenía algunos matices de la mentalidad medieval.

77

Vicuña Mackenna, Benjamín, “Los Lisperguer y la Quintrala”, p. 56 Ibíd., p.190 79 Ibíd., p.74 80 Del Carril, Hugo, “La Quintrala”. 81 Sabatini, Vicente, “La Doña”. 82 Zisternas, José Raimundo, “La endemoniada de Santiago. Relación hecha al Señor Arzobispo por este presbítero sobre las observaciones verificadas en una joven que se dice espirituada”, p. 27 83 Ibíd., p. 32 78

56


Es esta mentalidad la que puede haber movido a nuestra Quintrala a ser inhumada con el hábito de San Agustín y ser enterrada en aquella iglesia, además de pagar por las misas para su rescate del purgatorio y dejar la suma de 6.000 pesos para las misas del Señor de la Agonía o Cristo de Mayo. Dejar estipulado en un testamento sumas para las misas a favor del alma propia como también de las almas de aquellos que sufrieron por su culpa ya se usaba en la Edad Media. Es decir, la religión aún da una preocupación para la mujer, que era la que mayor riesgo corría por su alma, sobre todo en la familia Lisperguer, ya que se les considera a ellas culpables de tantas atrocidades, de mantener pactos con el demonio y con brujos. Es solo cosa de revisar a Vicuña Mackenna en su texto sobre los Lisperguer. Encontramos, también dentro del testamento de la Quintrala que declara creer en la Santísima Trinidad y en la Santa Madre Iglesia católica “en cuya fé i creencia he vivido i protesto vivir i morir”84. Sin embargo, ya se mencionó que trató de seducir a un miembro de la Iglesia, y a esto debemos agregar el intento de asesinato hacia el sacerdote don Juan de la Fuente Loarte, y que envió también a matar al sacerdote de La Ligua, como también se le aqueja las torturas hacia sus esclavos… Un verdadero conflicto para la moral cristiana. Los hombres de la Colonia, o los posteriores, pueden haber creado toda esa leyenda tan escalofriante por diversos motivos. Puede que el odio a la familia Lisperguer ayudara a incubar y hacer crecer la leyenda al respecto de las mujeres de esa familia. Tampoco puedo negar los crímenes cometidos por ellas, pero estos tampoco son de exclusiva participación femenina. En consecuencia, podría aventurar que una mujer que quedo sin padres y viuda muy tempranamente despertaba las sospechas de la sociedad, ya que se trataba de una familia de inmensa fortuna y prestigio en la época, y que la Quintrala haya sido la que debía mantener el honor y orgullo de sus apellidos contra aquellos que rivalizaban, en una sociedad donde el hombre es quien dirige los diversos asuntos concernientes a ello, despertara el rechazo social. Pero como aún es temprano para las conclusiones, proseguiré con Carmen para poder llegar a ese fin.

84

Vicuña Mackenna, Benjamín, Op. Cit., p. 238

57


Carmen Marín, para efectos del presente trabajo, es, a la vez que la Quintrala en su época, una excepción de la religión y la sociedad patriarcal. Entre los distintos facultativos que la examinaron antes de su exorcismo final, distingue la siguiente conclusión: “… [La enfermedad] es esencialmente contagios[a] por imitación; y que por lo mismo están expuestas a contraerlas todas las personas, en especial del sexo femenino, que por una necia curiosidad85, o por cualquier otro motivo, concurren a presenciar el penoso estado convulsivo de los enfermos”86 Es decir, aún en el siglo XIX somos testigos de creencias y juicios con respecto a la mujer, y que pueden ser tanto de la razón masculina como de la fe católica, pues el mismo presbítero Zisternas confesó al comienzo de su relación que no creía en tal caso de posesión demoníaca y pensó que era una mentira que Carmen trataba de mantener en el tiempo. A través de ambos casos (la Quintrala y Carmen Marín), los autores (en el caso de Carmen Marín, es Patricio Jara quien lo plantea dentro del prólogo del libro de Zisternas) trataban de dar cuenta de las sociedades de las épocas que se atienden. Si lo tomamos literal, obtenemos una visión de una sociedad dividida entre lo profano y lo sagrado. De esta forma, las transgresiones que Vicuña Mackenna enumeró y la relación de los hechos que el presbítero Zisternas realizó sobre la endemoniada, pueden interpretarse como casos de excepción femenina que invadían en lo sagrado transformándolo en profano, siendo a su vez casos que se consideraron dignos de estudio dentro de la cultura patriarcal. Reitero, de igual forma, la idea de esta sociedad colonial mística, devota, etc., a la que se alude al comienzo reflejada en la Quintrala; no se trata de recalcar un personaje por sobre otro, sino entender que esta representación se construye a través de los personajes que sobresalen de lo común, y que tanto en lo religioso como en lo cultural sirven de ejemplo, ya sea para imitar o no. Sobre la imitación, podemos centrar la familia Lisperguer como una familia religiosa que se podría prestar para ese fin. El que fundaran el convento de San Agustín y que este diera asilo posteriormente a los Lisperguer y sirviera de tumba para ellos,

85 86

La cursiva es mía. Zisterna, José Raimundo, Op. Cit., p. 47

58


permite la conclusión de un doble status para esa familia, y así para otras familias poderosas que participan en fundaciones de capillas, iglesias, etc. Este doble status es social y religioso a la vez, pues demuestra el poder económico del cual se dispone y la devoción a un determinado santo o patrono de una localidad. La mujer ayuda sustancialmente en esto al mantener un constante ir y venir de la iglesia, mantener un oratorio en su casa o encerrarse en un convento de monjas. Carmen Marin en esto siguió parte de aquello: se educó con monjas francesas y durante su juventud fue cuidada por las Hermanas de la Caridad. En suma, nos muestra que aún en la mujer se atiende el cuidado de la religión. De la Colonia al siglo XIX la mujer sigue siendo parte fundamental de la concepción religiosa. Además, desde la Conquista la mujer debía presentar el ideal de la perfecta casada y gobernada87. El ideal religioso católico propiciaba la dependencia y sumisión al hombre, por lo que también nos da la imagen de la mujer abnegada al Señor (entendiéndose en un doble sentido de Dios y del hombre) y sustentadora de la familia, ya sea dando a luz a una nueva generación, como cuidando el honor del hombre dentro de la sociedad. Es de esta forma que si se iba contra la Iglesia, o se cometía algún acto censurado por aquella, significaba también ir contra la sociedad. El ejemplo que puedo agregar a esto es la gran querella que hasta el día de hoy mantiene la mujer: si un hombre tenía varias mujeres era parte de su virilidad y honor, pero si una mujer cambia de pareja rápidamente o se le descubre otra, sufre la condena eclesiástica y social. Es así como el patriarcado mantiene controlada a la mujer. La sumisión viene con los principios cristianos y debe saber cuidarlos, pues se juega su prestigio social y familiar. Benjamín Vicuña nos sirve de referencia para aquello por los diversos juicios de valores que realiza sobre las mujeres Lisperguer, encumbrando a una como santa y otras como almas oscuras y causales del deshonor. Carmen Marin es una proyección de la mujer colonial hacia el siglo XIX, y aunque su único crimen fue llevar al demonio dentro, presentó ante facultativos y sacerdotes un nuevo caso de profanación, para unos de índole social al querer llamar la atención y fingir una enfermedad, y para otros como realmente un caso de endemoniada que iba contra lo sagrado.

87

Zamorano, Paulina, “Mujeres conquistadoras y conquistadas. Las constructoras de un Nuevo Mundo”, en “Historia de las Mujeres en Chile”, p. 78

59


Finalmente, reiterar en la representación de la mujer en la Colonia como devota y sumisa, pero transgresora al momento de desaparecer el hombre como protagonista, pues al ser construida en masculino en aquella época, la mujer siempre se mostrará como lo he señalado.

Bibliografía: Vicuña Mackenna, Benjamín, “Los Lisperguer y la Quintrala”, Valparaíso, Chile, Imprenta del Mercurio, 1877 Zamorano, Paulina, “Mujeres conquistadoras y conquistadas. Las constructoras de un Nuevo Mundo”, en “Historia de las Mujeres en Chile”, editado por Ana María Stuven y Joaquín Fermadois, Chile, Taurus, 2010, Tomo 1 Zisternas, José Raimundo, “La endemoniada de Santiago. Relación hecha al Señor Arzobispo por este presbítero sobre las observaciones verificadas en una joven que se dice espirituada”, Santiago, Chile, Ediciones B, 2010. Otras Fuentes: Del Carril, Hugo, “La Quintrala”, Argentina, Cinematográfica Cinco, 1955. Sabatini, Vicente, “La Doña”, Chile, Chilevisión, 2011

60


Ciclo Documental Este y todos los Lunes de Octubre, se realizará en el Campus Bellavista de la Universidad Andrés Bello el ciclo documental “Testimonios de la Historia Reciente”, buscando un análisis crítico sobre los 40 años del Golpe de Estado. Se realizará a las 18:30 hrs. en el Hemiciclo 3. Quedan todos invitados.

61


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.