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Letras

Francisco Cardona Estrada

Solitario duermo

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Solitario veo, sin voz gesticulo con mis manos una señal descubro en el pequeño bosque de mi pecho para no despertar a mi corazón aun así, te busco amor tácito, con tus palabras, tus manos férreas –¡tantos años de verte, olerte y ahora sin conseguir exclamarte que te amo!–, cualquier ruido puede partir la noche ahuyentar el frágil nido al río y adelantar al perverso insomnio como aletazo de un alma herida.

En tu boca de seda corre mi deseo pongo mis manos para que no aspires la humedad de alguna parte del tiempo, y no se despedace el tenue sueño que toca los bordes de mis congojas, no hagas ruido, leve es la luz del núcleo, todo cambia, hasta la más leve duda la esperanza es ahora su fiel señal la que continuará la luz del astro con el aire agitado de mi páramo.

Un amor viejo

Me desperté angustiado al no poder recordarte, y sé que te soñé. Pero no sé cómo, la memoria me lleva a lo inmediato y me mantiene ciego, y ahora entre las ruinas beso tu mano sobre la tierra. Difícil escribir tu historia porque no sé a dónde nos llevará. Al principio, tal vez más allá de la vida tantos años de verte, de guardarte en mi corazón cansado, y ahora sin tu color, tus deseos, los que fueron los míos. Quiero decirte que como mi inspiración forjaste mis sueños, desquebrajando la añoranza, la tristeza, con el sólo mirar tu piel. Y ahora, tan cerca y sin poder llenarme de ti, al verte descalza sólo protegida con tus tiernos cardos, admiro tu delicado origen, porque has brotado tan breve, que basta mirarte para comprender que cohabitas con las imágenes. Ahora que te encuentro, frente a mí, en otro tiempo, con otra leyenda, ¡te vas a ir!, ¿te vas a ir? Me quedaré en silencio y sin la sombra de tu sonrisa, quisiera olvidar la muerte que soñé, y correr sin parar para robar sobre un caballo tu espectro, pero se encierra todo en mi mente para no rompernos el alma. Si no estás aquí, la pasión, el delirio, se volverá sobre las tumbas.

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