Escritura de las danzas es el poemario dedicado al cuerpo danzante, al poema carnal y musical que recita vitalmente la elocuencia de la vida. Se trata de escrituras, pues las pasiones se inscriben en los tejidos del espacio-tiempo, haciendo vibrar sus hilos tenues, ondeando notas, componiendo sinfonías visibles y audibles. La escritura es corporal, rítmica y envolvente; seduce al clima, creando una atmósfera candente y atractiva. Nos atrapa en la densidad de sus movimientos musicales y desafiantes.
El poemario canta al cuerpo y al saber del cuerpo, a lo que puede el cuerpo, que nadie sabe. Canta al canto nómada devenido del desierto a los continentes, preservando de aquél sus dunas ondeantes y danzantes. Canta a la arqueología del tango, que es memoria africana arrastrada al continente de Abya Yala; memoria que rememora con la danza en los puertos. Después se mezcla con los migrantes europeos, que también hacen remembranzas; esta vez, recurriendo a cadencia afro.