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REPORTAJE

Por Angie López Arias

COVID-19 impone más retos para cuidar al ambiente

El Día Internacional de la Madre Tierra es una oportunidad para recordar que la protección del medio ambiente requiere acciones permanentes de la población, más legislación y compromiso de los gobiernos.

La desaceleración económica que impuso de golpe el COVID-19 significó un respiro para el planeta, sin embargo, este fue temporal pues, a la vez, la pandemia trajo consigo otras situaciones que ahora representan más retos y desafíos en la protección del medio ambiente.

Debido a las fuertes medidas para combatir al virus, como el confinamiento total y el cierre de fronteras que implicaron un freno para el transporte terrestre y aéreo, se registró la mayor caída en la emisión de CO 2 de la que se tenga registro, tanto así que la NASA detectó desde el espacio esa disminución de gases en la atmósfera.

Todo ello fue positivo, pero pasajero. Hoy el mundo continúa lidiando con el virus pero también con prácticas poco amigables en las que se había avanzado mucho para erradicarlas, como el aumento en el consumo de materiales como el plásticode un solo uso. Además, las mascarillas desechables y los guantes constituyen un enorme problema.

Es por ello que el 22 de abril, Día Internacional de la Madre Tierra, más que una celebración es una oportunidad para concientizar a la población sobre la urgencia de realizar acciones responsables y es, también, un llamado a las empresas a innovar en favor de la sostenibilidad y a los gobiernos para mayor compromiso.

“Tenemos muchos retos y muchas cosas que hacer. El ecosistema Tierra está sumamente degradado y los países del istmo centroamericano entendemos más esa realidad, unos más afectados que otros, pero hay temas comunes que nos afectan como la deforestación, la contaminación por agrotóxicos, los impactos del cambio climático, eso lo estamos sufriendo todos”, detalla Luis González, de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES).

CREO QUE LA PANDEMIA Y LAS CUARENTENAS NOS HAN DEMOSTRADO QUE EL RESTO DE LAS ESPECIES DEL PLANETA PUEDE VIVIR TRANQUILAMENTE SIN LOS HUMANOS, KAREN WANTLAND

Retroceso

González comenta que a nivel global, aunque las emisiones de gases de efecto invernadero disminuyeron durante la pandemia y los animales recobraron su espacio perdido durante el confinamiento de los humanos, a nivel local, como en El Salvador, surgieron algunas amenazas.

“Quienes históricamente han hecho protección y cuido ambiental estuvieron encerrados o en otras labores de atención de la emergencia, contrario a los degradadores ambientales que más bien se aprovecharon de la situación al tener menos fiscalización”, explica.

Aunado a ello, en el regreso a la nueva normalidad se contempla poco el tema ambiental, por lo que la reactivación económica sin prever ese factor podría conllevar a impactos más graves de los que antes se tenían en el mundo. “Ni siquiera se ha pensado en cómo hacer el manejo adecuado de los desechos hospitalarios como las mascarillas. Hay fotos de animales con mascarillas en el cuello, en el pico. En algunos lugares en los que se había llegado a cero el consumo de plástico hoy experimentan un retroceso porque han retornado a él”, recalca.

Equilibrio

Karen Wantland, experta en desarrollo sostenible y directora general de Estrategia 3, de Guatemala, comenta que más que sopesar el beneficio ambiental por la desaceleración económica se debe busca el equilibrio entre ambas y comenzar a producir productos que tengan un menor impacto negativo.

“Debemos encontrar el equilibrio y dejar de pensar en el corto plazo y tener una visión más de largo plazo. La economía es igual de importante que el ambiente entonces debemos encontrar la manera de que ambos ejes trabajen de la mano porque “sin planeta, ni hay negocio, ni vida” y nos estamos “envenenando” a nosotros mismos”, afirma.

Para Wantland es urgente migrar de productos de menor impacto ambiental a productos que realmente generen bienestar económico, social y ambiental, pues al paso que vamos es insuficiente solo reducir el impacto, aunque sigue siendo importante, pero la clave está en realmente producir soluciones medio ambientales.

La economía circular es uno de los modelos de producción y consumo innovadores y beneficiosos para el medio ambiente, ya que busca reducir los residuos al mínimo. Esta estrategia propone utilizar materiales tantas veces sea posible para así extender el ciclo de vida de los productos.

“La economía circular va de la mano con la innovación. De esta manera, podemos ir cerrando “loops” y producir productos de menor impacto ambiental. Además, la economía circular invita a que pensemos en la cooperación, es así como pueden surgir alianzas entre empresas de un mismo sector, de diferente sector y entre empresas y organizaciones”, agrega.

CONCIENTIZAR

El 22 de abril del 2009, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra, con el objetivo de crear conciencia en los gobiernos sobre la importancia de proteger el medio ambiente, hacer frente al cambio climático y fortalecer el movimiento ambiental en todo el mundo.

Este día también busca también concientizar a todas y todos los habitantes del planeta, respecto a los problemas que afectan a la Tierra y las diferentes formas de vida que se desarrollan en ella, a fin de que cada uno, desde su espacio, haga lo propio por cuidarla.

Entre los antecedentes de la fecha está la férrea lucha del senador estadounidense Gaylord Nelson para promover la creación de una Agencia de Protección Medioambiental de los Estados Unidos. Para ello promovió, junto con el activista Denis Hayer, una multitudinaria protesta el 22 de abril de 1970.

¿QUÉ HACER?

La responsabilidad de cuidar el ambiente está en las manos de cada persona. Con pequeñas acciones es posible lograr grandes cambios, así como de las empresas y gobiernos.

• Población:

- Modificar los hábitos de consumo.

- Optar por productos ambientalmente más conscientes. Si aumenta la demanda crecerá la producción de ellos.

• Gobiernos:

- Crear más políticas ambientales y velar por el cumplimiento de ellas.

- Comenzar las normativas para prohibir el plástico de un solo uso.

• Empresas:

- Implementar estrategias de Responsabilidad Social y Sostenibilidad reales, más allá de lo “estético”.

- Realizar cambios a largo plazo que redunden en beneficios económicos para ellas e impacten positivamente al ambiente, como por ejemplo, el hacer un uso eficiente de la energía. - Ser consecuentes con sus acciones.