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ESPECIAL RSE

Por Arturo Castro Barrantes

RSE EN LA NUEVA NORMALIDAD

Hacer lo correcto paga bien

Los programas estructurados de responsabilidad social empresarial permiten, más que nunca, lograr la sostenibilidad de las compañías ante un panorama incierto. La pandemia así lo demostró.

Ser buenos es el único camino posible.

La pandemia ocasionada por el COVID-19 revaloró, justificó y fortaleció el rol imprescindible que juegan los planes de responsabilidad social empresarial (RSE) dentro de las empresas y en las comunidades en que se desarrollan.

Muchas compañías demostraron con sus decisiones que las buenas acciones en tiempos de emergencia ayudan a sus empresas a sobrevivir. Ante la opción de despedir personal por la disminución de sus operaciones, algunas compañías decidieron reducir las jornadas laborales y, consecuentemente, sus salarios, para mantener a su equipo completo y evitar que las familias de sus colaboradores se quedaran sin fuentes de ingreso y sustento. Otras realizaron donaciones, ajustaron sus productos a precios más cómodos para los consumidores. Lo importante es que en medio de la tormenta, utilizaron su ingenio adaptado a sus características específicas para evitar que su barco se hundiera y sus tripulantes lo hicieran con él.

“La pandemia llegó a agudizar problemas sistémicos que ya existían en nuestro modelo de desarrollo. Más allá de la emergencia sanitaria, hoy sabemos los enormes efectos sociales y económicos que está provocando y que continuarán durante los próximos años. Por lo tanto, debemos dejar atrás a la vieja normalidad. Debemos reconstruirnos mejor, bajo un modelo más sostenible e inclusivo. Ahora más que nunca, la sostenibilidad es imprescindible para las empresas, va mucho más allá de acciones aisladas y debe formar parte integral del modelo de negocio de las compañías”, asegura Pablo Rojas, asesor regional en Cambio Climático de la Agencia de Cooperación Alemana para el Desarrollo (GIZ).

María Gómez Tristán, socia en Riesgo Estratégico y Sostenibilidad de Deloitte, afirmó que la pandemia ocasionada por el COVID-19 viene a ser un punto de inflexión en temas de RSE. La experta asegura que la tendencia apunta a que las empresas sostenibles, que a su vez han venido incorporando estrategias internas de RSE, han tenido mayor capacidad de adaptación y mejor respuesta ante los cambios ocurridos como consecuencia del COVID-19.

“La pandemia nos pone como sociedad en un punto de inflexión hacia un nuevo paradigma donde las empresas requieren incorporar la sostenibilidad dentro de su ADN de manera integral y transversal, donde los directores estén comprometidos con estos temas y, a su vez, sean desarrollados por todo el entorno organizacional”, asegura Gómez.

“EN ESE SENTIDO, SI ANTES LAS EMPRESAS CARECÍAN DE ESTRATEGIAS DE SOSTENIBILIDAD Y MEDIDAS DE REDUCCIÓN DE RIESGO, AHORA ES FUNDAMENTAL QUE LAS TENGAN”, KAREN WANTLAND, DIRECTORA DE ESTRATEGIA3

Karen Wantland, directora de estrategia3, firma de consultoría especializada en sostenibilidad corporativa, asegura que la pandemia evidenció la importancia que debe tener para una empresa relacionarse con sus grupos de interés.

“Aquellas compañías que mantenían un diálogo con sus grupos de interés lograron sobrellevar mejor las crisis de las cuarentenas y consolidar las relaciones con sus clientes, proveedores y distribuidores, entre otros. Una de las lecciones más importantes que está dejando la pandemia es que todos los temas son importantes y que, por lo tanto, debemos buscar la integralidad. En la pandemia, nos percatamos de que tanto la salud como la economía son importantes y que ambos se complementan. En nuestros países, algunas veces se habla de desarrollo social o desarrollo económico pero, en realidad, ambos van de la mano si se trabaja en coherencia eintegralidad”, asegura Wantland. La experta dice que muchas compañías que estaban enfocadas hacia afuera empezaron a ver hacia adentro “que es en realidad lo que se debe hacer” y volcaron algunas iniciativas externas hacia sus trabajadores para procurar mantener su empleo y apoyar psicosocialmente a sus trabajadores, entre otras cosas.

“Aunque algunas compañías ya hablaban sobre la calidad de vida del trabajador y tenían opciones como el teletrabajo, tickets de emergencia para ausentarse, entre otras, la pandemia hizo que muchos se ajustaran a esta ‘nueva tendencia’, en donde la confianza es imprescindible y el apoyo psicosocial al trabajador es fundamental”, dice Wantland.

La pandemia ocasionada por el COVID-19 revaloró, justificó y fortaleció el rol imprescindible de los planes de responsabilidad social empresarial.

La pandemia ocasionada por el COVID-19 revaloró, justificó y fortaleció el rol imprescindible de los planes de responsabilidad social empresarial.

RSE: imprescindible para salir adelante

De acuerdo con Pablo Rojas, la RSE y la sostenibilidad están altamente relacionadas con una correcta gestión de riesgos ambientales y sociales.

“Las empresas cuyos modelos de negocio integren principios de sostenibilidad son, por definición, empresas más resilientes. El COVID-19 ha desnudado lo frágil que era nuestro tejido empresarial y social. La recuperación después del COVID debe tener en su centro un enfoque holístico que incluya tanto la rentabilidad financiera, como un adecuado desempeño económico, social y ambiental”, dice el experto.

Rojas afirma que las empresas que entiendan e incorporen los principios de la sostenibilidad en sus modelos de negocio crecerán más y lo harán de manera más resiliente.

“Las compañías deben ser buenas ciudadanas corporativas, tanto con la sociedad, como con el ambiente. Una empresa exitosa es incapaz de funcionar en una sociedad fracasada o en un ambiente decaído”, dice Rojas.

De acuerdo con María Gómez, las estrategias de RSE contribuyen a construir una sociedad menos desigual y esas acciones vienen a aportar valor a una sociedad más justa, equitativa e inclusiva, en la cual los impactos ambientales, sociales y económicos se mitigan mediante acciones concretas, las cuales a su vez son medibles, verificables y trazables, generando una transparencia en las operaciones de las empresas lo que disminuye los riesgos asociados a temas sociales, ambientales y de gobierno corporativo (ASG), generando una continuidad a mediano y largo plazo disminuyendo efectos negativos en la reputación organizacional.

“La economía lineal y su modo de producción ha generado muchas otras afectaciones, a tal grado que hemos sobrepasado los límites planetarios. Hoy estamos impactando un 50% más de las capacidades de recuperación del planeta, donde el 84% de las especies salvajes se han perdido como consecuencia de la humanidad. Por lo tanto, las empresas, en el camino de la recuperación económica crecerán más y lo harán más rápido, si son más responsables, ya que el cambio hacia modelos económicos y sociales sostenibles de la mano con una economía circular y colaborativa son un imperativo actual. Las nuevas empresas deben incorporar desde su origen los Objetivos de Desarrollo Sostenible dentro de su estrategia de negocio con objetivos de medición y gestión de aquellos indicadores que tengan sentido dentro de su tipo de industria o servicios, con el objetivo de que las acciones en RSE tengan coherencia y puedan mantenerse en el mediano y largo plazo”, dice la representante de Deloitte.

De acuerdo con Pablo Rojas, las empresas cuyos modelos de negocio integren principios de sostenibilidad son, por definición, más resilientes.

De acuerdo con Pablo Rojas, las empresas cuyos modelos de negocio integren principios de sostenibilidad son, por definición, más resilientes.

Wantland asegura que una empresa responsable tiene mayor posibilidad de recuperación porque utiliza, entre otras cosas, cautelosamente sus recursos. “En las crisis generadas por las cuarentenas de las pandemias, vimos cómo empresas consolidadas estuvieron en apuros por carecer de flujo de caja y de una relación estrecha con sus proveedores. Como un padre de familia, una empresa responsable resguarda recursos para períodos de crisis. Es así como la visión debe ser crecer más rápido, ser coherentes y crecer mejor y sosteniblemente”.

La directora de estrategia3 afirma que las empresas que crecen mejor, haciendo el bien a sus grupos de interés, siendo coherentes y con una visión de largo plazo, serán las líderes de los mercados.

“Creo que hay que cambiar la visión y enfocarnos además de ‘solo crecer’, en ‘ser mejores’. Como dice el slogan de las Empresas B (Benefit Corporations); actualmente necesitamos además de las mejores empresas del mundo, las mejores PARA el mundo”, dice Wantland.

CONVENZA A LOS ACCIONISTAS DE MANTENER ACCIONES DE RSE CON ESTADOS FINANCIEROS EN ROJO

Pablo Rojas

Asesor regional en Cambio Climático de la Agencia de Cooperación Alemana para el Desarrollo (GIZ).

“Todo depende del enfoque que se dé y de los indicadores que se utilicen. Si se usan razones financie as tradicionales y de corto plazo, podría ser que un enfoque en la sostenibilidad provoque números negativos. Sin embargo, análisis costo-beneficios a mediano y largo plazo, considerando además elementos de gestión de riesgos, continuidad de negocio, diferenciación de mercado, entre otros, permitirán llegar a conclusiones más robustas. Es un mito que la sostenibilidad sale más cara. Por mucho tiempo hemos tomado decisiones con indicadores inadecuados. Prueba de ello es que los mismos organismos de banca multilateral, instituciones financie as de segundo piso y similares son quienes más están presionando para que el sistema financiero cambie de enfoque, pues los análisis concluyen que considerar riesgos ambientales, sociales y económicos es, además de mejor para todos, una decisión de negocio más inteligente”.

María Gómez Tristán

Asocia en Riesgo Estratégico y Sostenibilidad de Deloitte.

“La identificación y análisis de riesgos alineados a temas ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG), tanto adentro de las organizaciones como en sus cadenas de suministro, y la posible afectación hacia las partes interesadas como primer paso, fortalece la necesidad de mantener acciones de RSE y sostenibilidad en las empresas. La gestión de estos riesgos donde se pueden incluir las emisiones de gases de efecto invernadero, de los residuos y del consumo hídrico, así como temas de inclusión y diversidad, impacto en comunidades, cumplimiento regulatorio como también la transparencia, sistemas de seguridad informática y estructuras organizacionales, son evaluadas cada vez más por los accionistas, quienes decidirán invertir en empresas que alcancen una inteligencia en riesgos, lo que se traduce a su vez en un buen manejo de crisis. Por otra parte, aunque los estados financieros pueden arrojar números negativos, la inversión en temas de RSE, gestión de riesgos ASG y sostenibilidad generan transparencia, rendición de cuentas voluntarias y valor diferenciador, así como una mejor reputación y credibilidad en sus procesos. Adicionalmente, la incorporación de estrategias de RSE y sostenibilidad, así como la gestión de riesgos ASG son herramientas que aportan capacidad de prevención y de adaptación ante disrupciones ambientales, sociales y a largo plazo”.

Karen Wantland

Directora de estrategia3.

“La pandemia demostró que el mundo está interconectado y que lo que sucede en otro lugar me afecta, que si me vecino está enfermo, yo me puedo contagiar. Las empresas son motores de cambio que pueden mejorar nuestro mundo. Los accionistas que estén preparados se preguntarán si quieren dejar un mundo mejor o uno peor para sus hijos, cuál será su legado, su propósito”.