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El corrido fronterizo // Armando Hugo Ortiz Guerrero

ATRAVÉS DE ESTE género musical, la lírica popular refleja la evolución en el trato a los mexicanos en Estados Unidos. Investigadores y musicólogos de ambos países han hecho una amplia recopilación y análisis de estos temas. De hecho se plantea la hipótesis de que el corrido —a mediados del siglo XIX— tuvo su génesis en Estados Unidos, entre la población mexicana.

El corrido fronterizo maneja los temas tradicionales de sucesos que conmueven a la población. Los referentes a los méxico-norteamericanos y la migración son muy abundantes, revisaremos algunos ejemplos, aclarando que aunque contienen algunos elementos verídicos, no deben considerarse como fuentes históricas, solo testimoniales.

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Las primeras canciones plasman la situación de los connacionales que quedaron en territorio cercenado, a raíz de los Tratados de Guadalupe Hidalgo, en 1848. En este ciclo destacan dos personajes, a ambos extremos de la frontera: Joaquín Murrieta, El Patrio, sonorense que trabajaba como gambusino en California. Los norteamericanos asesinaron a su hermano y a su esposa, se convirtió en asaltante de camino real, hasta su captura y muerte por los norteamericanos en 1853. Una copla de su corrido dice: “Yo no soy americano/ pero le entiendo al inglés/ Yo lo aprendí con mi hermano/al derecho y al revés/A cualquier americano/ lo hago temblar a mis pies”. Las hazañas y mitos de Murrieta se han recreado en historietas, radionovelas y películas.

Con los Tratados de Guadalupe Hidalgo, las propiedades de la familia de Juan Nepomuceno Cortinas, El Chino, nacido en Tamaulipas en 1824, quedaron divididas por el río Bravo, vivió a ambos lados de la frontera. Luego de intentos fallidos de participar en la política de Texas, organizó en 1859 un destacamento militar para combatir las atrocidades que cometían los norteamericanos contra la población de origen mexicano.

Joaquín, the Mountain Robber 1848

Joaquín, the Mountain Robber 1848

Posteriormente hizo carrera militar y política en nuestro país y ocupó la gubernatura de Tamaulipas. Adquirió gran renombre por sus hazañas.

Su corrido, uno de los más antiguos, lo ensalza: “Ese general Cortinas es muy libre y soberano/ han subido sus honores/ porque salvó un mexicano”. El folclorista Óscar Chávez compuso otro tema alusivo a este personaje, una de sus coplas dice: “Rinches de la madriguera/decían Juan Cortinas se roban la frontera”.

Eulalio González “Piporro”

Eulalio González “Piporro”

Estos corridos primitivos reclaman la inequidad de los Tratados de Guadalupe Hidalgo y la discriminación que se desató. Pero los mexicanos enfrentan a los americanos de igual a igual, en algunos hasta se mofan de ellos, como en el corrido de Kiansas Kansas (1860-1870): “Quinientos novillos eran/ todos grandes y livianos/ y entre treinta americanos/ no los podían embalar. Esos cinco mexicanos/ al momento los echaron/ y los treinta americanos/ se quedaron azorados”. En algunos casos es el reclamo para ser tratados legalmente como norteamericanos, es el caso del méxico texano Gregorio Cortés. En un altercado por defender a su hermano mató a un alguacil en 1901, escapó de ellos en una intrépida persecución a caballo por todo Texas. “Decía Gregorio Cortés/ con su pistola en la mano/ no corran rinches cobardes/ con un solo mexicano”. Se entregó cuando supo que tenían en prisión a sus familiares.

La Ley Seca 1920-1932, y la prohibición de elaborar bebidas alcohólicas en la Unión Americana, generó una buena cantidad de corridos con los contrabandistas mexicanos, los “tequileros” o “bulegas”, (bottle glas), que incursionaban en territorio norteamericano. “Salieron desde Guerrero (Tamaulipas), con tequila y anisado/ el rumbo que estos llevaban/ era San Diego mentado. Si los rinches fueran hombres/ y sus caras asomaran/ también a los tequileros/ otro gallo les cantara”.

Fue la época de los “pateros” que cruzaban el río Bravo, en embarcaciones rústicas y ligeras hechas de jarilla: los “patos”.

Con la derogación de la Ley Seca en 1932, los contrabandistas mexicanos dejaron el tráfico de bebidas alcohólicas introduciendo drogas, en principio mariguana y cocaína. Persiste este trasiego en nuestro siglo, generando infinidad de corridos.

Unos hablan del transporte del contrabando hasta la frontera: “Con destino a Matamoros salieron muy de mañana/ y traían un cargamento de purita mariguana. Venían en su camioneta una camioneta azul/ todos venían procedentes desde Tuxpan Veracruz” (La Camioneta Azul).

Otros del traslado ya en territorio gringo “Llegaron a San Antonio sin ninguna novedad/ y se fueron derechito a la calle Navidad. Dos mil ochocientos pesos les pagó don Nicanor/ y le entregaron la carga/ eso sí de la mejor” (Carga Blanca).

La migración de mexicanos hacia la Unión Americana no fue numerosa en el siglo XIX. Tal vez en la etapa más cruenta de la Revolución Mexicana escaparon de manera temporal, como refugiados de guerra. La frontera aún era permeable y no implicaba gran dificultad el cruce.

En el siglo XX el desplazamiento de la población rural se dio a ciudades que iban en crecimiento: México, Guadalajara, Monterrey, entre las más importantes; iniciaba el cambio de perfil rural a urbano de nuestro país.

La migración de forma masiva a Estados Unidos se presentó con el programa binacional de braceros 1942-1964, para utilizar la mano de obra mexicana en la agricultura, por temporadas, durante la Segunda Guerra Mundial y la de Corea. El programa facilitó el desplazamiento a poblaciones muy al norte de la Unión Americana. Los requisitos mínimos para enrolarse propiciaban que hasta los varones de las grandes ciudades se inscribían. El trabajo era extenuante, pero los salarios mucho más altos que en nuestro país. Al concluir su permiso de estancia, miles de braceros buscaron la residencia definitiva o la nacionalidad norteamericana.

La migración temporal legal de braceros propició la ilegal, aprovechando que la frontera aún seguía porosa. Los contrabandistas encontraron una nueva mercancía, la humana, sobre todo con gente que venía del centro de la república, buscando cruzar la frontera. Fue la época de los polleros.

Esta situación quedó plasmada en canciones como La Balada del Bracero, de Rubén Méndez, grabada en la ciudad de México en 1953 “Cuando yo me fui pal norte me pelé por California yo no tenía cartilla ni pasaporte/ y ninguna palanca en emigración/ pero me pelé con resolución… ¡Ay qué triste es la vida/ qué triste vida la del bracero/ ay, cuánta decepción cuánta desolación”.

Chulas Fronteras, tema grabado por Lalo González, Piporro, en 1957, da una visión menos dramática: “Antes iba al otro lado escondido de la gente pues pasaba de mojado/ ahora tengo mis papeles estoy dentro de la ley/ tomo whisky o la tequila hasta en medio del highway”. Piporro incluye un diálogo cómico entre el oficial americano, ingenuo, y el norteño pícaro. Por otro frente surgen, en la segunda mitad del siglo XX, corridos que testimonian la lucha de los trabajadores agrícolas por mejorar las condiciones laborales. En México no fueron muy populares, pero sí en la Unión Americana.

“La cárcel de Río Grande/ de acero son sus barandales/ encierran a los huelguistas por causa de sus ideales/ Nosotros lo que pedimos/ es tener un buen contrato/ pa que se haga la unión/ y no trabajen barato” (La Cárcel de Río Grande).

Al considerar el gobierno norteamericano la frontera como cuestión de seguridad nacional, se endureció su vigilancia. Por un lado se utilizó tecnología militar de avanzada para detectar los cruces clandestinos, y las redadas de la Migra en los centros laborales en pos de indocumentados, se hizo más feroz.

En las postrimerías del siglo XX los Tigres del Norte se convirtieron en los principales difusores de estos temas, la canción más conocida es La Jaula de Oro. “De que me sirve el dinero/ si estoy como prisionero/ dentro de esta gran prisión./ Cuando me acuerdo hasta lloro/ y aunque la jaula sea de oro/ no deja de ser prisión”.

La temática más recurrente en los últimos tiempos es el cruce de la frontera, por rutas inhóspitas, que se convirtió en un desafío a muerte. Otro tema que tomó protagonismo en los corridos fue el flujo de emigrantes originarios de Centro América, uno de los más emblemáticos fue Mojado tres veces, grabada en 1988: “Son tres fronteras las que tuve que cruzar/ por tres países anduve indocumentado/ tres veces tuve que arriesgar/ por eso dicen que soy tres veces mojado”. Alude a al cruce de Honduras, Guatemala y México.

Grupo musical, Los Tigres del Norte

Grupo musical, Los Tigres del Norte

Este repaso a grosso modo, por el folclore musical de la frontera méxicoamericana, muestra que, a más de siglo y medio de la firma de los Tratados de Guadalupe Hidalgo de 1848, persiste la discriminación contra la gente de origen mexicano, por parte de los sajones. En parte por la idea de superioridad racial, pero también por recelo.

Los emigrantes de latitudes lejanas llegan a la Unión Americana con su bagaje de patrimonio intangible, historia y tradiciones. Muchos migrantes mexicanos consideran la frontera como territorio suyo. Guardan en su imaginario la injusta pérdida del siglo XIX.

Como reza el corrido de Joaquín Murrieta: “De México es California/ porque Dios así lo quiso”. Tal vez a eso se deba el recelo mutuo, una cicatriz que parece no cerrar.

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Índice de ilustración

Pág. 55 Heinrich Nahl, Charles Christian (“Joaquin, the Mountain Robber” 1848) Wikipedia, Fotografía tomada de https://es.wikipedia.org

Pág. 56 García, Saúl (Junio 2017) Fotografía tomada de http://mexicolindoyquerido.com.mx

Pág. 57 Mundo Películas (2018) Fotografía tomada de https://www.mundopeliculas.tv/2018/08/02/ rolling-stone-elige-la-jaula-de-oro-como-1-de-las50-mejores-de-latino-america/